—Huevón, ayer amanecí con esa calentura que solo se quita con verga buena. Como todos los viernes, vino el pendejo amigo de mi hermano (28 años, cuerpo de gimnasio y esa mirada que me derrite). Nos tiramos miradas cachondas en la sala, pero mi hermano ni sospechaba nada… hasta que lo agarré en el pasillo.

Yo: vestido ajustado y SIN CALZÓN (como toda puta inteligente). Él me empotró contra la pared, me metió la mano y casi gruñe cuando sintió lo mojada que estaba. «Ta buena la conchita», me dijo mientras me mordía el cuello. Nos besamos como animales, pero tuvimos que parar cuando escuchamos a mi hermano cerrar la ducha.

La segunda ronda fue EPICA: el muy pervertido quiso fotos de mi toto y mi culo abierto. «Sácate una con los dedos adentro», me ordenó. Y yo, bien sumisa, le mostré todo mientras gemía. Después me tiró en la cama y me chupó hasta dejarme temblando. Pero la mejor parte fue cuando lo monté y le reboté esas nalgas que tanto le gustan. El pendejo duró 4 minutos (sí, los conté) antes de correrse como caballo.

Hoy me mandó las fotos con el mensaje: «Tu culo es mi nuevo fondo de pantalla». Mi hermano sigue sin saber que su mejor amigo tiene mi jugo en la boca. Jajaja, ¿quién dijo que los viernes son aburridos?