Bueno, vamos a hablar de las posiciones favoritas. De verdad. Todo el mundo siempre pregunta esto y yo tengo mis respuestas bien claras.

Mi número uno absoluto, sin duda, es estar arriba. Pero no de cualquier manera. Hablo de rebotar sobre una verga grande de verdad. Lo juro, me encanta. Es esa sensación de poder, ¿sabes? Que yo tengo el control. Soy yo la que marca el ritmo, y me siento superior, en el mejor sentido. Y obviamente, tiene que ser algo sustancioso porque si no, ¿qué sentido tiene? Tiene que llenarme por completo para que no se salga mientras estoy en lo mío. Me encanta mirar abajo y ver su cara completamente perdida en mí.

Muy cerca queda la posición a cuatro, pero de nuevo, con un giro. No quiero que el chico se mueva. En serio, que se quede quieto. Que yo haga todo el trabajo. Yo me empalaré hacia atrás, restregándome y moviéndome hasta encontrar ese punto perfecto, y seguiré hasta quedar hecha un desastre. Lo juro, me siento más guapa y sexy cuando lo hago así. Es como si mi cuerpo supiera exactamente qué hacer.

Luego, hay otra que me obsesiona pero que es muy difícil de lograr. Yo la llamo «la carga del juguete». Es cuando un chico me levanta como si no pesara nada, me aprieta contra la pared y simplemente… se lanza a ello. ¡Mientras estoy en el aire! Me ha pasado dos veces y, dios mío, me dejó fascinada. ¿La sensación de estar completamente sostenida y totalmente vulnerable al mismo tiempo? Es increíble. Aunque necesitas un tipo super fuerte para eso.

Ah, y otra cosa que me encanta es mamar, pero no de rodillas. Me gusta ponerme en cuclillas sobre él, ¿sabes? Como cuando haces una sentadilla en el gimnasio. No sé cómo explicarlo de otra manera. Para mí es mucho más cómodo y puedo controlar mejor la profundidad. Además, me encanta la sensación; me permite mover mi culito mientras lo hago, lo que creo que también los vuelve locos.

Así que sí, esas son mis favoritas. ¿Y ustedes? Cuéntenme sus preferidas, o algo que mueren por probar. Siempre estoy buscando ideas nuevas, jeje.