Cuando cumplí 11 años, Juan tenía 13, Martín 14, Enrique 15, Pedro 16 y José 17 para aquel tiempo todos me habían metido mano pero no a todos se los había chupado, pues algunos de mis hermanos tardaron en perder la moral por completo.

Pero cuando superaron las resacas morales, dejaron de ser mis hermanos y solo fueron adolescentes deseosos de sexo y yo siendo fácil y alcanzable, empezaron a usar mi trasero para sus necesidades. No piensen que fui violada. Claro que no� Que tonto si se le ocurrió a alguien de ustedes. No había necesidad de ello.

Así que cuando la acción pasó a mi colita fue cuestión de perder miedo a la penetración o mejor dicho al dolor. Ya que la primera vez que empezó a metérmela mi hermano por el dolor no deje continuaran.

Cuando lo supere fue un tiempo de goce. Desperté a un mundo de deseo y precocidad inmensa. Pero aun no conocía lo que era un orgasmo, sin embargo el gozo que sentía era inmenso, mi estomago parecía contener un panal de abejas pues las sensaciones que me causaba el ser puesta en cuatro y sentirme despojada de mi ropa interior me hacia sentirme feliz. Obvio que todo este gozo lo hablo al nivel de mi edad de aquel entonces pues para mí era lo máximo en su momento.

Después de que mis dos hermanos más grandes empezaron a montarme por el trasero se fueron uniendo los demás, así que pues ya se imaginaran el trabajo cotidiano que tenia para satisfacer a 5 calenturientos hermanos.

Este tipo de convivencia depravadita hace que ellos se sientan mis dueños y empiezan a sobre protegerme y alejar a todo pretendiente que se me acercara, cosa que no me afecta pues para mi 5 eran mas de los que necesitaba.

Fue hasta los trece cuando me lo metieron por enfrente y José me hizo ver las estrellas de mi primer verdadero orgasmo. Fue una noche de esas donde las cosas pasan y sintiendo la seguridad de que estaba infértil en esos días y ante la calentura que existía entre los dos, me dieron las dos primeras explosiones masculina en mi interior cuestión que vino en aumento con la llegada de los anticonceptivos que mi hermano compraba.

Cuando cumplí los 14, todos ellos ya habían dejado rastro en mí sexualidad y ellos me sentían totalmente como suya, cuando esos diminutos senos crecieron y se ensancho mi cadera otros hombres aparecieron en mi vida, todos ellos alejados de distintos modos por mis hermanos. Lo cual empezó a causarme frustración. Termine acostumbrándome y en realidad no necesitaba mas hombres.

Cuando empezaron a trabajar algunos de mis hermanos. Me convertí en su consentida totalmente y complacían todos mis deseos materiales y caprichos, los escrúpulos no existían ya entre nosotros, mi actividad sexual era diaria, apenas regresaba de la escuela. Algunos de mis hermanos ya me estaban esperando para montar, pero mis hermanos más grandes, nuestros contactos se hicieron menos frecuentes por su trabajo pero no se perdía la oportunidad para el sexo express.

Mi vida sexual era casi perfecta, fue entonces cuando las cosas cambiaron. Mi madre dejo de trabajar debido a que mis hermanos varios de ellos ya trabajaban.

Así que mi madre todo el día estaba en la vivienda. Estando por años los hermanos y yo acostumbrados en nuestros contactos sexual. Fue difícil el cambio y al paso de las limitaciones por la presencia de mi madre, nuestros deseos fueron en aumento causando desesperación por no montar. Por donde vivíamos existían varios hoteles, incluso baños de vapor pero no nos atrevíamos a entrar por pena y miedo.

Fue entonces cuando el instinto cine Jalisco se convirtió en nuestro refugio sexual en donde descubrí una perversidad más en mí. Tener sexo en un lugar público y sentir el riesgo me hizo ser descarada e incluso acondicionar a mis hermanos ha que me lo empezaran a hacer solo en el cine.

Claro que en aquel entonces las salas de cine no eran pequeñas como las de ahora, eran verdaderas salas de espectáculos de buen tamaño. Generalmente cuando el sexo se empezó a dar en el cine nos gustaba el lugar publico pero no arriesgarnos a ser descubiertos y los días últimos de cada quincena. Eran días apropiados para tener sexo en el lugar pero con menos riesgo de ser vistos ya que los asistentes eran muy pocos.

Para ser honesta nunca fuimos descubiertos pero si hubo muchas situaciones de riesgo no solo en el cine Jalisco de ahí emigramos al cine hipódromo y después al Tlatelolco, mas tardes a baños de vapor pero debido a la atención que se generaba entre la gente que nos veía solo entre 2 veces con mi hermano mayor. (Continuara)