
Por
Anónimo
MI DULCE Y APASIONANTE ESPOSA TERESA 5
En efecto, así fue. Cuando llegué a la casa, sin cruzar palabra con ella, la agarré por un instante de los cabellos, con furia, y la arrojé sobre un sofá, mientras ella, toda llorosa, se disculpaba, pidiendo perdón.
– �¡¡Yo no soy nadie para perdonarte, lo que no puedo admitir es que te dejes ver por mí como una tonta, fascinada por un adinerado presumido. Yo detesto a ese tipo de mujeres, que se encaprichan con un engreído, solo porque es guapo!! ¡¡Y delante mío!! Y encima de eso ¡¡terminaste culiando con él, con un soberano imbécil que ni siquiera te dejó satisfecha!! Dicho esto, me fui de su presencia. Después de un poco rato, llegó llorando.
– �¡¡Mi amor, mi amor, que tonta que fui, por favor, no te alejes de mi lado�!!�
– Y yo seguí; airado, con una rabia verdadera: �¡¡¿Por qué te ciegas por la imagen del dinero? No debí llevarte allá,�pero no, es mejor que así haya sucedido, para poder conocerte mejor, para corregirte, y para que quede entre nosotros todo claro!!� �¡¡Estás escuchando!!�
– �Si mi amor� Dijo ella, afligida.
– �Yo no me voy a oponer a los deseos de una mujer, y mucho menos los tuyos. Pero si me dejo llevar de tu inexperiencia, estoy seguro que terminaré muerto en manos de cualquier maldito que quiera culiarte. Así que; de ahora en adelante, en cuestión de sexo, ¡¡Yo soy el que decido!! ¡¡Yo decidiré con quien culiaràs, donde culiaràs, y en qué condiciones lo harás!! ¡¡No admitiré desobediencias ni caprichos tuyos!! ¿está claro?
– �¡¡Si mi amor, si, haré lo que tu digas, pero por favor no sigas enfadado conmigo!!�
– Ya no estaré enfadado, ya no estoy enfadado, solo quiero que aceptes mis decisiones. Porque, dime� ¿No es verdad que si no hubiese prohibido al mecánico que se acerque a ti, tú en estos momentos estuvieras culiando con el todos los días? ¿Cuándo el estaba encima de ti, con toda su verga dentro tuyo, no le dijiste �Voy a ser tuya cuando tu lo quieras�?
– �Si, es verdad, es lo que en un primer momento pensé hacer�� Dijo ella, algo entristecida
– ¿Ya ves? ¡¡Ya me imagino!! Tu aquí sola, al lado de la casa del mecánico. Yo hubiera llegado preguntándote por la cena, y tú me hubieras dicho: �Todavía no la he hecho, es que Fedro recién salió, me estuvo culiando toda la tarde� ¿Es o no verdad? ¡¡Así eres de puta, y de ingenua!!
– �Si mi amor, tienes toda la razón… Por eso, de hoy en adelante solo aceptaré lo que tú digas� Tere calló, obediente, permaneciendo callada un rato. Yo, viéndola demasiado tiempo con esa actitud le dije: ¿Qué pasa�? Ella, un poco intimidada respondió: �Ahora� ¿podemos ir un rato a la cama?�
– �¡¡NO!! Voy a parar esto por un tiempo, no culiaràs conmigo; ni con nadie, hasta que aprendas a controlarte. Ahora, ven, dame un abrazo� Y la puta, obediente y sumisa llegó hasta mí, y la abrace. ¿Qué más podía hacer? Tenía que dejar las cosas en su puesto, después de todo, yo amaba a esta hermosa loca.
Después de ese episodio; pasaron 20 días más, tiempo en el cual tomé una decisión que solo yo sabía: Pediría en mi oficina mis vacaciones acumuladas, y me iría de viaje con Tere por un buen tiempo. Era un buen momento, íbamos a cumplir 2 meses de casados. Ese día en casa, le comuniqué la noticia. Ella saltó de emoción y de gusto.
