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enero 26, 2013

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Mi sobrina Alondra 2

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Empezaba su preparatoria y a veces yo la tenía que llevar, el camino era silencioso, hasta que un día de regreso a casa, me preguntó si �aquella noche�, había abusado de ella, ya que le preocupaba haber quedado embarazada, para tranquilizarla de una vez por todas, le dije exactamente qué hice, me miraba con ojos desorbitados, le dije que lo sentía pero que sin saber cómo la empecé a desear, pero que comprendía que no debía ser así, que trataba de contenerme y lo estaba logrando. No reclamó en absoluto. Al llegar a casa, en silencio se fue y se encerró en su cuarto.

De manera inesperada su actitud hacia mí cambió notablemente, me miraba y sonreía, y no es que me aprovechara de ella, al contrario, creo que aprovechó el que yo la deseara pues, volvió a vestirse ligera de ropa, y más cuando nos encontrábamos solo ella y yo en casa.

Después de esa noche de delirio, ya nada era normal, a cada instante imaginaba teniendo sexo con ella, al hacerlo con mi esposa u otra mujer, deseaba que fuera ella. También ella cambió hacia a mí, era más reservada, y a solas no me dirigía la palabra. Algo sospechaba, y cómo so, si una gran cantidad de mi semen, quedó en su trasero, seguro al despertar lo descubrió.

Una vez que entré a la lavandería, vi su ropa, entre ella, un calzón muy sexi de ella, lo tomé, si pensarlo lo puse en mi rostro para olerlo, olía a ella, imaginaba que así olía su panochita de adolescente, estaba tan concentrado oliendo como un pervertido esa prenda íntima que cuando descubrí mi rostro, la vi frente a mí�–¡¡tííííoooo!! ¿¿¿Qué hace???— le dije que no era lo que pensaba, y respondió molesta, –¿entonces qué es..por qué con mi ropa interior?, ¡soy su sobrina!-..me quitó la pantaleta y se fue a su cuarto cerrando la puerta violentamente. No supe qué hacer, me dio vergüenza que me haya sorprendido haciendo esa perversidad, la seguí y en su puerta le pedí disculpas estaba molesta, nunca la había visto así. Desde su cuarto escuché que me reclamaba diciendo que no pensaba eso de mí, y que quería decirle a mi esposa.

Una mañana en que fui a dejar a mi esposa a su negocio, regresé, creí que estaba en la escuela, vi su recámara abierta, creí que no estaba y pensé en entrar para al menos ver su ropa interior, me sentía un enfermo sexual, cuando llegué a la puerta estaba masturbándose, su mano en el interior de su calzón, no me escuchó estaba extasiada acariciando su parte íntima, y con el teléfono en su oído, hablaba con alguien, fui a mi cuarto sin hacer ruido, levanté la extensión telefónica con cuidado y escuché una voz grave, era el locutor de mierda que le hablaba de sexo, como se lo haría y escuchaba los gemidos de ella, la estaba calentando por teléfono. Escuché claramente cuando ella decía que se venía, colgué sin cuidado y fui a la puerta de su cuarto, quería verla venirse, cuando llegué estaba jadeando, ya había terminado el orgasmo pero su mano seguía en su raja, su respiración volvía a la calma, en eso ve a la puerta y asustada lanza el teléfono al suelo y se cubre preguntándome desde cuando estaba ahí. Sin reparo le dije que empezaba a venirse. Me corrió de ahí, lo que vi me decía que un día iba a tener oportunidad de poseerla.

No salió de su cuarto ni para comer, yo no fui a mi negocio con la idea de encontrar una oportunidad con ella. Unas amigas de ella llegaron y fue cuando salió pero antes de irse con ellas, volteó y me dijo con voz temblorosa; �por favor tío, no diga nada de lo que vio, ¿qué va a pensar de mí?, ¡prométame que no dirá nada, prométamelo!,–�¡te lo prometo pequeña, te lo prometo, no te preocupes, no pienso nada mal de ti, es normal lo que haces, es tu cuerpo y tu necesidad, yo tengo las mías también, pero sería mejor si me (echas una manita) de vez en cuando, no hay nada que perder, solo lo harías con tu mano�� No respondió, cerró la puerta y se fue. La jugada ya estaba hecha. Se fue, entré a su cuarto para buscar su ropa interior, encontré el calzón con el que la vi, y como pervertido empecé a olerlo, esta vez sin resaltos ni miedo, seguía mojado de sus jugos, pensé en llevarlos en la bolsa de mi pantalón pero pensé podían descubrirme.

