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julio 1, 2012

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NUEVAS SENSACIONES 5 (EL SABOR DEL INCESTO)

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NUEVAS SENSACIONES 5 (LEA: EL BUEN SABOR DEL INCESTO)

No sé porque, pero hasta la fecha no he podido lograr controlar este amor que nace desde muy dentro de mí, al probar los labios de una mujer. Sera que en el fondo soy un romántico empedernido? No lo sé. Pero yo siempre he creído que si se puede amar a varias mujeres a la vez. La prueba está en que a Graciela la amé con la fuerza de mi primer amor, y a Lea la amé con la fuerza de lo prohibido. Y tantas y tantas que han pasado por mis armas (como dicen por ahí) que he llegado a la conclusión que tengo corazón de condominio como decía mi abuela. El amor no prevalece, El amor evoluciona.

Los días pasaron de lo más normal, solo que ahora, Graciela ya no formaba parte de mi vida, ahora toda mi atención era para mi hermosa prima Lea. Muchos sabían que era mi prima, por lo que decidimos no exhibirnos en público para no despertar sospechas de lo que ocurría entre nosotros, y eso hacia más excitante nuestra relación. A partir de ese día, diario comíamos juntos, y de vez en vez cuando nos sentíamos solos me acercaba a darle un tierno beso en sus labios rojos, o en ocasiones pasaba mis manos por encima de sus pequeños pero bonitos senos talla 32-A. Volví a mis actividades �deportivas� con mis amigos, las cuales en algunas ocasiones terminaba en terribles pedas (borracheras), pero me sentía de lo más feliz. Y ellos también volvieron a sus habituales desmadres, festejando que �el tripa� había vuelto.

Por fin llego el tan ansiado día, era sábado por la mañana, yo estaba limpiando los pesebres de las vacas, cuando mi prima hizo acto de presencia en donde estaba, llevando en la parte de arriba una blusita blanca casi transparente y sin sostén, por lo que dejaba ver casi en su totalidad la redondez de sus tetitas con unos pequeños y erectos pezoncitos. Traía puesto un short de mezclilla, mostrando en todo su esplendor sus piernas que tanto me gustaban.

Hola mi amor. Me saludo entusiasmada.

Hola chiquilla. Contesté, comiéndomela con la mirada.

Te gusta? Dijo en tono de coquetería, dándose una vuelta sobre sus talones para que pudiera observarla completamente.

Me encanta!!!! Le conteste lleno de pasión.

A qué hora nos vamos? Preguntó.

Mmmmm. Yo creo que como a las 8:00 de la noche, para tomar buen lugar en el salón. Te parece?

Ok. Ya le avise a mi papa que iré contigo y tus amigos y que al termino del baile haremos una lunada y pasar otro rato agradable, no tuvo objeción, solo dijo que me cuidaras. Y lo harás, verdad?

Seguro!!!!. Conteste animado, deseando que el día pasara lo más rápido, pues me moría de ganas de tenerla en mis brazos.

Bueno te estaré esperando donde la camioneta. Te e s t a r e m o s, esperando. Dijo colocando una de sus manos sobre la tela que cubría su triangulo de placer. Se dio la vuelta y se fue.

Todo el día por mi mente desfilaron infinidad de imágenes eróticas de mi prima y mías, ideaba una y otra forma de poseerla, haciendo fantasías con algunas fotos que en alguna ocasión pude ver en una revista para adultos que mi tío había dejado bajo el asiento de la camioneta.

Pero no, mejor dejaría que todo siguiera su curso normal. Cerca de la 7 de la noche, me dirigí a mi cuarto para preparar el atuendo que llevaría ese día, sabía que mi prima se vería radiante aunque ignoraba como iría vestida, yo tenía que estar a la altura de la situación, por lo que elegí lo mejor de mi guardarropa. Cerca ya de las 8 de la noche y dando los últimos toques en mi arreglo personal, con unas gotas de loción, me dirigí nervioso a donde guardábamos las camionetas. Mi prima aun no llegaba, por lo que decidí encender el motor para que fuera calentando y esperar a su arribo. No pasaron ni 5 minutos, cuando hizo acto de presencia.

