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noviembre 1, 2020

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DE LA MESTRA DE TUS HIJOS  EL JUEGO…

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Realmente yo no sé cómo sigo casada con Andrés, o como él sigue conmigo,  bueno, ahora tenemos problemas de pareja, y económicos, por eso tome unas horas, en una escuela para adultos, alejándome de la tentación de los adolescentes, que es lo que me pierde. Generalmente en las escuelas técnicas la mayoría de los alumnos son varones, sobre todo en algunas especialidades, en este caso electromecánica, por lo cual daba por descontado que no habría ninguna alumna.

Este curso había construido su fama, en base a renuncias de profesionales incluso el Director, me pregunto ¿si estaba segura, por mi cuerpo menudito, que quizás debía pensarlo?, antes de tomar la clase, los jóvenes no son muy atentos, son muy irrespetuosos. Así, que si bien titubee un poco, ya me imaginaba que tendría que buscar más trabajos… en base al mal comportamiento, y a pesar de que las generaciones iban pasando es como que había un patrón de conducta que era inalterable el alumnado era un tanto forajido, para decirlo de una manera elegante.

Antes de entrar a impartir mí primer pasé por la secretaría inspeccione la nómina de alumnos: las edades iban desde los 18 años a los 23. Siendo la mayoría entre los 18 a los 20 años.

El primer día de clases fue un tanto engañoso, dado que se comportaron de una manera bastante educada – por lo menos para conmigo – salvo el caso de la trifulca  de chicas e otro curso.

Es normal que del comportamiento de los alumnos de este tipo de escuelas nocturnas sea un tanto adolescente. A pesar de que fue diseñado para que gente con vocación técnica pudiese evolucionar y educarse, Generalmente para impartir clases en esos establecimientos se requiere de un carácter férreo y dominante, cosa que por mi edad e inexperiencia aún no contaba. Con mis 35 años Para colmo de males mi rostro aniñado, mis ojos marrones, mi cinturita pequeña, mis labios hacia adelante, mi  melena negra hasta la espalda no ayudaban mucho.

Con el correr de los días y a medida que entre ellos se iban conociendo la cosa se iba relajando y de a poco mostraban esas conductas que tanto los enorgullecía y que a nosotros los docentes tanto nos angustiaba.

Pasó la primera mitad del año sin mayores sobresaltos dentro de esa lógica alocada. Cuando llegaba encontraba dibujos obscenos en el pizarrón, desplantes y malas contestaciones, mi silla en el escritorio con un pene dibujado con tiza, cosas de ese estilo. Cosas que dejaba pasar por miedo a represalias o desplantes a los que no tenía la experiencia como para sobrellevar.

Cierto día de septiembre, y ya completamente habituada a esos comportamientos, al terminar la clase y antes de levantarme del escritorio veo que la mayoría se levanta y vienen hacia mí a preguntarme algo sobre el último ejercicio.

Estaba yo explicándole a uno de ellos cuando claramente noto que una mano me manosea el culo. Me doy vuelta y como eran tantos no pude identificar quien había sido. Dada la sorpresa y sin reconocer al culpable me quede callada e hice como que nada hubiese ocurrido, dado que lo que menos quería era que se enardecieran. Yo desde allí me tenía que dirigir a mi casa y era bien entrada la noche. Tal vez ese fue mi error.

La siguiente clase, en la otra semana, la operatoria fue igual. Cuando me estaba retirando del aula vienen unos cuantos con la excusa de preguntarme y me rodean todos y el manoseo fue más descarado. Me sentí apretujada por una decena de muchachos que apoyaban deliberadamente sus miembros sobre mí, con la excusa de que los empujaban. Como pude y sin violentar aún más la situación pude zafarme de ellos y marcharme.

Para ser completamente sincera debo admitir que más allá del miedo, y luego evocando la situación me produjo cierto morbo, aunque tampoco quería que la situación se pareciera como con los de primaria y se me fuera de las manos, a veces el temor juega esas cartas.