Cuando regresó no hubo oportunidad de nada, estaba mi esposa presente, a la mañana siguiente la llevé a la escuela, sin hablar puse mi mano en su pierna, casi debajo de su falda, no dijo nada, llegué a su panochita, tocando su calzón sentí sus labios tibios, abrió un poco sus piernas, pero luego de unos segundos, quitó mi mano y las cerró. Su mirada estaba hacia la acera, y dije; �me gustaría tocar tu trasero o solo verlo, si quieres no toco�, lo pensó y se colocó hacia la ventana como si buscara algo hacia afuera, levantó su falda dejándome ver su enorme y rico trasero cubierto por su calzón pequeño, iba manejando y no quería causar un accidente, bajé la velocidad, no resistí y toqué sus nalgas, como no dijo nada, acaricié con libertad y puse su calzón entre sus nalgas, mis dedos pasaron por su raja, en eso me dio un manotazo diciendo que era suficiente. Parecía molesta, no insistí más.

A la salida de su escuela, le llamé para avisarle que iba por ella, no quería pero no le quedó de otra, yo estaba caliente, quería algo más que solo ver y tocar levemente, ya estaba obsesionado por esa chiquilla, haberla visto masturbándose, me daba la idea de que algo iba a lograr con ella, y tenía que ser cuando antes. Como advertí que mientras llagábamos a casa no volteaba a verme, de nuevo acaricié su pierna, quise meterla a sus genitales pero retiró mi mano y cruzó sus piernas. Mi verga estaba a punto de reventar, me dolía de lo dura que estaba, la deseaba como loco, y me la jugué, ella miraba hacia afuera sin decir nada, sin que se diera cuenta desabroché mi pantalón, lo suficiente para liberar mi verga, dejó un hilillo de líquido que colgaba como telaraña en mi ropa. Le pedí que volteara, vio mi verga brillosa, sus ojos se abrieron sorprendidos, volvió a voltearse, tomé su mano y la puse en mi verga, seguía volteada, al principio quiso resistirse ,pero al tocar mi verga dejó su mano en ella, quité mi mano, no hacía nada, tomé su mano y sobre la de ella empecé a masturbarme, quité mi mano y ella continuó, me sentía relajado manejando, con mi mano derecha acariciaba sus senos sobre su blusa, sus piernas, pero ella quitaba mi mano. Quise prolongar el placer y me resistí a venirme. Ya casi llegábamos a la casa, ella me pidió terminar, se cansó de su brazo, puse mi mano en su nuca y empujé hacia mi verga, se hizo hacia atrás, insistí y cedió, sentí el interior de su boca envolviendo mi glande, sentí el deseo de empujar para que se la tragara toda, pero me controlé, la tenía tomada del pelo, apenas me dio unas cuantas mamadas, se quitó bruscamente, se acomodó y empezó a sollozar, su mano seguía en mi mano, sin moverla. Me compadecí y quité su mano de mi verga que seguía dura, me abroché el pantalón y seguimos el camino en silencio, la escuchaba llorar.

No pude más y aproveché las noches en que mi esposa salía a jugar a las cartas o a algún casino de apuesta o bien; mientras dormía, Me atrevía a entrar a su cuarto, sabía que fingía dormir, yo me conformaba con acariciarla toda, masturbarla, cuando mamaba su raja sentía que se venía en mi boca y un leve gemido de satisfacción. Lamía y besaba sus senos, sus pezones duros que delataban su excitación. Me acostaba a su lado, ponía su mano en mi verga y ella sola empezaba a masturbarme. A veces me esperaba totalmente desnuda boca abajo, me di cuenta que le gustaba lamiera su culo, que lengüeteara su ano delicioso. La entrada de su ano fue el depósito de mi semen, pues no la penetraba, solo me vaciaba entre sus nalgas. Pasaba mi verga y mis huevos por su hermoso rostro, abría muy poco la boca, pero sentía el calor y la humedad de su lengua, después de varias visitas, abría más la boca, mamaba fingiéndose adormilada y me vaciaba en el interior de su boca, pero terminaba en su rostro para no ahogarla, sacaba su lengua, y pasaba mi leche por su garganta, mi pequeña zorrita, gozaba lo que le hacía. Y siempre sus ojos cerrados, como para justificarse y no sentirse culpable. No quise forzar las cosas, ella decidiría cuando me la cogería

