Por

Anónimo

octubre 28, 2022

570 Vistas

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Bromance [H31]

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Para nada me arrepiento, pero después de lo sucedido, quedé bastante impresionado. Fue después de una de las acostumbradas pajas en compañía con mi mejor amigo. El ritual de siempre, después de jugar videojuegos toda la tarde y noche, y luego de asegurarnos de que todos en casa estuvieran bien dormidos, apagábamos todo y en mi cuarto poníamos porno.

Quizá era la expectativa, o el morbo, pero ya hacia medianoche, momentos antes de hacer la faena, apenas podíamos ocultar el uno del otro la enorme erección que seguro en un mal día podía romper nuestros pantalones. Eso también era muy extraño: querer siempre esconder la erección cubierta de tela de la vista del otro, pero al momento de empezar a ver en pantalla todos esos cuerpos lujuriosos nos mostrábamos casi con orgullo los penes desnudos e impacientes.

Como otras veces, nos fuimos desnudando conforme aumentaba la temperatura. Cada quien en su propio juego de autoestimulación, pero en compañía del otro. El calor habitual de nuestra ciudad resultaba una excusa perfecta en nuestras mentes, pues prácticamente no intercambiábamos palabras mientras nos perdíamos en la pantalla. Mientras los penes se hundían en los anos y las vulvas que pasaban desfilando ante nuestras pupilas, nosotros acariciábamos nuestros propios testículos, como preparándolos a vaciarse en explosiones de calor.

Pieles virtualmente sudorosas y nuestros cuerpos hirviendo en la realidad lograban aumentar la temperatura de la habitación aunque nuestros cuerpos no estuvieran uno junto al otro. Estábamos listos entonces para el siguiente movimiento. De pronto aparecieron nuestros penes en la escena, casi amenazantes. Las penetraciones en pantalla aumentaron su intensidad y cada uno no pudo más que atender el impulso animal con la misma velocidad. No sé que era más excitante, la pantalla, el sonido de las vergas siendo masturbadas o el propio placer que mi mano le otorgaba a mis genitales. Ni siquiera sé cuánto pasó, sentí perder el conocimiento y lo siguiente que recuerdo es ver ambas vergas mojadas en su propio semen, con aquella pantalla pornográfica de fondo. Ahí fue cuando creo que perdí el control.

Me sentí hipnotizado por la verga que me acompañaba. Aunque recién exprimida, la juventud le había sonreído para que recuperara la energía y nuevamente estaba lista para el placer. Enorme, palpitante, de piel brillante y coronada por el correr de su propa esperma blanca, exhibiendo unos testículos bien redondos, aún llenos. Sin mediar palabras, mi mando se fue hacia esos huevos que esperaban la incógnita. Los acaricié suavemente, sintiendo cada una de sus texturas, calentándolos con mis propias manos. Casi podía sentir cómo cargaban un nuevo chorro de semen.

Cuando me harté decidí dar un paso hacia el nuevo vacío. Tomé firmemente ese pene extraño y comencé a recorrerlo con mis manos suavemente. Aproveché el semen previamente derramado para lubricar un poco el contacto entre las pieles. El nuevo sonido fue lo más excitante que he escuchado en mi vida. De reojo observaba cómo el otro cuerpo se retorcía en el placer, aunque ya no distinguía la fuente de los gemidos. Decidí dejarme llevar. Aumentaba la velocidad y luego la disminuía casi hasta parar. Caprichosamente entregaba toda la lujuria juvenil en esa verga que se consumía en sus propias pulsiones. Variba también la presión que mi mano hacía. Disfrutaba tanto sentir las fibras, las venas, los poros, todos los átomos que construían aquella magnífica verga. Estaba completamente perdido.

La pantalla nuevamente entregó una serie de salvajes penetraciones. Hice lo mismo con el pene que masturbaba. Aumenté la presión y la velocidad como un desquiciado. Me concentré sólo en el esperma que casi podía ver en su recorrido desde sus testículos y hasta su pene. La explosión fue liberadora. Casi me detuve luego de ver el chorro salir violentamente. Apenas me podía despegar de esa verga que aunque perdía fuerza, seguía imponente. A media erección, la dejé en paz.

Sin mediar más palabras me recosté en la cama que siempre ocupaba solo. Sólo ahí me di cuenta que yo también había eyaculado por segunda vez.

En la oscuridad, mi mente sigue fantaseando con volverse a perder de esa manera

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Una respuesta

  1. helenx

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