Por

Anónimo

enero 22, 2020

61 Vistas

enero 22, 2020

61 Vistas

CONCEPCIÃ?N 16

0
(0)

CONCEPCIÓN 16

Recién llegábamos de almorzar en Concepción. Con mucho cansancio después de llegar a la ciudad por la mañana, pero mucho sol y calor. Ordenamos nuestras cosas en la pieza y decidimos salir a la piscina un rato a tomar sol con un chardonay sour que estaba de maravilla. Ella pantalón cortísimo y con cortes que dejaba ver algo su cola y muslos, además de polera blanca escotada y sin espalda, con sus labios rojos sensualmente carnosos. Se veía sexy, demasiado quizás. Seguramente me vio algo celoso por su ropa, pero sonrió y me dijo que era para la piscina y luego un dulce beso para tranquilizarme. Ya en la piscina, Claudia bajo el sol se ve más rubia, saca su pantalón de a poco y mueve su largo cabello, luego saca su polera y queda en traje de baño rojo diminuto, sus pechugas se veían enormes que no entraban en su pequeño bikini. Dos oficiales estaban en la piscina, pero en frente y la miraban y como no iba a ser así, era imposible no hacerlo. Soltó el sostén del traje de baño y me pidió le echara bronceador. En su cola apenas dejaba ver el calzón del bikini. Poco era lo que se distinguía rojo en aquella cola redonda y paradita, sobre la reposera. Le eché mucho bronceador en su cuerpo e incluso dejé caer un chorro en su cola como simular semen y me dice que rico se siente. Hice algo de masaje de cola que le encantaba y frotaba su vagina sobre el bikini, que me decía le excitaba mucho. Se veía muy voluptuosa. Me dijo que más adelante, le gustaría que tres hombres le echaran bronceador en todo su cuerpo…. Más adelante, pero en el mismo verano por favor… me suplicaba excitada. Se viene tu cumpleaños y te ofrezco eso o dos colombianos contigo por una hora sin descanso, piénsalo y me cuentas… Ya me dijo, los dos regalos se oyen rico. Estuvimos un rato y nos fuimos a la pieza a dormir siesta muy abrazados, tibios y desnudos. Algo picaba su pelo en mi cara, con mis manos en sus pechugas grandes que tanto me gustaban. Ella alguna vez me dijo que me parecería si se pusiera un poco más. No sé si hablaba en serio, pero a mí me encantaban en mis manos y en mi boca.

 

Al despertar la siesta, ya era de noche. Descansamos y dormimos mucho. Ella pasó a la ducha y luego entré yo. Le di muy duro mientras Claudia se afirmaba de a llave, mientras el agua caía por su hermoso cuerpo. Era imposible no excitarme con ella si tenía un cuerpo curvilíneo y lo explotaba muy bien. Al salir la quede mirando blanca y sonriente con toalla de cuerpo y toalla en su pelo amarillo como el sol. Me vestí y salí a saludar a algunos oficiales conocidos que tenía en el casino y me decían que tenían por la noche una comida de cumpleaños en el comedor y me dejaban invitado. Al llegar a la pieza, Claudia quien acostumbraba a sorprenderme, se veía increíble… creo que literalmente quedé de boca abierta. Maquillada oscura de chica mala y labios carnosos color italiano, con vestido cortísimo negro ajustado con mangas a su cuerpo, como hecho para ella, sin sostenes y tacos altos. Extrañé su escote, donde se perdían mis manos cada noche de siempre, pero se veía perfecta. Su cola, cintura tetas y piernas. Ella segura de sí misma, sabía lo que tenía y que volvía loco a cualquiera.

 

