julio 30, 2018

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De inocente a putita (primo) parte 1

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Buen día, relatare una historia de desamor y resignamiento, dejar al hombre que amaba por un pedazo de seudohombre que me sometió hasta convertirme en su mujer.

Mi nombre es Daniela, actualmente tengo 27 años mi relato data de cuando tenía 18 años recién cumplidos, siempre fui muy devota al catolicismo, asistía a retiro y ayudaba a los sacerdotes de mi iglesia, era una chica recatada y virgen, no tenía grandes curvas, puesto que mis pechos fueron pequeños mi cintura no se marcaba mucho, delgada, tal vez lo que más me gustaba eran mis piernas no eran voluminosas pero si muy estéticas y bellas. También de mi carita siempre tuve esa mirada inocente ojos grandes y boca pequeña, en fin, una chica muy linda a la vista no me quejo por mi apariencia.

Ahora bien por problemas económicos tuve que salir de mi ciudad con mi madre, emigramos a otro estado solo éramos las dos, cuando arribe a ese sitio me sentía sola, desanimada, temerosa de enfrentar a una nueva sociedad, sin saber a dónde acudir ni en donde comenzar, igual que mi madre, para empezar fui a inscribirme a la preparatoria para por fin poder terminarla puesto que había perdido un año al marcharme y dejar todo atrás. Comencé a asistir a mi iglesia más cercana para ir conociendo gente y acoplándome poco a poco, en fin en un verano esperando a que comenzara el nuevo ciclo escolar cerca del barrio en donde estábamos rentando, conocí a un chico, joven, delgado muy tranquilo se llamaba Jorge de un par de años más grande como de 20, este chico ya teniendo varios años viviendo en esa ciudad, sabia en donde estaba todo, así que poco apoco comenzó a buscarme, me llevaba a pasear, me mostraba su ciudad, muy linda por cierto, me mostro todo y poco a poco nos fuimos enamorando, nos gustamos, encontramos cosas en común, comenzamos a celebrar cada mes de novios, nuestra relación era de ensueño, con algunas discusiones de novios tontos, como todas.

Después de un año de novios y fajes calenturientos, al primer año de novios en su casa mientras veíamos películas, nos tocábamos efusivamente, metía sus manos debajo de mi blusa, sentía sus calurosas manos recorrer todo mi virginal cuerpo, me besaba el cuello, mi corazón me palpitaba ferozmente, inclusive su mano recorría mi entrepierna por encima del pantalón acariciando mi vagina, yo ya no aguantaba, metió su mano por debajo de mi jean, acariciando mi vagina, sentía sus dedos hurgando mi parte más privada, sentía sus dedos completamente mojados, estaba excitada como nunca había sentido antes, pues era nuestra primera vez y esa tarde, como primerizos se posó entre mis piernas y me penetro por una hora aproximadamente, no sentí dolor de lo mojada que estaba y su pene se resalaba como si todo mi ser le permitiera regalarle mi virginidad.

Pasaron los meses y el sexo se hizo parte de nuestra relación, me hice adicta, quería que me penetrara cada día, yo solo quería complacer a mi pareja, aprendí a hacer sexo oral lo cual me hacía tener orgasmos pues me gustaba el aroma a pene, el olor, los fluidos salados, me gustaba saborearlo, jugar con ese palo en mi lengua y mi boca, era tan sumisa que cuando él se sintiera perverso empujara mi cabeza para tratar de tragarlo todo. El semen me fascinaba, me gustaba tragarlo, sentirlo en mi cara, en medio de mis glúteos sentirlo escurrir por mi ano y mi vagina. Ver películas en su casa se convirtió en algo cotidiano, ya en las noches me acompañaba a mi casa y sabía que mi madre sospechaba pero nunca me menciono nada, ya sabía que él me había iniciado en mi vida sexual.

Ahora bien, no fue hasta que mi madre perdió su trabajo y la economía se tambaleo, tanto fueron las deudas que mi madre decidió irnos a vivir a casa de mi abuela, vivía en la misma ciudad pero muy retirado del barrio en donde vivía, pues mi preocupación era mi novio y las noches sexuales que nos regalábamos, sentía que no iba a poder vivir sin sexo, era adicta a su semen y su pene, me resigne hable con mi chico aun siendo novios y pensar en irnos a vivir juntos pronto, accedí a irme a vivir un tiempo en casa de mi abuela, así que partimos.

Viviendo ya un poco lejos de mi novio, hacíamos lo posible por vernos, se fueron distanciando un poco por la lejanía, nos veíamos cada fin de semana, no era lo mismo que antes pero aun así podíamos escaparnos y buscando escusas me quedaba en su casa. Para regresar el domingo por la tarde y comenzar el lunes con mis deberes.