– �¡¡Adonde iremos, que vamos a hacer!!� Me preguntó emocionada.
– Iremos a Santo Domingo, allí tengo conocidos, es bonito, y un buen lugar para disfrutar lo que creo que a ti tanto te gusta. ¿Necesito decirte qué?
– ¡¡No, no, ya entendí!! ¿En serio? ¡¡Como, donde, cuando!!
– Ten paciencia, ya lo verás. Por ahora ¡¡A preparar las maletas!!
– �¡¡Yuhuuuu�guauuuuuuu!!� y emocionada, comenzó a alistar nuestro viaje.
Al día siguiente, después de acomodar todo en el vehículo, partimos contentos a la ciudad que iba a ser el escenario, de algunos de los más encendidos episodios de nuestra vida de pareja.
Al llegar, nos hospedamos en un hotelito provisto de discretas cabañas independientes, cerca a la playa. Yo deseaba estar preparado, por si teníamos que tener una sesión de sexo solos, o con otras personas más. El resto del día, aprovechamos para conocer más la ciudad, y saludar a algunos amigos. Al día siguiente, la llevé a la playa, lugar donde el cual su esplendoroso cuerpo, provocó una estampida de todos los morbosos y pajeros que allí se encontraban. Tere estaba feliz de verse admirada y deseada; y aunque nada me había dicho, ella esperaba que yo le diga cuál iba a ser el plato fuerte de la noche; pues durante los últimos 20 días, ella no había probado nada.
– �Bien, quiero que sepas que aquí no habrá bailecitos ni coqueteos en sitios rosa, te voy a llevar esta misma noche a la zona de candela, donde el sexo se ve y se siente. Solo escucha esto: Hoy no vas a culiar, te voy a hacer culiar. ¿Entendiste?
– Ella, con cierta expectación, y emoción contenida respondió con una sonrisa cómplice: �Si mi amor, lo entendí todo�
Al sitio al que llevé a Tere no era un prostíbulo, era un lugar muy animado donde se baila salsa, se toma cerveza, y se reúnen hombres rudos, putas, y chicas que van en busca de verga. De hecho, no era un sitio de fiar.
Todo el amplio espacio giraba alrededor de una pista circular de baile, hecho con madera, que giraba lentamente, y circundado por más de 25 mesones, amoblados con sofás muy mullidos y cómodos. A un costado se hallaba un bar larguísimo, lleno de butacones altos, repleto de bebedores y mujeres de dudosa procedencia. En un pasillo adyacente, se encontraban las habitaciones de alquiler. El ambiente estaba muy animado, y Tere, vestida con un shorcito muy estrecho, mostraba sin tapujos sus abundantes encantos de mujer. Sin duda, era una de las más bellas mujeres que allí se hallaban, y su aspecto incitante puso más leña al fuego que allí se cocinaba al calor de los tragos, los gritos, el baile, y el sexo; que palpitaba en cada mirada de ellas, y de los rudos machos que se disputaban sus preferencias.
A mi lado, muy emocionada y curiosa se hallaba Tere. Se inclinó a mi oído diciéndome: �¡¡Uy papito, aquí sí que hay ambiente!!� Se la veía sumamente dispuesta a divertirse, estaba contenta, y reía. Me parecía sentir que ella se hallaba muy cómoda y anhelante de formar parte de ese loco espacio de la gran zona roja de esta ciudad tolerante.
Después de pedir cervezas, y con las primeras notas de una canción de salsa, saqué a Tere a bailar a la pista. Este ritmo es fuego puro, y no hay música más indicada para exaltar la cualidad de los bailarines; y el calor del sexo que este sonido; lleno de trompetas, tambores, y el seco y rítmico golpeteo del cencerro, encierra y desata en la sangre.
