me convertí en Amante de un taxista!

He dicho en otros relatos que era provocativa al vertirme, pero en invierno usaba botas altas, suéter cerrados, abrigos o capas largas y faldas, a veces, largas que tenían un tajo que dejaban ver mis piernas bien torneadas de muslos firmes, mi norma eran pantalones.

Tenía 19 años, un noviecito desde hacia 1 año y medio más o menos, nos conocimos en la Universidad, compartíamos campus no carrera, él estaba en el último año de la suya que era una ingeniería y yo estudiaba matemáticas, ese fue el vínculo ya que era ayudante en una de mis cátedras. Empezamos a juntarnos en una cafetería que había cerca de la U, pero como no era bueno que lo vieran con una novata me contó que vivía solo en un lugar ni tan lejos ni tan cerca de mi casa. Igual no me iba a buscar algunos días, le gustaba que yo buscara su sexo yendo a su casa.

Un día conversando acerca de la ropa me dice que las mujeres no debíamos usar lencería más que un porta ligas para las medias nylon y nada más. Y acto seguido me dijo que quería que fuese sin bragas siempre ya que muy bien sabía que buscaba su verga. Me quedé fría, y alegué que al usar pantalones no podía ser. Fácil lo resolvió, prohibiéndome usar pantalones cuando le visitara, era un amante muy bueno en la previa y en el acto, me cogía donde estuviésemos, cocina, escala, comedor, etc. Especialmente le gustaba follarme en días de lluvia en el quincho que tenía en el patio trasero, decía que yo era su carne a las brasas preferida y que haría asado a la espada conmigo. Los dos gozábamos con nuestra relación! Así que darle en el gusto no me costó tanto.

Ese día de la historia iba a verlo, siempre había un taxi en una plazuela cerca de mi casa y el hombre que lo manejaba era un morenazo argentino, pero de clase media baja, eso era claro. No fue pues sorpresa cuando al llegar a buscar un auto estuviese él ahí.

«Buenas tardes señorita!, ¿va al lugar de siempre?» dijo con una sonrisa amable

«Buenas tardes, sí y voy un poco atrasada, me puede llevar rápido» y le dí mi mejor sonrisa, el tono de su voz me había parado los pelos, era profunda y caliente.

«Y mire usted, yo la llevaría encantado pero el asiento del pasajero me lo ensució un chico que llevé con su madre y acabo de lavarlo! Que lástima me voy a perder este frecuente» y me miró como cordero degollado, esa mirada ya me alteró el pulso.

«Pero no, yo me siento a su lado si no le molesta» dije, él presto dio la vuelta, abrió gentil la puerta sacó unas cosas y yo me acomodé. Cerró la puerta y dio la vuelta y partimos raudos hacia la periferia. Le miraba de reojo su entrepiernas y se le veía un buen paquete, ¿sería largo, grueso cómo a mí me gustaban? Pensaba y se me iba humedeciendo mi rajita como diciendo �probemos!�

«Vamos a tomar un variante para que llegue más rápido» dijo y me sobresaltó al sacarme de mi fantasía, pero era real estaba caliente!

«Gracias, funciona su radio?, veo que tiene varios tangos» pregunté por hablar algo y no pensar más locuras.

«Y claro, ponga el que quiera, que raro que una niña como usted le guste el tango!» dijo

«¿Me gusta mucho!» Elegí uno de Goyeneche y lo puse

«¿Y lo baila?» preguntó

«No, aún no he tenido el tiempo de aprenderlo bien y un compañero de baile, el tango está hecho para dos!» respondí.

�Y si me lo permite, el tango es relación de amor y pasión entre dos!�

Me reí suavemente y dije:

�Sí, cuando lo veo bien bailado pienso en una relación sexual!� me arrepentí de inmediato pero..¡ya lo había dicho! Quería bailar con él y hacer el amor desenfrenado toda una noche.

Goyeneche cantaba Cafetín de Buenos Aires. Miré hacia afuera y ví que estábamos en un lugar que no conocía.- «Donde estamos?».-Era un camino de tierra sin casas, sin nada más que árboles a los lados, se desvió y estacionó.

«Donde vos querés para lo que deseás piba!!»

«Que se cree? salgamos de aquí buscaré otro auto, suéltame pobretón de última!!»

Me había abrazado y tenía su mano hurgando en mi concha, tres dedos ya me entraban y salían provocando mis flujos. Empecé a jadear y a llorar

«Déjame ir por favor, tengo que irme, basta, basta!» Pero en realidad quería más y más, lo quería adentro

«Mirá si ya venías caliente tal como te sentí, estás toda mojada che y hueles a puta, si lo deseás tanto como yo, te voy a afilar bien vas a ver!» susurraba y me comía la boca, y seguía ahora con sus cuatro dedos follando mi rajita hasta que con un gemido me corrí de forma exquisita.

«Mirá mamita, tocáme como me tenés, te lo voy a poner querás o no querás! Decidí putita es a la buena o a la mala»

«Agh! no más, no más así con tu mano, me voy a correr otra vez, déjame, déjame, aaaaaaaaaah!» me había corrido sin verga otra vez

«Pedíme que te culée, pedílo gatita!» mientras me comía las tetas que, con habilidad había puesto afuera con una mano mientras me tenía gozando como perra callejera.

«Ah, ah, ah»

«Pedílo perrita!»

«Sí, sí mételo por favor métemelo!»

