nunca me habría fijado en él como hombre, de cara muy tosca,ojos oscuros, pelo muy corto, no tan alto, un metro setenta, de contextura gruesa, no gordo, su gran atributo era simpático, inteligente y ahora sabía que tenía un muy buen pico.

Pensaba en esto mientras estaba arrodillada a sus pies lamiéndolo desde el culo hasta el glande para que me quisiera culear. No pensaba, esto no puede ser, maldita la hora en que me pilló en aquellos juegos de niños con mi pololito de 14 años pero que era rubio, de cara muy linda y grandes ojos azules, delgado y ya a esa edad de un metro 74, como buen gringo iba a ser alto.

Ese día debíamos estudiar en mi casa pero él se excusó y yo tuve que salir con una mentira para ir a satisfacerlo, pensé en no ir pero de solo pensar en los correazos me dí por vencida y fuí donde mi dueño.

«¿Que te pasa puta? estás distraída ¡aplícate esclava!»

Él estaba tendido en su cama con las piernas abiertas para que yo humillada desde el suelo le hiciera este lamido que me enseñó ese día.

«Mete tu lengua en mi culo eso me gusta» lo hice con un poco de asco, pero al parecer lo hice bien pues al llegar a su glande estaba entero duro y palpitante.

Me ordenó subirme a la cama y ponerme como perra, lo hice y se me salió un grito de dolor cuando sentí entrar en mi culo algo gigantesco de ancho. Traté de sacarlo y me sujetó fuerte.

«Así que no soy tu tipo de hombre, soy feo, soy tosco, no te atraigo, no te caliento, no pasaría nada conmigo ¿no?»

«Yo…yo…eso… eso… lo… lo dije hace mucho tiempo…a…a …amo!»

«¿Me puedes jurar que no pensabas eso mientras estabas como mi perra lamiéndome?»

Callé asustada, ¡cómo se dió cuenta!

«¡Habla esclava!» y diciendo estó me metió de golpe su pico en mi concha, gemí, lo sacó me limpió con un paño y me lo metió en secó otra vez de golpe, quejidos de dolor y llanto fue mi reacción.

«¿Te gusta mi pico? ¿Te gusta que te culee? ¿Qué eres?»

Me tiró el pelo alzando mi cara y se encendió una luz que no vi y respondí entre gemidos de calentura y dolor:

«Me encanta tu pico mi amo y señor, no dejes de culearme nunca me vuelves loca soy tu perra en celo, tu esclava sexual mi amo» dije gritando

Y así me dió fuerte siempre teniendo mi cara alzada, tuve más de 20 orgasmos que demostré con mi cuerpo, mi cara y mi voz. Se corrió como nunca dentro de mí, cuando me lo sacó me paró y haciendo que lo tomara del cuello abrió mis piernas mientras chorreaba su semen. No me sacó lo que me había metido en el culo y me dolía mucho, pero no dije nada.

«Siéntate en el suelo puta! Bien sentada!» sentí que se me enterraba más el aparato del culo y me quejé.

«Cállate o te lo cambio por uno más grande!»

Dos horas más tarde puso un cojín redondeado en la cama y parándome del suelo me dijo ponte ahí con el culo bien alzado y las patas abiertas,sentado a horcajadas en mi espalda, empezó a tirar del aparato insertado en mi hoyo y creí que se me salía el recto, cuando estuvo fuera abrió mis nalgas y dijo:

«Este castigo será aplicado cada vez que se me antoje pues, para eso es mi esclava sexual, como ella misma reconoció, soy el hombre en el cual jamás se habría fijado y hoy come, literalmente de mi pico! Se puede observar con claridad el interior de este culo que es para mi placer, como cada pedazo de su puerco cuerpo de puta. Este culo cuando lo uso no bota ni una gota de mi leche porque es goloso y ardiente, se siente como quema, como palpita con los orgasmos, como se aferra al pico para que no se lo saque, esta perra que es de mi propiedad, es la que hace 8 meses atrás dijo a unos amigos que jamás se metería conmigo! ¿Cómo la ven chicos ahora?»

Me metió el pico en la boca, poniéndose debajo mío y lo empecé a mamar.

Sonó el teléfono y contestó:

«Sí mi viejo, a la página porno que siguen todos los amigos, quiero que vean la gran puta que tengo! y que es su amiguita, todos van a querer culearla, pero solo el que yo elija y cuando ya esté aburrido de ella, por ahora llevo un par de veces haciéndola mi esclava. Gracias amigo»

Me quise morir, iba a estar en una página porno mostrando la mísera condición a la que me había sometido mi amo.

Ese día me hizo llevar el jugiete que debía usar cada noche para masturbarme mientras escuchaba su voz con las lecciones de biología y ponía bajo mi culo un pañal de bebé de noche para mostrarle mis fluidos y estar lista cuando él lo hiciera vibrar para que saliera a servirlo en la noche.

Era la esclava sexual de un hombre que no me gustaba nada pero me hacía llegar al cielo.