Por

Anónimo

marzo 14, 2012

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mi prima y yo

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Hola, en mi familia existen muchas mujeres hermosas por no decir que todas, yo siempre pasaba fiestas navideñas con ellos y junto a mi creció mi prima Isabel, yo tenia 17 años y ella 13, era muy bonita aunque me disgustaba ciertos comportamientos suyos, ya que siempre se las ingeniaba para que todos la consintieran, la cargaran en los brazos y la mimaran, ella me miraba pretendiendo darme a entender que era capaz de generar esas situaciones en mis tíos y tías, Isabel desde niña era de cabello largo, negro, liso, con piel blanca y suave, su rostro siempre fue angelical, con ojos cafés oscuros, a sus trece años se le empezaron anotar los senos, no eran muy grandes pero eran muy notorios y ya alcanzaban a levantarle las blusas, sus caderas se empezaron a anchar y sus piernas tomaban unas curvas muy definidas, yo desde pequeño fui mas bien feo, delgado, procuraba el cabello bajito pero me fascinaba correr, el atletismo me despertó muchas emociones, asi que mi condición física siempre fue muy buena y atlética; ella siempre fue para mi la prima malcriada y llorona hasta ese diciembre, cuando el corazón, la juventud y la curiosidad nos cacheteo y nos llevo a vivir la experiencia mas relevante y romántica de nuestras vidas, en ese diciembre yo llegue a la finca de mis abuelos primero que ella, luego dos días después llegó y consigo la alegría de recibir ropa y zapatos pues mi tía, su madre era la que nos obsequiaba ropa y esas cosas, la vi grande, joven, señorita y al saludarme me impregnó de ese almisque que tienen las mujeres espectaculares, yo quede idiotizado y despertó en mi un interés y un apego a ella que al principio no fue correspondido, pues me daba la espalda, me resultaba muy trabajoso obtener la atención suya lo cual me llenaba de motivos para lograrlo��.una noche me dijo: primo mañana en la mañana me puedes llevar a trotar contigo? Claro, solo que estoy yendo mas lejos que antes. No importa quiero trotar un rato y tomar algunas fotografías por el camino. En ese momento pensé en hacer las cosas bien y le pedí permiso a mi tía para llevarla al día siguiente a trotar conmigo, mi tía no reparó y aprobó el hecho sabiendo que yo era grandecito y podía cuidar de mi primita muy bien, esa noche mi cabeza dio vueltas, pensando una y otra vez como seria aquella caminata con mi prima, la chica que me estaba robando inexplicablemente el aliento, el pensamiento y a veces sus recuerdos me generaban erecciones, al día siguiente me levante a las cinco de la mañana, me vestí y Salí al porche de la casa, no la vi y pensé que se arrepentiría y decidió seguir bajo las cobijas y los brazos de mi tía, me recogí para amarrarme los zapatos y sentí su dulce voz matutina por detrás que me decía: buen día primito. Me sentí en las nubes, volví a ser idiota, me sentí cálido y a la vez frio, me puse de pie para salude y note en su cara algo de satisfacción, de acogida, de regocijo, nos fuimos caminando suave hasta una cima donde se veía muy bien el sol y el rio, hablamos de todo, de su vida en el colegio, de su vida con mi tía, de sus amigas, de su alegría por el reencuentro familiar, aproveche para lanzarle varios piropos dulces y para elogiarla por su belleza y su dulzura, nos sentamos en aquella cima y contemplamos la salida del sol, luego nos abrasamos mutuamente en silencio, con cara al sol, sentía su corazón salvaje y brioso, el olor de su cabello era narcótico para mis sentidos y su piel era sangre para mis venas, ella irrumpió el silencio para preguntarme: primo cuantas novias haz tenido? Yo le mentí y le dije que tres, pero en realidad solo había tenido una con la que nunca pasó nada mas que un beso. Yo le pregunte lo mismo y fue cuando el contenido de sus palabras cambiaron mi vida, me dijo: no he tenido a nadie, ya que la persona que me mueve el piso o que me causa cosquillas en el estomago no puede tener nada conmigo, yo le dije: es un imbécil, pues cualquier hombre se moriría de ganas por tener algo contigo. Ella sonrió y me pregunto: tu tendrías algo conmigo aun sabiendo que somos primos?, Yo le respondí luego de dos segundos