ya que teníamos casi la misma edad, pero nada más, por años no supe nada de ella. Mi madre a veces decía algún comentario de ella pero nada más, era lo que llamamos una pariente lejana.

Por esas cosas de la vida en la madures de la vida me reencontré con ella; vivía sola con su madre ya anciana en un piso, con el tiempo mi tía, su madre, enfermo grave por una embolia severa y había quedado postrada en la cama. María no había estudiado en la universidad, siempre había estado con su madre; supe por mi hermana que era muy callada, muy a la antigua, que una ves tuvo un novio pero al final no se caso por quedarse cuidando a su madre.

Por esas cosas del destino me pidieron como favor, que le llevara a ella unos remedios y me contacte nuevamente con ella. Vivía frugalmente con su madre enferma postrada y ella haciendo de enfermera, se notaba que no se cuidaba mucho. Estaba desaliñada, mal vestida, gorda y no era una mujer fea, simplemente no tenia interés en ella misma, su vida era cuidar a su madre. Quedo contenta que le llevara los remedios, conversamos de nuestra niñez cuando jugábamos en el patio, se notaba que estaba muy sola. Desde ese día pase a visitarla por lo menos dos veces por semana.

Una tarde que se notaba su aburrimiento de estar todo el día encerrada, la invite a salir por un café, se negó, dijo que no le gustaba y no podía dejar a su madre sola; estábamos sentados en la sala y quería hacer algo por ella, no tienes ningún novio o algo parecido que te alegre la vida, pregunte a sabiendas que no tenia, no me dijo, hace tantos años que ya me olvide como era y mira como estoy, gorda y fea y la verdad que no me importa.

La quede mirando, siempre me habían gustado las mujeres gordas y no se porque me excite con ella y le dije a ver que pasaba, te gustaría hacer cosas ricas, que cosas ricas me dijo, se puso nerviosa al instante, cosas ricas replique, de esas que ya te olvidaste y que no haces hace tanto tiempo y que debes hacer ya me dijo no me digas tonteras. Me acerque a ella, se levanto enseguida y me rehuyó, la tome de la mano fuerte y le dije, no te preocupes nadie lo sabrá, será entre tu y yo un secreto, te voy hacer hartas cosas ricas, no me contesto, se puso tensa y bajo la vista. Me acerque más y le acaricie el seno derecho por arriba de la camisa con mucha suavidad, luego el izquierdo, eran grandes y fofos, usaba un sostén antiguo de copa para sujetarlos muy duro al tacto. No me dijo nada nada, tome confianza, ves que es rico y suavemente tome los dos al mismo tiempo y los bese por arriba de la camisa, cerró los ojos y se dejo.

Le desabotone con mucha tranquilidad la camisa, le bese el cuello, me puse a tras de ella para desabrocharle el sostén, antes le bese los hombros acariciándole los senos por detrás, desabroche el sostén y lo quite con mucha tranquilidad, no quería asustarla, sus senos cayeron pesados, los acaricie y sentí como gemía, eran pesados y colgantes, le tome los dos pezones y los apreté suavemente con los dedos mientras le besaba los hombros y la espalda por un momento. La di vuelta, ella no me miraba solo se dejaba, sus senos quedaron a mi vista, eran grandes con una aureola grande negra y porosa, sus pezones eran gruesos y tenía pelos a su alrededor, no me importo nada, como eran grandes los tome de a uno con ambas manos y los bese con tranquilidad eran ricos muy tersos y blancos, sentía el olor a jabón que había usado esa mañana. Estuve en eso un buen rato, succione el pezón y le pase la lengua a los dos. Ella no decía nada y evitaba mirarme a los ojos.

Le metí la mano por debajo de la falda y comencé acariciarle los muslos, eran muy fofos y regordetes, su trasero era enorme, suave al tacto y lo acaricie, metí la mano por debajo del gran calzón que usaba y la escarbe, primero su vagina, me di cuenta que era muy peluda tanto por adelante desde casi desde el mismo ombligo, como por atrás. Le acaricie la vagina suavemente, estaba más que húmeda, le dije con delicadeza abre las piernas un poco y tampoco dijo nada, pero las abrió y comencé a masturbarla, ya mi chanchita le dije en forma cariñosa ves que es rico, esta ves si me contesto si me dijo que rico, rico no pares sigue, la masturbe un buen rato para que sintiera placer, cuando ubique el clítoris y lo apreté con los dedos empezó a jadear, mi mano estaba casi mojada en su vagina, salía un olor fuerte de su entre pierna.