Un domingo después de haberme quedado con mi novio Jorge la noche anterior, me llevo a mi casa, nos despedimos, le dije que lo amaba y que esperaba pronto nos fuéramos a vivir juntos. Entre a la casa de mi abuela y estaban mis tíos, mis primos y mi madre, todos me miraron, me dio mucha vergüenza verlos a los ojos, pues yo sabía que de acuerdo a mi religión estaba portándome mal sin haberme casado, cada que me acercaba a saludar a uno de mis tíos y darles un beso, sentía que ellos podían oler mi cuerpo pecaminoso, sentía que podían oler olor a semen, a vagina un olor a sexo, pero bueno seguro era mi imaginación, salude a mis primos y no fue mi sorpresa cuando vi ahí sentado a mi primo político Javier, el cual estaba mirándome fijamente, él era más grande que yo tenía como 30, era obeso, prieto, feo, con granos en la cara, cuerpo horrible, siempre me dio asco, puesto que el tenía fama de ser un cerdo, había chismes que le gustaba pagar prostitutas y la llevar una vida de vicios.

Cuando me acerque a saludarlo, me incline para darle un beso en la mejilla al igual que a todos los demás y fue cuando sentí su mano en mi cintura, yo sentí como poso su mano en mi cintura y lo bajo acariciando hasta mi cadera, me sentí completamente incomoda, le di un beso con tanto asco que ni lo toque solo troné los labios y me retire del sitio. Ese día subí a mi cuarto pues solo quería ducharme sentirme limpia de nuevo para poder cenar y dormir pues mañana era lunes y tenía que levantarme temprano para asistir al colegio, mientras tomaba mi ducha mi madre me dio aviso que saldrían a festejar que la familia había llegado, me invito pero decline, me quedaría para poder descansar, así que se marcharon, termine de bañarme, puse mi toalla alrededor de mi cuerpo, la enrolle desde mis pechos hasta por encima de las rodillas, cuando cepillaba mi cabello aun húmedo, me quedaba en silencio pues ya no había ruido en la casa, así que dispuse a salir del baño, abrí la puerta y asome para ver que hubiera nadie, ya con más confianza de que estaba sola, camine por el pasillo hacia mi recamara, abrí la puerta entre y cerré la puerta con llave, y al voltear mi cabeza hacia mi cama.

Vi sentado a mi primo Javier, me sorprendió y trate de cubrirme un poco más, molesta, le grite que saliera de mi cuarto, que se largara, pero este sucio gordo se quedó sentado y emitía una risa boba con sus ojos mirándome fijamente se puso de pie y yo corrí hacia la puerta como le había puesto llave no alcance a abrirla, mi primo me tomo de la muñeca y me jaloneo hasta aventarme a la cama, cerré mis piernas y me arrodille en mi cama sosteniendo la toalla para que no se me callera, mi mirada era de terror, mi cuerpo temblaba, hasta que Javier me dijo lo que murmuraba la familia, menciono a mi novio, menciono que me quedaba con él, que era una sucia ofrecida, lo negué aun sabiendo que era real  e incline mi cabeza.

Javier se acercó a mi tomo mi dulce rosto temeroso y me obligo a verlo a los ojos y me dijo –yo conozco a las putitas como tú, se hacen las santurronas pero les encanta les den su dotación de verga.

En ese momento ya sabía cuál era su intención trate de gritar pero abofeteo mi rostro callándome enseguida y con mi mirada sumisa de pavor, me tomo del cabello y me jaloneo hasta lograr bajarme de la cama, arrodillándome en el suelo, comencé a llorar de impotencia, pues él se estaba desbrochando su pantalón, bajo su cierre y dejo caer su sucio pantalón, junto a su trusa asquerosa manchada de suciedad. Javier tomo su pene con su mano erecto gordo y venudo, tomo mi cabello y me hizo voltear la mirada para que lo viera y cuando intentaba cerrar los ojos me jalaba tan bruscamente que me hacía abrir mis ojos y mirar su vergota negra sucia. En ese momento me acerco a su entrepierna y dejo caer su pene en mi carita, se reía mientras lo hacia una y otra vez, me estaba dando vergasos en mi carita, cada vez más fuertes, yo le decía que se detuviera y prometía no decir nada a nadie pero Javier me contestaba –cállate, no me digas que nunca has mamado una verga, sucia putita. Justo en el momento terminando de denigrarme más, pelo su verga y el olor de su glande y su cabeza era asqueroso, el olor era tan fuerte que quise vomitar entre abrí mis labios para hacer el gesto de vomito típico, cuando sentí su vergota violar mi boca, comenzó a embestir mi boca tan duro que llegaba hasta mi garganta, mi toalla se calló de los movimientos tan feroces que le daba a mi delicada boquita, ya no me importo la toalla, solo trataba de separarme, lo empujaba y le rasguñaba las piernas pero no funcionaba, termine tomando con fuerza la mano que sostenía mis cabellos, y comencé a tragarme su pene, me sentí sumisa y abusada pero permití a la fuerza que dejara cogerme por la boca. Así estuvo unos minutos hasta que eyaculo dentro de mi boca, puso sus manos en mis labios y apreto mi nariz sin dejarme respirar, tuve que tragarme su leche agria y amarga. Cuando termino solo se puso su ropa, saco su celular me tomo unas fotos ahí tumbada en el suelo desnuda y se largó dejándome como un objeto ya usado.

