mayo 4, 2015

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Desvirgando a Javi-III: En casa de Carmen

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Tardamos un buen rato en llegar a casa por culpa del tránsito. Cuando por fin llegamos, Javi se fue directo a la ducha, Néstor le planchó la ropa nueva (por si acaso no la doblaban bien en la tienda, dijo) y yo me fui a cambiar. Quería estar lo más provocativa y elegante posible. Después de un buen rato probándome vestidos, me decanté por uno de color rojo pasión, de tirantes y con escote generoso. Me puse unos zapatos a juego y llamé a Néstor para que me hiciera un buen peinado.

-Qué opinas Néstor? Debería recogerme el pelo? O me lo dejo suelto?

-Le sugiero un moño apretado. Le dará un aspecto mas severo, de alguien a quién haya que obedecer.

La idea me resultó de lo más acertada, así que le di luz verde. Una vez estuve lista fui a recoger a Javi, que estaba llamando a su casa para decirles que hoy tampoco iría. Nos subimos los dos en el deportivo y fuimos volando a casa de Carmen.

Mi amiga vivia en un caserío rural, con cuadras y lejos de miradas no deseadas. Aparqué cerca de la entrada y salió a recibirnos una chica desnuda. La única pieza de «ropa» que tenia era un collar de cuero con una chapa y el número 53 en ella.

-Señorita Cristina, mi Ama les da la bienvenida a usted y su acompañante -dijo la muchacha, que tendría entre 20 y 25 años. En ningún momento apartó la mirada del suelo, y nos guió hacia el interior de la hacienda. Si por fuera parecía que el interior iba a ser viejo o a estar deteriorado, sucedía todo lo contrario. La casa estaba impoluta, y decorada y equipada con la más moderna tecnologia.

-Pueden esperar dónde les apetezca, mi Ama está atendiendo unos asuntos y ahora mismo no les puede acompañar. Yo estoy a su entera disposición -dijo 53, que seguía cabizbaja. Javi y yo nos sentamos en el ancho sofá. Me dediqué a mirar a mi alrededor, observando los cambios que habia realizado mi amiga desde la última vez que le habia visitado. Javi, por el contrario, intentaba disimular, pero su mirada se desviaba todo el rato hacia la esclava, que se arrodilló al lado del sofá. Me fijé en ella. Pelo negro como el carbón, bastante corto y liso. Sus pechos eran pequeños y firmes y estaba completamente depilada. Tenia algunas marcas rojas de azotes en su espalda.

-Puedes darle la órden que quieras y la va a cumplir -le sugerí a Javi, que seguia lanzándole miradas de deseo.

-Eh..yo..tengo sed, que puedes traerme para beber? -le preguntó sonrojándose y de manera educada.

-Le puedo hacer el cocktail que desee, señor, o traerle un refresco -le contestó sin levantar la mirada

-Tráeme una Coca Cola

-En seguida

Se levantó para ir a la cocina, y vi mi oportunidad de ser perversa. Normalmente no me gustaba humillar a la gente, y la idea del sexo para mí era la de placer en ambas partes, no solamente de un amo o ama. Pero llevaba muchas horas aguantando mi calentura, y ver cuerpos desnudos y la más que evidente erección de Javi -menuda energía tenia el chaval- no ayudaban nada a relajarme. Hoy iba a ser mala.

-Podrias ir gateando como una perra, no te parece esclava? -le pregunté con mala leche. -O es que quieres ganarte unos azotes más?

-No por favor señora. Sus deseo son órdenes para mi -contestó con miedo en la voz. Creo que el moño que me hizo Néstor realmente me daba el aspecto de alguien estricto, alguien a quién merece la pena obedecer sin rechistar.

-Tráeme algo refrescante para beber, y si me gusta a lo mejor me vuelvo a pensar lo de tu castigo

-Si señora

Miré divertida a Javi, y me devolvió la mirada perplejo. Creo que no alcanzaba a comprender que podia darle qualquier orden a los esclavos y éstos la cumplirían, sin atreverse a negarse.

-Entonces…puedo pedirle qualquier cosa? -Me preguntó dubitativo

-Veo que lo vas pillando -le contesté con una media sonrisa. -Si quieres una mamada se la puedes pedir y la hará tal y como se lo ordenes. O si quieres, puedes mandarle masturbarse subida en la mesa, y te obedecerá. Aunque creo que Carmen les tiene prohibido correrse o masturbarse sin su permiso, en cuyo caso, el esclavo en cuestión estará en un serio aprieto…Y para nosotros puede ser divertido! -Le dije con lujúria en la mirada. Pero que diablos me pasaba? No es que nunca hubiese estado con los esclavos de mi amiga, pero nunca había deseado su castigo.