Tere; desde el primer momento, convirtió a la pista en un volcán. Con una sonrisa contagiante y seductora, giraba en un torbellino sensual, bello, y carnalmente mundano. Sus pasos de baile vertiginoso, arrebatado; convirtieron el ambiente en un remolino de pasiones, que desató una oleada de aplausos y gritos de gozo de toda la gente que llenaba el local. �¡¡Ven a ver bailar a esa Puta!!� gritó un negrito flaco a su amigo. Y este, con una botella agitándose en su mano, emocionado exclamó: �!!Ayayayyyy�buena�que buena esa puta ricaaaaa!! Y enardecido, ensayaba un baile primitivo y frenético. La sensual aparición de Tere exaltó el ambiente al rojo vivo. Su presencia mundana de mujer, disparó los deseos de todos los ánimos varoniles, que comenzaron desde ese momento a observar y asediar a la rica hembra que había endurecido los penes de todos esos machos. Ellos daban por cierto que era una puta, y se dispusieron de inmediato a ver la manera de llegar a ella, y ver que prometía.
En estas tierras la cosa es seria, y si una hembra buena se aventuraba por esos lares, se daba por entendido que iba en busca de diversión y de sexo. Para ellos, la presencia de esa puta tan voluptuosa aseguraba una noche alegre y ardiente, y abría para los machos más decididos, la inmediata posibilidad de conquistarla y culiarla.
Y así fue, apenas nos sentamos, un tropel de caníbales se acercó a nuestra mesa a buscar bailar con ella, o simplemente observarla de cerca, disfrutando con ojos vehementes las abultadas curvas de su cuerpo. Lo preocupante de esto, es que reinaba entre ellos una gran agitación. El olor de la carne de una mujer fácil los había excitado, y un enjambre de varones duros, propios de ese ambiente, nos rodeaba con distintas intenciones; ninguna de ellas buena. Mi esposa, aunque algo asustada, les sonreía a todos (¡¡Ah�las mujeres!!) actitud que les confirmo a ellos, que esa riquísima hembra era una Puta fácil, y que estaba lista para ser abordada, por aquel que tenga más audacia.
De pronto, uno de ellos, el más temerario, sin fijarse en mí, la tomo con firmeza de su mano halándola; y haciéndola poner de pie, bailó cogido de su cintura un Son Cubano, mientras le hablaba algo al oído, con una pose insinuante y resuelta de varón. Yo, estudiando su conducta, vi que Tere estaba pálida y muy intimidada, pero aún así, parecía también muy sobre-excitada, y sonriente escuchaba lo que él le decía.
Al llegar a la mesa, y al sentarse ella, el tipo la tomó de su mejilla, y le hiso un obsceno sonido de beso, chasqueando su boca. Tere, ante este gesto se sonrió con él como una puta vulgar. De inmediato ella me dijo al oído: �Ese hombre me dijo que quiere culiarme, y que cuanto cobro. Yo le dije que no era prostituta, pero él me preguntò que si puedo hoy ser su puta� ¿y qué le respondiste? Repuse. �Le dije que iba a pensarlo� y que mejor te diga a ti, porque tú eras mi marido� Yo quedé pasmado. En eso, el tipo en mención se acercó diciendo en un tono muy resuelto: �Amigo, voy a culiar con esta preciosa chica� ¿Cuánto cuesta el trabajito?�
Yo, algo desconcertado por su insolencia, pero molesto le respondí �¡¡No te va a costar nada, porque ella no se va a acostar contigo!!� Y el tipo, envalentonado respondió: �¡¡Entonces para que traes a tu puta aquí, si no la puedo culiar!!� Yo, enfadado, y con gran resolución, me lancé sobre él. El pillo retrocedió, y de su espalda sacó como un rayo un enorme cuchillo. Tere se levantó de su puesto gritando y chillando, cuando en eso; un enorme puño se estrelló en la cara de mi agresor, oyéndose una voz: �¡¡Que te pasa maldito hijodeputa!! E hizo un ademán de golpearlo otra vez. El pillo; muy atemorizado le dijo: �tranquilo nomás KARIN, no pasa nada� y salió en carrera. De inmediato todos los demás acosadores se dispersaron.