silenciosos: si, claro isabelita yo si. Me miro y nuevamente sonrió, bajo su cabeza y luego siguió tomando fotos, recuerdo que me tomó una la cual se demoró mucho en presionar el flash, el silencio se apoderó del instante y le pregunté: quien es el hombre que te gusta? Ella sin mirarme y tocando sus zapatos me respondió: ese chico que me gusta eres tú, tú eres el chico que me mueve el piso, pero lastima que seamos primos, quisiera no verte así, quisiera poder quitarme esa realidad de la mente. Enmudecí el momento y luego me llene de valor y sin mediar palabras la tome por la cintura, la gire y la bese, ese beso fue frenético, expresivo acompañado por caricias, por caricias mutuas en la cara y el cuello, nos abrazamos y luego cómplices de nuestro acto nos acostamos en el pasto, ella me pregunto: primo tu que sientes por mi? Y realmente no sé como le respondí con palabras poéticas, le dije que desde que llegó me estaba volviendo loco, que pensaba mucho en ella y que su presencia empezaba a ser importante para mi. Decidimos ser novios a escondidas de nuestra familia y realmente ellos no se daban cuenta, ya que ella y yo permanecíamos juntos, íbamos al pueblo, nos bañábamos juntos en el rio y cada momento era una oportunidad para besarnos, ella besaba con mucha ansia pues eran sus primeros besos, en el pueblo andábamos cogido de la mano y comíamos helados ya que nadie nos conocía y siempre íbamos solos, llego navidad y año nuevo lo cual significaba que pronto ella se iría, la tristeza se nos notaba a los dos y hacíamos lo posible por permanecer mucho mas tiempo juntos sin levantar sospechas, un día cuando nos bañábamos en el rio tras besarla empecé a resbalar mis manos por todo su cuerpo, ella no reparo el hecho y me dio vía libre para seguir haciéndolo, empecé a llevarle hacia la orilla y me fije que sus pezones estaban erectos y sus mejillas estaban rojizas, ese día yo estaba con solo un short, descamisado, ella estaba con una licra corta, un top blanco y debajo unos brasieres blancos con encajes, al recostarla contra la orilla debajo de un árbol frondoso, me monte sobre ella y no dejaba de besarla, esta vez yo me apoyaba con mis manos sobre la arena para no aprisionarla y dañar el momento, empezamos a menear la cadera, yo friccionaba contra su pelvis y ella seguía la danza a mi ritmo, sentí como sus manos encaraban mi espalda con aruñetazos, hubo un momento en que estiro su cara y cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y exhibió un suspiro, yo aproveche que nuestros labios se despegaron y baje mi boca en dirección a sus senos, allí estaban pequeños, duros, blancos, primero los bese por encima de su ropa, luego me percaté que ella con sus manos temblorosas bajo su top y sus brasieres y me los ofrendó, yo seguí su oferta, los vi rojizos, vírgenes, tímidos, y los bese, primero con cariño, ternura, luego con excitación y algo de lujuria, ella se revolcaba en la arena, gemía, y crecían sus movimientos de cadera, cuando me percate que nuevamente estiraba su cara y cabeza hacia atrás deduje que era un orgasmo y decidí venirme también sobre mi ropa, luego no fundimos en un abrazo y nos dijimos muchas promesas, la mire a sus ojos y le dije que siempre la amaría, que ella seria siempre la mujer de mis sueños, volvimos a la casa y en la noche mis tíos decidieron ir al pueblo para tomarse unas cervezas, nosotros nos leímos el pensamiento y decidimos quedarnos a ver tele, mis abuelos se durmieron rápido, nos sentamos en la sala y vimos televisión entre besos. Cuando sentimos que estábamos solos nos besamos frenéticamente y lo que sentimos en el rio lo volvimos a sentir, nos miramos pícaramente y la alcé en mis brazos, nos miramos fijamente, ella me acaricio con la mano derecha la cara hasta llegar al pecho y hay también poso su carita de niña, nos dirigimos a mi cuarto, encontramos una cama con sabanas cálidas y un colchón amplio y silencioso, la deslicé suavemente sobre la cama sin dejar de mirarla, me devolví, cerré la puerta y me pose sobre la cama obligándola cariñosamente a subirse sobre mi, por primera vez la vi mordiéndose los labios y luego nos fundimos en un beso apasionado, húmedo pero significativo en cada uno de sus movimientos, empecé a quitarle la ropa, primero