«Bueno vamos a hacerlo bien» sacó la mano de mi interior que latía gritando por falo y me dijo «sacáte la capa y dejála atrás y te sacás la falda, dejá las tetas así!» Mientras me daba órdenes se había sacado su pantalón y el slip de donde saltó una polla no tan larga pero sí de grueso calibre. Echó hacia atrás el asiento suyo y el mío, me volvió a meter los dedos para que no me enfriara y con una mano me subió el pulóver hasta sacarlo, soltó el brasier y lo sacó, me tenía desnuda y caliente a mil.

«Mamálo putita,bajá minonca», y me llevó la cabeza hasta su polla, me costó un poco por lo grueso mamarlo pero al fin lo hice, tenía olor a macho de trabajo no a señorito como yo estaba acostumbrada, pero eso me subió más las feromonas.

«Mételo por favor, por favor, dámelo!»

«Sí mi putita, te doy mi guasca! Voy a atender tu arañita y tu culo! Te voy a chagar!»

Se tendió arriba de mi cuerpo y no sé como en ese espacio tan chico de pronto me encontré montada, ensartándome por mi propio gusto esa verga que me dolía como si nunca hubiese tirado antes con nadie! Ya una vez toda adentro empecé a cabalgar, había tenido ya más de ocho orgasmos cuando él se vino dentro de mí. No me permitió bajarme, seguí empalada y sintiendo como se volvía a endurecer.

«Acomodáte ahora por el culo» mientras jugaba con mi clítoris «Andá no te va a costar tanto! está mojado y vamos a remojar ese rico hoyito ¿No te gusta la baldosa de mi banana?» Su acento me provocaba, lo miré y era un hombre común y corriente, de pelo oscuro semicano, nada de buenmozo pero me tenía subyugada. Salí de su verga y él trasladó mis jugos con sus dedos hacia mi culo donde los metía para soltarlo, yo le acariciaba las bolas mojadas. Muchas de las palabras del clasico argentino arrabalero las tuve que aprender.

» Perdoná a este groncho se me olvida que sos gata fina, te preguntaba por la cabeza de mi verga! Ya mi rica mina, sentáte en tu trono para coronar a tu rey, vos vas a saber de una enculada como no volvés a tener si no es conmigo!», él activaba mi rajita, metía sus dedos y su otra mano amasaba mis tetas y yo empecé a sentarme en su falo que ahí sentí de verdad lo grande de su cipote.

No pude evitar un largo quejido de dolor y además de caliente con sus dedos llevándome al cielo.

«Ayayay, no puedo»

«Como no podés si ya te falta un dedo y lo tenés todo adentro? Vas a cepillar rico» Me terminé de encular y traté de quedarme quieta pero él mi dijo:

«Cabalgá como antés putita, cabalgá mi huacha caliente!» sin permitir que mi recto se acostumbrara a tamaño falo lo hice enloquecida de pasiones desatadas!

Follamos hasta muy tarde, cuando me acordé de mi cita, así no podía ir, oliendo a sexo y chorreada entera por el semen de Facu no podía! Para suerte mía en mi casa no había nadie, mi padre con su amante en algún lugar, mi madre en la casa de una sobrina en el campo. Me llevó hasta allí, guardó el auto en el garaje y se quedó conmigo, me tenía en la posición del perrito cuando llamó mi noviecito, me hizo responder jadeante y obvio él se dio cuenta que estaba teniendo sexo, me mandó a la mierda!

Yo pasé de niñita bien a ser la amante de Facu, que era bastante mayor y viudo, estaba solo en mi país así que terminé viviendo con él, cuidándome para no quedar embarazada. Mi padre indignado porque andaba con un hombre de baja estofa, pero era hasta ahí el mejor follador que había tenido, y por eso me tenía comiendo de su polla, casi literal!

Me encantaba cuando decía:

«Sos mi puta!» o «Vení te voy a hacer el culo!» «Vení putita mía te voy a echar tres polvos!» «¿Vos pensabas que ibas a estar encamada con un tachero culeando?» o «Vení te voy a comer la arañita y la zanja!» «Mirá vos como te gusta desafrechar con tu grasa!» «Te voy a jeringuear!» «Tengo un metejón con vos!» �Ahora voy a poner el palote en tu pan dulce, dejáte!»

El lenguaje llamado lunfardo me ponía a tope! Aprendí a entenderlo, aprendí a bailar tango con él y en casa cada sesión de tango terminaba follando en el suelo, en el sofá, enculada en carretilla yendo a la cama.

A Facu tampoco le gustaba que usara bragas, pantalones menos, solo falditas y cortas. Viví casi dos años un par de meses con él, pero las diferencias sociales fueron haciendo mella, además de hablar diferente, de tener temas que no se encontraban, de tener trato solo con los taxistas que eran sus amigos y me decían piropos groseros ,a pesar de lo rico del sexo me agotaba que siempre mientras manejaba a casa me hacía correrme varias veces, mi sexo nunca dejó de estar hinchado y sensible porque él temía que otro me penetrara como él mismo me había alejado de mi anterior novio, me vigilaba, aparecía en la facultad en cualquier momento solo para tenerme en el auto follándome con sus dedos, o marcaba territorio abrazándome y besándome con sus manos apretando mis nalgas frente a quien fuera, así las cosas lo dejamos de común acuerdo. Esta última acción de él me llevó a ser follada por uno de mis profesores para arreglar mis notas, pero esa es otra de mis aventuras.

Me hizo mucha falta, me masturbaba pensando en él, varias veces enfilé a buscarlo, ahora en mi auto propio regalo de mi padre por dejar al tipo ese! Pero no, era mejor así! Así terminé en sexo casual con varios tipos para olvidarlo hasta