Quiera o no a partir de ese momento las clases eran más amenas y relajadas. Ya no había violencia ni malas contestaciones pero el ritual de fin de clases se repetía siempre y cada vez con más intensidad. Era como un pacto implícito: ellos me manoseaban y yo los dejaba, pero sin pactarlo en palabras.

Una noche al llegar a clases veo que sobre el escritorio hay un papel doblado. Lo abro y leo:

“queremos proponerle un juego. ¿Está a dispuesta a jugar?. Escriba la respuesta en este papel y déjelo en el escritorio. 4to 5ta”.

Cuando levanto la vista veo que todo me miraban fijamente e hice como si nada y empecé la clase. Les di unos ejercicios y mientras los hacían volví a leer el papel, Tomé un bolígrafo y escribí:

“Ok. ¿Pero a cambio de qué?”.

Tenía idea que si accedía a ese juego corría un peligro evidente. Aquellos no eran chicos, a pesar de su comportamiento infantil. Eran muchachos hechos y derechos que a pesar de su inmadurez representaban un riesgo. Pero la curiosidad pudo más.

Terminé la clase, vinieron a apretujarme y manosearme como de costumbre, y al retirarme veía como todos se abalanzaban sobre el escritorio a leer el papel. El juego había comenzado.

Siempre me gustaron las sorpresas y tengo un espíritu lúdico, y el hecho de jugar de esa manera misteriosa con aquellos alumnos le daba un matiz especial. Indudablemente intuía por donde vendrían los pedidos y reconozco que me excitaba bastante aquello.

Como era de esperar, no bien llegué a clases el papel estaba en el escritorio:

“gracias por aceptar jugar con nosotros. Le proponemos a cambio que nos comportaremos de manera ejemplar y no tendrá de nosotros ninguna queja. A su vez nos comprometernos a protegerla. Como primera consigna le pedimos que escriba en la parte izquierda superior del pizarrón que color es su bombacha. Y otro pedido: a partir de ahora ya que empieza el calor queremos que venga de vestido o pollera. 4to 5ta.”

Intuía que todos los ojos estaban depositados en mí. Tomé coraje, me incorporé y con una tiza escribí en el pizarrón: White. Cuando los mire noté cierta alegría en el rostro de los alumnos y empecé con la clase. Antes de retirarme escribí en el mismo papel:

“Acepto el juego, pero lo que les pido es discreción absoluta y no encontrarme a nadie cuando salgo”.

Luego me retiré, no sin antes someterme al ritual del manoseo.

Para la siguiente clase me apresté a ir tal como me lo habían pedido. Con un vestido azul y blanco tipo solero. La noche estaba calurosa, ya avanzaba la primavera y bien lo ameritaba, por lo cual no levantaría sospecha.

El papel estaba sobre el escritorio:

“muchas gracias por jugar con nosotros. Cuente que nuestra absoluta discreción. Nadie la importunará cuando salgamos y de ser necesario la acompañamos discretamente a su casa para que llegue tranquila. El pedido para hoy es el siguiente: queremos que nos muestre su bombacha. 4to 5ta.”

La verdad me sorprendió el pedido, no tanto por el hecho en sí, sino porque lo tendría que hacer de una manera que fuese como casual, no deliberada. El juego era así, misterioso.

Empecé con la clase y mientras la impartía trataba de dilucidar como resolvería el pedido, hasta que se me ocurrió algo. Estaba hablándoles sobre tiempos verbales caminando por la clase cuando en un momento les pregunto:

– Les molesta si me siento en el escritorio, fue un día largo y me duelen un poco las piernas de estar parada.

Al unísono contestaron que no, por lo cual me senté en el escritorio de frente a ellos y seguí hablando como si nada, con las piernas cruzadas. La atención era completa y solo se escuchaba mi voz. Sus miradas estaban expectantes.

Como la falda era a las rodillas fui moviéndome para que la falda fuese levantando de a poco. Tampoco tenía intenciones que nadie que pasara por el pasillo me viese dando ese espectáculo, podría ser el fin de mi carrera, que recién empezaba.

Cuando vi que era el momento y no se veía nadie en el pasillo, descruce las piernas y me quede unos segundos ante ellos así, dejándole ante sus ojos la visión de mi entrepierna cubierta por una tela de lycra celeste. Sus miradas estaban clavadas allí.