la blusa, era rosada en licra con un dálmata dibujado, descubrí sus senos resguardados en unos brasieres blancos a media copa, le solté rápidamente los broches y los descubrí, no tardé en acariciarlos, besarlos y hasta succionarlos, lo que le provoco una excitación muy cordial, gemía suavemente con los ojos cerrados, movía sus caderas sobre la mía con arrebato, sus manos estaban heladas, yo parecía un enfermo, estaba pálido, frio, enmudecido y mi corazón estaba a mil, luego ella levanto un poco la cadera y me di cuenta que me invitaba a desnudarla, mis manos se deslizaron suavemente por la costura de sus pantalones largos pero sin quitarle su panti, lo quería hacer con precisión, ella al verse sin ropa solo con el panti se levanto de mi y se acostó a un lado, protegió sus senos erectos con sus suaves y temblorosas manos, sin dejar de mirarla me pare y me quite la ropa, solo me quede con los bóxer, me acosté a su lado y le dije : isabelita te amo, jamás en la vida me arrepentiré de lo que hare, ella sonrió y me respondió: yo tampoco, de aquí no hay vuelta de hoja; ¡maldita sea! el momento mas esperado había llegado y no lo iba a desaprovechar, me pose sobre ella y empezamos a besarnos nuevamente, con un poco mas de romanticismo, calmados y siempre pendientes de escuchar ruidos, me levante un poco y le quite el panti, mire su vagina blanca, con pocos vellos, y asomaba su clítoris tímido bañado en sus jugos corporales, los cuales me embriagaban, me enloquecían, tal vez por lo que también era mi primera vez, baje mi cabeza hasta allí y empecé a lamer y a besar torpemente pero despacio su clítoris, ella acrecentó sus gemidos y movimientos, tomo mi cabeza con sus manos y la apretaba fuertemente, le alcance a escuchar una expresión de quejido y nuevamente estiró su cabeza y cara hacia atrás, pensé inmediatamente que había llegado a su clímax u orgasmo, luego su cuerpo se desvaneció y me invito a subirme sobre ella tomándome de mis axilas, yo le entendí y me quite el bóxer para luego llegar hasta ella para besarla y sentir en mi pecho sus senos calientes y pequeños, luego me miro fijamente a los ojos y me dijo: quiero dejar de ser niña y convertirme en mujer estando en tus brazos, al escuchar esas palabras me levante y me pose detrás de su cadera, ella abrió sus piernas de par en par, tome mi pene supererecto, delgado pero largo y lo dirigí hasta su entrada intima, mi corazón se aceleró a mil y en un silencio llano coloque mi pene en su estrecha vulva la mire fijamente a los ojos y le pregunte: no te arrepientes? No, ni ahora, ni nunca me arrepentiré, acto seguido la penetre hasta el fondo y sin tregua, estaba estrecha, le dolió mucho, yo sentí un ardor inexplicable, no quedamos inmóviles, ella apretaba las sabanas y yo pegue mi mentón en la mitad de su pecho, fue un momento sereno, tenso, doloroso pero muy corto, ella volvió en si y me toco la espalda diciéndome: oye no me mataste, estoy viva, será que podemos seguir, yo sentí que estaba con una mujer de verdad y seguimos haciéndonos el amor, tuve que hacer un esfuerzo enorme para no eyacular tan rápido, pues la emoción me tenia acelerado y sentía que a veces perdía la noción de la realidad, duramos diez minutos reseñados por un reloj viejo que estaba en la pared de aquella habitación, luego de besarme tiernamente me dijo que ella conocía muy bien su cuerpo y sabia que en ese día no podía quedar embarazada lo cual me alivio mucho y me lleno mas de confianza, paramos un momento para abrazarnos y consentirnos, luego le dije: isabelita quiero venirme ya, no aguanto mas, quiero llenar tu interior de mi, ella me dio vía libre diciéndome: �venga pues� nuevamente la penetre sintiendo mutuamente el ardor pero mas leve y al alcanzar un nivel máximo de excitación descargue todo mi semen dentro de su vagina, en tres empujones, ella nuevamente hizo su gesto de satisfacción y sobo mi pecho mientras yo gemía y hacia todo lo posible por dejar todo mi semen dentro de ella, pues tuve la sensación de que así la marcaria por dentro y para siempre, la descarga fue excesiva, tanto así que le destilaba de su interior dejando las sabanas manchadas, me sentí cansado, las piernas me temblaban, seguí viéndola hermosa, ya hecha una mujer, aferrada a