NOOO MAMES!!!!!!!!!

Me dije a mí mismo.

La imagen que tenía frente a mis ojos, me dejo totalmente sin habla. Parpadee en varias ocasiones para aclararme la vista y comprobar que no era una visión. Pero si lo era, era la visión más hermosa que jamás había visto. Ahí estaba ella. Ahí estaba mi prima. Ahí estaba Lea. Y era toda para mí. Con todo el descaro del mundo me la comí con la mirada que en un segundo se crispo en una mirada cargada de pasión, deseo, lujuria y frenesí. Estaba preciosa, hermosa, radiante, bonita y sumamente sensual y sexy. Deje volar mi imaginación con tantas imágenes que atravesaban mi cabeza, mientras mi consiente se agasajaba con esa perfecta silueta del cuerpo de Lea. Con el pantalón blanco que se ajusto esa noche, se veía impresionante, su figura se dibujaba perfecta bajo la tela de esos jeans totalmente ceñidos a su piel, la redondez de su trasero era la gloria y sus piernas se tornaban más largas que de costumbre, terminando en unas zapatillas color negro charol y de tacón bajito, la blusa negra de tirantes también ajustadita dejaba al descubierto sus sensuales brazos y hacia resaltar sus nacientes senos en la parte de enfrente y por la parte de atrás dejaba ver buena parte de su tersa y delicada espalda. Qué decir de su rostro, era el rostro más bello que había visto hasta ese momento, su piel blanca contrastaba con el carmín intenso que había puesto en sus labios, sus pestañas ahora más largas, chinas y negras ayudadas por el rímel hacían resaltar sus brillantes ojos café claro. Su pelo largo y semi ondulado le llegaba hasta la cintura lo que hacía que pareciera como las sirenas que de repente salían en la tele, y como toque final unas arracadas medianas de oro adornaban sus pequeñas orejas y le daban un toque agitanado a su hermoso atuendo. Toda ella era hermosa pero esa noche mas, Su arreglo había sido de lo más cuidadoso haciendo por tanto que se viera mucho mayor de lo que en realidad era.

Te vas a quedar ahí toda la noche? Dijo. Sacándome de mi enlelamiento.

Este� si� voy. Corrí a abrirle la puerta y no me pude contener, mi verga estaba a punto de explotar, cuando llegue junto a ella, la tome por la cintura y la levante en vilo, haciendo que sintiera toda mi masculinidad rozando contra su cuerpo.

Eres un Ángel. Atine a decirle.

Gracias. Y este angelito, es para ti. Me contesto, ruborizándose y pasando sus brazos por mi cuello.

Nos besamos con una pasión desenfrenada tratando que con ese beso nuestros cuerpos se fundieran entre sí. Fueron instantes de intensa lujuria, yo deseaba más que a nada poseerla ya!! En ese momento. Pero la cordura gano la batalla y por fin nos separamos.

Nos vamos?? Pregunte.

Vamos. Asintió. Y subimos a la camioneta.

La incomodidad que provocaba mi erección, no paso desapercibida para mi prima, por lo que una vez en marcha la camioneta llevo una de sus manos a mi miembro, y lo comenzó a frotar diciendo:

Tranquilo, con calma.

Si sigues haciendo eso, en vez de tranquilizarme, me vas a volver loco. Le dije.

Déjame hacer algo que mis tías hacen, según oí el otro día cuando platicaban de sus cosas. Dijo en tono insinuante.

