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febrero 24, 2023

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Mi primo me desvirgó

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Hola de nuevo

Lo prometido es deuda y ayer os dije que os contaría como me desvirgó mi primo y no sólo me desvirgó, sino que hizo de mí su esclava sexual en todos los aspectos.

Bueno, como recordareis del anterior relato, habíamos comenzado una relación de deseo y sexo mi primo y yo, pero hasta el momento, solo eran masturbaciones y al final mamada, ya que como os dije, me daba mucho miedo quedar embarazada.

Pasaron unos días en los que como dije, estábamos siempre que podíamos “enganchados” con nuestras cosas, yo cada vez vestía más provocativa, incluso me hacía ir sin ropa interior, (cosa que creo que más de uno en el cortijo se dio cuenta, porque tenía a todas horas los pezones durísimos) y el ya no se guardaba de mirarme y desearme a todas horas, no había oportunidad que me sorprendía por atrás y me tocaba ahí abajo o me acariciaba el pecho, decía que le encantaba y creo que desde que me lo comía había adquirido un mayor tamaño y también decía que para saber lo que era de verdad el sexo, teníamos que hacerlo y os aseguro que no era por falta de ganas, pero tenía tanto miedo que no me atrevía, y mira que me excitaba muchísimo y llegaba al orgasmo varias veces, comiéndome el pecho o con sus dedos en mi coñito.

Ante mi negativa a llegar más allá, mi primo me dijo que era tonta, que no sabia lo que me perdía, que si quería verlo que fuese a las 5 de la tarde a la ventana de una edificación que unos vecinos usaban de almacén, como podéis imaginar, la curiosidad pudo conmigo y allí estaba yo a las 5 en punto y por una rendija de la ventana (que luego supe había dejado mi primo adrede) pude observar a la dueña del almacén, una señora casada, de unos cuarenta y pocos años, algo entrada en carnes, pero maciza como decían todos en el cortijo, guapa y con el pecho casi tan grande como el mío y por supuesto a mi primo, que se encontraba arrodillado comiéndole todo su coño y ella gimiendo de placer, no pudiendo dar muchos gritos por si los pillaba alguien, pero a veces no se podía contener y gritaba un poco mas de la cuenta, hasta que lo cogió del pelo y lo levantó hacia arriba y le pidió que la follara que ya no aguantaba más y él ni corto ni perezoso, le dio la vuelta y la apoyó en unos sacos de trigo que había, y desde atrás le metió de un empujón su gran pene a lo que ella no pudo contener un grito. Yo era la primera vez que veía follar y la verdad es que me excité mucho viendo como lo hacían y más que nada por ella, por como disfrutaba y lo que no entendía es que teniendo a su marido por qué lo hacía con mi primo, aunque viendo a uno y a otro, era fácil saber el por qué. Así estuvieron un rato hasta que ella le dijo que se venía ya, pero que quería sentirla dentro a la vez que se corría, a lo que mi primo le dijo que el tenía control sobre su eyaculación y así fue, cuando ella empezó a dar espasmos de placer, mi primo la hundió más aun y apretando todo lo que podía, se corrió dentro de ella, y tuvo que ser una buena cantidad, porque al retirarse, le caía por las piernas. Ella entonces comenzó a besarlo y a decirle que era una mujer muy ardiente y que necesitaba una polla joven como la suya, que notaba que se le iba la vida al lado de su aburrido marido, que sólo le hacía el amor de higos a brevas (o sea, casi nada) y que cuando lo hacían, él se corría y ella se quedaba con las ganas. Por todo ello supuse que no era la primera vez que lo hacía con la vecina y la verdad, me intrigó aquello, porque la vi disfrutar mucho.

Esa noche, fui a su habitación y le dije que por que me había hecho ver aquello y me contestó : “Paqui, así es el sexo completo, ya has visto lo que ha disfrutado la vecina y no me negarás que tú también te has excitado mucho”, mientras decía eso, empezó a tocarme y pudo comprobar lo mojada que estaba, pero allí no podíamos hacer mucho, por lo que se la acaricié y cuando la tuvo dura, empecé a comérsela como a él le gustaba y me decía que lo hacía mejor que la vecina, que yo había aprendido más rápido y que le gustaba más mi pecho, que la metiera entre el como otra veces que se iba a venir en él, cosa que hizo y yo me quedé a dos velas como se suele decir y cuando se lo dije me dijo que no podía ser todos los días, me enfadé y me fui a mi habitación y llegué a la conclusión que era una estrategia suya para al final conseguirme.

