
Por
Anónimo
La posesión de Lara
Lara siempre había sido buena explorando, y los templos no eran una excepción. Tomó carrerilla y saltó sobre el pozo, aterrizando por los pelos al otro lado y siguió moviendose deprisa.Pudo oír tras ella el sonido de las flechas que surcaban el aire. Si una de esas le daba todo habría acabado, así que se impulsó hacia delante y llegó hasta un túnel por el que desapareció.
Aquel templo era muy antiguo, y nadie sabía realmente de dónde venía. Los ladrones habían saqueado las tumbas muchos años atrás pero nadie había encontrado nunca nada realmente. Aquellos que se adentraban en el templo, ladrones o exploradores, nunca llegaban tan lejos cómo para descubrir que secretos ocultaba y muy pocos de ellos regresaban. Lara Croft pretendía ser la primera.
Siguió gateando por el pequeño y estrecho túnel, sabiendo que podría caerse en cualquier momento. Sostenía la linterna en la boca, ilumminando tenuemente el camino, hasta que finalmente logró salir y se encontró en otra cámara. El aire rancio de miles de años le dio en la cara y empezó a toser y escupir mientras salía del túnel y se quitaba el polvo.
Lara miró a su alrededor decepcionada, era cierto que ella era la primera persona en llegar allí. La cámara no mostraba signos de haber sido descubierta en siglos. Lo más decepcionante es que no había nada dentro, sólo un gran cubo de piedra en su centro.
Ni tesoros, ni joyas, nada que valiese la pena llevarse.
Lara suspiró, haciendo que sus grandes tetas subieran y bajaran. Rodeó cautelosamente el cubo y vio arriba el contorno de una tapa, pero no había ninguna clase de escritura, probablemente perdida debido al paso de los siglos. Levantó los hombros y empezó a empujar la tapa con las manos. Era muy pesada, pero ella era lo suficientemente fuerte.
Flexionando sus tonificados músculos, consiguió retirar la tapa, que cayó pesadamente al suelo levantando grandes cantidades de polvo. Lara tosió y manoteó para dispersar el polvo y, cuando el aire por fin se aclaró, echó un vistazo dentro de la caja.
Dentro vio un rubí del tamaño de un puño. Lara se inclinó para observarlo mejor, había visto muchas grandes joyas en sus aventuras, pero nunca nada cómo esto. Lo cogió y lo sacó de la caja, examinándolo con la linterna, que reflejaba su luz en aquella miriáda de caras.
-¡OUCH! -gritó Lara, tirando el rubí al otro lado de la sala en un movimiento reflejo. Su mano había quedado entumecida por lo que quiera que hubiese sido aquello, cómo si hubiese sufrido una descarga eléctrica al coger la joya. Lara se miró la mano pero no vio ninguna quemadura. El rubí debia tener algo que había reaccionado a su contacto.
De pronto se puso en tensión, con todos sus sentidos alerta. Juraría haber oído algo en aquella esquina de la cámara. Dirigió la linterna hacia allí a tiempo para ver cómo una negra figura iba tomando forma.
Las antorchas de la sala se encendieron, llenando la sala de luz súbitamente. Lara tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la luminosidad, y entonces vio el orígen del sonido.
Había una mujer en aquella esquina. O al menos era la forma de una mujer.
Parecía que no lleváse nada encima, y su piel de un negro líquido brillaba con los reflejos de la luz. Su figura era impresionante, casi tanto cómo el cuerpazo de Lara. Su rostro era totalmente negro y sin ningún rasgo remotamente humano, únicamente un solo ojo rojo que brillaba y que Lara reconoció como el rubí.
-Supongo que es a tí a quién debo agradecer que me hayas liberado -dijo la figura con una siniestra voz serpentina y con cierto eco. Lara actuó por instinto, sacó una de sus pistolas y disparó repetidamente contra el pecho de aquella cosa. Las balas fueron absorbidas por aquella oscuridad viviente y luego cayeron al suelo, inofensivas.
-Si quieres luchar, pequeña, te sugiero que lo hagas con tus propias manos -dijo con voz amenazante. Lara se dio la vuelta rapidaménte, tratando de llegar de nuevo al túnel por el que había entrado para escapar, pero cuando saltó, sintió que algo la agarraba fuertemente por la cintura, sintió que la izaban en el aire, lanzándola contra uno de los muros de piedra y lo único que pudo hacer fue protegerse con las manos mientras se estrellaba con un fuerte golpe.
Se levantó mientras trataba desesperadamente de recuperar el aliento y vio a su enemiga, que parecía no haberse movido del sitio. Lara retrocedió unos pasos y se volvió, dispuesta a echar a correr, pero algo la agarró del tobillo, la estampó contra el suelo y la lanzó por los aires. Sin aliento, Lara trató de alcanzar su pistola, sacándola de su cartuchera.
