septiembre 21, 2018

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DESPERTAR DE DOS Autor MAPMAKER

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DESPERTAR DE DOS                                      Autor  MAPMAKER

 

Ella lo crió, tenía seis años cuando lo encontró durmiendo en el pequeño portal de su rancho; tenía catorce años, era huérfana y se ganaba la vida haciendo sombreros; se quedó con el con la esperanza de que alguien lo reclamara pero nunca ocurrió.

 

Ahora  tenía treinta años y él veintidós; él trabajaba la tierra haciendo que su cuerpo se desarrollara de manera atlética, sin  onza de grasa, pura fibra y músculo.

 

Se habían criado como familia hasta el día que ella lo vio bañándose en el río.

Estaba buscando juncos para los sombreros cuando lo vio; completamente desnudo, su cuerpo cubierto de espuma, echándose agua con un recipiente.

 

Miró asombrada el tamaño de su miembro; le colgaba flácido entre las piernas y  le llegaba a la  mitad del muslo, moreno y grueso; desde ese día, pensamientos lascivos llenaban su mente, tratando de desecharlos pero no lo lograba.

 

Más aún cuando pasó por su cuarto y estaba dormido con una tremenda erección mañanera; la verga templada se le escapaba por debajo del pantalón corto; tragó en seco imaginando sentir una verga de ese calibre.

 

Estuvo tentada a acariciarlo mientras dormía, al verlo con el miembro erecto

pero el respeto la reprimía aunque los deseo lascivos no la abandonaban.

 

Cierto día salió a entregar un sombrero pero se percato que se la había quedado un encargo y luego de estar diez minutos fuera se regresó; dentro de la casa escuchó unos gemidos y pensando lo peor se acerco a una rendija para observar que pasaba.

 

Para su sorpresa, el chico estaba masajeando su miembro mientras observaba una revista de mujeres, tremenda vista, la verga del chico templada al máximo mientras el se la masajeaba de manera enérgica.

 

Tomó una decisión, sentía su boca reseca de la emoción mientras sentía que su sexo se impregnaba de jugos; hizo un ruido fuera de la casa, lo llamó y entro.. Fue directamente al cuarto del muchacho quien se hizo el dormido, lo hizo darse vuelta y allí estaba la tremenda verga que no había podido poner flácida.

 

No mediaron palabras, empezó a sóbrasela más no le dio mas de cinco meneadas cuando esta empezó a disparar chorros de semen; el chico gemía y apretaba los puños sin poder controlar las eyaculaciones.

 

En silencio ella se despojó de sus ropas mientras el la miraba asombrado; su cuerpo joven y virgen mostraba la exuberancia de los treinta años; el chico no despegaba los ojos de el triangulo de vellos púbicos  en el pegue de sus piernas.

 

Ella se tendió a su lado mientras la verga se se mantenía templada; abrió las piernas mientras se palpaba la empapada vulva; lo llamó y el se acercó temblorosamente

acomodándose entre sus muslos.

 

Ninguno tenía experiencia, solo la revista mostraba que el miembro penetraba la vulva;

ella tomó el palpitante falo empezando a restregárselo en la raja pero no lograba introducírselo.

Entonces tomó la decisión de subírsele encima;  ambos estaban jadeando nerviosos; se coloco montada sobre el empezando a restregarse la hinchada cabeza en el canal de su sexo; de pronto se dejó caer con todo el peso de su cuerpo.

 

La gruesa cabeza rompió el himen que cubría la entrada sacándole un grito de dolor pero ella resistió; solo le entró una porción; así acoplados se dieron la vuelta quedando el  sobre ella.

 

Sus cuerpos brillaban de sudor mientras jadeaban de placer; la empezó a embestir y el enorme pene empezó a penetrar dentro del el sexo de ella; no tardó mucho en eyacular,

el semen se escapaba con rastros de sangre mientras los gemidos subían de tono.

 

Permanecieron abrazados, temblorosos mientras al miembro templado permanecía dentro de la vulva; el dolor de ella fue desapareciendo para dar paso al placer, el líquido seminal lubrico sus sexos al máximo  hasta que el enorme pene fue absorbido totalmente por aquella ardiente concha.

 

Entonces comenzó la verdadera sesión de sexo, se comían a besos mientras la raja aceptaba totalmente la penetración de la enorme verga; los estertores de los orgasmos  se sucedían en cortos tiempos

 

El chico seguía penetrándola porque aunque  hubiese eyaculado seguía con el pene en estado de erección y así continuaron el resto de la tarde y la noche hasta el amanecer cuando quedaron ahítos de tanto sexo.

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2 respuestas

  1. nindery

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