mayo 2, 2013

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VINO TINTO

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La voz de la aeromoza me saca de mi abstracción y me trae de regreso al avión que me lleva hasta ese país caribeño.

Cuantos días ha pasado sin saber de ella, la podré ver? Podrá llegar ella a ese sobrentendido encuentro?

He pasado mis maletas por revisión mientras trato de redactar un mensaje para enviarlo por texto.

Mi vuelo acaba de llegar, qué ansias por verte ¡!; estas próximas 8 horas esperándote serán una agonía.

No hay respuesta, asumo que estas ocupada en tus quehaceres cotidianos.

Ya en el hotel, me tomo un café y luego otro, veo una película y de pronto el noticiero que empieza a arrullarme; un zumbido sale de mi celular y me despierta, son las 4 am y puedo leer : �Loco, eres un loco, ¿cómo te has venido hasta aquí?, te escribo después de las 10 am�, me sonrío y me quedo dormido con esa expresión.

Es casi el mediodía y tu mensaje no llegó nunca, qué pasa?

Pido algo de comer y mi ansiedad me traiciona, embuto todo en un santiamén mientras miro el reloj y mi celular.

Me baño nuevamente esperando que así se pase el tiempo, quiero verte.

Al salir de la ducha encuentro un mensaje tuyo: Podré salir después de las 5 pm, en donde te recojo? �Me perderé por 3 horas, no puedo más, es peligroso�

Te contesto y salgo a la calle, consigo algo del super, me compro algunas postales y al rato me regreso para el hotel�.ya quiero verte.

El clima es agradable, oscurece temprano en esta época del año, he dejado tanto calor en la ciudad donde vivo.

Al fin llega la hora, miro por la ventana y te veo bajar de tu camioneta, observas en todas direcciones esperando a que me aproxime.

Bajo corriendo y te doy el alcance un abrazo muy fugaz y de inmediato nos metemos al auto.

Lidia, que increíble el estar ahora junto a ti, le digo; ella mientras maneja me dice nerviosa: no sé qué me sucede, me etiquetaste! estoy inquieta, me sofoco, yo sé que esto no está bien, mi juicio me dice que no, pero� pero�. Sujeto su mano mientras conduce y de inmediato me hace sentir que ella necesitaba eso.

Avanza un tramo, da vuelta en una esquina y luego en otra y ya estamos en la autopista que nos saca de esa ciudad, nos convertimos en dos fugitivos siguiendo un impulso que sale muy de adentro de nuestra existencia.

Hemos llegado al lugar, me explica que le costó pedirle el dato a una amiga del gimnasio; la primera reacción al ingresar al motel es apagar la luz de la recamara y prender la lámpara del velador, mientras Lidia se sienta algo temblorosa al filo de la cama, yo abro la botella del vino tinto que compré en el super

Ella activa su Ipod y la habitación se inunda de un ambiente especial, las miradas dejan al fin de ser esquivas y ahora se dejan escuchar; llega ese ansiado y prolongado beso, ya no hay lugar para más esperas. Es el encuentro de dos personas que lo menos que desean es ser racionales y por lo mismo se ayudan entre si a despojarse de todo lo que está demás.

Lidia susurra algo inentendible, mientras Herp Albert entona Levantarse

Desde esa ventana la vista de la ciudad es espléndida, pero más esplendida es la silueta de estos dos amantes fundiéndose con el calor por tanto tiempo escondido y que esta noche decidió sublevarse.

No hay caricias ni besos que nos sean prohibidos, solo un intercambio de fluidos que no tienen apuro en acabarse, son olores que hablan por si mismos, pasión que asoma cuando se le pensaba extinguida, no hay pena ni vergüenza, cada quien intenta contentar al otro, es increíble los hermoso de tu sonrisa y aquella mirada tuya llena de inocencia, lujuria y pasión.

Me hablas nuevamente, me enerva el roce de tus labios en mis oídos y te escucho decir:

Te había imaginado así, desnudo,

con el reflejo de la luna sobre tu piel

en la obscuridad de una habitación,

y que me acercaba a ti,

para besar tu oídos, tu rostro, tu labios,

y poco a poco todo tu cuerpo, todo,

hasta saciar mi sed

No te muevas ahora,

permíteme cabalgar sobre ese valle cubierto de luz

y así, pasiva, puedas ver con los ojos cerrados

los colores de mi corazón.

Giramos después nuestros cuerpos, otra posición que nuestra locura acaba de inventar, parece como si nos conociéramos desde siempre y es que sabemos lo que ya pronto va a suceder.

Nuestras lenguas no se cansan de intercambiar placer, es que ese número es casi perfecto y nos ha acercado a donde pensamos que no se llegaba.

Demandas un lugar especial, quieres estar allí, te veo tan deliciosa cabalgando sobre mi; eres Lady Godiva esta noche y eso será solo para mi.

Ya viene lo sé, tus uñas me lo dicen, entonces te espero, aceleras aquella cadencia más y más hasta que exhalas un grito es el preludio de tu explosión, gimes, tu cuerpo se sacude intentando devorar aquello que provoco tamaña descarga, esto hace que yo te siga inexorablemente a aquel Olimpo que será solo para nosotros dos.


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2 respuestas

  1. nindery

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