
Por
Anónimo
Por jugar con conchita
Por jugar con mi conchita
Esto pasó anoche. Me quedé a dormir en la casa de los amigos de mis papás, ya que ellos no iban a estar en casa. Realmente, esto es súper normal para mí. Incluso, en el cuarto donde me quedo no es de invitados, es literal mi cuarto. Y ya está. Gran parte de mis cosas, buenas; la casa, es mía.
La cuestión es que ya era de noche. Yo estaba leyendo unas historias muy calientes, a punto de que me empezara a calentar. Tenía mi mano metida entre mi pantalón, hasta que mi puerta se abrió lentamente. Me asusté, así que, por instinto, me hice la dormida, hasta que escuché que cerraron la puerta. Estaba a punto de moverme, pero él habló, haciendo que me sobresaltara. Se burló diciendo: «¿No que estabas dormida?» Le dije que se largara. Eso a él le molestó. Se me tiró encima y me dijo que no le volviera a hablar así. Se levantó y, de un tirón, me quitó la cobija.
Yo siempre duermo con blusa enorme y pantalón. Lo que hice fue rápidamente intentar bajarme la blusa para taparme, pero él me quitó las manos y me miró por encima de mi pantalón. Yo duermo con la luz de una lámpara, ya que no me gusta que mi cuarto quede completamente oscuro, pero gracias a eso, él pudo ver que mi pantalón estaba mojado. Me volteó a ver y me dijo, muy serio, qué estaba haciendo. No me dio ni tiempo de responder. Él agarró mi celular; se lo intenté quitar, pero me agarró de las manos y se posicionó encima de mí. Vio que estaba leyendo historias hot. Me volvió a mirar y luego le hizo otro vistazo a la página, y me dijo que eso, ¿acaso era una broma?, y que cuántas veces había jugado con mi conchita.
Yo solo lo miré con cara de pocos amigos y le arrebate el celular. Intenté quitarlo de encima, pero no pude. Me di cuenta de que él tenía peor cara que yo. Me agarró y me volteó en cuatro, solo levantó un poquito mi culito, me jaló del cabello diciendo: «¡Maldita perra!», y me quitó bruscamente el pantalón. Comenzó a meter sus dedos; sentí un escalofrío por todo el cuerpo. Al sentir sus dedos, me encantaba. Mi respiración se empezó a entrecortar, gimiendo levemente y apretando mis labios. Me jaló más fuerte del cabello y me volvió a preguntar qué cuántas veces había jugado con mi conchita. Yo sola no le podía contestar, realmente no sabía qué decir.
Él se enojó y me dijo que ya que no servía para hablar, que por lo menos sirviera para chuársela. Me metió de un solo golpe su pene, haciendo que me la sacara de la boca y me dijera que, si ya iba a responder su pregunta. Yo lo empujé, haciendo la indignada, a lo que él agarró uno de mis zapatos, le quitó la cinta, amarró las manos y me la volvió a meter en la boca.
Él empezó a masturbarse igual que como lo hacía cuando me lo metió por la conchita. Me estaba ahogando de nuevo, hasta que me la volvió a sacar de la boca. Me agarró de la cara; yo ya tenía los ojos llorosos. Él sonrió al ver eso y me empujó en la cama, ya que me tenía sentada en la orilla, para que se la chupara. No me moví porque seguramente no iba a llegar a su verga, ya que yo mido 1.50 y él 1.90.
Cuando me empujó, me hizo un poco hacia arriba y me acomodó para meterme la. Yo solo volteé hacia otro lado, con los ojos cerrados, y él empezó a darme muy fuerte. Me volvió a agarrar de la cara y me dijo que quería que lo mirara. Mientras me la metía, no le hice caso y cerré mis ojos, volteando a ver hacia otro lado. Él se enojó por eso y me dijo que, si no lo quería ver, que estaba bien. Pero me agarró, me volteó, me puso en cuatro, me la metió de nuevo y empezó a nalguearme. Me gustó mucho. Duramos así, hasta que tuve un orgasmo. Luego, él se vino y me lo echó todo en la espalda. Me encanta.
Luego, me agarró del cabello y me dijo que no quería volver a saber que jugaba con mi conchita sola.
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