mi pecho en un abrazo eterno que nos incitó a conciliar el sueño por 30 minutos, tome todas sus partículas aromáticas y las incruste en mi alma, mas exactamente en el recodo de los recuerdos mágicos, luego Salí y constaté que mis abuelos seguían dormidos y mis tíos no daban señas de volver, así que la lleve al baño y nos duchamos juntos, mientras el agua caía sobre nosotros la bese, la acaricie, le bese los senos, le hice una vez mas el amor en la ducha, de pie, esta vez ya no me ardía pero a ella si, lo cual me animo para penetrarla con movimientos fuertes pero rítmicos, pronto sus gemidos fueron de placer y estallamos en un orgasmo mutuo, ella se agacho para ver mi semen, toco su vagina y extrajo en su mano una porción de aquel liquido libidinoso, se paro y me abrazó fuertemente, nos secamos y luego de vestirnos quitamos las sabanas de la cama, las cuales estaban impregnadas de la evidencia fiel de la pureza de mi prima, que ahora era mi novia, decidimos botarlas, desaparecerlas, no sin antes recortar la fracción que estaba manchada de sangre, la guarde y hasta el son de hoy la cargo en mi billetera, la cual ha sido mi inspiración de múltiples masturbaciones. Decidimos acostarnos en la sala a escuchar música romántica, abrazarnos tiernamente, a recrear una noche de esposos y a esperar a nuestros tíos que llegaron sobre la cuatro de la mañana. Al día siguiente como todos dormían por el guayabo decidimos levantarnos, preparamos desayuno y nos fuimos a caminar, hablamos de todo de nuestros sueños, de hacer planes, de casarnos, de tener hijos, de cómo enfrentar a nuestra familia, de lo mucho que nos enamoraba estar uno cerca del otro, pero no hablamos ni de nuestra primera experiencia ni de su pronto viaje, la consentí, la hice sentir protegida, amada, idolatrada, le hice saber que mi corazón, mi cuerpo y mis sentimientos serian de ella. Al día siguiente ella junto a mi tía se marchaban, recuerdo que nos encontramos en el galpón y lloramos, besándonos, mezclando nuestras caricias con las lagrimas, también recuerdo que le dije que se escapara conmigo, que yo velaría por ella, que no le faltaría nada, que no debería hacer nada solo amarme y dejarse amar, me hizo caer en razón, seria una estupidez, solo eso, una estupidez. La vi como se subió en ese maldito carro que la despegaba de mi corazón brioso y amante, se colocó unas gafas y disimulo así sus lágrimas, cada metro que recorría ese carro era una estocada perversa para mi corazón. Días después yo regrese también a mi pueblo y empezamos a llamarnos, recuerdo que era a escondidas y cada tres días, luego en complicidad con una amiga suya empezamos a escribirnos cartas, ella si me las enviaba a mi casa con el nombre de su amiga. En ese año yo terminaba mi colegio y empecé a ahorrar para viajar y verla, como yo estudiaba en colegio calendario B, terminaba en junio y ella apenas estaba en vacaciones de mitad de año. Yo viaje a Medellín para visitarla, mi tía permanecía todo el día trabajando de oficinista y luego estudiaba de noche en una universidad, así que teníamos todo el día para nosotros, vivíamos como pareja, ella decidió cuidarse con pastillas, así que la oportunidad no podía ser mas clara para sostener relaciones a cada momento, lo hicimos la mayoría de las veces en su cuarto, en su cama y en su baño con el fin de que le quedara el recuerdo en sus sabanas, en sus toallas y en su colchón. Una tarde decidimos salir a caminar y aproveche el momento para confesarle un proyecto de vida que yo tenía para mí. La mire a los ojos, tomándola de las manos Le dije: isabelita cuando me marche me enlistare en el ejército��..todo quedó en silencio y aquel silencio murió con el sonido de una cachetada que me propinó, al tiempo que se soltó en llanto, sus manos taparon sus ojos y ahogaban sus lamentos, yo me sobaba la cara y enmudecí, sentí su abrazo fuerte y me reprochaba mi idea, luego sin mediar palabras nos fuimos para la casa, tomados de la mano pero sin hablarnos, al llegar sentí su apatía, su descontento, su rabia y su tristeza, no me hablo en el resto de tarde y mucho menos en la noche, mi tía llegó y hablamos un poco, también a ella le confesé mi proyecto de vida el cual aprobó y me animó para que lo hiciera realidad, me