De inmediato busco el zipper de mis jeans y lo bajo totalmente, metió su mano y lucho contra la elasticidad de la pretina de mi trusa, al fin logro su objetivo y saco completamente mi verga, que ya estaba totalmente bañada de liquido lubricante. Por un instante pensé que solo quería masturbarme, pero me dejo perplejo cuando poco a poco comenzó a bajar su cabeza hasta situarse cerca de mi falo, mi corazón latía a mil, y aminore la velocidad para no llegar tan pronto al salón. Saco la punta de su lengua y comenzó a moverla en círculos sobre la punta de mi pene, haciéndome temblar de la emoción y de la excitación. Jugo unos instantes a lo mismo hasta que de pronto abrió totalmente su boca y hundió la cabeza de mi pene en ella, haciéndome frenar de inmediato, para no perder el control, busque un lugar para no estorbar el paso de los demás autos y me dedique a disfrutar de aquella dulce mamada que Lea me estaba dando. Su boca comenzó a dar pequeñas succiones y me llevaba al cielo, se deshacía completamente de mi pene y volvía a empujarlo hacia dentro de su sensual boca, en un intento logro meterse casi la mitad de mi garrote, le provoco una arcada, pero no le importo siguió con su labor, instintivamente tome su cabeza y comencé a moverla de arriba hacia abajo, cosa que me puso al borde del éxtasis, pero ella siguió, estaba como poseída dándose gusto con ese caramelo sabor carne, sabor a sexo, sabor a incesto. De pronto sentí la llegada de mi lluvia blanquecina por lo que hice el intento de salirme de su boca, pero ella me lo impidió aferrándose a mi pene con más fuerza y rodeando con sus labios mi enardecido órgano sexual, solté el primer chorro de semen que fue a dar directo hasta su garganta, provocándole una arcada mas, pero ni así se desprendió, yo me moría, me iba al cielo, en una mezcla de amor y de deseo, mi mente sufrió un shock quedándose en blanco, disfrutando del éxtasis alcanzado, y mi prima seguía recibiendo uno a uno los disparos de pasión que de mi pene salían saboreándolos con mesura y satisfacción. Por fin, extrajo la última gota de aquel néctar del cual también ella se volvió adicta, limpio con su boca perfectamente mi pene dándome unos ligeros chupetones en la punta que hacían me excitara de nuevo. Se incorporo y me dio un sonoro beso en mis labios, se retoco el labial y por fin dijo:

Mmmmm!!! Riquísimo!!!!! Nos vamos????

Puse en marcha el motor y tomamos el rumbo hacia el salón.

Envidia.

Fue lo que desperté entre la mayoría de sementales aglomerados en la entrada del salón, todos a mi paso cuchicheaban entre si y los que más lanzaban piropos subidos de tono a la preciosa que me acompañaba. Yo me sentía de lo más orgulloso. Adentro nos encontramos a la bola y comenzaron a cabulear a Lea, ella solo sonreía, uno que otro me empezó a llamar primo, aludiendo que ella pudiera interesarse en él.

El conjunto comenzó a tocar y de inmediato un grupo considerable de casa novas nos rodearon pidiendo bailar con mi hermosa pareja, pero todos se regresaron como llegaron, mi prima únicamente bailaría conmigo. Cosa que me lleno de gran satisfacción.

La invité a la pista y ella cortésmente me tendió su mano, ya en el centro la tome por la cintura y nuevamente mi sexo comenzó a despertar, ella se pego mas a mi cuerpo, disfrutando de los roces que al compás de la música nos causábamos.

Pensé que no sabias bailar. Le dije acercándome a su oído.

Pues no en balde veo televisión. Jajaja. Rió

Ardía en deseos de besarla y abrazarla, pero había mucha gente que nos conocía, por lo que me dedique a apretar su mano y acariciar tímidamente su espalda desnuda, bajando levemente mi mano hasta el nacimiento de sus pequeñas pero bien formadas nalgas.

A cierta hora de la noche, mientras bailábamos a son de una canción, se acerco a mi oído y me dijo:

Ahí está Graciela, y nos está viendo.

La verdad es que, en ese momento ella ya no me importo y seguí ensimismado absorbiendo el delicioso aroma del perfume amaderado que se desprendía del cuerpo de mi prima, me sentía en las nubes.

Poco antes que terminara el baile, aproximadamente a la 1 de la mañana, mi prima me dijo:

Tengo sed.

La conduje hasta la cantina del salón y pedí un refresco y una cerveza, al instante nos atendió y volvimos a la pista. Acabamos nuestras bebidas y bailamos una pieza más y mi prima comento:

Ya estoy cansada� Nos vamos?

