Mi madre es una mujer muy bella de 38 años, mi padre es un hombre bueno, precioso, y buen padre, pero mi madre lo dejó porque necesitaba tener sexo con más de un hombre. Creo que es ninfómana, y desde que dejó a mi papá la he visto con muchos amantes, y no le importa que escuche sus gemidos de placer cuando duerme en casa con un hombre, lo cual es muy frecuente.

Una tarde en la playa la vi comiendose con la mirada a un negro muy alto y fuerte, y me dijo: ¿No te gustaría tener ese bulto dentro de ti?, mira que grande lo tiene. Me sonrojé y ella me miró desconcertada, ¿qué te pasa?, preguntó. Mamá, soy virgen y quiero casarme con Jean siendolo. Ella me miró sorprendida. ¿Aún eres virgen?, estas enferma, o eres lesbiana dijo. No creo que te cases con Jean, es solo un novio, debes disfrutar la vida, gozar más hombres, solo se vive una vez.

Ese día cumplía 18 años y mi madre se levantó y se fue tras el negro dejandome sola. Pasó un largo rato y me aburrí, así que regresé a la posada, cuya salida posterior estaba a unos metros. Entre a la habitación y encontré a mi mamá tirada en la cama, sus piernas estaban muy abiertas y se apoyaban en los brazos del negro, quien se la cogía con lujuria. Estaban tan ensimismados que no me oyeron entrar. Ambos gemían como locos y acabaron juntos. Poco después el negro se separó de mi madre y vi su sexo. Era grueso, largo, enorme. No entendí como mi madre pudo recibir aquella enorme virilidad en su vagina. Yo miraba fascinada, mi mamá se levantó y vino hacia mi y dijo: Juan, esta es mi hija. Mirala y dime que piensas. Mi madre empezó a soltar mi sostén del traje de baño, quise oponerme y me dió una fuerte nalgada, no te resistas o lo vas a lamentar, me dijo friamente. Tiró la pieza al suelo y me hizo girar quitandome el bikini, luego me volteó nuevamente y quedé totalmente desnuda frente a el, que se acercó y pellizcó mis pezones suavemente. Era un hombre bello, musculoso, y su pene era enorme, bellísimo. Me encendí. El tomó mi vagina y la apretó. Un escalofrío recorrió mi piel, empezó a masturbarme y no me opuse, estaba como hipnotizada y súper excitada. El tomó mi rostro y me beso en la boca lujuriosamente. Respondí a su beso temblando. Entonces mi madre dijo: ¿Puedes creer que esta niña es aún virgen?, el me llevó a la cama, mi mamá colocó una toalla debajo de mis caderas. Juan comenzó a lamer todo mi cuerpo, volviendome loca de deseo, luego estimuló mi clítorix con su lengua y dedos, dandome 2 fuertes orgasmos. Se montó sobre mi y abrió mis piernas, colocó su pene en mis labios vaginales y lo empujó lentamente. Ah, ah, ah, era todo lo que yo decía. Su sexo se fue hundiendo suavemente en mi. Perdí la cabeza, me tapé el rostro y sentí un desgarrito que me hizo dar un gritico de dolor, entonces aquel enorme pene se hundió totalmente en mi vagina, mi vientre empezó a contraerse, me tape el rostro, y tuve el orgasmo más intenso de mi vida. Juan empezó a cogerme con deseo y me dió varios orgasmos antes de eyacular. Quedé jadeando, insensible, temblando. Mi madre se acercó y nos dió un beso a ambos y dijo: Juan, desflorala hoy totalmente. Hazla gozar, enseñala a disfrutar a un hombre.

Mi mamá regresó 5 horas después, Juan había cumplido muy bien con su trabajo, me hizo suya totalmente, eyaculó en mi ano, boca, y vagina. Cuando mi mamá entró a la habitación nos besabamos con deseo y habíamos copulado 6 veces. Estábamos agotados. Más tarde fuimos a cenar, mi madre pidió otra habitación y me dijo que quería estar sola con Juan. Sentí celos y rabia. Juan propuso caminar un rato. Allí se nos unió un amigo suyo. Mi mamá le dijo: Marina, mi hija esta de cumpleaños y no quiere dormir sola esta noche, ¿te gustaría hacerle compañia?. Mi vagina se humedeció instantaneamente al oirlo decir: ¿Quien no querría gozarse a una hembrita tan bella?. Mi mamá agarró el bulto de Emilio y sonriendo me dijo: Marina, creo que vas a tener una fiesta de cumpleaños inolvidable.

Estuvimos allí 4 días intercambiando pareja, y descubrí lo que tanto le gustaba a mi mamá