-Masturbarse así tal cual? -preguntó Javi. -Creo que se lo voy a pedir -dijo animándose.

A los pocos segundos volvió la esclava con una bandeja y nuestras bebidas. A mi me trajo un mojito, y debo reconocer que estaba delicioso. Dejó la bandeja a un lado y se arrodilló otra vez.

Le lanzé una mirada impaciente a Javi, y me miró con cierta duda en los ojos. Consiguió reunir todo su valor, y con una voz que pretendía sonar segura y dominante, le dijo:

-Eh..oye tu, 53, quiero que..que… súbete a la mesa y mastúrbate

-Y ni se te ocurra disimular los gemidos -añadí yo

La esclava dudó un instante, pero no se atrevió a desobedecer una orden directa, así que se sentó en la mesa de delante del sofá con las piernas bien abiertas y empezó a pasar sus dedos por los labios mayores. Se los masajeó unos segundos, y en seguida empezó a acariciarse los labios menores, mientras soltaba bufidos de placer. Poco a poco, su dedo fue subiendo hasta el clítoris, y empezó a gemir a la vez que se metía un par de dedos en la vagina. Estaba muy mojada, y aprovechó sus jugos para lubricarse bien toda la zona, aumentando el ritmo de la masturbación. Con la otra mano, se pellizcaba suavemente los pezones, cambiando cada pocos segundos de pecho. A medida que la velocidad de su mano aumentaba, también lo hacian sus bufidos, que más bien eran ya gemidos de placer. Javi la miraba con los ojos fuera de órbita. Esto para mi fue demasiado.

-Eh! Quiero a un esclavo en la sala de estar pero YA! -Grité esperando que hubiera alguno disponible cerca.

En menos que canta un gallo apareció un muchacho, que fisicamente era todo lo contrario a Javi. Alto, musculoso, y con uno de los miembros más largos que había visto nunca. No es que el de Javi fuese pequeño, pero éste chico…estaba muy bien dotado

-Ven, quiero que me comas el coño, y que lo hagas bien o recibirás más azotes de los que puedas imaginar -le ordené. Seguía sin reconocerme.

El esclavo, con un collar con el número 49 en él, obedeció sin rechistar. Y lo hacía de maravilla, viendo mi impaciencia no se andó con rodeos y fue directo al botoncito de mi placer. Le agarré de la cabeza y le fui guiando según me apetecía entre gemidos de placer. Por encima de mi vestido empezé a masajearme los pechos. Mis pezones se marcaban claramente (como siempre, iba sin ropa interior).

A mi lado, Javi parecía que iba a estallar. En su pantalón se marcaba un buen bulto, y vi que en qualquier momento iba a salir disparado hacia la esclava, que estaba gimiendo sin contenerse, para desahogarse. Finalmente se bajó los pantalones y los calzoncillos, y justo al levantarse del sofá para ir a por 53, se oyó una voz autoritaria en un extremo del salón.

-Pero mira quién está ahí!! Zorra, has empezado la fiesta sin mi?! -me gritó mi amiga. Estaba espectacular, con una camisa gris muy ceñida al cuerpo y una falda ajustada, que le daban el look de una ejecutiva en una importante empresa. El pelo, de color castaño oscuro y ondulado le caía por los lados hasta la altura de los pechos.

A Javi pareció dárle un infarto y se subió los pantalones a la velocidad de la luz. Los dos esclavos pararon al instante de lo que estaban haciendo y se arrodillaron ante su Ama.

Me levanté y fui a saludarla. Nos dimos un abrazo y un beso, pero uno de los de verdad. Nuestros labios se juntaron suavemente y nuestras lenguas exploraron la boca de la otra con pasión.

Al terminar se separó de mi mirándome con deseo y con algo de desdén preguntó:

-Y ese mequetrefe? Quién es?

-Soy Javi, encantado señora -y le tendió la mano. Carmen soltó un bufido de risa, apartó su mano y le plantó un beso en los morros.

-Así que este fin de semana será tu juguete? -Me preguntó

-Al principio ésta era mi idea, como siempre. Pero tengo que reconocer que me está gustando estar con él -respondí mirándole intensamente.

-Bah, dejémonos de charla inútil y vayamos a cenar, he tenido que castigar a una esclava y estoy hambrienta. Inútiles! Id a la cocina y traed la cena -les ordenó sin miramientos a los esclavos. -Y tu, zorra, ya hablaremos del hecho que te hayas masturbado sabiendo que te lo tenia prohibido -dijo mirando muy seriamente a 53, que se estremeció solo de pensar lo que le esperaba.

-Si Ama -respondieron los dos al unísono mientras se iban a la cocina

Nosotros fuimos a la mesa, y al sentarnos vi que nos quedaba muy baja.