Luego de dar por terminado el espectáculo y mientras ellos copiaban un ejercicio les escribí en el papel:

“reto cumplido, como siempre espero discreción absoluta. Tampoco es necesario que me acompañen hasta mi casa. Con que no me molesten a la salida me alcanza”.

Luego el ritual de siempre, aunque esta vez por lo ligero del vestido pude sentir más sus manos y sus cuerpos.

De más está decir que por aquel entonces ya estaba completamente excitada, pero lo extraño de la situación que quien me excitaba no era una persona. Era 4to 5ta.

Ansiaba que el tiempo pasara pronto para la siguiente clase nocturna. El juego y el hecho que cumplían lo pactado me daba confianza.

En la siguiente clase el papel estaba allí:

“muchas gracias por continuar el juego. Cumplimos nuestra palabra: nos comportamos y somos completamente discretos. No la molestamos a la salida pero si nos aseguramos de que llegue tranquila a su auto. La consigna de hoy es la siguiente: queremos que se saque la bombacha y la deje en el cesto de papeles. A su vez le pedimos que designe quien será acreedor del trofeo. 4to 5ta.”

La consigna me causo gracias. Esos muchachos sabían cómo jugar, eran originales y la cosa se iba poniendo interesante. Podría haber ido al baño y sacármela pero lo hice más atractivo. Cuando estaban haciendo unos ejercicios me senté en la silla tras el escritorio y poco a poco me la fui sacando. Ellos solo pudieron ver cuando la bombacha estaba a la altura de mis pantorrillas. Me levante y tomándola de un extremo la lleve al cesto, sin tratar de ocultarla. Volví a sentarme y escribí en el papel:

“Tal como lo pidieron deje la bombacha en el cesto y creo que se la merece Sarti por sus buenas notas. Espero que no sea un compromiso para él llevársela”. Ahora salgan al recreo que faltan dos horas conmigo.. Al regresar los chicos estaba el portero, enfrente de mi escritorio. Desclavando el frente del mismo.

BUENO MUCHACHOS, les hare un breve examen. Y antes que digan algo,  quiero que escriban un poema en ingles de cinco versos o más y yo los iré llamando para corregirles. Bueno escriban. Y mientras escribían yo abría y cerraba mis piernas, o las dejaba abierta,  para que se deleiten,  o mejor las dejaba totalmente abiertas, ellos sabían que yo ya no tenía bombacha.  Había que dar aliento a estos chicos, para que escriban.  Listo chicos, a ver, Diego, veni. Para acá tráete. Una silla. Pero no te sientes. Mi escritorio es de vidrio arriba. asi que dieguito me podía ver las piernas, y mirándolo a los ojos me subí el vestido, para que vea más.¿ estás bien? Pregunte, hice pasar a Santi, quien tenía mi tanga entre sus dedos. Y mirándole a los ojos me desabroche 4 botones de mi vestido, y a el pobre la erección no le dejaba respirar, a ver, Lito, ven para aquí, y vino, era grande el sí de 20 años, pero grande, se paró enfrente mío, me vio las piernas, y solo se corrió a la par mía, y mientras yo le corregía, el me miraba los senos y yo lo descubrí, y no quito los ojos de allí, y eso me puso a mil.

Luego los apretujones al final de la clase y manoseos que cada vez eran más osados y ya con mi práctica hablaba como si nada Solo que esta vez,  mientras me manoseaban, sentí, algo caliente y húmedo rozar mi clítoris, me hizo ponerme de puntas de pie. Y sentí un ardor que me cortaba la piel metérseme entre mis piernas. Y mientras conversaba como si nada, sentía como eso se me metía más adentro. No niego que me gusto. Pero dije, listo chicos vayan terminando. Y no mire a quien tuviese enfrente. Trataba de abrir mas las piernas Ya abiertamente me levantaban la falda pero al estar rodeada se aseguraban que nadie viera de afuera, y era una suerte y siempre por atrás, para que no pudiese identificar quien era en particular. Claro, que hoy fue osado. Termine la clase, todos se fueron, y fui a portería, a darles las gracias, a José. Por lo del mueble.

