MI AMIGA ME CONVIRTIO EN PUTA(1)

Me llamo Ana y os voy a contar como mi amiga Olga me convirtió en puta.

Mi marido y yo llevábamos varios meses en paro y nuestra economía estaba muy mal. Yo estaba bastante desesperada porque teníamos serios problemas para llegar a final de mes. Un día le comenté mi problema a mi amiga Olga y ella me dijo que también había pasado por ese trance pero que ahora ya había solucionado el problema: cuando andaba mal de dinero, se iba a casa de una conocida que regentaba una casa de putas, y en un par de noche solucionaba su problema económico haciendo de prostituta.

Yo le dije que no tenia valor para hacer eso, sólo había tenido relaciones con mi marido y me daba mucha vergüenza hacerlo con otras personas. Ella me comentó que si algún día estaba muy desesperada, ella podría ayudarme. Si me daba vergüenza, su marido José podría iniciarme en este mundo, y después en un par de días podría ganar un montón de dinero.

Pasaron unos meses y la situación económica iba a peor, por lo cual decidí hablar con mi amiga Olga. Ella me dijo que fuera al día siguiente a su casa que hablaríamos de cómo solucionar el problema.

Al día siguiente, fui a su casa y estuvimos hablando un rato, Me comentó que podría ir a casa de su amiga y hacer de puta un par de noches y con eso ganaría lo suficiente para llegar a final de mes. Y para empezar y perder la vergüenza podría hacerlo con su marido José. Como mi situación económica era tan desesperada, al final le dije que sí.

Olga llamo a su marido y le explico la situación. José accedió a la petición de su mujer y me pidió que me desnudara. Como a mi me daba mucha vergüenza, mi amiga Olga se desnudó primero y me dijo que ahora me tocaba a mí. Llegados a este punto, me di cuenta que no tenía otra elección y empecé quitarme la ropa: zapatos, pantalones, camisa. Finalmente, ante la atención de José y Olga me quité el sujetador y las bragas, quedándome totalmente desnuda. La verdad es que no estaba mal, tenía unos buenos pechos, un vientre liso, y solía depilarme las ingles, por los cual sólo me quedaba un pequeñito triangulo de pelo entre mis piernas.

Tanto José como Olga se quedaron mirándome con la boca abierta. Fue Olga quien primero se acercó a mí y me empezó a acariciar los pechos. Acto seguido, me dio un beso en la boca, poniendo toda su lengua en mi boca. Yo nunca lo había hecho con una mujer, de hecho sólo había tenido relaciones con mi marido, pero la situación en que me encontraba (desnuda delante de mis amigos) me excito mucho, con lo cual gocé mucho con los besos y caricias de mi amiga.

Al cabo de un momento, Olga se acercó a su marido y le sacó la camisa y le bajó los pantalones, dejándolo sólo en calzoncillos. Entones me miró y me pidió que me acercara. Yo le hice caso, y guiada por mi amiga, empecé a tocarle la entrepierna a José. Fue Olga, quien enseguida se apresuró a bajarle los calzoncillos a su marido, dejando al descubierto su pene erecto, y por cierto que no era nada pequeño.

Olga puso su mano en mi cabeza e hizo que empezara a chuparle el pene a José. Yo nunca antes había hecho una mamada a nadie, ni siquiera a mi marido, pero comprendí que debía hacerlo, porque después me tocarían cosas peores. Además el ver a José y Olga desnudos, me puso a cien, y ya estaba dispuesta a hacer cualquier cosa.

Con una mano, le acaricié los testículos mientras me ponía su pene en la boca. Le chupe la punta, después todo el miembro y finalmente me lo puse todo en la boca. Aunque casi no podía respirar, me gustó la sensación, y más cuando de repente noto que Olga, se tumba en el suelo y empieza a lamer mi clítoris.