KARIN; así en mayúsculas, era un fortachón corpulento con cara de malo.
– �Parece que llegué a tiempo amigo�
– �Si, amigo, te agradezco tu ayuda, siéntate� Y el hombre de rostro duro se sentó.
– ¿Y, parece que querían culiarse a tu puta, sin tu permiso� Dijo, mirando sonriente a Tere, que parecía algo asustada. �No te asustes muñeca, aquí está KARIN�
– Tere no dijo nada, pero yo sí: �Nuevamente gracias, pero debo decirte que ella no es puta, es mi esposa�
– El, con el mayor desenfado respondió: �¡¡Caramba!!…que esposa tan puta tienes, y muy linda!!�
– Yo sonreí de buena gana, y le dije sin detenerme a pensar: �Bueno, ella es Puta, pero solo con el que yo quiero que sea Puta�
– �¡¡Qué bueno!! Y�.¿yo puedo ser uno de esos?
Tanto yo, como mi esposa Tere, nos encendimos inmediatamente, en especial ella, que parecía estar muy sofocada y ardiente.
– �Sí, creo que si puedes ser uno de esos, y no te costará nada� respondí, y dirigiéndome a ella, que me miraba con un rostro de ansiedad le dije: �Mi amor, vaya preparándose que este amigo la va a culiar. ¿Está bien?� �Si papito, será como usted quiera� repuso ella, con un ansioso temblor. Mi niña-puta temblaba de emoción. Dentro de pocos momentos, iba a ser poseída por ese desconocido gigante, que había �salvado a su marido�
Luego de acordar la entrega sexual de Tere, el tipo con toda confianza acariciaba sus piernas, la besaba, y le decía cosas en mí delante. Ella rendida, y sometida a él, respondía pasivamente a la dominación del recio varón, y mirándolo lánguidamente a los ojos, se dejaba hacer todo, respondiendo a sus caricias como una puta novata y agradecida.
– �Quiero culiarla ahora�� dijo el rudo y fuerte proxeneta, y dirigiéndose a mi, añadió: ¿Nos acompañas?� �Claro…� le dije de inmediato. Y después de traer la llave de una habitación, tomó por la cintura a su Puta, y entramos allí.
Yo, sentado en un banquito, fuertemente erotizado, contemplé la excitante escena:
Después de atraerla hacia él y besarla con fuerza, KARIM contempló el rostro hermoso y rosadito de mi esposa, que temblorosa y suspirando de pasión lo miraba embelesada.
– Él, el experto conocedor de todo le dijo a ella: �Te gusta mucho la verga, te encanta la verga. ¿No es cierto?
– Ella, como embobada por su macho le contestó: �Si, me gusta mucho señor�
– �Qué bueno, mi putita rica, aunque tienes este cuerpazo, tienes cara de niña, ¿qué edad tienes?
– �16 años Señor�
– �¿Desde hace que tiempo estas culiando?�
– �Desde hace dos meses Señor�
– �Ummm�que rico, y ¿con cuántos hombres ya te has acostado?�
– �Solo con dos�
– �Entonces, yo seré el tercero. ¿quieres culiar rico conmigo?�
– �Si quiero��
– �Si quieres que, mi amor�
– �Si quiero culiar con usted�que usted me meta su verga�que me haga su mujer�
– �Que bien, que bien hablaste putita, siéntate en el filo de la cama, no te saques aún la ropa�
Yo, transportado por una intensísima excitación, escuché extasiado el sorprendente diálogo entre mi niña y ese hombre. El, de inmediato se desnudó, dejando expuesto un cuerpo velludo lleno de vigorosos músculos, y una verga algo flácida, que contemplando a la hembra que iba a poseer, en pocos segundos creció y creció, hasta convertirse en un magnífico y potente mazo, que Tere contempló ansiosa e incrédula. Luego; el, lentamente acercó el grande y grueso miembro a la boca de ella, que permanecía sentada. Mi esposa, tomando con sus dos manos la verga, cerrando sus ojos, y moviendo su cabeza se lo introdujo en su boca, chupándolo, acariciándolo, volviéndoselo a meter, primero la cabeza; y luego gran parte de ese pene que le quemaba en sus labios, haciendo gemir a él y a ella. La verga de KARIN salía de la boca de ella como un pezón de la boca de un bebé: Crecido, limpio, y brillando de saliva. Luego, ella le chupó el cuello del pene, y las grandes bolas velludas del gigante, que jadeaba a punto de venirse.
