Por

Anónimo

septiembre 15, 2014

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LA ALUMNA TRABAJADORA

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�Estaba yo estudiando el último año de secundaria cuando mi bebé (así lo llamo yo), llegó al colegio a hacer un interinato por 3 meses y el día que llegó fue cuando me jodì, ya que conocí al hombre por el cual hoy en día estando yo casada, aún sigo suspirando por él y excitándome al recordar todas las locuras que hicimos juntos, DIOS mío como lo extraño.

No soy una mujer bella, sino más bien guapa diría yo, en ese entonces estaba delgada, soy pelada ya que me gusta joder, disfrutar de la vida, me vale todo, me gusta carcajearme como loca de las cosas que me causan gracia, en fin soy liberal, tan liberal que estudiaba en la mañana y trabajaba por la tarde-noche como gerente en un restaurante ya que tenía 2 hijos que mantener.

Y mi bebé era todo lo contrario serio (quizás porque era casado), callado, puntual, trabajador, respetuoso, amable, atento, delgado, alto, con lindas nalgas, piernudito, no le encontraba defecto alguno, todo en él me parecía bueno; además de eso tenía un no sé qué, que me atrajo desde que lo vi. Con una compañera que era blanca, rubia, ojos amarillos (preciosa la puta), comenzamos a acercarnos a él para platicar y a fuerza de ser sincera siempre creí que de las 2, la que le gustaba a él, era mi compañera; pero, no me importaba a mí me tenía loca el hijo de puta y me conformaba con solo tenerlo cerca. Platicábamos los 3 sin ninguna malicia, chistábamos, bromeábamos, en fin nos la pasábamos bien en los ratos libres. Un día lo invité a la casa de mi madre, nos acompañó, y en otra oportunidad fue con nosotras a la ciudad a averiguar los precios de unos artículos, siempre los 3 juntos para todos lados y eso despertó la curiosidad y la envidia de muchas compañeras, ya que mi bebé le gustaba a varias de ellas y estaban celosas; pero, no me importaba lo que murmuraran yo estaba loca y feliz de andar junto a él, y aclaro no éramos pareja simplemente éramos amigos los 3. Un día el director del colegio nos dio a tod@s la noticia de que se le había terminado el tiempo del interinato y que mi bebé se tenía que ir porque regresaría el profesor que teníamos antes, me sentí triste por su partida, ya que sabía que no lo volvería a ver, en ese entonces no había celulares como hoy en día. Y se fue, llegó el profesor que teníamos y la vida continuó; pero, para mí ya no era lo mismo sin él.

Pero el destino lo tenía reservado para mí, ya que un día para mi sorpresa y alegría, a la hora de la cena apareció con unos familiares en el restaurante donde yo trabajaba, y partir de ese día no lo dejè en paz me le pegué como garrapata. Lo senté en una mesa aparte de su familia para que pudiéramos platicar a solas y libremente (para suerte mía no andaba la esposa). Nos pusimos de acuerdo en vernos días después (ya que él, trabajaba en un colegio que estaba cerca del restaurante, que más le podía pedir a la suerte todo era perfecto y a mi favor).

Y así fue, un día me llegó a esperar a la salida del trabajo y nos fuimos a sentar a un parque cercano a platicar libremente como 2 personas adultas (y sin la presencia de mi compañera, que por cierto nunca le pregunté si mi bebé le gustaba). Hablamos durante horas y de todo, principalmente de cómo nos gustaba hacer el sexo. Cuando nos despedimos sin decir palabra alguna nos besamos apasionadamente (ambos lo deseábamos), como siempre lo había querido hacer cuando platicábamos en el colegio y nunca pude, y me confesó que le gusté desde el primer día que me le acerqué con mi compañera y le dije que creía que era mi ella la que le gustaba, por lo que soltó una gran carcajada y me dijo que no, que yo era quien siempre lo había tenido loco, y yo no lo podía creer.

Nos pusimos de acuerdo en vernos un día para ir a encerrarnos a un motel y cogernos; pero, para mi mala suerte una noche antes del día esperado me apareció la maldita menstruación y no pudimos ir a coger, entonces lo pospusimos para otro día. Y se llegó el día que tanto había esperado desde que estaba en el colegio (el cual creí que nuca llegaría), nos veríamos por la tarde y toda la mañana pasé tan ansiosa que estaba bien excitada, iba al baño a cada rato a limpiarme, ya que me mojaba de solo imaginar que ese día cogería a mi bebé por primera vez.

Y se llegó la hora esperada, el apareció y nos fuimos al motel (en donde nos haríamos clientes frecuentes), entramos y rápidamente nos desvestimos y comenzamos a coger, yo iba urgida porque me metiera su verga y calmara el fuego que me quemaba la concha comencé a gemir y bramar loca y desesperadamente. Sentía que me moría con cada orgasmo que ese hombre me producía (me salió mejor y más delicioso de lo que me imaginé), al fin terminó la primera vez. Descansamos un rato y comencé a excitarlo de nuevo y no me esforcé mucho ya que rápidamente se le paró el pito y volvimos a lo que habíamos llegado que era a coger, me la metió de nuevo y volvió a producirme tantos orgasmos que sentí que volaba. Volvimos a descansar y después nos fuimos a bañar para irnos del motel, cuando nos estábamos bañando le pedí que me dejara lavarle la verga y me dijo que si, lavándosela estaba cuando se le volvió a parar y yo no estaba dispuestas a desperdiciar esa paloma parada; así es que se la agarré y jalándolo de la verga me lo llevé de regreso a la cama y le pedí que me la volviera a meter y él bien mandado, me cogió por tercera vez y yo no podía creer lo que me estaba pasando, mi bebé me estaba dando el sexo que nunca me habían dado. Nos terminamos de bañar y nos fuimos, esa noche dormí cómoda, placida y sabrosamente, como no lo había hecho en años y eso me gustó, mi amor me dejó cansadísima. Y pensaba ¡ que cogida más riiiiiiiicaaaaa la que me diò ¡.

Pasamos un poco más de 2 años cogiéndonos, en todas y cada una de las veces que cogíamos me lo devoraba, me lo comía, lo disfrutaba al máximo, pobrecita la mujer se lo mandaba biiiiiiiiiiiiiiieeeeeeen exprimido y cansado, prácticamente lo obligaba a que me cogiera las veces que se me antojaba, siempre me complacía. Por eso lo adoraba y de esa boca deliciosa que tiene nunca, nunca, nunca; pero, nunca, nunca salió la palabra ¡ no ¡, siempre escuché la palabra ¡ si ¡, y eso me enloqueció de él y yo me aprovechaba.

Pero, un día me felicidad terminó y me jodì de nuevo, ya que le trasladaron a una sucursal del restaurante que quedaba en otra ciudad en donde tenía que quedarme a vivir y como necesitaba el trabajo y me pagaban bien, con el dolor de mi alma (más bien de mi cuca) me tuve que ir y la relación se terminó.

Como lo dije al principio como lo extraño, mi bebé mi dio el sexo y me trató como nadie lo ha hecho jamás, hoy estoy casada; pero, sigo esperando un segundo milagro que me lo triga de nuevo a alegrarme la vida.

La satisfacción que me quedó es que mi bebé fue mi profesor de matemática en el colegio; pero, yo fui su profesora de sexo en la cama, y sin exagerar fui muuuuuuuuuyyyy buena profesora�.


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2 respuestas

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