LORENA:  ¡ Hola José! Esta usted ahí.

Siii se escucha una voz, ya voy con usted, tome asiento señorita. Ya estoy..

Y me senté en un taburene alto, mi vestido se abrí, un poco, y mis piernas se veían y bastante.

Jose: ¿Hola? En que pued…

Lorena: Ahí lo veo, que me ve las piernas, y de inmediato, tomo mi vestido, para cerrarlo, y lo miré a los ojos, y lo deje caer como estaba.

JOSE: ¿En que pedo yo ayudarla?

LORENA. Mientras me hablaba no dejaba de mirarme las piernas.

José. ¿quiere tomar algo conmigo aca?

LORENA: ¿ Es correcto? Es la escuela, y mientras el me miraba, abri mas piernas, aun no se por que lo hice…bueno José era un hombre grande de edad. Jose: hoy es viernes!

LORENA. Si, sabe que si, y bebimos dos cervezas, y el me contaba que nadie de los profesores jamás, jamás ha durado ni un año. Menos un mes.

JOSE.¿ Cómo hace?

LORENA: Mientras me servía wisky, Y LO MIRE sabe que hago los seduzco, y juego con ellos.

LORENA: ufffff ¿Qué calor? Hace aca, y trato de pararme, y se me aflojaron las piernas. Y me caigo hacia adelante.

LORENA:. Él Me tomo en sus brazos, mientras me sujetaba, me agarró los senos con tela y todo del vestido, mientras me pedía disculpas, por el momento

JOSE: discúlpeme, no sabía cómo sujetarla

Lorena. No se disculpe, si usted no es el culpable, yo vine sin avisar, y si no me cogía, me caía.

Al mismo tiempo él se ríe.

JOSE. Hace rato no escuchaba esa palabra, si la escuchan decir coger los chicos van a pensar mal.  

LORENA. José. Me llama un taxi, yo no llego manejando a mi casa. Y así fue, me fui en taxi a casa. Llegue tan mareada. Que nadie se dio cuenta. Y me fui al cuarto de servicio a dormir…ya veré que hago mañana. Me desperté. Y encontré escrito en mi mano, tu auto quedo en el colegio. Me reí. Y me fui a bañar. Andrés no estaba en casa e Ivana, se había ido con su padre biológico.

Yo ya por ese entonces me prestaba al juego, el mecanismo era siempre el mismo. Ellos lo disfrutaban y yo también aunque sin ningún tipo de demostración de ninguna de las partes.

Ya por ese entonces llegaba a casa, cenaba, me acostaba y me masturbaba evocando aquellas manos que me recorrían. Si antes era tras la tela del pantalón, ahora era sobre la liviana tela de mi bombacha, o como en la última noche, sobre mi piel desnuda. Y su pene que me …

Para la siguiente clase mi entusiasmo era evidente, deseaba jugar con aquellos muchachos. Ese juego me ponía vital y caliente.

Y ahí estaba el papel:

“Ante todo muchas gracias. Nos encantan las clases de inglés, pero mucho más los juegos que tenemos con usted. La consigna de hoy es sencilla: queremos que elija a uno de nosotros y durante la clase lo caliente y excite de alguna manera. Y otro pedido para la siguiente clase: no traiga ropa interior. 4to 5ta”

La cuestión se estaba poniendo caliente y no sabía cómo hacer, pero seguramente algo se me ocurriría. Comencé la clase y después de unos minutos se me ocurrió. Les iba dictando un ejercicio y me dirigí al fondo del aula. Ahí estaba el objetivo: Jorgito

Con absoluta naturalidad me fui hasta donde él estaba y dictándoles a todos, apoye mi culo sobre su brazo y me quede ahí. Podía sentir el calor de mi piel sobre su brazo. Me movía imperceptiblemente pero con firmeza dejando que mis nalgas se clavasen en su brazo. El ante el contacto puso su brazo duro y sentía la tibieza de su piel en mi culo.

