
Por
Anónimo
LA NEGRA CUBANA
Tengo dieciocho años. Soy de estatura mediana. Rubio, de ojos azules. Como todo joven, me pajéo. Mas lo mío ya llegaba a obsesión. Desde los dieciseis años, empecé a pajearme pensando en la nueva vecina, una negra cubana, recién casada con un hombre de más de cincuenta años. La negra, tenía, y tiene, un cuerpo de escándalo. Tetas grandes. Cinturita. Caderas generosas y un gran culo
Cientos de veces vi con mis prismáticos como se desnudaba en su habitación, ya que vivía en un segundo piso, y yo en el tercero del edificio de enfrente. Hubo noches de verano, cuando no estaba su marido, que me tengo corrido hasta siete vecesa, al verla a ella masturbarse durante más de una hora.
Pero tanto va el cántaro a la fuente que se vuelve descuidado. Una noche que se estaba desnudando, con la luz encendida, me vio en la ventana con los primáticos y el pájaro en la mano, ya que me había olvidado de apagar la luz.
Al día siguiente me paró en la calle y me preguntó:
-¿Cuánto tiempo llevas espiándome?
Fui sincero… por si sonaba la flauta.
-Años. Llevo años obsesionado contigo,
-¿Levas años tirando la paja al verme desnuda?
-Y al ver como te pajeabas tú.
Me extrañó que no se enfadara.
-¿Cuantos años tienes?
-Dieciocho.
-No me mientas.
Le enseñé el DNI.
-Mi marido no está en casa…
-Lo sé. Cuando te desnudas, no está.
Miró a ambós lados de la calle. Sacó una llave del bolso y me la dio.
-Segundo B. Si ves a alguien no entres.
Se fue para su casa. Cinco minutos más tarde, entré en su piso.
Oí su voz.
-Al final del corredor, a la izquierda.
Legué a la habitación, que tantas veces había visto, y allí estaba ella, de pie, desnuda. Me acerqué a ella. Me abrazó y comenzó a comerme a besos. Me sacó la pollla. y all verla, gorda y con sus 22 centimetros mirando hacia sus tetas, se arrodilló, la metió en la boca y me la acarició y chupó hasta que me corrí en su boca, Se bebió la leche. Después me llevó hasta la cama. Me desnudó. Me empujó sobre la cama, y cuando estaba echado boca arriba, subió encima de mí. Me puso su chocho de vello negro en la boca, y me dijo:
-Me toca, papito.
Puse mi lengua en su sexo. Estaba empapado. Comenzó a mover la pelvis y a acariciar las tetas. Yo le cogía el culo, que estaba duro como una piedra. Ni cinco minutos tardó en cogerme una mano, chuparme un dedo y decirme:
-Fóllame el culo con él.
Se lo metí en el culo. Comenzó a acelerar sus movimientos, y exclamó:
-¡¡¡Me vengo, papito, me vengo!!!
La negra cubana, se corrió en mi boca. Su sexo chorreaba y sus gemidos eran tan dulces que me pusieron palote de nuevo. Nunca antes se habían corrido en mi boca y la verdad es que me encantó. Se iba a quitar de encima, y me dijo:
-Me apeó, papito. Te voy a contar un secreto. Yo también tuve matraquillas contigo. Me imaginaba que era tu moco y me ponía maluca.
-En aquel momento no entendí lo que me dijo… Ahora sí lo sé… Le empecé a comer aquellas duras y hermosas tetas. Ella, cogió mi polla y empezó a masturbarla.
-Me quiero correr dentro de ti, morena…. No se tu nombre.
-Llámame esqueleto rumbero.
Me dio la risa, estaba delgada, pero tanto como esquelética… La risa se me cortó, cuando metió mi polla entre sus tetas y la comenzó a masturbar con ellas.
Parecía que le gustaba la leche una barbaridad, ya que cuando me iba a correr entre sus tetas, llevó mi polla a la boca y volvió a beber mi leche.
Al terminar de correrme. Cogió una de mis manos. Me chupó dos dedos, y me dijo.
-Métemelos en la papaya y hazme una paja.
Bésandola y acariciando y chupando sus tetas, mientras ella me masturbaba a mí, me di cuenta de que estraba viviendo un sueño. que siguió cuando me dijo:
-Quiero venirme de pie.
Nos pusimos de pie. Me agaché. Se la metí y…
-¡¡Voy a cantar el manisero!!
Otra vez me dió la risa.
-Canta – le dije.
-¡¡Que me voy a venir otra vez!! ¡¡Mira, mira como se viene una jeva!!
Primero vi como sus ojos, que me miraban, se alzaban al cielo, y como después se cerraban bruscamente. La cubana, se deshacía entre convulsiones y gemidos. Luego sentí como su corrida bajaba por mis piernas, calentita, como si fueran aguas termales. ¡¡Pedazo de coirrida le acababa de sacar a la negra cubana!! Al acabar, me dijo:
-Llevo tres años sin hombre. Me hacías mucha falta.
-¿Y tu marido?
-Ni quiere ni le dejo. Mañana se acaba la farsa de los papeles. ¿Te gustaría meterme el espólon en el culo?
-Date la vuelta y ponte a cuatro pàtas.
Me encantaba aquel culo duro. Acariciándole las tetas, comencé a dale besos negros. A ella le encantaba, Cuando se la metí, soltó tal gemido que creí que se corría. Después, me llevó dos dedos al sexo. Se los metí. Ella metió otros dos y comenzamos a masturbar su sexo. Le follé en culo unos diez o doce minutos. Quitó su mano, me quitó la mía, y me dijo.
-Sacala del culo. Métela en la papaya, y fóllame suavemente.
Hice lo que me dijo. Ni un minuto tardó en decir:
-¡¡Vente conmigo, fiñe, vente conmigo!!
La follé a lo bestia. Con fuerza y hasta el fondo. Le vino con tanta fuerza que se se desplomó entre deliciosos gemidos. Tenía las piernas juntas y tensas, y mi polla entraba apretádisima. Al sentir que me corría, la deje dentro, sin moverme. Me la quitó ella con sus convulsiones. Creo que nunca volveré a correrme con tanta intensidad.
Al día siguiente, la mulata cubana, dejó al que fuera su tapadera. A saber donde andará.
2 respuestas
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