OK. Conteste. Nos despedimos de la bola de haraganes que tengo como amigos y nos dirigimos a la puerta, voltee para verificar si nuestra ida causaba algún efecto, y lo único que me encontré fueron las miradas de mis amigos comiéndose a mi princesa y haciendo ademanes aludiendo a la redondez de sus glúteos. Les hice una seña obscena y me fui.

Ya fuera del salón, tome de la mano a mi prima y con toda la calma del mundo nos dirigimos hacia la camioneta, poco antes de llegar a donde estaba, me pregunto:

Y a donde vamos a ir?

No tengo la menor idea, le conteste.

Seguimos caminando y ya dentro de la camioneta, me acorde del cuartito donde de vez en cuando, nos reuníamos con mis amigos para tomar o fumar. Era un pequeño cuartito en las afueras del pueblo, donde el papa de Ángel, guardaba sus herramientas agrícolas, pero que estaba acondicionado para nuestras juergas con una pequeña mesita y un sofá para tres personas, le comente del lugar y ella acepto.

Puse en marcha el motor y mi corazón también se aceleró.

Durante el trayecto hablamos de lo bien que la pasamos y de otras cosas, pero en el ambiente reinaba un ligero aroma a sensualidad y erotismo.

Descendimos de la camioneta y tras asegurarme que nadie pasaba por el lugar, me apresuré a abrir la pequeña puertita que como seguro únicamente tenía un viejo laso de plástico y encendí un pequeño foco de 40 w. que era la única iluminación que había, pero era suficiente, nos veíamos perfectamente.

La invité a pasar y se sentó en el sillón, a lo lejos se escuchaba aun el sonar del conjunto musical, y la invite a bailar. Comenzamos a bailar una canción romántica que en ese momento sonaba, la tome por su estrecha cintura y ella correspondió, pegando lo más que pudo su cuerpo al mío, terminé abrazándola por completo y ella rodeó con sus brazos mi cuello, la cercanía hizo la magia, y comencé a besar su cuello y su oreja, su piel se erizó, y ella comenzó a alborotarme el cabello, yo recorría su cuello con mis labios mientras echaba su cabeza hacia atrás, embriagándome del perfume que se había puesto esa noche. Le di pequeñas mordiditas cuidando no marcarla y ella restregaba su sexo con el mío que para esa hora ya estaba listo para la acción.

Me separé un poco para mirarla de frente, en sus ojos se asomaba ya la lujuria y la pasión, entreabrió su pequeña boca roja y no pude evitar besarla, nuestras lenguas se reconocieron al instante bailando también al ritmo de la sensual melodía, mis manos comenzaron a recorrer su espalda y bajando hasta el nacimiento de su apretado trasero, le di la vuelta y mi miembro taladro por encima de nuestras ropas ese culo que provocó cantidad de erecciones esa noche, mis manos danzaban sobre su blusa, apretando por encima sus riquísimos senos, para bajar nuevamente hasta su triángulo de placer que en ese momento se sentía caliente aun por encima de los jeans. Recorrí con mis labios sus brazos, sus manos, sus dedos, hasta sus afeitadas axilas, que desprendían un enervante aroma a sensualidad. Ella bajó una de sus manos y tomo mi pene comenzándolo a frotar con dulzura, lleve nuevamente mis manos hasta el extremo inferior de su blusa y la jale hacia arriba, ella levanto los brazos para facilitar la maniobra y al momento aproveche para liberar el pequeño broche de su sostén talla 32-A, una vez liberadas sus pequeñas tetitas, se las cubrió con sus manos, amoldándolas en forma de copa, se dio la vuelta y me las ofreció dejándolas al descubierto, ante mi aparecieron dos montículos pequeños pero redondos adornando la punta con unos pezoncitos color rosa totalmente erectos y en espera de atención, los palpé y comprobé su dureza, era extraordinaria, apreté con mis dedos índice y pulgar sus pezones y ella lanzó un primer gemido de placer, llevé mi lengua hasta ellos, comenzando por la aureolas, y tocando de vez en vez sus inflamados puntos rosas, deglutí cada uno de ellos sacando de su garganta un sinfín de sonidos guturales, cuando apretaba sus pezones con mis labios ella arqueaba su espalda, disfrutando de las sensaciones que le causaban mis caricias. Me harté de esas chichitas y mis manos se dirigieron al broche de su pantalón, ella me ayudo bajando el zipper, y la senté en el sofá.