Fuimos al Pub Madero que estaba a orillas del Bío Bío. Cuando llegamos, Claudia atrajo todas las miradas, no sólo de hombres, sino que también de mujeres, que miraban que se veía bonita y sensual. Tomó dos pisco sour y yo algo de vodka, donde nos reímos y conversamos miles de cosas, pelábamos a Amargot y a ChiquiTere, como siempre con sus absurdas aventuras. Vamos por uno más le dije y ella me dice que bueno… Ambos fuimos al baño, pero lavaba mis manos, De pronto Claudia entra y va a besarme, con su mano detrás de mi cabeza y presionándola con la mía, y la otra mano apretando fuerte mi pene. Nos fuimos al mudador, lugar donde ella me dejó morder entre sus piernas y jugar con mi lengua, morderla suave ya ratos algo más fuerte, la besaba y volvía a meter mi lengua mientras Claudia presionaba con sus manos mi cabeza, para que no saliera de ahí. Siempre me ha gustado como haces eso, me mata, dijo. Ese sabor me volvía loco, me fascinaba por sí sólo. Nadie entró mientras tenía su orgasmo, tuvimos suerte. Volvimos a la mesa y pedimos el tercer trago cada uno y mareados ambos. Le dije al oído entre mordidas, que la quería conmigo duro toda la noche, pero llegando quería meterme entre sus piernas con sus tacos altos puestos, morderla y jugar con mi lengua dentro de ella, para alcanzar a que tenga 3 orgasmos seguidos… ella se cruza de piernas de otro lado y las mueve lentamente, apretando su entrepierna, me dice bueno y que me quería con ella ya…, pero hasta muy adentro, que quería hasta mis testículos adentro de ella, pero que sea muy duro, como en las termas en que ”despertaba adolorida y roja su cosita cosita, como solía decirle”. Mejor vayamos a casa y salimos abrazados. Se levantó y arregló su vestido y nos fuimos. Camino al regimiento al llegar a un semáforo, se acerca a mí y muerde mi cuello, baja mi cierre y lo saca. Me dice que lo quiere dejar en su boca. Mi pene levantado hasta el cielo, me mueve y luego con su boca, pasa su lengua por cada espacio de mi pene, sintiendo su venas y con sus dientes raspaba, Quería entrara todo en su boca, pero se ahogaba y luego reía suave. Casi termino, ella seguía ahora más rápido para que terminara, pero yo no quería. Sentía que tenía mucho semen dentro y la dejaría sucia y llenaría su boca de mí.

 

 

Llegamos y pasamos al bar y no había nadie, le pedí se pusiera un antifaz e hiciéramos como que no nos conocíamos. Era una especie de cita sexy y a ciegas. Se escuchaban risas de otro lado. Nos preguntamos nuestros nombres para entrar en juego y tomamos un trago, pero la conversación era sexo, penetración, swinger, sus fantasías nuevamente, mientras ella daba vueltas en mi cabeza en posiciones, situaciones, ropa y personas… le dije que “me encantaría me bailara sobre esta mesa o de la barra”, dejando trago caer sobre su cuerpo, saboreando el particular sabor de su piel en mi boca. Le dije que me haría feliz hacerlo ahí sobre la mesa o de la barra, pero con gente mirando. Me decía que terminaba el trago y se subía a bailarme y si entra alguien, “mala suerte no más…” Ella estaba excitada, me decía que siempre quiso ser stripper, que le gustaba la sensación de pensar que todos la desean… pues sus pezones por la luz se le notaban mucho.

Salió de pronto un amigo del comedor para ir el baño y nos saluda, le dije que estaba con una amiga de Concepción y sus ojos instantáneamente a Claudia con su vestido corto y sus pezones excitadamente marcados. Nos hace pasar y queda mirando su cola perfectamente redonda mientras ella camina. Le dijo que se podía sacar el antifaz, pero Claudia le dijo que no que así estaba bien.

 