Un tentáculo negro salió de no se sabía dónde y atrapó la muñeca de la aventurera antes de que pudiese sacar el arma, y la lanzó de nuevo contra la pared. Cuando cayó al suelo, fue arrastrada de nuevo y puesta en pie, mientras oía una maligna risita proveniente de aquella criatura. Lara fue alzada en el aire, y la mujer la acercó a ella hasta que quedaron cara a cara. Había ocho tentáculos; dos salían de sus cods, dos, de sus muñecas, otros dos de sus tobillos y dos más de sus rodillas. Lara trató de zafarse, pero los tentáculos eran demasiado fuertes y la pusieron frente a la mujer oscura, con sus brazos por encima de la cabeza.
Con un rápido movimiento, la criatura desgarró la mochila de Lara y empezó a buscar. Comida, armas y herramientas rodaron por el suelo.
-Lara Croft -musitó la mujer oscura leyendo la tarjeta de presentación de la aventurera-. Que nombre tan bonito.
-¿Qué eres? -preguntó Lara con temor.
-Mi nombre es impronunciable para los humanos, pero puedes llamarme T’sah.
-Pero… ¿Qué eres? -volvió a preguntar Lara.
-Soy el sueño del mundo, la encarnación del éxtasis, y vuelvo a ser libre una vez más gracias a tí. Dejame agradecértelo.
Lara intentó escapar de nuevo, pero sin resultados. Indefensa, vio cómo las negras manos recorrían todo su cuerpo, deteniéndose en sus caderas, sus tetas, hasta llegar a su cuello:
-Eres una hembra impresionante ¿no es así? -sonrió T’sah. Entonces le arrancó la camisa a Lara. Por un segundo su mirada quedó fija en el atlético sujetador de Lara, que procedió a arrancar con un simple movimiento. Las enormes tetas de Lara quedaron liberadas, rebotando ante la mirada de la mujer oscura- Muy impresionante.
Lara se debatía sin resultados, cuando dos tentáculos más rasgaron el aire, cada uno terminando en una boca negra. La aventurera seguía intentando zafarse, haciendo que sus tetas se movieran de lado a lado. Los tentáculos aterrizaron justo en ellas, sus bocas cubrieron sus delicados pezones, y esperaron por unos segundos. Lara sentía el calor contra su piel, y entonces crecieron, cubriendo completamente sus tetas, estrujándolas, tirando de ellas, masajeándolas.
Apretando.
Lara dio un respingo al sentir cómo su carne era tratada de esa manera, con sus tetas atrapadas dentro de aquellos oscuros conos. Tiraban hacia abajo, presionaban sus propias tetas contra ella, las hacían moverse en circulo y entonces chupaban con rudeza. Lara sentía cómo sus tetas eran contorsionadas, estrujadas y retorcidas dentro de aquellas masas negras una y otra vez en interminables ciclos. Los tentáculos la sostenían firmemente mientras la aventurera trataba de tirar de ellos para liberarse. Lara gemía y tragaba saliva. Había esperado dolor, al menos eso lo habría podido encajar, sin embargo, era placer lo que estaba recibiendo. El masaje estaba bien. Mejor que eso, estaba genial.
Había estado con muchos hombres antes, pero esto… esto era diferente. Esos dos apéndices sabían cómo tratarla y de que manera. A pesar de sus protestas, Lara tuvo que admitir que le estaba gustando, y era consciente de que sus pezones se endurecían de excitación. La mujer oscura sonrió al ver cómo Lara trataba de liberarse pero al mismo tiempo disfrutaba de aquél placer. Era imposible no disfrutar. Imposible.
Lara sintió que la alzaban más alto, sin embargo, los tentáculos seguían en su sitio. Por un segundo se preguntó como demonios podía estar tan inmóvil su agresora hasta que se dio cuenta de que aquello era magia. De todas formas no tenía ninguna ventaja, se meneába en el aire mientras los tentáculos la sostenían firmemente. Miró hacia abajo y vio cómo los dedos de T’sah recorrían sus pantalones cortos, y comenzó a desabrochar el cinturón, ignorando los violentos movimientos que hacía Lara para tratar de impedirlo. Luego desabrochó lentamente la cremallera y, agarrando los dos lados, destrozó los pantalones cómo si fuera simple papel. Lara sacudió la cabeza de incredulidad mientras la mujer oscura fijaba la vista en sus bragas. T’sah comenzó a acariciar con un dedo la entrepierna de la heroína, cada vez apretando un poco más. Lara sintió cómo sus bragas se empapaban poco a poco. Obviamente la excitación que sentía se había expandido a todo su cuerpo.
Con una lentitud hipnótica, T’sah puso sus manos entre los muslos de su indefensa presa. Lentamente se metieron bajo las bragas, presionando sobre el vello que allí había y luego sobre la misma fuente de su humedad. Lara dejó escapar un gemido cuando los dedos la tocaron.T’sah sonrió y recorrió ese lugar con los dedos por un segundo, entonces estrujó los genitales de Lara con ambas manos bajo sus bragas. En un momento,T’sah destrozó también las bragas, convirtiéndolas en pequeños copos de algodón y dejando a Lara totalmente desnuda excepto por sus botas. Lara sintió como aquellas manos recorrían de nuevo sus muslos, y cómo agarraban y golpeaban su culo. De nuevo fue izada más alto hasta la altura de los hombros de su captora. T’sah acercó a Lara, su cara a muy pocos centímetros de la nueva región expuesta de su cuerpo.
