Tal vez cuando no tengo nada que decir prefiero el silencio, a veces solo necesito mi tiempo para pensar, pero no para sentir.

Eso es espontáneo, ocurre de repente, sin previo aviso.

Cuando te leo te siento, te imagino y sueño despierta. A veces quisiera no haberte conocido jamás, pero si no te hubiera conocido, no hubiera llorado de tantas risas que me robaste, jamás hubiera experimentado esos nervios al recibir un mensaje tuyo por las mañanas. Hemos recorrido tanto, el tiempo pasa, los obstáculos son nuestros aliados, quién sabe cuando será el momento de nuestro encuentro, pero estoy segura que cuando ese momento llegue será el día más feliz de mi vida.

No tengo dudas de que no siempre conectamos con alguien, es difícil que te guste todo de una persona. No te das una idea de las veces que quise verte sonreír, pero me doy por vencida porque jamás te veré. Aún quiero encontrarle respuesta a todo esto que nos pasó, conocernos, gustarnos, conectar y finalmente querernos, Por otra lado desparecemos, volvemos a encontrarnos, a extrañarnos, a desearnos y la magia se convierte en nuestra aliada mas preciada.

No me imagino mi vida sin ti. Intenté olvidarte muchas veces, pero no pude, entonces me di cuenta que cuando todo es mutuo no puede terminar así por que sí. Ninguno de los dos planeó esto, ninguno apostaba a que esto funcione, te juro que por vos hice tonterías que no hice por nadie. 

Tal vez esto sea idílico, sea una locura, pero no. Pero con nadie más me ocurrió y no creo que me vuelva a pasar, te acepto, te dejo ser, te respeto, te necesito, pero mas me necesito a mi misma. La mayor prueba de amor que tengo hacia a ti es comprender que en esta vida no eres para mi, pero ahí estoy incondicionalmente, apostando al futuro. 

El cariño sincero jamás se muere, pero si toca despedirnos para siempre tampoco olvidaremos que tuvimos algo especial que un día nos hizo reír y llorar de felicidad al mismo tiempo.