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Anónimo

abril 30, 2013

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Natalia, la amiga de mi hija

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Hola, me llamo José tengo 38 años, soy un hombre dicen que atractivo, de 1,86 delgado, moreno, ojos verdes y varonil. Mi vida cambió mucho hace dos años, cuando mi mujer por una enfermedad de esas que dicen raras me dejó solo. Tengo un trabajo bien renumerado, no me puedo quejar. Vivo en Barcelona y tenemos un pequeño chalet en la costa Brava al cual vamos mi hija y yo, muy a menudo. La historia que quiero contar, me tiene consternado y, no sabía cómo explicarlo hasta que encontré esta página de relatos. Se trata de Natalia, la amiga de mi hija. Para ello describiré como es la chica en cuestión. Natalia tiene 15 años, mide 1,60 más o menos. Es morena, pelo largo liso, ojos rasgados azules turquesa y unas curvas de escandalo. Parece mayor por su cuerpo, tiene segun mi hija, 95-58-90 de medidas. Una chica increible, pero lo más llamativo de ella es su extrordinaria belleza. Es guapísima. Bueno, el caso es que todos los días viene a casa, para hacer los deberes con mi hija. Desde el primer día que entró por la puerta de casa me sorprendió lo guapa que era. Me llamó la atención. Además se trata de una chiquilla, coqueta, atrevida, sensual, alegre, inteligente a la vez que elegante. Debo confesar que desde que Natalia viene por las tardes mi vida se ha transformado. Hago más deporte, me cuido más. Os contaré como ella fue provocandome, hasta conseguir de mi lo que deseaba. Natalia siempre viene con modelitos que te quitan el hipo…cuando no viene con un pantalón corto super ajustado de cuero, viene con un mini vestido, o con una minifalda de colegiala o con el uniforme del instituto como el de mi hija. Yo estoy siempre a esas horas trabajando en mi despacho, no muy alejado de la habitación de mi hija. En una ocasión salí para coger unos libros de la biblioteca particular que tengo. Al pasar por el cuarto de mi hija comprobé que tenían la puerta entreabierta, estaban charlando de mi…no pude evitar acercarme y escuchar. Natalia le decía a mi hija que yo estaba muy bueno y que tenía que satisfacerme.

-lleva mucho tiempo sin una mujer, y tú vives con él, ¿qué hay de malo en ello?

Natalia estaba diciendo a mi hija que esta me satisfaciera de alguna manera. No me lo podía creer.

-sabes, si no lo haces tú, al menos déjame que lo haga yo.

Eso hizo que tuviese una erección, la chica en cuestión se estaba ofreciendo, pidiendo permiso a mi propia hija para seducirme. Me alejé de la puerta y recogí el libro, sin embargo estuve cuatro días dando vueltas al tema. Cuando mi hija me hagblaba pensaba que me iba a decir algo sobre el tema. Pero nada. Asi hasta que un día Natalia llegó espectacularmente atrevida a mi despacho. Entró con su uniforme, con una piruleta en la boca y pidiendome un libro. Le dije que estaba en la segunda estanteria, y la chica ni corta ni perezosa se subió a una silla y estirando su mano cogió el libro. Pude ver con asombro que no llevaba bragas. La niña se giró y me miró sonriendo mientras saboreaba la piruleta.

-es que no me va a decir nada?

No supe que decir, pero ella se acercó a mi mesa, se sentó en mis rodillas y me besó sacando su deliciosa lengua. Ante mi sorpresa se puso de rodillas delante de mí. Me bajó la cremallera y con gran habilidad me quitó el pantalón. Mi polla se cimbreaba de un lado a otro alocadamente. La salvaje Natalia dejó su piruleta sobre la mesa, sonrió y dijo:

-vaya, esta golosina es más grande y creo que me va a gustar más…

comenzó a chuparmela de manera deliciosa, me recosté sin pensar qué pasaría si mi hija entraba en esos momentos. La habil lengua de Natalia seguía con su jueguecito, intentaba meterse toda mi verga dentro de su boca pequeña, pero le era imposible. A la vez me la meneaba con maestría.

-voy a sacarte toda la leche calentita.

No aguantaba, mis piernas comenzaron a temblar y agarré del pelo a Natalia. Toda la tensión se esfumó soltando un enorme torrente de leche de mi interior. Natalia se apartó, recibiendo mi corrida en su boca, en su cara, sin dejar de menearla y metersela en la boca de vez en cuando.

-que rica…

Se levantó de repente, se estiro su faldita y…

-gracias señor…creo que este libro nos ayudará

Se despidió con una sonrisa y diciendo antes de cerrar la puerta…

-mañana vendré a por otro

Me levanté, me puse el pantalón, sentía que había hecho algo malo, pero por otra parte me sentía joven, liberado. Mis dudas se incrementaron cuando cenando por la noche mi hija me habló de Natalia, diciendo que yo le gustaba. Desde ese primer día Natalia me visita media hora a mi despacho. Me hace una mamada, me corro y se vá. Nunca me deja que la folle, pero ella me hace de todo. Dice que es para que me desahogue y que dentro de poco me dejará que la folle. No se que hacer, estoy atrapado en las garras de una chiquilla maléfica que me llena a la vez que me desconcierta.


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2 respuestas

  1. nindery

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