No puedo olvidar a Isabela una mujer que a sus 35 años de edad era apetecida por los hombres. De tener una confianza hacia ella, cierta vez me miro la berga y me dijo «Por favor no te la metas tan luego dentro del pantalon…dejame contemplarla con mis ojos». Se acerco a mi y quedo ahi detenida a solo dos pasos de mi y me miraba para decirme «La tienes bien carnosa, pero no». Le dije que si la queria probar y me contesto que no y me decia que me la guardara. No insisti porque ella me habia dicho que no la queria probar. Con la curiosidad encima le pregunte el porqué ella no queria echarse un polvo conmigo como amigo sin llegar a tener una relacion con ella y me contestaba algo, algo que estaba sucediendo en esos dias. Yo me cogia a su amiga y su amiga era casada con uno al cual conociamos y a Isabela le gustaba reirse de los cuernudos en su cara sin que estos lo supieran. Isabela me propuso algo que le complacia a su maximo y le pregunto que tenia que hacer. Me ofrecio su dormitorio para que cogiera a la mujer que yo ccogia mientras ella estaria en la sala escuchandome coger con la mujer. Acepte y cuando yo cogia a la mujer en su dormitorio el esposo de la mujer que yo cogia llegaba buscando a su mujer. Isabela, lo hacia pasar a la sala y lo entretenia mientras yo cogia a la mujer de este que ya platicaba con Isabela. La mujer que yo cogia se enteraba de la presencia de su esposo que platicaba con su esposo y alterada me decia «Ahi esta mi esposo que platica con Isabela. Nos va a descubrir» Mi polla se la tenia toda enterrada en su panocha que estaba toda lubricada. «No, no he visto a tu mujer» Le decia Isabela al esposo de la mujer que estaba conmigo. Los minutos pasabana y nos acostumbrabamos a la situacion que daba una reaccion de miedo y placer y me comenzo a gustar al igual que la mujer que estaba bajo el cuerpo mio. Nos emocionamos y cogiamos con mas ganas hasta corrernos al mismo tiempo. Mas tarde escuchabamos que el hombre que platicaba con Isabela se despedia de Isabela. Isabela, entraba al cuarto y nos decia «Ya pueden salir». Isabela me gustaba mucho, pero por el hecho de que ella conocia a la que yo cogia, ella nunca me dio oportunidad a probar de sus carnes. A los dias Isabela me daba las gracias por haber complacido uno de sus deseos mas apetecidos de su vida de ver la cara de un hombre cuando ella sabe lo que esta ocurriendo en el dormitorio de su casa. Isabela, fue mi complice en muchas aventuras que no puedo olvidar. En esta vida cada quien goza su vida como mejor le parece.