-Vaya, veo que al comprar muebles nuevos no acertaste con la altura de la mesa -le dije divertida -No será que te estás haciendo vieja?

-JA! -se rió mi compañera. -Lo que pasa es que faltan los manteles. Qué prefieres, macho o hembra?

En aquel momento vi por dónde iban los tiros, y me sorprendió el ingenio de mi amiga para encontrar nuevas formas de llenar lo cotidiano con erotismo y de usar a sus esclavos.

-Pues…me quedaré con hembra. Llevo dos días a tope de macho

-Y tu, Javi? -Le preguntó a mi acompañante

-Eh..hembra también -respondió imaginándose lo que iba a pasar

En aquél momento llegaron 53 y 49 Traían un carro con bandejas, que dejaron al lado de la mesa mientras esperában órdenes.

-Vosotros dos os quedaréis en la mesa hoy. Traed a la cocinera y a 21, está en la mazmorra. Por cada minuto que tardéis en tener la mesa a punto váis a recibir 5 latigazos.

Dejaron la comida en la mesa, y 49 se fue hacia unas escaleras que bajaban mientras 53 corría hacia la cocina.

A los pocos segundos llegó 53 con la esclava cocinera, que era la única que iba vestida. Y por ir vestida, me refiero a ir cubierta con un delantal que mostraba prácticamente todo el pecho y terminaba en la mitad de los muslos. Aunque tenia collar y chapa, no tenia número.

Al cabo de un minuto y medio llegó 49 con 21, una mujer de unos 45 años, entradita en carnes y con el cuerpo lleno de marcas de castigo.

-Que esclava queréis? -Nos preguntó Carmen, mientras 49 se tumbaba enfrente suyo boca arriba.

-A mi me apetece la jovencita, te importa quedarte con la vieja? -Le pregunté a Javi

-Al contrario Cris -contestó sin apartar la mirada de la madura, que tenia unos pechos descomunalmente grandes

-Venga gusanos! Que se va a enfriar la comida! -Les gritó sin paciencia mi amiga Carmen. Se tumbaron delante nuestro, y la cocinera les puso los platos encima.

Empezamos a comer y a charlar, y le conté a Carmen cómo había conocido a mi nuevo amante y lo que habíamos hecho durante el fin de semana con todo lujo de detalles. Sorprendentemente, Javi estaba bastante animado, y sin ningún tipo de pudor se metió en la charla, corrigiéndome cuando me olvidaba algún a cosa.

Mientras charlábamos, Carmen le masajeaba lenta y suavemente el miembro y los testículos a 49. Lo hacía sin mirarle, como quién se rasca la cabeza mientras intenta recordar alguna anéctdota. Si en algún momento creía que el chico se iba a correr, le apretaba los testículos para pararle. Viendo que me fijaba en esto, explicó que le relajaba y le servía para calentar al esclavo, que después le seria más fiel esperando que le permitiera correrse como recompensa.

Sin dudarlo, le metí mano a 53. Aún estaba un poco húmeda del show que nos había dado en el salón, y Javi agarró sin dudarlo uno de los pechos de 21.

Ésta era sin duda la cena más morbosa que habia tenido en mi vida, estábamos llenando de sexualidad la reunión pero de una forma muy extraña, masturbando a nuestros esclavos como si fuera lo más normal del mundo, y aquello se juntó con toda mi tarde de abstinéncia y el cunnilingus que me dejó a medias 49 y empezé a mojar el vestido.

Justo cuando terminamos llegó la esclava sin número con helado. Seguimos charlando animadamente mientras saboreábamos el postre, y Javi, que debía estar caliente como un volcán, agarró la mano de 21 y se la llevó a la bragueta. La esclava empezó a masturbarle lentamente mientras él puso el helado directamente sobre los pezones de la mujer y se lo comía a lenguetazos. Sorprendida por la iniciativa de mi acompañante, decidí imitarle y llevé la mano de mi esclava a mi vulva, que estaba mojadísima. Carmen nos miró fingiendo reaprobación, pero en sus ojos reflejaban pasión y lujúria.

En cuanto terminamos los postres, Carmen se levantó entre el sonido de nuestros bufidos y nos invitó a visitar las mazmorras.

-Venid, quiero que veáis el sitio dónde duermen los esclavos que no cumplen las órdenes. Ya se que tu ya las has visto, -dijo mirándome -pero tu acompañante no y puede que lo disfrute. Javi y yo nos levantamos a regañadientes (estábamos a medio masturbar, y yo era la segunda vez en poco rato que me quedaba a medias). La seguimos hasta las escaleras y bajamos. Antiguamente, aquello había sido la bodega de la casa, pero ahora habia una celda enorme.

