
Por
Mi primo II
Hola de nuevo
Me gustaría seguir relatando los días sucesivos de ese verano en el cortijo y también mis vivencias cuando me fui a estudiar a Granada.
Pues bien, como recordaréis en el último relato, narré cómo me desvirgó mi primo y como podéis imaginar, aquel verano estuvo repleto de encuentros sexuales, ya que poco a poco me fue dominando de una manera que hacía conmigo lo que quería.
No perdía oportunidad de quedarse a solas conmigo y si yo no podía, pues se iba en busca de la vecina, la cosa era que no podía estar sin sexo ya que decía que tenía que vaciarse todos los días que si no le dolían los testículos (yo más bien creo que es porque estaba todo el día pensando en cosas calenturientas).
Una mañana que volvimos a quedarnos solos en el cortijo, se presentó en mi cama como solía hacer y comenzó a tocarme todo mi cuerpo, parándose en mi pecho, que como ya dije, le encantaba y no os lo creeréis, pero comiéndomelo llegaba a tener algún que otro orgasmo, ese día no fue para menos, pero él estaba juguetón y por más que le pedí que me la metiera, se resistía y me volvía a repetir aquello de que no es cuando yo quiera, sino cuando quiera él, tanto es así, que después de ponerme cachonda perdida, me dijo que me pusiese un vestido fresquito sin nada debajo, y que lo acompañase. Me llevó al establo en donde estaba el caballo semental, diciéndome que sabía que me gustaba, que la otra mañana había disfrutado mucho viéndolo, yo como tonta, y por no saber que decir, asentía a todo lo que el decía, tal era mi estado de excitación, que no me atrevía a llevarle la contraria. Pues bueno, ni corto ni perezoso, me dice que me apoye en el caballo, que me va a follar desde atrás como los caballos y para que me excitase más, estaría cerca del caballo. Me incliné hacia adelante, y empezó a pasarme el capullo por mi coñito, como si no estuviese lo suficiente lubricado ya, lo hacía para que lo desease aún más, cosa que conseguía sin ninguna duda, tanto es así, que yo intentaba echarme para atrás con la intención de que me la clavara, pero las cosas se hacían cuando él quería, así que me tuvo un buen rato en esa postura y sin meterla y diciéndome que acariciara al caballo, cosa que hice.
Cuando a él le pareció bien, me la metió de golpe, de tal manera que no pude reprimir un grito y comenzó un mete saca muy rico, tanto es así, que el caballo empezó a ponerse nervioso, no sé si por mis suspiros o por el olor a sexo que desprendíamos.
Cuando me quise dar cuenta, el caballo había empezado a tener una erección, comenzando primero saliendo de su bolsa (no sé si lo habéis visto alguna vez) para luego ponerse dura como una piedra, era terriblemente grande de cerca, daba miedo ver aquella cosa tan dura y grande pero a la vez, me excitaba sobremanera tenerla tan cerca mientras mi primo me montaba como a una yegua.
Al ver mi primo el estado del caballo, me dijo que se la cogiera, a lo que me negué y entonces la sacó de golpe y me dijo que si no lo hacía, se me acababa todo. Como podéis imaginar, me armé de valor y se la toqué, era un tacto raro, como una piel muy dura, casi parecida a la de los hombres de color, pero más dura aún, el caballo se puso aun mas nervioso y no paraba de relinchar, tanto que daba miedo que nos pisara, pero al estar la valla por medio, era muy difícil que eso sucediera. Teníamos un estado de excitación, que no tardé en correrme varias veces y mi primo tampoco tardó en correrse sobre mi espalda y cuando me reincorporé me dijo que no, que siguiera con el caballo que si no me daba pena y la verdad, es que si, si que me daba, porque el pobre animal relinchaba y se movía con mucha energía, así que me agaché y se la cogí con las dos manos, moviéndolas de adelante hacia atrás, notando las venas tan duras que tenía el caballo y su piel áspera, no tuve que esperar mucho para que el pobre animal empezara a echar chorros de semen y al momento, empezó a disminuir el tamaño y el grosor, como si se hubiese desinflado.
