Siempre pensaba que me deseaba pues sentía sus miradas morbosas pero experimentarlo en persona fue otro nivel…

Sus pequeñas manos en mis caderas anchas y nalgas, sentir sus manos curiosas de arriba a abajo abarcando todo, sentir como su cara de transformaba de una inocente a una lujuriosa con hambre de probar más. Me encantaba despertarle ese deseo, cada palabra morbosa que me decía en ese momento me encantaba

«Que rica esta» «Que nalgotas tiene» «Mamacita»

Eran solo algunas de las palabras que escuchaba mientras me manoseaba

En es momento yo usaba un vestido negro poco arriba de la rodilla, no tan pegado, ni escotado pero que si remarcaba mis curvas de mujer regordeta. Sentía sus dedos apretando mis nalgas, acto seguido sus manos se fueron debajo de mi vestido a tocar mi piel, meter sus dedos entre el calzon que llevaba y tocar más… Su respiración era agitada mezclada con la mía, decidi que era hora de tomar el control.

Lo acosté en la cama jalando su pants de la escuela, con el jale su boxer y de entre sus piernas se dejaba ver un pene erecto al máximo… Se quitó la playera quedando totalmente desnudo, antes de subir con el a la cama me quite el vestido, me desabroché el brasier y me deje el calzon negro con toques de encaje. Subí a la cama con el y sus ansias de mi no se dejaron esperar, quería seguir tocándome y yo quería seguir siendo manoseada, luego besos, muchos besos en mis pechos, chupando y lamiendo lleno de hambre y lujuria, pellizcos duros en mis pezones y luego succionando cómo si de un bebé se tratase, todo mientras con sus manos me acariciaba las piernas de arriba a abajo y luego tocando encima de mi entrepierna, en mi piel podia sentir tu pene erecto rozando mi piel al tenerlo encima mío, separaba mis piernas y luego lo abrazaba fuerte.

De un jalón quito mi calzon que llevaba, luego besos subiendo desde mis pies pasando por mis pantorrillas y mis muslos, sentia sus besos y su lengua saboreando mi piel, su respiración agitada, cosas morbosas que salían de su boca, lentamente fue llegando a mi entrepierna y pude sentir una lengua que buscaba entrar dentro de mis labios, movimientos torpes de lengua sin experiencia pero con muchas ganas de probar por primera vez y una hambre que solo el podía expresar en sus chupadas y lamidas… Mis manos acariciaban su pelo, mis uñas acariciando mientras más se hundía comiéndome y saboreando entre mis labios. Luego unos dedos traviesos buscaban entrar, dedos torpes que no sabían que hacer mas que entrar y salir, sintiendo mi humedad y mi excitación, yo no podía más… Gemía desde suavemente hasta fuertemente apretándo mis labios…

Se separó de mi y me miró, veía en su cara satisfacción, deseo, su cara boca llena de saliva y de mi humedad, se acostó en la cama boca arriba y me dijo que si podía chupársela… Y yo? Vaya, ya no podía esperar a probarlo.

Me acomode en una posición cómoda, teniendo en mis manos y alcance su joven pene erecto, comencé son ligeros besos en la cabeza, pequeñas chupadas en el glande, luego lengua y mucha saliva para después meterla totalmente en mi boca dándole una rica mamada, sentía sus manos tratando de hacerme una coleta para sujetar mi pelo, yo chupaba gozando cada centímetro de el, su sabor algo salado, sentía como se movía y se estremecía por momentos en que mi boca estaba dentro o succionaba la punta de su sensible glande, gruñidos y gemidos que salían de su boca y que me excitaban y prendian aún más… Así estuve disfrutando de su pene, sus pequeños testículos y la sensibilidad de su glande que le volvía loco que chupara…

Ven… Me decía, ya te la quiero meter, ecuché que me decía, me limpie la boca de saliva y obedeci… Volví a acostarme boca arriba, vi cómo abría un preservativo y lo colocaba rápidamente, abrí mis piernas y el sujetándolas las alzaba acomodándose para penetrarme, algo torpe debo decirlo sin poder hacerlo hasta después de 2 intentos y mis manos tuvieron que ayudarle a guiar el camino… Estaba tan mojada que al entrar se deslizo fácilmente, acto seguido un fuerte movimiento de sus caderas penetrandome, sus manos sosteniendo mis algo gordas piernas y luego abrazándose a mi y cogiendome con mucha rapidez y mucha lujuria, gemidos y gruñidos que salían de su boca, mis manos acariciando la espalda de este jovencito y mis piernas abrazándolo mientras más rápido y con más ganas me cogía, nuestros sonidos se mezclaban, su sudor me goteaba en la cara, su rostro inocente que conocía se transformó en uno lleno de morbosidad y lujuria…

Era hora de mi posición favorita y el como si hubiera leído mi mente ya estaba listo, me acomode en la cama en posición de perrito como me dijo que quería ponerme, empinada y con mi cara recargada en la almohada sentia sus manos mis caderas, pasándolas por mis nalgas y sintiendo sus dedos acariciando entre ellas… Su pene entro y mientras sentía sus manos aferradas en mis caderas se escuchaba el chocar de su piel con la mía, embestidas fuertes y lentas que pasaban a una intensidad bastante rápida… Mi cara se hundía en la almohada gimiendo de placer. No esperaba menos de el… Esa pasión al cogerme, ese deseo al sentir sus embestidas, sus gruñidos y gemidos de placer, era tanta la energía que de el provenía que sentía que ya no podía más pero el no se detenia… Un ritmo más lento de el y de manoseos en mis nalgas comenzó, nalgadas que sonaban fuerte y que quedaron marcadas en mi piel blanca, me abrazaba por la espalda, pasaba sus manos fenano sintiendo mis pechos y pellizcando…

Ahhh ya.. ya, me decía… Saco su pene de mi y pude recuperar el aliento, me quedé recostada boca arriba, luego lo sentí a el tocando mis nalgas para después quedarse recostado conmigo, volteo a verlo y veía en el un placer y gozo enorme, se acercó a darme un beso y me decía que quería continúar… Caray, yo solo me rei en ese momento no pude evitarlo, yo estaba molida en la cama, desnuda sin poder sentir las piernas y el ya estaba listo para una segunda ronda. Y yo? Lista para sentirlo de nuevo por supuesto!

Y así esa vez, se volvio una de muchas, de experimentar más cosas, posiciones de la mano de mi jovencito amante que siempre buscaba cogerme cuando existía la oportunidad de hacerlo.