Ante los demás todo fue normal, pero entre ella y yo había complicidad en secreto de lo que hacíamos. Nuestras miradas se cruzaban inquietas, su actitud me decía que le daba vergüenza, tal vez, pero le gustaban las visitas nocturnas fueron varias noches durante casi tres semanas, y una ocasión me topé con la puerta cerrada, toqué levemente porque mi esposa dormía, no abrió. Ya en la mañana le pregunté sin rodeos, por qué no había abierto la puerta, me dijo que estaba en sus días. La abracé, le dije que comprendía, bajó la mirada notando el bulto de mi entrepierna, sin más se hincó, bajó mi pantalón deportivo de un jalón y mi verga rebotaba cerca de su rostro, ella misma golpeaba su cara con mi palo, sus manos alrededor de mi tronco, luego sus dedos acariciaron mis huevos que se estremecieron, apuntó mi verga al techo y empezó a morder mis huevos, lamiéndolos mientras clavaba su mirada en la mía, se veía hermosa con mi verga en su boca. Bajé su blusa liberando sus tetas, la levanté un poco para masturbarme con ellas, cuando salía la cabeza de mi verga ella la chupaba o lamía desesperada.

La mamada era deliciosa, la primera que me dio sin fingirse dormida, me estaba volviendo loco, y ella se mostraba ansiosa por mamar, puso mi mano en su nuca, presionándola hacia mi verga, quitó su mano y yo seguí empujando su cabeza. Primero suave, ella misma empujó mi mano para que lo hiciera más fuerte, lo hice, no me importó lastimarla. Le gustaba que me la cogiera por la boca, empecé a presionar su cabeza más fuerte, mi verga entraba por completo, era increíble como esta nena lograba tocar mis huevos con sus labios teniendo mi verga en su garganta.

Le cogida por la boca era más fuerte, cuando llegaba a la base de mi verga, la dejaba un buen rato, hasta que ponía sus manos en mis piernas para retirarme, al hacerlo ella tosía, sus ojos lagrimeaban pero no de dolor, sino por la presión de mi verga en su garganta. Saqué de su boca mi verga haciéndola hacia arriba para que se ocupara de mis huevos, lo hizo como una profesional mientras me veía masturbándome en su cara, cuando estaba a punto de venirme, apunté a su boca, ella gustosa cerró los ojos para recibir mi leche�..¡¡aaaahhhhh!!—apenas lancé el primer chorro de semen, introdujo mi verga a su boca, sin pensar, presioné hasta el fondo, mi pequeña se ahogaba con los chorros de leche que expulsaba. Mi verga dejó de escupir en su interior, ella seguía lamiendo y mamando, mi verga bajaba de tamaño, sin soltarla me dijo; –�que rico desayuno tío, ¿te gustó?���mucho mi nena, me encantó servirte la leche��se rió y se levantó acomodándose su blusa diciendo;–�voy a bañarme, también me vine rico�—�guauuu�, me quedé pensando que se vino con la mamada que me dio, sin necesidad de hacer nada más.

Desde ese día fue más cariñosa conmigo, estando a solas me abraza y besa en la boca, se sienta en mis piernas, mientras terminaba su periodo, me daba unas ricas mamadas en las que gozaba mis venidas en su boca. Me prometió entregarse a mí, después de su periodo, cuando terminó me lo hizo saber, la llevé a un lugar muy especial, un motel de lujo, la traté como una reina, ella encantada fue mía, no esperaba que fuera virgen, sin embargo, lo era, y fui el privilegiado en ser su primer hombre hasta ahora.


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2 respuestas

  1. nindery

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