Espero que no penséis mal de mí por haberlo hecho, pero a aquella edad estaba muy influenciada por mi primo, hacía todo lo que me pedía, como el día que me pidió que tuviera un encuentro con un vecino de la aldea al que apodaban “El Mulo” bastante mayor que nosotros y que era viudo (se comentaba que había enviudado en la noche de bodas, ya que poseía tal miembro que le provocó una hemorragia interna a su recién estrenada esposa y como antes no había los medios que ahora, se desangró de camino al hospital), pues como os decía, se empeño en que lo aliviara porque decía que el pobre, desde aquello no había estado con ninguna mujer por miedo a que le pasara lo mismo y que se limitaba a masturbarse, así que un día me dijo mi primo que lo acompañase a ver como lo hacía, y allí que iba yo a todo lo que me pedía.
Mi primo conocía todos los entresijos de la aldea, lo que hacía todo el mundo, como lo hacía y cuando, por eso me dijo que después de comer solía masturbarse, cuando se acostaba a la siesta y que desde la parte de atrás de su casa, se veía su dormitorio. Y así era, después de comer salimos de casa con la excusa de ir al estanque a darnos un chapuzón ya que era verano y hacia un calor terrible y nos fuimos directos a ver si veíamos al “mulo” en acción. Tuvimos suerte y tal y como decía mi primo, después de comer, se acostó en su cama y empezó a tocarse. No os lo creeréis, pero no me extraña que, si le metió todo eso a su mujer, no le hiciera daño, porque era descomunal, le podía llegar muy bien a la rodilla. Y yo que pensaba que la de mi primo era grande… pues bueno, empezó a tocarse y a ponérsela dura, pero por el tamaño, no podía mantener una erección como Dios manda, pero a fuerza de tocarse, consiguió correrse.
A todo esto, mi primo no desaprovechó la oportunidad de follarme mientras mirábamos y como os dije, estaba haciendo de mí una autentica esclava sexual de él, así pues, al día siguiente me obligó a ir a casa de este hombre después de comer con la excusa de que estaba haciendo un trabajo para cuando comenzara el curso, de la vida en la aldea, de sus vecinos y de sus historias. Me presenté con un vestido cortito y fresquito de estar en casa, mi libreta y mi bolígrafo y si bien al principio, estuvo un poco reacio a invitarme a pasar, me miró de arriba abajo fijándose sobre todo en mi escote y accedió a invitarme a pasar, me dijo que me sentara en el sofá que estaría mas cómoda y el se sentó en el sillón que había al lado (luego me di cuenta que lo del sofá era porque se hundía mucho, y así dejaba ver todas mis piernas y al incorporarme para escribir, se veía todo mi escote), empecé haciendo preguntas de que edad tenía, que cuanto llevaba viviendo allí, que clase de cultivos tenía, … en fin, cosas banales con la idea de poco a poco seducirlo como me había ordenado mi primo. Cuando llevábamos un rato, me ofreció un baso de agua y se levantó para traerlo, y al levantarse, pude ver de cerca lo que se apreciaba debajo del pantalón, parecía una autentica serpiente, ufff, yo aproveché entonces y desabroche algún botón de arriba y de abajo del vestido para que pudiese verme mejor, pero el hombre era muy prudente, cuando volvió se quedó mirándome un poco mas descarado, pero sin ir a mayores hasta que, armándome de valor le pregunté que por qué no estaba casado y me contestó que lo estuvo, pero que no duró nada su matrimonio, a lo que le pregunté que por qué y al principio estaba reacio a contarme nada más, pero ante mi insistencia, me confesó que tuvo mala suerte y que su esposa murió la noche de bodas y al preguntarle de qué había fallecido, no quería decírmelo hasta que se derrumbó y me dijo que había sido por su culpa, a lo que yo (sabiendo lo que se comentaba en la aldea) le dije que como iba a ser por su culpa, que seguro había sido por alguna enfermedad y el pobre, sincerándose conmigo que dijo que tenía un defecto físico y que en aquellos años, no supo que podía perjudicar a su mujer. Tanto le insistí que al final me dijo cual era su defecto físico, y cogiéndose el pene por encima del pantalón (que lo tenía hacia abajo, y le llegaba como dije antes casi hasta la rodilla) me dijo que ese era su defecto y mirándome otra vez de arriba abajo, empezó a frotarse. No sé que me pasó, pero empecé a excitarme viendo aquello y me armé de valor y le dije que si podía verlo, diciéndome que no, que le daba mucha vergüenza, pero al reincorporarme, casi se me sale un pecho, y parece ser que le hizo cambiar de opinión, tal es así que se levantó y bajándose el pantalón y el calzoncillo, dejó al aire aquella monstruosidad.