Después de un par de minutos y notando que todos habían contemplado el espectáculo me retiré, constatando que Jorgito tenía una erección prominente. Tarea cumplida.

Les escribí en el papel:

“Espero que Jorgito sueñe esta noche conmigo, creo haber hecho el mérito suficiente. Y si tiene novia, espero que la motivación le permita satisfacerla adecuadamente”

El rito final se intensificó. Ya sus manos hurgaban todo mi cuerpo. Desde atrás apretujaban mis pechos pero por arriba del escote. Mi falda ya estaba por la cintura, pero nadie podía ver desde afuera, eran muy prudentes en eso. Mi rostro no denotaba nada, sabía que era fundamental para que el juego siguiera dentro de esos parámetros.

Sentí como dos manos intentaban bajarme la bombacha y lo dejé hacer. Abrí un poco mis piernas para facilitarle la tarea y luego levante uno a uno mis pies para que pudiese quedarse con el trofeo. Sus manos hurgaban entre mis nalgas pero sin violencia.

 El canto de una mano rozo mi vagina. Seguramente la retiro mojada. Y lo inevitable, me ensarto un pene enorme. Más que un pene, era una  verga Tanto, que solté mis escritos y me agarre con ambas manos del escritorio. Hubiese gemido en otro momento, pero no me podía dar ese lujo.

 Esta vez, sin yo verlos cinco de ellos se alejaron y se fueron hacia la puerta, con cartulina taparon los vidrios, mientras que los otros todos se fueron a sus escritorios, y mi perpetrador, me estaba devorando, y yo con mi cabellos negros sobre mi frente, sentía con más fuerza esos embates,  y salían quejidos, que trataba de ahogar,  cuando quien me cogía, me levanta una pierna sobre el escritorio. Y me doy vuelta hacia atrás, para mirarlo, y me toma ambos senos, y se apoya con su peso sobre mí,  para ensartarme más hondo, y con más fuerza, y yo olvidándome de mis alumnos, inclino la cabeza a un lado, y me dejo, coger, y me entrego a mi amante,  me quita la parte superior del vestido, y mis senos quedan al aire. Y cuando acomodo de nuevo el cabello y no note que ellos se alejaron, ya y tenían ese espectáculo para ellos. Gemí con ganas, me estaban culiando y me gustaba, ¡y como me gustaba! Que  Jorgito, me tiene que tapar la boca para que no grite. Y lo mejor. Jorgito, dijo me vengo. Nooooo digo yo, no,no podes acabarme dentro. Salite! Pero no me escucho. Y se derramo todo dentro de mí. Y entro como en convulsiones, mientras largaba sus últimos chorros de leche adentro mío. Y me levante, jorgito, dio dos pasos, y cae con su ataque de epilepsia. Y me arrodillo en cuatro a su lado lo pongo de costado. Hasta que se le pase. Cuando siento, que otro de los chicos,  Darioooo se aprovecha de mí, y me ensarta, una cosa, más grande, y me tapo la boca. Mis medias estaban arruinadas y veo que mi concha igual. Diez minutos de sexo desenfrenado. Me tenían aferrada de las caderas,  Y mis pequeños glúteos sonaban a bofetadas. Y cuando jorgito, recobra el conocimiento, y me ve, hola, le digo. Moviéndome para todos lados. Jorgito sonríe, ¿esta culiando con otro? si, le digo. Pero, vos sos el mejor. Jorgito… ahhhghhghghg se escucha desde atrás, y DARIO SEDERRAMO DENTRO MIO.

Para la clase siguiente debía cumplir con la consigna: sin ropa interior, minifalda

Ir sin bombacha no sería problema porque no se notaría, pero sin corpiño era otro tema y no quería que lo notaran en la escuela,  por lo cual opté por llevar un saco de lana y un solero blanco liviano y muy escotado. Dejando lamini para otro dia.

