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El juego del dado Parte 2: La mudanza
Y sobreviví. Tenía 14 años y con mi antigua casa y mi antigua calle dejé también atrás a todos mis amigos, mi primera novieta, todo. Empecé desde cero. También en lo referente al juego que os empecé a contar hace un par de relatos tuve que empezar de nuevo. Hubo un parón debido a la propia mudanza y a la etapilla de adaptación posterior, parón que me encargué de rellenar con otras distracciones, no demasiado distintas a lo que ya os he contado. En fin, otras historietas con otros protagonistas, historietas que quizás en otro momento narre�
Con el cambio de hábitat no se me pasó ni por asomo el calentón constante al que me tenía sometido mi propio cuerpo, más bien al contrario. Cada me iba haciendo más mayor y los picores iban incrementándose al mismo ritmo. No ayudó demasiado que en aquella época descubriera en la televisión canales piratas que a partir de las 12 de la noche daban porno. Todo un descubrimiento para mí, que sólo contaba con mi famosa película Loves Bites como estímulo X. Por supuesto no hace falta decir que cuanto más mayor era más pajas me hacía.
Como ya he dicho el juego con mi hermano tuvo un parón debido al cambio de casa y que yo mismo decidí darnos una tregua. No fue por nada en concreto, tonterías propias de la edad. Sin más importancia. Hasta que sentí que la tregua ya había durado demasiado tiempo. Es decir, hasta que mis pelotas se hartaron de descargar siempre de la misma forma: a pajas (esto no es del todo cierto pero ya he dicho que quizás explique más adelante cómo me divertí durante la tregua�)
Si al principio había sido aquel programa, La Noche Prohibida, los viernes en la nueva casa me los alegraban los canales piratas y su porno cutre. Cutre, pero que con la edad he ido valorando más y más. Y es que solían ser pelis de los primeros años 90, algunas más viejas todavía, pero a mí me volvían loco ya entonces. Tampoco estaba yo para pedir demasiado. Las chicas estaba fuera de mi alcance, aun tardarían en llegar mucho, mucho tiempo�El caso es que los viernes, cuando todos dormían, yo empezaba mi fin de semana quedándome hasta tarde mirando las pelis porno de la tele y machacándomela como un animal. Recuerdo que a las 12 exactas la emisión de aquellos canales cambiaba y daban escenas de tías que se desnudaban y tal, todo muy light, y a eso de la 1 ponían la peli en cuestión. Así me entretuve unos meses.
Una de aquellas pelis era una de Peter North, que ya os nombré en el anterior relato. La peli era de unos jugadores de futbol americano con las típicas animadoras y tal. Hace un par de días he descubierto que se llama Only game in town? y he conseguido bajármela de nuevo. La verdad que ahora mismo me parece una porno bastante mala y si os hablo de ella tan solo es para contaros una pequeña anécdota. Aunque no me pareció tan pequeña entonces. Ni ahora tampoco�Una de las escenas de aquella peli era el North ventilándose a una de las animadoras, una rubia que estaba bastante buena. Tras chupársela y ponerse encima de su polla a cabalgarle, la tipa se tumbaba bocarriba y él se la metía de lado. Me ponía muy cachondo ver como ella se tocaba mientras el actor se la clavaba bien profunda. Cuando llegó el momento del clímax North sacaba su polla del coño de aquella tía y descargaba sobre su vientre. Un lefazo, y otro, y otro, y otro más�la mayor corrida que yo había visto hasta entonces y me costaría ver otra igual, al menos que me creyera realmente. Ya he dicho que aquellas pelis me parecían bastante reales y naturales. Si podéis conseguir esa peli, fijaros bien en como pone de leche el North a la tipa aquella. Impresionante.