Cuando tuve aquello tan cerca, solo pude decir que no me extrañaba no hubiera podido hacerlo con su mujer, ya que aquello era enorme y entonces le dije que había otras maneras que no incluían penetración a lo que asintió, pero que, en aquel entonces, el no era consciente de lo que podía pasar y al penetrarla, quiso meterla entera para darle más placer a ella.
Aquello empezó a coger vida y como dije antes, no se podía poner dura del todo porque no se sujetaba del peso que tenía y la longitud.
A mi aquella serpiente me estaba turbando la mente, y solo pensaba en la manera de poder tocarla, por hacerle caso a mi primo y por mi misma, así que le pregunté que si podía tocarla y me dijo que si, pero que solo eso (se ve que había cogido miedo a hacerlo con una chica), le dije que no se preocupara que sería solo tocarlo, así que acerque mi mano a su cosa y no podía abarcarla tuve que usar la dos y le pregunté que si le apetecía que las moviera a lo que accedió. Era muy distinta a todas las que había tocado antes, ni era como la de mi primo, ni como la del caballo, … era totalmente distinta, pero me ponía muy cachonda por el tamaño y por la cara que ponía el pobre hombre, se ve que no lo habían tocado nunca y se estremecía con mi masaje y quise darle algo más así que me la llevé a la boca, siendo imposible meterla (tengo la boca pequeña además) así que me limité a darle lametones a ese gigantesco capullo. Era increíble ver a un hombre grande como él y con aquello que apenas se podía sostener en pie, ya que le estaba gustando mucho según decía y para dejarle un buen recuerdo, le pedí que se sentara en el sillón y me puse de rodillas delante de él y desabrochando la parte de arriba de mi vestido saqué mis pechos y le dije que los tocara un poco si quería, cosa que hizo y se excitó mucho más aun y sobre todo cuando se la coloqué entre ellos y empecé a moverlos, no aguantó mucho y en una de las veces que le di con la lengua, empezó a echar chorros de leche que me recordaron al caballo, para quedar desfallecido al instante.
El pobre no sabía después como darme las gracias, decía que lo había hecho inmensamente feliz y que había vuelto a sentirse hombre. Tan respetuoso era que cuando le dije que aquello no volvería a suceder, me dijo que lo entendía, y que solo tenia palabra de agradecimiento hacías mí.
No sé si lo pensáis o no, pero aquello se repitió mas veces a lo largo del verano, jiji.
Cuando salí de su casa, estaba mi primo esperándome, ya que el muy capullo había estado espiándonos como era su costumbre y me llevó directamente al pajar, donde me echó un polvo riquísimo, ya que estábamos los dos muy cachondos y diciéndome que era muy puta mientras me follaba, que cada vez lo era más y que era totalmente suya.
Para no alargarme más, en el próximo relato, os contaré mi vida de estudiante en Granada, bueno antes de eso os diré que ese verano fui elegida reina de la fiestas del pueblo y así fue como conocí al que hoy es mi marido. Pero eso es otra historia.
Besos.
Una respuesta
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