Luego le saque la falda y los calzones, quedo desnuda frente a mí. Era muy blanca, sus senos grandes le colgaban hasta la mitad de su abdomen prominente, los bellos negros en los pezones contrastaban aun más con su carne blanca, sus muslos eran gruesos y celulíticos, con bellos también arremolinados, seguramente nunca se había depilado en su vida, su triangulo vaginal peludo era enorme, tupido y muy negro, la di vuelta para acariciarle el trasero y quede estupefacto, era enorme, suelto lleno de hoyos y peludo en todo sentido, con una raya grande y larga, sus caderas tenían pliegues de carne y grasa, pero muy suaves al tacto. Desde el ano le salía una especie de cola negra de pelos, por todo sus glúteos tenia un bello negro a remolinado, pero no era feo era diferente y lo bese un buen rato, era delicioso.

Le dije me quieres ver desnudo y ella asintió, me desnude, y quedamos uno frente al otro, ella no media más de un metro 56 y yo mido un metro 83. Me miro el pene erecto y lo tomo, lo acaricio tranquila, me pasaba la mano por los testículos. Tímidamente me pidió que me diera vuelta y me acaricio el trasero, me tomo los genitales por detrás, fue rico para mi sentir su mano ahí, le dije, ves esas son las cosas ricas que te hablaba. Ven le dije vamos a tu pieza que te voy hacer más cosas ricas.

La mande a que se acostara en la cama, que abriera las piernas y que me mostrara su zorron, me acerque, sentí su olor vaginal y anal ante la excitación que tenia, le hice un oral terrible, era una mujer jugosa de grandes olores internos, pero no me importo, le chupe los labios vaginales que eran como pliegues carnudos, le succione el clítoris entre sus pelos, su gusto era acido y un poco rancio pero era rico; me di cuenta que mientras le lamia el clítoris tuvo un orgasmo y se orino un poco, pero no me importo y seguí lamiéndola entera. Luego la di vuelta y le bese el trasero peludo un buen rato, incluso era tanto la calentura que tenia con ella y con ese cuerpo tan diferente, que le metí la lengua en el ano y sentí su gusto más profundo, pero lo más rico era sentir ese enorme trasero que más parecía un flan al pasar el pene por el, casi que acabo en ellos pero me contuve. Sus muslos eran una delicia tan regordetes. Luego la penetre y fue una delicia inesperada, era muy apretada a pesar que estaba tan dilatada y húmeda, fue una sensación muy rica sentir el apriete en mi pene, la martille primero por detrás suavemente y luego por adelante más fuerte. Cuando sentí que eyacularía, me acorde que podía dejarla embarazada y en el momento que salía mi semen, lo saque y lo puse en su abdomen, cayendo todo el semen en el y en sus senos. Fue muy loco.

Desde ese día la vida de mi prima cambio, su vida giraba en torno a mí y el sexo, me decía que quería recuperar el tiempo perdido. Se hizo asidua de películas pornográficas, se masturbaba con ellas. Le gustaba experimentar de todo, se compro un consolador y un implemento a pilas que se ponía en el clítoris a control remoto. Quería experimentar de todo, un día llegue y me hizo el beso negro, lo había visto y quería hacerlo, me chupo el ano y me masturbo un buen rato. Le encantaba hacer todo tipo de posiciones, le gustaba masturbarme y ver como salía el semen. Que la lamieran entera y ella hacia lo mismo con uno. Le gustaba recibir el semen en el ano, decía que era una sensación especial. Un día la cosa se complico, me dijo que quería que la meara, la famosa lluvia dorada. Entro en la bañera y la orine mientras se masturbaba. En fin tuve que dejar de verla.