CAPITÁN Y MI NOVIO……..Por   MAPMAKER

Estaba en casa de mi novio esperando que saliera de trabajo para ir a divertirnos.

Me conecte al  internet ingresando a las paginas porno; me llamó la atención una página en especial de Relatos Eróticos en la cual había relatos zoofilicos.

En ella relataban sexo de personas con animales, especialmente con perros; mi novio tenía un pastor alemán llamado Capitán; leí relatos de chicas y chicos abotonados por perros y el morbo y la curiosidad me empujaron a hacer lo que les voy a narrar.

Llamé a Capitán y comencé a acariciarlo;  poco a poco fui bajando las manos hasta llegar a su pene; lo sobé haciendo que fuera abandonando su funda de pelos; asomó una punta rosada, delgada húmeda de jugos; Capitán empezó a cimbrarse hacia adelante buscando más intensidad en la caricia a su miembro.

Una idea me vino a la mente y rápidamente me despojé de mis ropas; mis bragas estaban mojadas con líquidos que emanaban de mi sexo. Mi respiración se tornó agitada, mi cuerpo se llenó de ansiedad;  colocándome en  cuatro patas, llamé a Capitán.

Sentí mi sexo babeante, debido a la lujuria que me estaba invadiendo; el perro  olio mi vulva empezando a pasar su lengua por el canal de mi concha sacándome gemidos de ansiedad;  montó sobre mi espalda; mientras afianzaba sus patas a  mis caderas.

Arqueó su espalda mientras acercaba el pene a mi trasero, tanteando mis glúteos; la punta de su verga encontró  mi apretado anillo; atravesó la entrada empujando con tanta vehemencia  que no me dio tiempo de reaccionar, el lubricado pene entró raudo atravesando mi esfínter; sus poderosas patas entrelazaban mi cintura impidiendo que desacoplara de él.

Los frenéticos movimientos pistoneaban mi recto causándome una emoción delirante; no tuve tiempo de pensar, sólo de sentir; percibí una serie de espasmos dentro de mi interior que buscaban una salida; afinque mis rodilla y manos sobre la alfombra, mi cerebro proyectaba la imagen de aquella verga dentro de mi culo,  disfrutando de esta nueva sensación.

Sentí el calor que inundaba mi intestino al tiempo que un líquido espeso y pegajoso se escapaba por los bordes de mi ano; la sensación de llenura fue acrecentándose de una manera increíble; no sé cuánto tiempo pasó; Capitán se desmontó pero quedó acoplado a mi culo; notaba un nudo de gran dimensión que no podía rebasa mi apretado ojete; sentía las pulsaciones de su miembro en mi interior acompasadas con la expulsiones de semen por los bordes de mi ano, era como si su miembro tuviera vida propia.

Palpé mi ano notando la inflamación de su entrada;  estaba brotado hacia afuera conteniendo la presión que le imprimía el enorme nudo.

Estuvimos enganchados como veinte minutos, su miembro no dejaba de expulsar semen; al ir disminuyendo los latidos, fue bajando la dimensión del nudo que enganchaba mi apretado 

ano  hasta que abandonó el apretado encierro;  mi ojete quedo entreabierto manando  líquido viscoso. Quedé desfallecida, sin fuerzas, con mi ano palpitante, entreabierto, manando semen

de Capitán.

De pronto sentí que me tomaban por la cintura y nuevamente me ponían en cuatro. Era mi novio que había observado todo lo que había hecho con Capitán.

Estaba desnudo, con el miembro erecto se colocó tras de mí embutiéndome la verga de un solo envión hasta los testículos.

No le objete nada, no podía. Él me había pedido muchas veces sexo anal y yo me había negado ahora  le había entregado la virginidad a su perro; no podía negar nada, me había pillado infraganti; inclusive presenció en vivo cuando me acometió el orgasmo producto de la culeada que me daba Capitán.

Me penetraba con fuerza extrayendo con su hinchado glande los flujos lechosos que llenaban mi recto; ahora podía medir las dimensiones del pene de mi novio; lo tenía  enorme y grueso.

Sus manos agarraron mi cuello   asfixiándome, atrayéndome más y más, embistiendo con violencia  mi trasero; esa penetración sádica me elevó a otros niveles sacándome gemidos incontrolables a la vez que contraía mi ano al sobrevenirme un orgasmo increíble.

Lo sentí venirse dentro de mí, pero antes de terminar de eyacular, me extrajo el pene para que los últimos chorros terminaran en la entrada de mi vagina.  Me lo extrajo del culo.

De un envión me lo enterró todo en la vagina, ni siquiera protesté porque no tuviese condón; me metió la verga hasta los testículos, estaba avergonzada;  solo me quedaba aguantar y culear como una perra.

Nunca me había cogido como esta vez, siempre me trato con respeto y cuidado, pero ahora que me había descubierto me estaba culeando como a una puta y me estaba gustando.

Me comenzó a penetrar por los dos orificios, estaban lubricados; sentí el pene de mi novio en toda su magnitud, sus rugosidades, su hinchada cabeza penetrar una y otra vez por mi ano y por mi concha.

Mi cuerpo sudado aguantaba de manera masoquista la fantástica tanda de verga que me estaba proporcionando; el tremendo pene entraba por los orificios bombeando aire, sacando esperma espumosa, causando ruidos increíblemente excitantes, dándole al ambiente un fondo enardecedor.

Perdí la noción del tiempo y de cuantas veces me vine, sólo sé que mi cuerpo pedía más y más.

Me sentía como una ninfómana insaciable;  de pronto sentí que tensó su cuerpo, sus manos asieron mis pequeños senos apretándoloscon fuerza al tiempo que arreciaba la velocidad de sus penetraciones; un ronco gemidosalió de sus labios, intuí su inevitable eyaculación.

El dolor de los senos se convirtió en placer, arqueé mi espalda echando la cabeza hacia atrás y poniendo mis ojos en blanco recibí todo su esperma en mi útero.

Qué más puedo contarles, me cogió toda la tarde y en la noche hasta quedar ahíto de tanto culo y concha; no hablamos sólo me culeo, me culeo y me culeó  hasta cansarse.

No le puse objeción a nada, me culió en todas las formas inimaginables; ese día me embarazó; vivimos juntos pero nunca hablamos de lo que había pasado con su perro.