
Por
Anónimo
Realizando la fantasia de mi tio.
Mi tío, el esposo de la hermana de mi mamá, se llama Luis, es moreno, alto, con vellos en pecho, brazos y piernas, complexión regular, simpático, alegre. Desde que yo tenía 8 años llego a casa, con mi tía Pao, cuando tenía 10 años se casó con ella y se fueron a vivir a la casa de junto, esta casa comparte el patio con la de nosotras, la de mi mamá y yo, mi papá nos dejó desde que yo ni me acuerdo de él.
Luis siempre ha sido muy cariñoso conmigo, siempre me consiente y yo a él, es mi cómplice en muchos de mis travesuras, aventuras y caprichos. Hoy que tengo casi 17 años, un fuego interno me consume cada vez que lo veo, lo deseo, tengo diversas fantasías con él. En todas hacemos el amor con locura y me hace gozar con el enorme falo que tiene.
¿Como sé que es enorme? Un día me asomé por la ventana de su habitación y vi a mi tía Pao desnuda acostada boca arriba con las piernas abiertas al aire y Luis haciéndole sexo oral, ella gemía como loca, las manos de Luis recorrían sus bien torneadas piernas, la sujetaban de su diminuta cintura jalándola hacia él, como tratando de meter toda su cara en la vagina, su cabeza se movía recorriéndola hasta el ultimo rincón y haciendo que mi tía Pao se retorciera y gritara del placer que le hacía sentir. Cuando levantó su cara brillosa por los jugos, mi tía se sentó en la cama y Luis acarició, besó, chupó y apretó los enormes senos de mi tía, que abrazaba y le restregaba su pecho en la cara de él, cuando Luis se puso de pie, casi pego un grito a ver su enorme falo bien duro que lo puso frente a la cara a mi tía.
– No Luis, ya sabes que no me gusta mamarte la verga.
Él sin decir nada, levantó las piernas de mi tía colocándolas en su pecho, apuntó su pene a la vagina y lo introdujo lentamente, su movimiento de cadera comenzó lento pero su velocidad fue aumentando y los gemidos de mi tía Pau, después de ponerla de costado, con las piernas de ella de un lado y de otro, la puso en cuatro, a la orilla de la cama, sosteniéndola de la cadera, apunto y la penetro inmediatamente, las manos de Luis recorrían las nalgas de mi tía Pau hasta que encontraron se ano, enseguida mi tía reclamó.
– ¡Luis!, siempre arruinando todo con tu obsesión de penetrarme el culo, estás enfermo, solo un Gay busca el culo de una mujer teniendo su vagina.
Luis nuevamente no contestó nada y se limitó a continuar apenas pudo hasta que estuvo a pinto de terminar, trató de girarla para acabar en sus senos y Pau reclamó.
– Termina ahí, como gente normal, no soy puta para que termines en mi cara o en mis senos.
Luis aventó el chorro de semen en sus nalgas y parte de su espalda, enseguida tomó un rollo de papel de baño que tenían en el buró y le limpió la espalda y las nalgas y se acostó con ella, besándola y acariciándola con amor y cariño. Eso me derritió, el amor con que la besaba y la acariciaba, tocando sus senos, su cadera, sus piernas, volviendo a tener su falo bien duro y buscando otra vez la vagina de mi tía Pau, haciendo que ella se montara en él, sujeto el pene de Luis y lo introdujo hasta el fondo, cabalgando encima de él, sus tetas bailaban al ritmo de sus movimientos y él sujetaba y apretaba los senos de Pau con mucha pasión.
En ese momento decidí retirarme a mi habitación, no soportaba el deseo de autosatisfacerme, apenas entre a mi cuarto, me desvestí y recosté en mi cama comenzando a acariciarme pensando que era mi tío Luis quién lo hacía, goce y goce hasta satisfacerme quedándome dormida. Desde ese día, hace ya casi tres mese de eso, deseo tener las manos de él en mi cuerpo acariciándome y penetrando mi cuerpo con ese enorme y duro pene.
La semana pasada, al llegar de la escuela, subí a mi habitación y me cambié de ropa, poniéndome un short de licra y un top y bajé a buscar algo de comer, para mi sorpresa Luis estaba en la sala, recostado en el sofá, vestía un short y una camiseta de tirantes, fui a saludarlo, con un cariñoso beso, recostándome sobre él, platicamos y empezamos a juguetear, a reírnos, a hacernos cosquillas, a jalarnos, tratando de huir de sus cosquillas, me levanté del sofá y él también, sujetándome de una mano, me jaló hacia él pegándome a su cuerpo, sentí su enorme pene duro en mis nalgas, obviamente no traía nada bajo el short, yo seguí restregándome sobre su pene, cuando él me soltó y se sentó en el sofá jalando un cojín y poniéndoselo sobre sus piernas para ocultar su erección.
