
Por
Anónimo
Lo hice con una amiga en el cerro
sali a caminar al cerro con una amiga para ‘despejarnos’. Ella iba con esos leggings que dejan poco a la imaginación y yo, pues ni me esforcé en disimular las miradas. Entre las risas y que ‘por accidente’ nos tropezábamos, el ambiente se puso calentito. En un descanso, nos sentamos en una roca y, sin decir nada, me acerqué—ella ni se movió. Fue cosa de segundos: primero un beso suave, luego ya las manos jaja.»
Lo mejor fue que no hubo prisa, puro ritmo natural entre jadeos y algún que otro ‘shh’ por si pasaba alguien (spoiler: no pasó nadie).
Ella se subió encima y ahí fue cuando el ‘ejercicio’ se intensificó. Al final, quedamos tirados un rato, sudados y riéndonos
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