Sabía que lo iba a ver, estaba nerviosa. Las veces anteriores manoseaba mis tetas por encima de la tela del vestido, mi ansiedad se debía a que tenía que encontrar una manera que él me pueda manosear sin que se den cuenta en su casa. Saque todos los vestidos que tenía y me puse a revisarlos uno a uno pensando en sus manitos, hasta que finalmente encontré un vestido que podría cumplir el propósito. Era un vestido ancho de tela jean y que tenía botones en todo su frente y cada botón tenía el espacio necesario como para que él pudiera meter su suave y delicada mano. Tuve la precaución de no usar ropa interior, bueno en realidad casi nunca uso ropa interior. Combiné este hermoso vestido con los tacones más altos que encontré.

Salí de mi casa y me fui caminando las diez cuadras que me separan de su casa, y todos los perros morbosos me clavaban sus miradas, pero ese día me había puesto linda solo para él. Llegué a su casa y mi amiga me abrió la puerta y me saludó con un cálido abrazo donde nuestras tetas se apretaron de una forma subliminal. Fui a la sala donde él se encontraba ocupado en sus quehaceres, ella fue a la cocina a terminar de cocinar, me senté y me puse a mirar la televisión, él me miró y se acercó a saludarme y se sentó a lado mío.

Pretendiendo disimular mientras miraba al televisor se fue acercando a mí. Mi sistema hormonal comenzó a activarse percibiendo su cercanía, sin mirarme puso su mano en mi pierna y mi piel se erizó toda. Se acercó a mi lo que más pudo, yo había colocado mis brazos en el respaldar del sofá de manera que él se pudiera acercar a mi con mayor facilidad. Con toda la naturalidad del caso me abrazó y pude sentir su respiración en mi cuello, el vestido me quedaba algo apretado y un botón se abrió justo a la altura de mis tetas, se podía ver la gorda masa mamaria. Él no se pudo resistir y metió su mano y la colocó justo sobre el pezón y fue electricidad total, levantó su cara y me miró y sonrió con picardía, y me llené de una hermosa combinación de excitación y dulzura.

Hice mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos solo para sentir el manoseo de sus manos sobre toda la masa de mis tetas, y perdí la noción del tiempo hasta que escuché la voz de mi amiga que nos llamaba a comer. Él salió corriendo, mientras yo intentaba pararme con todos mis flujos sexuales secretándose desde mi vagina y chorreándose por mi entrepierna.