Ya una vez en la clase, el papel:

“Estamos muy contentos y agradecidos por la disposición a jugar. Jorgito se recuera bien y no se olvidara nunca la experiencia, aunque declara no tener novia. La consigna de hoy es sencilla: queremos que recorra los pasillos y se deje tocar por detrás. Prometemos ser cautelosos y discretos. Y otra cosa. Cuando termine la hora demórese un poco, queremos dejarle un regalo. 4to 5ta”

Ya por ese entonces el juego me calentaba tremendamente. Yase habían re pasado conmigo  Me saque el saco y tire una tiza al piso. Al agacharme a levantarla comprobaron que había cumplido la consigna. Mis tetas quedaban expuestas ante ellos. Comencé la clase como si nada y no encontré mejor excusa que leerles un texto.

Caminando con el libro por los pasillos me detenía ante cada pupitre y desde atrás dejaba que me tocaran el culo a sus antojos.

A decir verdad cumplían con su palabra y lo hacían de una manera discreta, sin sobresaltos y ordenadamente.

Terminada la clase no anoté nada esta vez en el papel, pero me apresté a cumplir con sus pedidos.

Me rodearon nuevamente y haciendo un círculo no dejaban que se viese al exterior.

Me levantaron la falda pero esta vez no sentí sus manos lo que me llamo la atención. A los pocos segundos escuche un leve gemido y supe cuál era el regalo.

Un líquido tibio se deslizaba por mis nalgas. Luego vino otro y después otro. Luego de unos minutos bajaron mi falda y nos retiramos en paz.

Presentía que todo aquel líquido podía haber empapado mi vestido, por lo cual me dirigí  al baño, saque mi minifalda de licra, ajustada, y me la puse, y la camisa de encaje, dejando mi solero en una bolsa, para lavar, empecé caminar rumbo  a mi coche, y me detengo frente a la caldera, y resuelvo saludar al atento José, ingrese en sector calderas, mucho valor, enseguida se me pego la camisa, y mis senos se traslucían, JOSE. Se aparece en cuero.

Me mira de arriba abajo, se acomoda la verga y en forma apresurada, me doy vuelta, y quiero irme, pero José me lo impide. notando como por mis piernas  me acariciaban las manos de José,  me levanto, rápidamente, la minifalda, y aggggghg naaaaaaa!! No, no, no, no, por favor, no,  no por ahí noooooo, noooooo basta, joseeeeeee!! Hizo, tres golpes duros, mis glúteos llegaron a levantarse. Y sentí como se escurría abundante semen por mis piernas. Me fui a mi auto como pude.

Cuando me senté en la butaca noté que estaba completamente empapada de aquello. Maneje lento. Llegué a casa y ante un espejo en mi habitación comprobé que aquel viejo había llenado mi culo con su leche espesa.

El vestido estaba todo pegoteado, y lo junte con mi minifalda  me los quite y me duche masturbándome frenéticamente, evocando aquella lechada colectiva. Y extrañamente a José.

Ya las cosas se iban poniendo muy calientes y un tanto peligrosas, dado que de descubrirse ese juego, estaban en juego mi trabajo y mi reputación, por lo cual no sabía cómo continuarlo

Era un sentimiento ambivalente, por un lado el miedo a perder todo y por el otro el morbo y la adrenalina de ser el objeto sexual de esos alumnos.

Ya quedaba poco tiempo para terminar las clases y con todas esas dudas me dirigí a la escuela, y como siempre el papel:

“Profe, nos encantó lo que paso la última clase pero sabemos del riesgo que ello conlleva. Queremos más de usted pero no queremos ponerla en peligro. No sabemos cómo continuar esto y quisiéramos pedirle si nos puede aconsejar. Nuestro deseo ya sabe cuál es, pero usted es quien decide”

– Quiero que traduzcan la siguiente frase, la cual es una pregunta y saliéndonos por una vez del inglés técnico tienen que traducir en una hoja y contestarla. Cuando lo hayan hecho dejen la hoja en mi escritorio. No es una prueba

El cuestionamiento los dejó perplejos y pude notarlo en sus miradas. Me dirigí al pizarrón y escribe:

“Do you want to continue with the game?”

No necesitaron usar el diccionario. Las hojas se fueron acumulando en el escritorio y la respuesta era unánime: “yes”

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2 respuestas

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