Luego, KARIN se acostó, y le pidió a mi esposa que se desnude. Ella lo hiso muy despacio, sabiéndose dueña de un cuerpo sexy y enloquecedor. Contemplando la desnudez de ella, el parecía no dar crédito a lo que veía, y le dijo: �Mijita�no puedo creer que seas tan niña, y tan deliciosa.¡¡Que hembra tan rica que eres, que culiada te voy a dar!!� Y se levantó para acariciarla, mamarla, y besarla en todo su cuerpo, mientras Tere lanzaba fuertes gemidos y exclamaciones: �Hay, Hay, que rico, que rico�.hay que rico, hay�hay�hay que rico�papacito rico, papito…Papito� Y movía su cabeza sin control, de un lado a otro, sin poderse controlar ya, y deseando ser penetrada.
A continuación, la lanzó como una muñeca a la cama, la levantó de la cintura, y la puso en cuatro. Se acercó, y lamiendo su ano y su vagina palpitante y rosada con creciente frenesí, puso a mi esposa completamente entregada y jugosa. Ella ya no pudo esperar más, y pedía: �¡¡Dame�dame�tu rica verga, métemela�métemela�soy tuya, soy tuya, soy tuya�métemela papito rico, ya�ya�méteme, méteme tu vergota rica, quiero sentirte, quiero sentirte adentro�papito�papito�papito¡¡�
Y él, con la actitud de un gozador, la fue penetrando por detrás, en su vagina pequeñita y apretada. �Allí te va rica�allí va tu verga�la verga que tanto te gusta, aguántala como hembra de verdad, recibe tu verga mamita, que rico�que rico�que chuchita de niña tienes, apretadita, apretadita, rico�rico putita� y la fue penetrando como un abusador, profanando esa cavidad angosta y ardiente, perforando esa deliciosa vagina de puta principiante, que anhelante de esa enorme verga, la recibía ajustándola, apretándola con movimientos recién aprendidos, envolviendo ese pene que llegó finalmente a lo más recóndito de su interior de hembra. Y ella, completamente loca por la verga de hombre, empezó ella misma a meterse y sacarse el miembro deseado, con movimientos de atrás hacia adelante, soterrándose hasta lo más profundo de ella, y gritando con lujuria descontrolada: �Dame�dame�.dame verga..Así�así�así�así�así�así�así,¡¡Ay, ay, ayayay�.que rico�que rico papito�que rica culiada, culeame así�culeame así papito rico, que rico culeas papito, ¡¡papitooooooo�!!�
Y mientras él la penetraba, y envolvía ese estrecho sexo con su gran verga hinchada y gruesa, con un arrebato frenético cada vez más violento, sus embestidas se hicieron más y más violentas, hasta que delirando debajo de el, mi esposa; con un frenesí ardoroso y lleno de furia, recibió un orgasmo que la transportó lejos de todo sentido de la realidad, estallando dentro de ella, los chorros potentes del semen caliente de un macho, que la hiso gritar sin control alguno: �¡¡Deseo ser puta�deseo ser puta�quiero ser puta�¡¡Diego, hazme puta, hazme puta, hazme putaaaaaa!! Y con los ojos en blanco se estremeció por largo rato, convulsionando, poseída por la verga. CONTINUARÀ (Mi esposa culea por primera vez�en un trió)
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