
Por
Anónimo
Los Hijos de la secretaria
Carmen era una mujer rubia de larga cabellera, no muy argraciada peró de mirada sugerente, orgullosa en el trato en general peró sumisa y humilde en el trato con su superior, de andar elegante, solia vestir de forma arreglada peró coqueta, pechos no muy grandes peró suficientes para hacer lucir habitualmente sugerentes escotes, labios carnosos y mirada de ojos color miel en forma avellanada entre perdida y picara. Su mejor baza era un bonito culo, dos circulos bien definidos grande para el cuerpo peró proporcionado en sus medidas, no perdia ocasión de lucirlo, ya sea en pantalones o faldas que siempre enmarcaban bien sus deliciosas proporciones.
A principios de siglo habia venido a España desde Argentina con su familia, obligados todos por la terrible situación económica que havia generado el corralito, su familia estava compuesta por su marido Antonio, un apuesto argentino de rasgos mestizos y con convicción que su labia era suficiente para su sustento, su madre Manuela una anciana de buena familia venida a menos procupada por el mal tino en el escoger marido de su hija, y sus tres hijos, Carlos de 17 años, Javier 19 y Ramón de 21, los tres aquejados de una malformación congenita que consistia en un defecto de la mandibula que los afeava y les conferia cierta dificultat para vocalizar correctamente, lo que para los tres se traducia en un tormento de burlas, abusos y rechazos humillantes por parte de las chicas, esto se combinava con el trauma que habia resultado para ellos el traslado, ya que en plena infancia se encontraron en un lugar desconocido en el que no habian sabido adaptarse, Carmen habia sido la que por determinación decidio emigrar, por lo que de alguna manera al no haber sido el destino la solución que esperavan se havia engendrado en todos ellos un sentimiento de rencor hacia la madre que se albergava en un subconsciente que a veces se delatava.
Al llegar a España, la madre, que por decisión era quien mas impetu ponia en el éxito del cambió enseguida encontro trabajo en un almacen de material électrico de la población donde se habian trasladado, Mora, una pequeña ciudad a orillas del Ebro, en donde se integro como secretaria, que era el oficio que siempre habia realizado en Argentina, tras domiciliarse en un piso viejo de dimensiones y estado aceptables, enseguida empezo en su nuevo trabajo, mientras su marido, Antonio, buscaba en su estilo trabajo de forma infructuosa. al cabo de unos meses, tras suplicar por su marido en diferentes instituciones consiguio para este un puesto de barrendero en la brigada municipal.
Habian pasado unos años y todo parecia haberse normalizado, Antonio, aunque molesto por tener que trabajar y humillado por la profesión, inaceptable en Argentina habia hido llevando un sueldo a casa, los niños, poco a poco, se habian ido integrando, no sin todos los problemas que generava su forma de hablar y su poco rendimiento respecto a las notas, de todas formas estava contenta por que a base de reuniones con los profesores y algun lloriqueo que otro, habia conseguido que fueran avanzando a pesar de algun curso repetido que otro, en el trabajo tambien se habia afianzado convirtiendose en la secretaria de comfianza del jefe, quiza no era la mas joven i bonita peró su experiencia en el cargo que habia traido de su país le hacia ser mas avispada que las demas, no solo hay que ser resolutiva, tambien hay que tener entretenido al jefe con todo tipo de roces casuales aparentemente involuntarios, de sugerentes vistas fortuitas y de miradas de complicidad, nada que pudiera salir del decoro de una sra casada en el dia a dia en comfianza de un trabajo ajetreado.
La verdad es que Felix, su jefe estava encantado con ella, habia colocado su mesa en una posición que le permetia ver desde la suya toda la entrepierna a placer, con lo que los dias de minifalda era todo un festín ver que que bragas habia escogido para la ocasión, ella era una experta en el arte de enseñarlo todo y a la vez tener un comportamiento inocente y recatado, con lo que el morbo en cada desliz de piernas estava asegurado, los archivos permanentes estavan detrás de la mesa de Felix, con lo que era habitual un leve roce de su culo contra su espalda al estirarse para colocar el archivo, así como la ya rutinaria palmadita al trasero para pedir paso detrás de los estrechos pasillos del almacen los dias de inventario, a las cuales ella siempre respondia con una picara sonrisa, son los privilegios del jefe.
Lo que mas le gustava a Felix de Carmen era la forma como gestionava sus ataques de ira por las tareas mal realizadas o por los diferentes problemas en la empresa, con esa cara de preocupación, sumisión y miedo, realmente le encantava gritarle mientras ella se disculpava y se disculpava prometiendo que no volveria a pasar, solo le faltava hacerlo de rodillas y daba siempre la impresión que estava a punto de hacerlo.
A Carmen las cosas en casa no le iban muy bien, Antonio el marido habia hecho una deriva preocupante hacia la bebida, Manuela, la abuela, no perdia ocasión de recriminarle la situación de Antonio, la mala idea que habia sido venir a España y lo mal que se portavan los niños.
Realmente era una situación problemática, con lo que ganaban los dos llegavan mas que justos a fin de mes, de hecho necesitava de la asistencia social para la comida de las últimas semanas de cada mes, evidentemente todo lo tenia que hacer ella, trabajar, aguantar los caprichitos de su jefe y hacer interminables colas para conseguir los diferentes bonos de la asistencia social.
Otro tema eran los chicos, eran la pubertat personificada, Ramon, el mayor habia adquirido un carácter uranio y no perdia ocasión para reñir por qualquier motivo con ella, incluso un dia habian llegado a forcejear por una discusión respecto a la higiene de su habitación, esa conducta la habia llevado a llorar a solas en su habitación en mas de una ocasión, siempre en silencio y soledad, nada podia esperar de su marido que a o mucho hechaba mas leña al fuego con los típicos comentarios sobre la mala idea de venir. Javier, el mediano estava en plena efervescencia, a pesar de ser el mas extrovertido de los tres, y con el que tenia una relación mas fluïda, no perdia ocasión de encerrarse en el baño o en su habitación para masturbarse, Carla sabia que ella era la mujer mas accesible para el, lo que la colocava en objeto de sus fantasias, por lo que en casa procurava llevar ropa lo mas recatada posible para evitar esa mirada que ponia cuando por algún motivo excitava a Javier, agachandose para coger algo en el mueble baje el Tv, o al salir con albornoz de la ducha, Carlos era el pequeño, era muy tímido y retraido, y ya le habia llevado de cabeza mas de una vez con su tendencia hacia lo asqueroso, habia meado en la fuente del colegio, o hechar saliva en el mojador de dedos de la profesora, o la vez que estuvo una semana castigado con sus consiguientes reuniones y suplicas para evitar la expulsión por haber aprovechado el mediodia, en que los alumnos dejaban el estuche sobre el pupitre, para passar por su culo todos los lapices de sus compañeras de clase. Però todo estava a punto de cambiar…
Por Felix
2 respuestas
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