mi padre!

Él ha descubierto que me puede tener a su gusto en la casa, no importa que esté mamá, ella toma píldoras para dormir, su dormitorio está en el primer piso, el mío y el de mi hermano mayor en la segunda planta.

En ese lugar dejé de ser virgen para convertirme en la puta de J.L., mi adorado amo-hermano, a los 15 años. Y ahora a los 17 vengo para ser la esclava de mi padre que me culea hace un año.

Mi madre está en la cocina, mi padre en el patio, dejo mi bolso de viaje y con la mejor cara de sinverguenza saludo a mamá que está feliz de verme, me manda al patio para que papá sepa que llegué.

Voy y no le veo, es una casa quinta de provincia, camino buscandole cuando me coge por detrás y me aprieta las tetas.

«Hola perra! ¿qué buscas?»

«Tu pico mi señor» digo en voz baja.

«Buena respuesta» su mano lujuriosa se mete en mi pantalón y me masajea la concha que se moja.

Se rie y me suelta.

Me voy de vuelta, está oscureciendo, queda poco para ser la perra caliente que se revuelca culeando con su señor dominante, uno de sus dueños.

Soy finalmente la puta de los dos hombres de la familia.

Estoy como una hija normal en la mesa familiar, hemos hablado de trivialidades, de la U, de las amistades, de mi hermano. No he querido comer nada, mamá cree que estoy enferma, me disculpo diciendo que he perdido la costumbre de comer, y es verdad, a esta hora en la capital, estoy siendo comida por mi amo-hermano, estamos en una orgía de sexo salvaje, o al menos en los preleminares.

Ayudo a recoger y lavar todo, doy las buenas noches a ambos y subo a mi habitación, ahí es seguro, madre no llega, no puede subir escalas por sus rodillas.

Se hace el silencio y parece que tengo un bombo en mi pecho, desnuda en la cama a la espera, y llega la hora, ahí está parado en mi puerta, y sé lo que debo hacer, salgo de entre la ropa y me acerco a él, me arrodillo y empiezo a mamar ese pico venoso y grueso, cada ciertas mamadas saco la voz para pedir que me penetre, hasta que él condescendiente me alza, me dobla en dos y me lo guarda en mi culo con fiereza. Ardo de pasión, es como estar con mi amo-hermano, mismo grosor, misma bruta manera de culear, mismas manos que pueden traer placer o dolor.

Acabo una y otra vez.

Repito que soy la puta de papá, que me fascina su pico, que quiero más y más y…¡lo peor es que es así!. Él disfruta de mi cuerpo y mis palabras. Me manosea entera, me mordisquea entera, me tiene subyugada.

Amanece y despierto al meneo de la mañanera, quedo llena de su semen en todas mis partes, se va y…

empieza otro día y llegará otra noche de incesto loco!

Me vuelvo loca por su miembro!

Soy la perra caliente de papá!