Al entrar al comedor reservado, había un comedor con 16 oficiales sentados de diferentes edades, celebrando el cumpleaños del Comandante del Regimiento. Todos bebiendo tragos y nos presenta como amigos. Todos a miran lo sexy que se ve. Le preguntan a Claudia por antifaz y ella dice que esta bien, que “la invitaron así para el cumpleaños”… Todos la aplaudieron y después entendería porque lo hicieron. Yo me senté a una orilla de cabecera de mesa se sentó Claudia, junto en frente del Coronel, Comandante del Regimiento. Ella se miraba y miraba a los oficiales quienes la miraban: Bajo la mesa me escribe al whatsapp y me dice quizás esta es la oportunidad y yo le digo que si. Ella se nota como cruza sus piernas para rozar su vagina. Tomamos otro trago más y pusieron música. Todos aplaudían, miraban a Claudia y le pidieron que suba. Ella sonría y sube arreglándose el vestido. Se veía su cola al caminar desde abajo, con sus muslos perfectos, caminó por toda la mesa y giro como modelando. Baila, se mueve, mueve su cola y brazos, gira y mueve su cola más rápido, bailando en la mesa sobre el Coronel. Se devuelve y baja. Todos la aplauden y gritan, “que no se baje, que siga” y sigue bailando, pero abajo, pasa detrás de mí y se sienta sobre el oficial joven de al lado, se mueve sobre él, se levanta y toca por los hombros al oficial de al lado, y baja sus manos hasta su pene que aprieta duro. Sigue más allá y se sienta y mueve cola echándose para atrás rápido y así sigue con todo. Todos aplaudían. Pedían más y ya había recorrido toda la mesa. Todos muy calientes con Claudia. Quien se para en la cabecera de mesa donde estaba sentada y apoya sus manos en la mesa, abre un poco sus piernas y los mira, luego me mira y me dice que me levante y se lo meta ahí por su cola o vagina, que haga lo que quiera y que vengan todos. Ellos se miraron, porque no podían creer que esa rubia de ensueño, una mujer de otro planeta, pedía algo que todos querían desde que la vieron entrar, pero que sintieron que era un imposible. Me levanto, bajo mi cierre y lo saco, todo su vagina y Claudia mueve su caderas y me dice que se lo meta fuerte ahora. La penetro duro, muy duro por su vagina, fuerte y ella agarra el mantel y gime, grita, me dice que no pare, que por favor no me detenga. Me hace hacerlo más suave y les dice que todos quienes quieran, deben sacar su pene y moverse mientras. Mientras ella hablaba, pensaba que alguna vez me dijo que quería hacerlo con hombres de distintas edades, alguien de 16, de 20, de mi edad y adulto mayor como David Rodríguez. Yo le dije que buscáramos y yo la cuidaba y ayudaba. Todos sacaron sus penes, nadie se quiso restar esta orgía que quería Claudia  vivir hace mucho. Paro de hablar y se apoya sobre la mesa y seguí dándole duro, tanto así que sentí que movíamos la mesa con el movimiento. Nadie más hablaba, todos moraban y se movían, queriendo entrar en Claudia que estaba perfecta. Terminamos juntos, pero ella quería más. Detrás de mí al salir estaba el Coronel, un hombre de 62 años que se lo metió fuerte y Claudia gritó, era un hombre mayor como su ex jefe que la hizo quedar afónica hace algunos años y que tiene aún otra visita pendiente. Después de él vinieron otros oficiales, donde tres de ellos se lo metieron por la cola y la hicieron gritar fuerte, su voz aguda era cada vez más chillona, sólo gritos desmedidos y destemplados a veces de Claudia, en que los penes eran diferentes, gruesos, grandes, chicos y delgados, pero a Claudia sólo los quería adentro, que rico decía una y otra vez, quería más, rápido, quería más fuerte, quería muy duro por donde cada uno quisiera, pero que no pararan de pasar. Terminaban y otros seguían inmediatamente, la volteaban en diferentes posiciones y así durante mucho rato, cada unos de los 16 oficiales durante 2 horas. Debe haber tenido tantos orgasmos como nunca lo había soñado. Sus piernas no daban más, pero la sensación era tan rica y su pelo se movía, lo tomaba y lo volvía a soltar, sus caderas una y otra vez eran apretadas por la mesa. Sus piernas tiritaban, pero todos quería más. Claudia quiso disfrutarlos a todos. Suspiró y bajó su vestido. La ayudé a caminar y nos fuimos a la pieza rápido, todos se quedaron ahí, como no creyendo lo que acaban de vivir. Al llegar a la pieza con su vestido lleno de semen, pero con risas y tirándose sobre la cama, cansada y con sus piernas que no daban más. Paso a la ducha y al salir me dijo que quizás mañana podríamos ir recorriendo las piezas y comerse los penes, pieza por pieza toda la noche, probar a todos los hombres y que juguemos con otros 3 oficiales todos a las vez. Que noche intensa, que noche inolvidable. Quiero sigamos con más sueños y fantasías decía antes de dormir. Quiero más y de todo mientras sea duro. Ya duerme Claudia, queda más por hacer mañana.

 

 

¿Que te ha parecido este relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Deja un comentario

También te puede interesar

Mi esposa y su amante

anonimo

14/10/2022

Mi esposa y su amante

Mentirosa

anonimo

24/11/2014

Mentirosa

Magia en la intimidad.

anonimo

23/05/2014

Magia en la intimidad.
Scroll al inicio