Y pelis como aquella me alegraron los primeros pasos de mi pubertad, es cierto. Nada hubiera sido igual sin aquellas porno gratuitas por mucho que tuviera aquella cinta que encontré guardada y que mantenía guardada en el mismo lugar, por temor a que mis padres fueran a darse cuenta de que alguien la había cogido. Todo estaba bien. Si tenía ganas de pajearme solo tenía que esperar a ver la tele por la noche cualquier día y punto. Aparte estaba también el juego que había comenzado casi paralelamente al de �los novios�, del que, repito ya hablaré próximamente. Pero echaba de menos el juego del dado�
Así, una noche cualquiera, yo estaba en mi cuarto viendo la tele (mi hermano y yo seguíamos durmiendo juntos pero teníamos otro cuarto en el que veíamos la tele o escuchábamos música) y mi hermano estaba en el salón haciendo lo mismo, aunque era bastante tarde y los dos bastante pequeños todavía, 14 y 10 años, respectivamente. Mis padres dormían. Tal vez, de ahí que estuviéramos tan tarde despiertos los dos, sería viernes o sábado y no habría colegio al día siguiente. En cuanto dieron las 12 yo puse los canales que ponían porno y me puse a esperar. Aún faltaba mucho para la 1 y para que empezar la película pero yo ya tenía la polla empapada. La culpa, además de mi mente calenturienta, la tenían los cuerpos de las tías que salían desnudándose en aquellos canales entreteniéndome hasta que la peli comenzaba, así como anuncios de contactos sexuales, o escenas porno de corta duración que me dejaba con la miel en los labios y el flujo en el capullo. Mi chica favorita era una rubia de pelo rizado con unas tetas generosas que llenaba de nata. Sufrí aquella particular tortura varias veces. En cuanto era medianoche cambiaba de canal pretendiendo que llegase la 1 y con ella el ansiado folleteo. No pocas veces acabé pajeandome sin más remedio, explotando lefa en mis manos, soñando con un coño, un culo, unas tetas, o una boca�de quien fuese�Pero debo sincerarme y confesar que también en los momentos de máximo morbo soñaba con recuperar el juego con mi hermano. Así que una de aquellas noches de polla dura y completamente húmeda acumulé valor para salir de la habitación, ir hasta el salón y decirle a mi hermano que volviésemos a jugar a �los novios�. Y así lo hice, aunque me costó trabajo y varias salidas de mi habitación, desviando el rumbo cuando llegaba a la puerta del comedor, o incluso estando ya dentro del salón, sentado en un sillón al lado de mi hermano, era incapaz de decirle lo que quería decirle. Me daba corte. Pero tampoco podía librarme de aquella pesadez en mis pelotas. Sí que podía, entiéndanme. Está todo inventado, ya lo sé, pero estaba empecinado en reanudar lo que habíamos empezado hacía un tiempo, por lo que acumulé más valor y decidí hacerlo bien, a mi manera. Ya habría otra noche en la que ambos nos quedaríamos despiertos hasta tarde y tendría una nueva oportunidad. Ya llegaría el viernes�
Durante la semana me quedé una noche un poco más tarde de la cuenta, olvidando que tenía que madrugar a la mañana siguiente. Mi propósito: grabar la porno que pusieran ese día en el canal pirata. No penséis que simplemente lo hacía para tener otro recurso masturbatorio para mí mismo. Iba a ayudarme a conseguir lo que pretendía y tanto me estaba costando. Había veces que repetían la misma película durante toda la semana. No recuerdo como lo hice, si me valí de la ya consabida reposición de la peli a lo largo de la semana pero el caso es que acabé grabando una que me molaba mucho y es que todas las tipas que salían lucían unas tetonas enormes y yo seguía, y sigo, adorando a las tetonas. Ya tenía en mi posesión un arma que podía usar para mi objetivo. Y llegó otra noche de viernes. Yo en mi cuarto con la verga mojada y dura, amenazando con salirse del pantalón, casi sin poder evitar controlarme para ordeñarla hasta dejarla seca. Mi hermano en el salón tranquilamente. (Siempre he sospechado que él también miraba el porno)Y salí de mi cuarto camino del salón.
Supongo que en aquella ocasión tampoco me fue sencillo animarme a salir de la habitación pero lo hice. Fui hasta el comedor y allí estaba mi hermano. Tal vez le pregunté que qué hacía o que qué veía, no lo sé. A veces veía pelis que teníamos grabadas y puede que aquella noche estuviera haciéndolo, por eso me atreví a dar el paso definitivo. Regresé a mi cuarto. Yo tenía allí una pequeña colección de cintas VHS. Cogí una y salí de nuevo. Fui al salón. Le di la cinta a mi hermano y le dije que mirase a ver que había grabado allí. Rápidamente volví a mi cuarto y me encerré. Yo sabía perfectamente lo que había grabado. Porque lo había grabado yo y quería lograr algo habiéndolo hecho. Y si en aquel momento todo iba como pensaba, si todo salía bien, iba a conseguirlo al fin. Mi hermano mientras ponía la cinta en el video.
Yo estaba bastante nervioso pero al rato tuve que volver a salir y caminé despacio hasta el comedor. ¿Qué me depararía el destino? ¿Cómo reaccionaría mi hermano? Al llegar al salón le pregunté que qué había en aquella cinta. Él ya la había parado. ¿Qué hay? le repetí. ¿Cómo grabas esto? me soltó él. No puedo decir que estuviera enfadado, nada más lejos. Diría que estaba sorprendido. Y quizás un tanto excitado también, tal vez al rememorar con aquello el juego secreto con el que nos divertíamos en la otra casa, quién sabe. Yo insistí en preguntarle por el contenido de la cinta. Él no contestó. Se limitó a darle al PLAY.
Yo había dejado la cinta justa por el momento que quería que viese. Era la primera escena de la peli. Una jamona con unas tetas increíbles se la mamaba al actor de turno mientras se tocaba el coño. Podíamos ver la escena desde atrás, viéndole el culo a la tía mientras se manoseaba el chocho, viendo también como le colgaban los tetones y como se tragaba aquella polla. Cuando llegó el momento de presenciar esto los dos juntos, yo no podía apartar la mirada de mi hermano. Él, en cambio, sólo miraba a la peli. Definitivamente, no estaba enfadado. Era el instante de lanzarme a la piscina.
¿Qué pasa? ¿No te gusta? le dije.
Él no contesto ni sí ni no, únicamente sonrió.
Entonces los nervios, o la excitación, o quizás fue mi erección, hablaron por mí: ¿quieres volver a jugar a los novios?
2 respuestas
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