Lara temblaba de miedo esperando el siguiente movimiento.
Un intenso rayo de color rojo erupcionó del rubí que había en el rostro de T’sah.
Lara gritó, meneó la cabeza y se retorció frenéticamente mientras su cuerpo era presa de un placer indescriptible. Cada simple nervio de su sexo la quemaba de apasionado éxtasis. La luz roja iluminaba sus partes más privadas, enviando calor por toda su sudorosa piel, más y más profundamente dentro de ella.Sintió como el calor estallaba dentro de ella en oleadas, mientras su cuerpo sufría interminables espasmos. Sintió como su vagina se humedecía aún más y abrió las piernas por instinto, exponiéndo su clítoris, que fue bañado en un halo de fuego escarlata. Lara volvió a gritar, mientras su cuerpo trataba de desembarazarse de los tentácculos que la retenían cada vez con más fuerza. La pelvis de Lara, la única parte de su cuerpo que podía moverse libremente, se movía de delante atrás mientras T’sah ponía las manos sobre su culo para sujetarla.
La luz comenzó a menguar gradualmente, y sus espasmos se fueron haciendo más lentos. Lara sentía cómo el sudor cubría todo su cuerpo, aún inmovilizado en el aire. Sintió cómo la bajaban al suelo, casi rozándolo con los pies. Su mirada estaba al nivel de la de T’sah, el rubí resplandeciéndo intensamente.
-Hola, Lara -T’sah casi silbaba como las serpientes al sonreír. Lara sintió cómo la brillante luz trataba de meterse en su mente y cerró los ojos con fuerza.
-No hay necesidad de esconderse de mí, Lara -dijo la voz de T’sah en la oscuridad. Lara pegó un brinco cuando sintió un caliente tentáculo subiendo por su pierna-. No puedes esconderte de mí, Lara.
El tentáculo estaba casi en su entrepierna.
-Te encontraré.
Acarició el húmedo felpudo que cubría su sexo.
-¿Dónde buscaré primero?
Lara se sacudió cuando sintió cómo el oscuro y humedo tentáculo la penetraba. Dentro, la punta se dividió en dos, y luego en más y más hasta que hubo centenares de microscópicas de esas cosas en su interior.
Y se pusieron a vibrar al unísono.
Lara se corrió, demasiado excitada para detenerlo. Llevárla al clímax había sido algo sencillo para el tentáculo.
Lara aulló de placer sintiéndo aquella estimulación masiva dentro y por un segundo, abrió los ojos. No los volvió a cerrar. Incluso mientras se corría, sus ojos estaban fijos en el resplandeciente ojo rojo, incapaces de detener aquél destello que le penetraba hasta el alma. Sus ojos ya se negaban a cerrarse, queríendo unicamente ser bañados por aquella brillante luz.
-No te resistas, Lara -dijo T’sah casi con dulzura. Lara apretó los dientes, intentando bloquear la voz. T’sah sencillamente hizo que se corriése de nuevo.
Y otra vez más.
La mente de Lara era fuerte, pero no lo suficiente. T’sah podía haberla obligado a tener cien orgasmos para debilitar las barreras que protegían su voluntad, pero al final sólo le llevó siete. La voluntad de Lara se quebró y se ofreció a la mujer oscura. El tentáculo en su interior avanzó más y más profundamente, llenándo su cuerpo. En el rostro de T’sah se formó una oscura boca, y Lara abrió la suya para que ámbas se fundiésen en un apasionado beso. Lara sintió cómo la lengua buscaba y exploraba. Se metió a través de la gargánta de la aventurera, ignorando sus arcadas. Los tentáculos llegaron más y más profundamente dentro de ella. Más y más profundamente dentro de su mente. Lara no ofreció resistencia, su rendición era absoluta.
***
Jen esperaba pacientemente fuera del templo. Lara normalmente no necesitaba refuerzos. No es que ella fuése un refuerzo, sencillamente álguien que podía llevar el resto de cosas de la expedición. Se rascó bajo su ajustada camiseta blanca, prácticamente pegada a su piel por el calor, y su pelo rubio tampoco estaba mucho mejor. Cuánto más pronto volviese Lara, mejor.
No pasó mucho tiempo hasta que se cumplió su deseo. Una figura salió del templo y pudo ver que si que era Lara. Los mismos pantalones cortos, la misma camiseta, el mismo paso seguro…
-¿Encontráste algo? -preguntó esperanzada.
-En cierto modo.
Los ojos de Lara lanzaron un rayo carmesí hacia los de Jen. La rubia cayó de rodillas, temblando mientras trataba de combatir ese poder. Manteniendo la mirada, Lara se arrodilló frente a ella y empezó a desabotonar la camiseta de la muchacha. Acarició el sujetador de su compañera lentamente, viendo el miedo en su mirada.
T’sah/Lara metió las manos debajo del sujetador, acariciando las suaves tetas. No eran tan grandes cómo las de Lara, pero eso no importaba ya.
Los tentáculos empezaron a explorar.
Lara siempre había sido buena explorando.
FIN
2 respuestas
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