No tardé mucho en llegar a un orgasmo, pero todavía estaba bastante excitada. En este momento, José me tumbó en el suelo, me abrió de piernas y empezó a follarme. Mientras Olga, empezó a acariciarme los pechos y a besarme en la boca. No tardé en llegar al segundo orgasmo, pero José tardó un poco más. Cuando finalmente estuvo a punto de llegar al climax, sacó su pene de mi vagina, me abrió la boca y se corrió, dejando que todo su semen me cayera dentro. No tuve mas remedió que tragármelo casi todo. Cuando acabó, introdujo su miembro en mi boca para que se la chupase y se la limpiase.

Cuando todo acabó, Olga me dijo que ya estaba lista para ir a casa de su amiga para ganar algún dinero. Quedamos para el día siguiente para ir, y empezar a prostituirme.

Al día siguiente, mi amiga y yo fuimos a casa de madame Lola y me presentó a todas las chicas. Madame Lola me explicó como funcionaba su negocio. Me dijo que era una casa de masajes. Primero el cliente se ducha y se tumba en una camilla. Si el cliente quiere, tú te quitas el albornoz y te quedas en ropa interior. Si quiere mas, te desnudas del todo. Y partir de aquí, vas haciendo todo lo que te pida. Al final me cuentas hasta donde has llegado y yo le cobro. Un 70% es para ti un 30% es para mi.

El primer día fue regular: un par de clientes delante de los cuales me tuve que desnudar y masturbarles.

Pero el segundo día casi me muero de vergüenza. Cuando me acerco a la camilla donde estaba el cliente, descubro a Miguel, un amigo de mi marido y mío a quien hace años que no veíamos. Por lo que parece era un cliente habitual de este local. En ese momento, yo sólo llevaba bragas y un albornoz por encima, y él estaba tumbado boca abajo en la camilla, con sólo un toalla tapándole el culo.

Después de hablar unos instantes, empecé a hacerle masajes en la espalda. En seguida me pidió que me quitara el albornoz para estar más cómodos. A pesar de mi vergüenza, me lo quité, quedándome desnuda, excepto por mis bragas. El siguió hablando de cuando éramos jóvenes, pero sin dejar de mirar mis tetas.

Al cabo de un rato, yo seguía con su masaje en la espalda, y él ni corto ni perezoso, me cogió las bragas y me las bajó. Ahora ya estaba totalmente desnuda delante de él y mi vergüenza era aún mayor. Pero él, a pesar de no dejar de mirar descaradamente mi desnudez, seguía hablando conmigo como si estuviéramos en el bar tomando una cerveza, y de vez en cuando me tocaba el culo o las tetas.

Unos instantes después de dio la vuelta y se puso cara arriba. La toalla que llevaba se le cayó, mostrando su pene totalmente erecto. Yo, que sabía lo que me tocaba hacer, lo cogí y empecé a masturbarlo. El seguía hablado como si nada, pero hizo una interrupción para pedirme que lo hiciera con la boca. A partir de aquí ya no tuve más remedio y se la empecé a chupar. Como estaba de lado en la camilla, mientras se la chupaba, el aprovecho para poner una mano por detrás de mí y ponerme un dedo dentro de la vagina o acariciarme el clítoris. Con la otra mano, me cogió la cabeza y me obligó a meterme todo su pene hasta la garganta, hasta casi ahogarme. Pero debido a sus masajes me estaba excitando, y estaba disfrutando con la mamada que le estaba haciendo. Finalmente, el llegó al orgasmo, y sin avisar se corrió dentro de mi boca, con lo cual tuve que tragarme casi todo su semen. Pero no me importó porque en esos momentos estaba a punto de llegar a un orgasmo, lo cual sucedió unos instantes después.

Cuando todo acabo, me dijo que tenía prisa por irse pero que volvería la semana próxima y me pidió que yo estuviera disponible. La verdad es que tenía pensado volver, sólo quería trabajar un par de días, pero ante su proposición, no supe decirle que no y le prometí volver a vernos.