Me puse de rodillas para extraer sus zapatillas y darle un pequeño masaje en sus hermosos pies de color blanco y rosa. Bese cada uno de sus deditos y ella respondía con jadeos al momento que ponía en blanco sus preciosos ojos inyectados de lujuria. Como pude fui jalando su apretadísimo pantalón, no separando mi vista de lo que poco a poco iba apareciendo frente a mí. Una vez logrado el objetivo me dedique a observarla, a estudiarla, a mirarla y a adorarla, recorrí con vehemencia por primera vez ya sin temores esas piernas que aquel 5 de enero casi me vuelven loco, las masajeé hasta el cansancio recorriendo cada centímetro de esas hermosas pantorrillas y dándole besitos en la parte interna. Mis labios comenzaron a subir hasta tener de frente un precioso triangulo cubierto con un pequeño calzoncito de algodón blanco que mostraba ya una abundante mancha de humedad en la parte baja, olí y absorbí ese delicioso perfume llevando mi lengua hasta el punto justo donde se encuentra su clítoris, ella se estremecía en espasmos de placer, separe sus piernas y lleve mis dedos para darle un ligero apretoncito en el pequeño montículo que se marcaba y ya no pudo más, aulló y lanzó unos ahogados chillidos anunciando su primer orgasmo de la noche, la deje 2 o 3 minutos a que se relajara y volví a la batalla, tomé el elástico de su prenda íntima y lo deslicé hacia abajo levantándole un poco las piernas para poder sacarlas por completo, nuevamente separé sus perfectas extremidades y el panorama que vi, fue simplemente fenomenal. Una preciosa rajita de color rosa emanaba abundantes jugos semitransparentes y blanquecinos, palpitaba de una forma que me hizo imaginar un pez abriendo y cerrando su boca, comencé deslizando mi dedo índice a lo largo de aquella cueva de placer frotando delicadamente su clítoris al tiempo que ella apretaba con sus manos la tela que cubría el viejo sofá. Jugueteé con esa rubia línea de vellitos que apenas cubría su monte de Venus haciendo un poco de presión para arrancarle más y más gemidos de placer. Sus jugos ya llegaban hasta su rosado culito apretado, cual recipiente que invita a beber su contenido. Acerqué mi cabeza hasta rozar con la punta de mi legua su inflamado cuponcito y ella comenzó a sacudirse de forma desesperante jalándome mi cabeza hasta casi asfixiarme con su propio cuerpo, diciéndome con voz entrecortada:

Yaaaa!!!! Yaaaa!!!!!!!!