– ¡JAJAJA, Tío!… ¡se te paro!, no te tapes – le jalé el cojín – déjame ver eso que sentí en mis nalguitas, ¡JAJAJAJA!
Luis no sabía como disculpase, estaba apenado, nervioso, yo reía a más no poder, intentaba taparse con las manos, pero yo se lo impedía hasta que logre agarrar ese enorme tronco sobre el short.
– ¡Woau, sí que está grande y duro! – al momento que lo sujetaba con fuerza.
– Discúlpame Tany, debo hacer unas cosas – y se fue hacia su casa.
Por más que le suplique que no se fuera, que no me dejara sola, no me hiso caso y casi se fue corriendo. Eso me dejó excitada, pero contenta, ya que me di cuenta de que le gustaba como mujer.
Al día siguiente decidí jugarme el todo por el todo, llegue de la escuela y rápido me cambie de ropa, me puse un diminuto short de mezclilla y una blusa ombliguera sin sostén y bajé en busca de Luis, estaba en el jardín común de las dos casas leyendo un libro y me dirigí hacia él para platicar sentándome a su lado, sin pronunciar palabra recargue mi espalda en él que me abrazó y acaricié su mano, haciendo muy sutilmente que quedara en mi estomago bajo mi blusa, moviéndome tiernamente y platicando de cosas sin importancia, hice que dejara el libro y que me abrazara con ambas manos, puse mis manos sobre las suyas y seguimos platicando, una mano en mi pierna y la otra en mi estómago, lentamente deslice su mano a que tocara la base de mi seno, él la retiro discretamente, espere un momento y volví a llevar su mano a la base de mi seno y ya no la movió, me acomodé mas derecha y lleve su otra mano a la misma posición y no las retiró, entonces lleve sus manos a tocar mis senos, él intento quitarlas, pero yo las sujeté.
– No son tan grandes como las de Pau pero son bonitas, acarícialas para que veas – le dije viéndolo a los ojos y apretando sus manos para que apretaran mis senos.
Me acerque a su boca para besarnos, se resistió por unos instantes pero terminó cediendo y nuestras bocas se fundieron en un apasionado beso, nuestras lenguas se entrelazaban mientras su mano apretaba mi seno con ternura y su otra manos se deslizaba por mi pierna, flexiones mis piernas y las abrí, mi short era tan pequeño que se veía mi tanga blanca que no lograba cubrir por completo mis labios vaginales, pero no se atrevía a tocar, yo tuve que empujar su mano para que me acariciara en medio de mis piernas y encender aún más la pasión del momento.
– No, no, no Tany, esto no está bien – dijo tratando de separarme de él.
Aproveché para girar y quedar frente a frente, hincada sobre la banca, con mis piernas abiertas y abrazándolo del cuello y tapé su boca con la mía. Entre esos candentes besos levanté mi blusa sobre mis hombros y la arrojé lejos de nosotros, quedando con mi pecho descubierto frente a él, sus ojos casi se desorbitan, pero sus manos recorrieron desde mi cintura hasta mis senos que apretó con suavidad y acercó su boca para chuparlos con gran pasión y ternura, mis manos en su nuca y mis dedos entre sus cabellos, apretaban su cabeza contra mi pecho, mientras su boca succionaba y su lengua jugaba con mi pezón, haciéndome tocar el cielo.
– Vamos a mi recamara, ahí te voy a hacer lo que tanto deseas – le dije susurrando al oído.