dirigí a mi cama sin despedirnos, pensé en toda la noche en ella, en dejar atrás el ejercito y matándome la cabeza pude conciliar el sueño. Al día siguiente sentí que isabelita dentro a la habitación de visitas donde yo dormía y se recostó a mi lado, obviamente mi tía ya se había ido, me despertó con un sutil beso en el cuello, me di la vuelta y la bese con desespero, empecé a acariciarla, pronto la desvestí y ella a mi, empecé a penetrarla suavemente, le miraba fijamente a los ojos y le decía: te amo, te amo y te amare toda mi vida, sus palabras fueron iguales, hasta que pasó algo muy extraño; ella me dijo que me arrodillara, le obedecí y vi que se puso en cuatro patas, me sorprendí pues nunca lo habíamos hecho en esta forma, pero mas me sorprendí cuando me dijo: amor comete mi culito, es virgen y también quiero que sea para ti, una mujer demuestra que ama y confía en su hombre cuando le ofrece su culito virgen, mi erección fue mas potente y firme, así que solté un poco de saliva sobre su ano y lleve mi pene hasta allí sobándolo una y otra de vez de arriba hacia abajo y cuando lo sentí bastante lubricado lo penetré suavemente con muchas pausas, ella se retorcía, se quejaba y trataba de mantener su posición para no dañar el momento y la iniciativa mutua, cuando vi que ya llevaba la mitad de mi pene incrustado decidí penetrarle sin pausa hasta el fondo, ella grito levemente, aruño las sabanas y zapateo el colchón, yo solo disfrutaba del momento y cada segundo la penetraba mas fuerte hasta el punto que su ano se dilató y cedió, hay empecé suave, al mismo tiempo le acariciaba las nalgas, la espalda, llegaba hasta sus senos erectos y el cuello, ella me dijo: amor quiero que te vengas dentro de mi, quiero sentirte calientico y espeso. Cuando yo escuché esas palabras me volví loco, nuevamente la penetraba con fuerza y arrebato, me pose bien pegado a sus nalgas y solté todo mi semen en sus entrañas, ella gemía y se quedaba quieta, sumisa, obediente, recibiendo todo el semen calientico y blanco en su interior. En esta oportunidad tal vez por la emoción mi descarga de semen fue mucha y se deslizaba por su culito desvirgado hasta sus muslos, no quería sacárselo, quería vivir hay de por vida, quede exhausto, nos recostamos en la cama y luego nos duchamos juntos, estando en la ducha bajo el chorro de agua, ella se arrodillo frente a mi y comenzó a realizarme sexo oral, muy torpemente pero tierna y suave, lo cogía con su mano izquierda, lo lamia y lo llevaba hasta el fondo de su boca, con la otra mano masajeaba mis piernas y mi abdomen, pronto la erección no se hizo esperar y tomo fuerza, ella un poco mas confiada lo mamaba y lo lamia desde abajo hasta la punta, yo enardecía de felicidad y pronto sentí deseos de eyacular, la retire con mis manos y le dije: amor me voy a venir��a lo que ella respondió: vente, pero en mi boca, lo quiero tragar, si lo hago tal vez nunca dejes de amarme, deja que me coma tu semen, dámelo. No sé que piensen las mujeres, pero este es el tipo de mujer que le da motivos a un hombre para hacerla feliz y brindarle amor exclusivo y eterno. No lo dude y no fue trabajoso, al alcanzar mi punto máximo ella abrió su boquita y vi como se llenaba de mi semen, una vez mas blanco y calientico, espeso llenando a mi prima por su boca, al terminar de eyacular todo sobre su lengua ella me lo mostró y lo tragó, no puso cara de fastidio, ni de asco, ni de reparo, trago en dos pasadas, luego lamio sus labios y nuevamente se dirigió a mi pene lo lamio suave y cariñosamente. Nos terminamos de duchar, nos vestimos y vivimos esos últimos días con mucha intensidad, pasión y amor��después de varios días me fui a prestar el servicio militar cerca de Venezuela, seguimos siendo novios, le enteramos a mi tía y mi madre, quienes nos apoyaron, pero el resto de familia no lo hizo lo cual nos obligó a casarnos a escondidas y vivir lejos de todos, hoy en día tenemos un pequeño supermercado, ella estudia derecho y yo soy completamente feliz a su lado, mi orgullo y ego masculino es muy alto al saber que la mujer mas hermosa del mundo ha conocido un solo hombre y ese soy yo.


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2 respuestas

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