En una de las paredes había una tabla vertical con grilletes, que hacian que si alguien era atado en ella, quedase con los brazos y las piernas separadas, en forma de X. Al lado de esa tabla habia un estante lleno de látigos y fustas de todos los tamaños, algunos vibradores y un par de arneses de los que usan las lesbianas para simular que tienen pene.

En el medio de la sala, en el techo, había un gancho y unas cadenas terminadas en esposas colgando, y en el otro lado de la habitación un potro como los que había en los colegios para saltar por encima, pero bastante más ancho y atornillado en el suelo.

-Vuestra petición de mantel hembra ha salvado a 21 de dormir colgada de las muñecas. Supongo que se lo agradecerás, no? -Le dijo bruscamente a la esclava, que estaba detrás nuestro junto a 53 y 49.

-Si mi Ama. Si me lo permite, ésta noche querría estar a sus órdenes para mostrarles mi agradecimiento.

-Hecho. Aunque espero que hayas aprendido la lección zorra.

Javi miraba aquellos aparatos de tortura con los ojos abiertos como platos. Allí empezé a sentirme un poco incómoda. La parte divertida de poner a una esclava en un aprieto había terminado, ahora la chica lo iba a pagar y sentí pena por la ella, aunque en el fondo, según me habia dicho Carmen en otras ocasiones, estaban todos allí por voluntad, les gustaba «pertenecer» a alguien y los castigos les daban placer.

-Vamos a ver… aquí tenemos a algo que me ha desobedecido, no es cierto esclava? Te has masturbado sin mi permiso? -preguntó mi amiga mirando a 53 amenazadoramente.

-Lo siento Ama, pero me han ordenado que…PLAF -no pudo terminar la frase porqué mi amiga le pegó una bofetada sonora en la mejilla, de ésas que dejan los dedos marcados.

-Encima pretendes culpar a mis invitados?! Vas a recibir doble castigo! Y será Javi, quién lo elija y lleve a cabo, parece que está fascinado.

-Yo? Preguntó mi joven acompañante. -No se como hacerlo

-Para que lo veas, voy a fustigar a 49, que ha tardado un minuto y medio en traer a 21 a la mesa. Ponte en el potro, boca abajo. Un minuto y medio serían 7 latigazos y medio, pero como no puedo medio fustigarte, voy a redondear a la alza. Vas a recibir 10, te gusta?

-Si mi Ama. Mi único objetivo es hacerte feliz y permanecer a tus órdenes -contestó sumiso el esclavo.

-Bien dicho, pero no te salvará. Otro dia te das más prisa

49 se tumbó en el potro, y cuando Carmen de disponía a elegir la fusta, se giró hacia 21.

-Eres responsable, en cierto modo, de su tardanza, así que vas a tener que elegir tu la fusta, y vas a recibir 5 latigazos, por haber provocado que 49 se retrasase.

A 21 se le cayó el alma al suelo, pero supo mantener la compostura y eligió fusta. Carmen la cogió con fuerza, y le atizó con energia a 49, provocándole un espasmo de dolor. Sin embargo, no se quejó, y pude ver como su pene reaccionaba y empezaba a tener una erección. Aunque a él le estuviese gustando, esta escena me estaba resultando bastante desagradable, tener a alguien con quien jugar a esclavos era una cosa, pero tenerlos y castigarlos físicamente, era otra muy distinta. Todo lo contrario que yo, Javi parecía estar disfrutando del espectáculo. Carmen terminó los diez latigazos y miró a 21. Sumisa, se tumbó en el potro.

-Como has sido una niña muy mala, vas a recibir los azotes en el culo -le advirtió mi amiga con voz sádica. Lentamente, le fue dando los 5 golpes en las nalgas, dejando cada vez que le pegaba una marca roja. A Javi todo aquello parecía ponerle mucho, pero yo no queria quedarme a ver como castigaban a 53.

-Oye Carmen, sabes que todo esto de los castigos no va mucho conmigo, así que si no te importa me llevo a 49 y a 21 a tu habitación y os esperamos allí.

-Bah, siempre tan nenaza… con lo bien que sienta dar unos azotes! -Me contestó con voz de niña mala. -Pero vale, esperadnos allí, no creo que tardemos mucho, aunque depende de Javi. Empezad sin nosotros.

Antes de irme, me dio un beso lleno de pasión. Sus labios carnosos se mezclaban con los míos, y nuestras lenguas se entrelazaron con fuerza. A pesar de su brutalidad, podia ser una amante muy cariñosa.

-Vamos esclavos, que estoy muy pero que muy caliente y quiero quedar satisfecha -les dije a los dos que iban a satisfacerme, mientras subíamos las escaleras.

Continuará


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2 respuestas

  1. nindery

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