Por

Anónimo

mayo 30, 2025

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PERDÍ MI VIRGINIDAD EN UN ASILO

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Hace años conocí por redes sociales a una chica, la cual, la primera noche que charlamos ya había una simplicidad entre nosotros, pues ella tenía claro su objetivo, llamar mi atención a través de mensajes provocativos, y vaya que no tardaron pues esa misma noche ya me había mandado fotos de ella y fue extraño, porque pues no nos conocíamos en absoluto. Se las describo, ella era uno o dos años más chica que yo, en ese tiempo yo tenía 20 y ella 18 recién cumplidos, de piel blanca, 1.50 estatura, hermosos y grandes pechos, pero sin duda lo que más resaltaba de ella era su trasero, todo un perro culazo y como cereza del pastel, estudiante de medicina. Ella desde un inicio fue muy dominante en las conversaciones, quería siempre que le respondiera al momento, pero a la vez su toque de sumisa, y obedecer lo que le pidiera. Ella era alguien que no admitía su gran gusto por la autocomplacencia, incluso lo negó, pero era más que obvio pues dentro de ella habían un deseo enorme por perder su virginidad. Solo que había un impedimento para ella, al ser su familia de otra religión le tenían prohibido tener relaciones sexuales, al menos hasta el matrimonio, pero sin duda eso desató su deseo por lograr lo que tan curiosamente siempre quería. Al ser de otra religión, su familia pertenecía y se encargaba de un asilo de ancianos, el cual estaba lleno de ellos, y de ahí le surgió el gusto por estudiar medicina, pues buscaba brindar siempre la atención a los adultos necesitados.

Y bueno, volviendo con la historia, pasaron los días y las pláticas iban en aumento, intercambio de fotos a todo momento, en la universidad, en la casa, en el transporte público, y con ello desarrollamos una confianza muy agradable. Un día me propone que nos veamos, pues ya nos conocíamos el cuerpo, pero jamás habíamos platicado ni visto en persona, esto por la distancia, ya que ella era de otro municipio, como a poco más de una hora del mío. Hasta que un día me animé a irla a buscar, seguí las indicaciones que me había dicho para llegar al famoso asilo, que al momento de entrar, el personal que labora ahí se me quedó viendo raro, pues creían que venía de visita con algún anciano, cuando de repente aparece ella, radiante, me ve y corre a abrazarme como si me conociera de años, pero era la primera vez que nos veíamos. Me da un breve recorrido por el asilo y me pasa a un consultorio, yo creyendo que era parte del tour, cuando de repente cierra la puerta con llave y me pide que me siente y que me relaje. Para ese momento ya sentía la respiración un poco más agitada de lo normal, la verdad no iba preparado para lo que era más que obvio que iba a suceder. Ella se pone frente a mi y me pide un beso, empezamos a besarnos, lo que procedió a tocarnos poco a poco nuestros cuerpos al momento de que la excitación ya nos pedía que nos despojemos de nuestras prendas, fue en eso que ella me desviste primero, y sin perder el ritmo, toma mi mano y la pone en sus pechos, los cuales eran los más grandes que había tocado hasta ese entonces, y procedí a chuparselos, en ese momento me sentí como bebé mamando teta, pero unas tremendas. Alternamos y para eso, ella me pide que me suba a una camilla de hospital que estaba dentro del consultorio y ahí es donde comenzó la acción, empezó a desvestirse por completo, hasta el punto de solo quedar con su ropa interior de encajé, ella me baja mi pantalón y me da un oral como si fuera toda una experta. Finalmente se sube a la camilla junto conmigo, o mejor dicho encima de mi y comienza a introducir poco a poco mi pene en su vagina, haciendo de ese momento algo único en mi vida, pues ella y yo finalmente habíamos conseguido lo que queríamos, perder la virginidad mutuamente.

Debo decir que para el grado de excitación que había, nos valió hacerlo sin condón, y para mí sorpresa dure más de lo que yo mismo creía que duraría en mi primera vez. Ella me hizo venir casi al instante cuándo cambiamos a la posición de perrito, logré meterla un par de veces antes de terminar en sus nalgas y espalda, con una satisfacción increíble y una adrenalina a todo lo que da, pues estábamos solo en un consultorio médico. Ella al estar relacionada con la medicina, estaba un poco asustada por un riesgo de embarazo a pesar de haber eyaculado afuera, pero como buen caballero, salí a la farmacia más cercana (a más de 6 km) a comprar la pastilla y regresé, ella me ofreció una comida especial echa por ella y la disfrutamos bastante junto con nuestra experiencia recién descubierta.

Por cuestiones de su familia y la distancia nos dejamos de hablar al mes, pero hasta la fecha me sigo acordando lo inusual que fue haber perdido mi virginidad en una camilla de hospital de un asilo de ancianos.

Espero que les haya gustado, tengo más historias por contar. Saludos

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