Me puse de pie sonriendo tiernamente y tomándolo de una mano, con la otra tomé mi blusa y caminamos a mi habitación. Una vez cruzamos la puerta, la cerré y le puse seguro, aunque a esa hora nunca había nadie más que nosotros dos. Lo empuje sobre la puerta y nos besamos con locura, sus manos recorrieron mi espalda desnuda hasta que me agarro y apretó mis nalgas y cuando regresaron a mi espalda, me hinqué y bajé su zipper para buscar lo que tanto deseaba, saque su gran falo duro, lo admiré, lo acaricié y comencé a besarlo suavemente, lamiéndolo por los costados, provocando en él una gran ansiedad, que era exactamente lo que quería, que deseara a morir que lo metiera a mi boca, lo besé en la punta, mi boca se abrió conforme desaparecía dentro de ella, apreté con mis labios y comencé a recórrelo una y otra vez lentamente, disfrutando cada milímetro que entraba y salía de ella, entonces sin sacarlos de mi boca, comencé a desabrochar su cinturón y le bajé el pantalón junto con su bóxer, solamente separándome de su pene lo necesario para deshacerme de su ropa, y se lo mamé otro rato, acariciando sus velludas piernas, me puse de pie, él estaba extasiado gozando de una muy anhelada mamada que a fin la obtenía no precisamente de su esposa, le sonreí mientras desabrochaba el botón de mi short y los bajaba hasta mis tobillos, mientras él se quitaba la camisa sin quitarme los ojos de encima, yo quedé únicamente con mi tanga y él completamente desnudo, con su falo bien duro.
Me sentó a la orilla de la cama besándome el triangulo de mi tanga, con su lengua lamía los labios de mi vagina y me hacía gemir de un intenso placer, hiso a un lado el triangulo empapado con su saliva y mordía y succionaba mi vagina con gran ansiedad, mi cuerpo se retorcía sin control y solté mis jugos en su cara en un gran orgasmo, se apresuró a beber mis jugos, de un tirón me quitó la tanga a lo largo de mis piernas, me alzó de la cintura y me colocó en medio de la cama con las piernas abiertas, se acercó a mi cuerpo agitado por la respiración, apuntó su pene a mi vagina y la penetro suave y tiernamente, su cadera comenzó el movimiento de mete y saca delicioso, que me hacía gemir en cada empellón, mientras los rodeaba y acariciaba con brazos y piernas, cuando comenzó a bramar, lo aventé de mí y rápidamente me coloqué para que terminara en mi boca y cara, llenándolas de blanca leche, se desplomó a lo largo de la cama, yo me senté mirándolo con mi cara bañada por su semen.
– ¿Te gustó? – le pregunte aún recogiendo su semen con mis dedos de mi cara y llevándolo a mi boca.
– Esto es una locura – dijo jadeando – pero me encantó.
Fui lavarme la cara y regresé a costarme junto a él, su pene estaba semi flácido, pero al besarnos y acariciarnos mutuamente volvió a tomar firmeza, me puse en cuatro con mis nalgas bien en alto, él se colocó detrás de mí tomándome de la cintura y penetrando mi vagina lentamente acariciando mis nalgas y mi cintura, cada vez que lo empujaba me hacía gemir, separé mis nalgas con mis manos para viera mi ano, rozó con su dedo mi orificio.
– Mételo – le dije entre gemidos.
Acariciando, despacio y con timidez penetro con su dedo mi ano, gemí de placer, mientras él metía y sacaba su dedo de mi ano mientras seguía metiendo y sacando su pene de mi vagina.
– Ahora méteme tu pene, hazme tuya por atrás, poséeme como los has deseado.
Lo colocó a la entrada, me sujetó y lentamente lo fue metiendo todo y lentamente comenzó el mete y saca delicioso, yo gritaba de placer, lo sacaba y lo metía en mi vagina, alternando entre las dos cavidades. Sudando por el esfuerzo, arrojó su chorro sobre mi culo y un poco sobre mis nalgas.
Nos recostamos en la cama, el boca arriba, yo boca abajo con mi pecho sobre él y besándolo apasionadamente, me acariciaba la espalda, yo le besaba el pecho, la cara, el cuello, en la boca, no paraba de besarlo. Después de un buen tiempo besándonos, rodando por la cama, acariciándonos, le agarré su pene y comencé a mamárselo otra vez, me esmeré en chupárselo, en lamerlo, en acariciarlo, en tallarle mi tetas en su pene y testículos, en hacerle sentir lo que tanto deseaba y que mi tía Pau le negaba, hasta que acabó en mi boca, me trague toda su leche y lamí lo poco que pudo quedar en su pene, descansé mi cara en una de sus piernas y seguí besando su pene, así nos quedamos dormidos unos minutos, él despertó de un sobresalto, miró el reloj y eran las 7:20 de la noche. Se vistió rápidamente, me miró a los ojos y dijo:
– Es mejor tarde que he tenido en mi vida.
Yo le sonreí y le contesté:
– Y habrá muchas tardes más. Seguiré siendo tu amante.
3 respuestas
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