
Por
Anónimo
Masturbé a mi prima
En mi familia la mayoría somos hombres, salvo las esposas de mis dos tíos y una prima, hija de mi tío mayor. Ese día fue como cualquier otro, los hijos andábamos en nuestras cosas mientras nuestros padres charlaban y bebían y comían. Hasta que dio la noche.
Los padres de mi prima estaban ya más ebrios que conscientes, mis padres los entretenían en una plática y los demás primos jugaban al futbol en el patio, por lo que quedé a solas con mi prima.
Ella era delgada, con unas tetas pequeñas como limones y un culito redondito. La verdad, aunque me parecía un tanto atractiva, tampoco pensaba intentar algo con ella, ya que su personalidad era algo irritante. Cosa que, irónicamente, fue lo que detonó lo que hoy vengo a contar.
Esa noche ella estaba insoportable, yo siempre he sido de escuchar música alternativa, rock, metal, por lo que géneros como el reguetón me causan aversión y disgusto. Eso ella lo sabía, y por ello estaba insistente en que era un gran género y que esa música era muy romántica y la mejor. Nos encontrábamos en un cuarto a parte de todos, jugando videojuegos, por lo que nadie miraba lo que sucedía. Ella bailaba frente a mí, moviendo su culito y agitando las caderas, haciendo alarde de que el reguetón era lo mejor y en un punto la calentura que traía atorada por días y la rabia se mezclaron y me hicieron levantarme del sofá.
—¿Sabes lo que dicen esas canciones? —le dije con un tono serio.
—Eso no importa—respondió ella.
Me paré detrás de ella y tomándola de la cintura para pegarla a mi cuerpo le dije:
—Esas canciones sexualizan a la mujer, hablan de hacer cosas que no conoces, ¿quieres saber cuáles son?
Ella se quedó en silencio y en un susurro dijo “si”.
Es así que bajé mi mano a su entrepierna, la zorrita ya estaba mojada, se sentía a través de su panty. La dirigí al sofá, donde la senté en mis piernas con las de ella abiertas, y bajo el pantalón comencé a tocarla. Recorrí sus labios con mis dedos, encontré zonas donde gemia más, ahogando esos ruidos para no alertar a nadie. Hice movimientos en círculos, otros de arriba para abajo, y cada vez se mojaba más y más. Pronto bajé mis dedos a su vagina y le introduje uno, ella soltó más gemidos y pujidos. A la vez, yo movía mis caderas para que sintiera lo durísimo que estaba.
—¿Te gusta?—le susurré, a lo que ella asintió. —Cada vez que bailas y cantas estas canciones, esto estás pidiendo.
Me detuve. La senté a un lado de mí y me desabroché el pantalón, asomando la cabeza de mi verga.
—Así me pones—comencé a decir, ella acercó sus manos para sentirlo y…
Escuchamos pasos. Rápidamente me abroché el pantalón, despausé el juego que se supone estábamos jugando y ella tomó su control. Entró un tío diciendo que sus padres de mi prima la buscaban y ella decidió ir con ellos, dejándome caliente. Nunca volvió a suceder nada, y esa noche me masturbé pensando en lo rico que me la hubiera cogido de no haber sido interrumpidos.
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