Pero yo quería prolongar mucho mas ese estado de erotismo en el que nos encontrábamos, por lo que no le hice caso y volví a recorrer su rajita por todo lo largo, hasta llegar a su ano, en donde puse más presión y pude tocar con mi legua algunos de sus pliegues internos, volviendo a hacer contorsionar a mi hermosa ninfa. Fueron más de diez minutos que hurgué, saboreé y deglutí, todos los jugos que de ella emanaban, apretando con mis labios su clítoris y volviendo a bajar hasta su entrada para recoger con mi lengua la mayor cantidad posible de su néctar sexual. Hasta que ya no pude más y me acomode a su lado para relajarme un poco, ya que a esas alturas del partido yo parecía como potro desbocado a punto de reventar. Se levanto y dando unos cuantos pasitos se dio una vuelta de forma sensual lo que provoco que mi pene comenzara a palpitar de una manera desorbitante, se acerco y nos besamos con pasión desenfrenada, ella llevo sus manos a mi cinturón y yo la ayude sacándome la camisa por encima de mi cabeza. Levante mis caderas y me bajo el pantalón junto con mi trusa hasta los tobillos de un solo jalón, levante mis pies y los saco por completo, se acomodo de rodillas entre mis piernas, y pudo admirar una vez más, la grandeza y dureza de mi tolete que babeaba una gran cantidad de lubricación, jugo unos instantes con él, tomándolo entre su mano y haciéndolo arriba y abajo como la enseñe en el granero. Mis huevos comenzaban a dolerme de la excitación y ella los masajeaba con delicadeza, acerco su hermoso rostro crispado de sensualidad y saco un poco su lengua llegando a tocar solo la punta de mi pene como para probar su consistencia, giro su lengua alrededor de mi glande y este expulso mas jugo sexual, a lo que ella lo introdujo casi hasta la mitad en su pequeña boca roja, sentir sus labios haciendo presión en mi macana, hizo que instintivamente tomara su cabeza y la empujara hacia abajo lo mas que pude, provocándole una arcada, lo saco en su totalidad, sus ojos estaban llorosos por la acción, pero volvió a hacerlo con vehemencia, lo trago hasta la mitad y comenzó un sube y baja recorriendo toda su longitud que al llegar a la punta me daba pequeñas succiones tratando de extraerme mi jugo vital. Ver a mi hermosa prima en esa posición me provocaba un morbo indescriptible, actualmente veo en alguna película porno una escena parecida y no puedo evitar recordar aquella mágica noche. Mamo mi pene como unos 5 minutos y le dije, ya porque me vas a hacer eyacular. Se levanto y me empujo en el sofá recostándome, ella se subió encima mío, y coloco mi pene entre sus piernas, aprontándolo casi hasta el dolor, restregó una y otra vez su sexo con el mío, embadurnándolo de sus propios jugos sexuales, cuando se canso se levanto y me jalo para ponerme de pie, ahora ella se recostó en el sofá y abrió sus piernas sensualmente diciéndome:

Ven� comprobemos si es que cabe.

Sin más miramientos me coloque encima de ella, colocando con mi mano la punta de mi pene en su gloriosa cueva, que pedía a gritos ser llenada hasta el fondo. Al contacto de mi verga ella se estremeció, y movió sus caderas para alinearse y facilitar la penetración. Su entrada vaginal se estiró al máximo. Hice un poco de presión y ella apretó los ojos y las manos sobre mis caderas, la punta de mi pene se deslizo adentro, aguarde un minuto y cuando vi que ella se relajo, hice un poco mas de presión, sentí la estrechez de su vagina alrededor de mi pene y ella abrió de mas sus ojos y su boca, ahogando un grito, mezcla dolor y mezcla placer, hice hacia atrás mis caderas y casi me salí por completo, sintiendo el roce de sus paredes internas, jale aire y repetí la acción, deslizado delicadamente pero firme mi verga hacia dentro, la cual entro hasta la mitad, topándose con un obstáculo, nuevamente aguarde unos segundos, nuestras respiraciones eran bastante agitadas, y comencé un rítmico mete y saca sin ir más allá del tope que me había encontrado en el camino, ella poco a poco se adapto a mis embestidas y me jalaba de mis nalgas para entrar cada vez más profundo en su sexo, en una de esas, me jalo con tal fuerza que mi pene se hundió hasta lo más hondo de su ser, arrancándole un gemido que la llevo nuevamente al orgasmo, mis huevos chocaron son sus nalgas y alrededor de mi pene sentía una fuerte presión que ejercía su estrecha vulva. No quería moverme, me sentía en la gloria, mi pene podía rozar el fondo de su vagina, sentía como una pared me impedía llegar mas allá, levante mi cara y vi que una lagrima salía de sus ojos, nos abrazamos fuertemente sin dejar que nuestros sexos se separaran y me bebí esas lagrimas que me brindaba por ser el primer hombre en su vida, pasamos 2 o tres minutos entrelazados, sin dar indicios de movernos, ya que sabíamos que al hacerlo, ese momento tan romántico y sensual se transformaría en instantes de pasión, lujuria y frenesí. Ella me beso, y aprovecho para acomodarse, a lo que yo hice lo mismo, saliéndome un poco de su conchita, volví a darle otro empellón y ella puso sus ojitos en blanco, lanzando un ligero quejido de gozo, repetí la acción y ella reacciono de la misma manera, mis bombeos empezaron a aumentar metiendo y sacando ya con facilidad mi potente pene que taladraba esa estrecha vaginita por primera vez, arrancándole grititos sensuales, poco a poco mis arremetidas eran tales que ella levanto las piernas, como invitándome a penetrarla lo más hondo que pudiera, así lo hice, colocando sus pantorrillas en mis hombros mis embestidas se volvieron salvajes y profundas hacienda aullar en cada empujón proporcionado, en la posición en que estaba, la pasión me dominaba al ver como mi pene entraba y salía de esa cueva de placer que emanaba una gran cantidad de jugos mezclados con una pequeña cantidad de sangre, prueba fehaciente de la virtud recién rota, mi prima ya no jadeaba, bramaba de placer tocándose su clítoris con sus deditos y jalando de vez en cuando sus pezones, mientras yo entre arremetida y empujón, besaba y lamia sus piernas y pantorrillas haciéndola estremecer. No sé cuanto duro la arremetida frenética, pero nuestros cuerpos estaban ya bañados de un intenso sudor, cuando ella empezó a convulsionar llegando a un prolongado orgasmo que la hizo llorar de placer, acelere mis taladradas para que nuestro éxtasis fuera mutuo y ella me adivino el pensamiento, diciendo:

Dámelo ya!!!! Ya por favor!!! Lléname de ti.

Como si mi pene obedeciera se inflamo, de forma brutal y bajando sus piernas de mis hombros la abrace y la bese con la fuerza del amor prohibido, y que ese día se tenía que consumar, inundando todo su umbral con una cantidad descomunal de esperma que termino por vencer la presión que ejercía su vagina hacia mi pene, escurriendo por todos lados y dejando una gran cantidad en su interior. Fueron instantes de placer y de ternura, los que siguieron al éxtasis, continuamos entrelazados disfrutándonos mutuamente, besándonos y acariciándonos, sabiendo que al salir de ahí, ya nada sería igual. Hasta que el sueño nos venció.

Casi a las 4:30 de la mañana, me desperté, mi prima se encontraba acostada en mi pecho totalmente desnuda. Me levante con sumo cuidado de no despertarla y me dedique a contemplarla. Se veía tan hermosa, tan angelical, tan delicada, tan mujer y tan frágil, que no tuve el valor de despertarla, fue hasta pasadas las 5 que me atreví a rozar su espalda con mis dedos y ella se despertó.

Qué hora es? Pregunto.

Pasa de las 5, es hora de irnos.

OK, me visto y nos vamos. Yo ya me había puesto la ropa.

Con toda la calma del mundo comenzó a vestirse, mirándome de vez en vez con una mirada de complicidad, una vez vestida, arreglo lo mas que pudo su atuendo y nos dispusimos a salir, deje todo como lo habíamos encontrado y nos retiramos lanzando un suspiro hacia ese lugar, testigo de nuestro amor prohibido.

Camino a casa ella se recostó en mi hombro mientras manejaba.

Me amas? Pregunto.

Su pregunta me dejo sin habla, y ella no dijo más.

Cuando llegamos a la casa, su papá ya se afanaba en la preparación de las labores cotidianas, nos vio entrar y pregunto.

Todo bien?

Deje que Lea contestara.

Fue la mejor noche de mi vida, dijo mirándome con infinita melancolía.

Qué bueno que lo disfrutaste, comento mi tío. Haber si la sacas más seguido pa� que se le baje ese carácter de los demonios que tiene. Dijo dirigiéndose a mí.

Asentí.

OK, me recostare un rato, dijo ella y se dio la vuelta.

Un sentimiento de nostalgia me invadió e hizo que la alcanzara en la puerta de su habitación.

Volteo y me miro con tristeza.

Di un vistazo para asegurarme que no había nadie, y le di un tierno beso en los labios.

ERES UN ANGEL. Dije.

Y este angelito� ya es tuyo. Contesto.

Se dio la vuelta, pero antes de entrar a su cuarto, alcance a decirle.

LEA� TE AMO.

Ella volteo y su tristeza desapareció.

Gracias �tripa�, yo ya te amaba. Dijo. Y se metió a dormir.


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2 respuestas

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