Estábamos en todo ese tipo de situaciones cuando un día por la mañana me llama y me dice que le acompañe a un sitio, que no era otro que el pajar desde donde se veía la pequeña plaza que formaban los cortijos. Una vez allí, me dijo que no hiciera ruido que iba a ver una cosa que seguro me gustaría y al poco rato, vemos llegar a un vecino con su yegua cogida de las riendas y por la otra parte de la plaza, asomaba el semental o macho de cría que tenían para preñar a las yeguas. A pesar de ser una cosa habitual, yo nunca lo había visto, ya que mi madre siempre me prohibía verlo, cuando se enteraba que iba a ver “monta”, me mandaba a otro sitio para que no lo viese, pero aquella vez mi primo se adelantó y me avisó antes de que mi madre pudiera impedirlo. Pues bien, al estar la yegua en celo, y notarlo el caballo, empezaron a relinchar de una manera brutal, poniéndose muy nervioso el semental y empezar a salirle un falo enorme de su entrepierna (eso si lo había visto alguna que otra vez) que parecía tenía vida propia. Los fueron aproximando, y cuando el semental se situó detrás de la yegua, posó sus patas delanteras sobre el trasero de ella, para ir aproximándose cada vez más, mientras mi primo, hizo lo mismo conmigo, se fue acercando por detrás de mí, y noté que no tenía pantalón y que me estaba subiendo el vestido, pues bien, a la misma vez que el caballo alcanzó su objetivo, mi primo logró el suyo, que con lo mojada que estaba, no le costó ningún trabajo, desvirgándome con una fuerza inusual, como hacía el semental de la plaza, montándome como si fuera su yegua, tal y como había predicho al comienzo del verano. Aquello fue una mezcla de dolor, rabia, deseo, placer… es difícil de explicar lo que sentí, la cosa es que el caballo no tardó nada en bajarse de la yegua, derramando una gran lechada por el suelo y mi primo empezó un mete saca muy rico que me estaba produciendo oleadas de placer, toda vez que se había pasado el dolor inicial y diciéndome: “ves primita, a que te está gustando como a la vecina” a lo que le dije que sí, que no parase, pero paró, menos mal que solo era para cambiar de postura y tumbándose en la paja y pude observar que tenía la polla llena de sangre y cuando le pregunté que de que era, me dijo que era mi virginidad, me cogió de la mano y me dijo que me dejase caer sobre su rabo, cosa que hice, no sin aguantar dolor, ya que la tenía muy grande y yo aun era casi virgen, menos mal que estaba muy mojada por todo lo ocurrido y al final me dejé caer de golpe y pensé que me saldría por la boca, jeje. El mientras cogía mis caderas y las movía de arría abajo hasta que yo cogí el ritmo y empecé a cabalgarlo a la vez que él me manoseaba el pecho que tanto le gustaba y se lo llevaba a la boca, cosa que me daba un placer tremendo. Cuando noté que empezaba a empujar más, le dije que si era como con la vecina, que se iba a correr y me dijo que si, por lo que me asusté y me levanté, cosa que no le gustó mucho pero le dije que me daba miedo, que bastante había conseguido ya, entonces para no dejarlo así, se la comí con más ganas que nunca, cosa que advirtió y me agradeció, corriéndose abundantemente en mi boca, tragándome hasta la última gota de semen. Esta vez no me dejó a dos velas, pues me tiró a la paja y me hizo una comida de coño que aún se me pone el vello de punta recordándolo, y ofreciéndome un orgasmo espectacular.

A raíz de aquel día, nuestros encuentros ya no se limitaban a masturbaciones, que también, pero en cuanto teníamos ocasión me follaba, sin correrse dentro hasta que un día apareció con un condón, tal era mi desconocimiento de aquello que le pregunte que para que servía y me dijo que para correrse dentro sin dejarme embarazada. Me tuvo todo el día intrigada, esperando el momento de poder usarlo, y el muy capullo lo posponía para que lo deseara aún más. A raíz de todo eso, fui descubriendo poco a poco lo que mi primo me tenía guardado, y no era otra cosa, que ser su sumisa, hacer conmigo todo lo que quisiera, pero vamos al tema, esa tarde, mi padre y mi madre bajaron al pueblo ha hacer las compras como todas las semanas y entonces aprovechamos para quedarnos solos en el cortijo y poder al fin probar lo que era correrme con una buena polla dentro.

Al poco de irse, ya lo tenía en mi cuarto, con el condón en la mano, y la polla tiesa, si literalmente así, sin ropa y pidiendo guerra, no me dio tiempo a decir nada y cuando quise acordar, la tenía dentro de mi boca y cogiéndome de la cabeza, la metía y la sacaba fuertemente, produciéndome arcadas, mientras me decía que lo mirase a la cara haciéndolo, así estuvo un rato para después comerme el pecho e ir mojándome y preparándome para la penetración y cuando vio que ya lo estaba, sacó el condón y empezó a deslizarlo por su durísima polla, cosa que no conseguía ya que le quedaba pequeño (me dijo que se lo había pedido a un vecino) al final logró ponérselo hasta la mitad, diciendo que era suficiente para que no me quedara embarazada, y yo como no entendía de eso, pues le dije que bueno. Esta vez me tumbó en la cama y empezó a besarme y a morderme el pecho y tan caliente estaba que recordé las palabras de la vecina y le pedí que me follara, a lo que me contestó que aún no, que era pronto, yo desesperaba por tenerla dentro, intentaba cogerla y ponerla en la entrada, pero él la quitaba y más ganas me entraban. Me dijo que las cosas se hacían cuando el quería, no cuando una remilgada como yo lo decía y cambió sus suaves mordisquitos en mi pecho por bocados y llegar a hacerme casi daño, pero era tanto el placer que sentía con él que no era capaz ni de quejarme. Cuando se cansó de jugar conmigo, me la metió toda dentro y empezó a moverse despacito para ir acelerando poco a poco y diciéndome que si me gustaba, a lo que yo le contestaba que muchísimo y me decía: “lo ves putita, al final te va a gustar más que a nadie, voy a hacer de ti toda una experta en el sexo”, lo de putita no lo entendí a qué venia, pero poco a poco me di cuenta que era su forma de tratar a las mujeres. Como podéis imaginar tuve un par de orgasmos sin que la sacara y al tercero le dije que quería correrme cuando él, cosa a la que accedió y nos corrimos los dos a la vez, relinchando casi como los caballos.

 

Bueno, ya conocéis como me desvirgó mi primo, para no extenderme mucho más, el próximo día os contaré como siguió todo hasta que me fui a estudiar a Granada.

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Una respuesta

  1. helenx

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