Cuando sufrí un accidente y me fracture ambas manos, tenia que ser apoyado para realizar todas mis labores cotidianas, por las mañanas me apoyaba mi vecina Doña Gloria y por las tardes mi hermana Susy de 18 años, tetas medianas pero bien redondas, piel blanca, cintura pronunciada, buenas pompas y unas piernas de ensueño. Esa tarde, ella llegó muy contenta del colegio, saludo a Doña Gloria y a mi de beso en la mejilla como era costumbre y subió a cambiarse a su recamara. Doña Gloria se despidió de mí con un suave beso en los labios y diciéndome:

– Nos vemos mañana amor� y te seguiré tratando con mucho cariño como hoy. ¿Te gustó?

– Si Gloria, me gustó lo que me hiciste y eres muy hermosa � Contesté.

Cuando bajó mi hermana de su recamara venia con un pantaloncillo corto, muy corto de mezclilla y una blusita camisera a cuadros, se sentó en el sofá de la sala y tomo sus libros y se puso a hacer sus trabajos del colegio, yo le pedí que me prendiera la televisión y me senté en un sillón junto a una mesita para tomar con popote un vaso de agua de limón que Susy me sirvió, Después de un buen tiempo de ver televisión y de haber tomado ese vaso de agua, me dieron ganas de ir al baño a orinar, Susy solo me siguió con la mirada, cuando regresé ella sonrió y yo le dije:

– No pude � Ella se paro sonriendo.

– Yo te ayudo, para eso estoy aquí.

Fuimos al baño y me pare junto a la taza, ella se agachó, bajo el cierre de la cremallera y metió su mano en busca de mi verga, la sujetó, mi verga comenzó a templarse, la sacó, se puso de pie por detrás de mí sin dejar de sostener mi verga y dijo:

– ¡Ya!, haber que tanta puntería tengo � refiriéndose a atinarle con el chorro a la taza, ambos reímos.

Solté el chorro de orina, al terminar, ella la sacudió un poco, incluso hiso una pequeña masturbada para que no quedara ni una gota, pero con este movimiento mi verga tomó fuerza.

– Lo hice bien, ¿Verdad? � yo asentí con la cabeza, no podía ni hablar � ¿te la lavo? � Volví a asentir con la cabeza, nos acercamos al lavabo, ella no me soltaba mi verga. � te voy a bajar el pantalón para no mojarlo. � Me dijo al momento lo desabrochaba y lo bajó junto con mi bóxer.

Me acercó mas al lavabo y comenzó a mojarme mi verga junto con mis huevos, tomó el jabón y lavó todo, todo muy muy bien, mi verga estaba bien dura, de sentir sus manos sobre mi verga. Tomó la toalla y comenzó a secarme con suavidad.

– Te masturbas seguido ¿verdad? � me preguntó sonriendo pícaramente sin soltar mi verga.

– A veces � contesté.

– Ahora no lo puedes hacer, ¡jajajajaja! � Soltó la toalla y agarro mi verga directamente.

– ¿Quieres que te ayude? � sin esperar respuesta ella comenzó a masturbarme.

Se agacho en cuclillas, quedando mi verga muy cerca de su cara, empezó a darle suave, después mas rápido, luego lo hacia suave, me tenía loco.

– Quítate la blusa � le dije balbuceando, excitado al máximo.

– ¿Quieres verme desnuda? � pregunto con una voz muy picara, sabiendo la contestación.

– Es lo justo, mira como me tienes y quiero tenerte igual.

– ¡Jajajaja hermanito!, no me vas a poder masturbar, ni siquiera manosear con tus manos enyesadas.

– Pero te puedo lamer, chupar, mamar� ni mi boca ni mi lengua están enyesadas.

– ¡Buen punto hermanito! � Soltó mi verga y se desabrochó la blusa camisera.

No traía sostén, sus tetas se veían redondas y brillosas desde arriba, ella alzó su mirada, agarró mi verga y siguió masturbándome, se colocaba debajo de mi verga, para verme a la cara los gestos que hacía, empezó a darse pequeños golpes en la cara con mi verga y pequeños y suaves besos que me ponían a mil, empezó a lamer mis huevos, se los metía a la boca y succionaba que casi me arrancaba un huevo, lamió todo los largo de mi verga hasta que llegó a la punta y le dio pequeños mordisco con los labios y después comenzó a metérsela en la boca, poco a poco, entraba y salía, cada vez entraba mas y salía menos, hasta que llegó a la base de mi verga, salió hasta la punta y entro hasta la base en varias ocasiones, me miró y sonrió.

– ¿Te gusta como te la mamo? – me preguntó con la punta de mi verga sobre su nariz y besándome el tronco.

– ¡Me fascina!, ¡lo haces de maravilla! � conteste apenas con el aliento.

Pegó sus tetas a mis piernas y comenzó a ponerse de pie tallándome sus pezones a lo largo de todo mi cuerpo, pasando mi verga por en medio de sus redondos senos, cuando estuvo de pie frente a mi dijo.

– Ahora te toca a ti hacer tu parte.

Me separe un poco de su cuerpo y vi sus tetas frente a mí, sus pezones pequeños pero bien erectos, la corona o areola rosadita y sus senos redonditos, blancos y suaves, me bajé a chuparlas y lamelas, ella arqueo su pecho ofreciéndome aún mas sus lindos senos y sus manos se posaron en mi nuca oprimiendo mi cabeza sobre sus senos y lanzando un pequeño gemido, le chupaba uno un poco y me pasaba al otro sin despegar mi lengua de su pecho, hasta llegar al otro hermoso seno, chupe y lamí sus senos por un buen rato, ella bajo sus manos, desabrocho su pantaloncillo y lo bajó junto con su bikini hasta sus tobillos y con un movimiento de piernas se deshizo de ellos. Entonces sentí que sus manos empujaron mi cabeza hacia abajo y besando y lamiendo hasta llegar a su vagina, sin un solo vello, comencé a darle de besos a sus labios vaginales, y por supuesto a pasarle la lengua a lo largo de su rajita, que ella separó ligeramente las piernas para que yo pudiera gozarla a todo lo largo, ella comenzó a gemir a gritos, jadeaba intensamente, su cuerpo se convulsionó y apretó mi cabeza contra su vagina, sentí el sabor de sus jugos, ella me separó mi cabeza de su vagina, me jaló para ponerme de pie y me lamió la cara alrededor de mi boca comiéndose sus propios jugos, mientras con su mano sujeto mi verga y comenzó a masturbarme, dio un beso en la boca, metiéndome la lengua casi hasta la garganta, era muy excitante todo eso, no demore mucho, pronto solté un chorro de leche en su vientre, bajo la mirada, se esparció mi leche por todo su vientre y estomago, me dio un beso en los labios, sonrió, tomó su ropa y salió del baño.

– Susy, Susy, no te vayas � le dije desesperado � no me dejes así.

– Lo demás� – sonrió � mejor que sea otro día.

Y lo demás�. Se lo cuento después.