Al día siguiente, regresando del colegio aun con mi uniforme, apenas salude a mis tíos pues me dolía la garganta la tenía irritada de anoche, llegue al comedor me senté y comencé a comer, tenía que tragar despacio, pues me ardían las anginas. Cuando por detrás de mí, sentí que alguien poso sus manos en mis hombros, volteé y era Javier, sentí un terror al verlo, pero este se sentó a mi lado, me miraba comer, ya había perdido el apetito pero cada que trataba de pararme este me volvía a poner a la fuerza en mi asiento. Mientras todos estaba en la sala recuerdo que Javier me decía –estas comiéndotela rico? te la estas tragando toda? Tienes una boquita deliciosa Daniela, no puedo olvidar lo de anoche, me masturbe viendo tus fotos todo el día. Yo me asuste y le dije en voz baja que se detuviera que no era sano éramos primos, no era propio le pedí perdón y trate de parar esto. Pero este por debajo de la mesa haciendo caso omiso a todo lo que le decía, puso su mano negra grasosa en mi pierna, y esta subió lentamente levantando la falda hasta mostrar mi nalga, me obligo a abrir mis piernas y metió su sucio dedo en mi vagina, sentía como hurgaba y lo introducía debajo de mis braguitas. Con su otra mano tomo mi barbilla y acariciaba mi boca con su pulgar, jugaba con mis labios, los movía y apretaba mi boca, tanto que introdujo su dedo en mi boquita y sentía como se arremolinaba con mi lengua, la escena era asquerosa y la tengo plasmada. Con mi uniforme de escuela, un dedo gordo metido en mi vagina, enseñando mi glúteo y sus dedos jugando con mi boquita y lengua.

Javier se detuvo me dejo ahí toda usada sentada, me di un respiro y tiro unos cubiertos estos hicieron el sonido distintivo del metal y el pavimento y me dijo –ese tenedor no se va a recoger solo. Me tomo de la cabeza y me empujo por debajo de la mesa, yo obedecí y me metí por debajo de la mesa tome el tenedor y al querer regresar y voltear mi mirada,  hacia mi asiento, de nuevo i la verga negra venuda toda pelada de mi primo ya fuera de su pantalón cubierta con el mantel largo de la mesa. Javier al no sentir que yo tomara la iniciativa, metió su mano por debajo de la mesa tomo mi cuello y asomo su cara –esta verga no se va a ordeñar sola, empieza a mamar putita! Mientras más rápido me hagas venir más rápido terminara. Entendí que no tenía otra escapatoria, me acomode en cuclillas toda incomoda con la cabeza de lado, tome su pene y lo pele el olor no era tan fuerte como anoche pues ya se lo había limpiado con mi boca, pero era un olor agrio y añejo, y yo solita m acerque a su vergota la olfateé primero, la toque con la punta de mi lengua, la probé un poco, pues no me animaba a chupársela yo sola, hasta que sentí una bofetada apresurándome, y cerré mis ojos imagine que fuer ala verga de mi novio al que amaba tanto y lo introduje en mi boca y comencé a mamárselo. Dure un largo rato chupándoselo efusivamente lo mejor que podía. Mis bragas comenzaron a mojarse, pues no sabía si lo que me estaba excitando era imaginar la verga de mi novio o sentir que un macho me diera verga y me gustara la mala vida. Cuando mi madre asomo al comedor preguntando por mí, Javier le contesto –me dijo que iba a estar ocupada con algo, muy ocupada ya es como es de acomedida a veces. Cuando por abajo de la mesa yo seguía mamando una verga sucia dejándola limpiecita convirtiéndome poco a poco en la putita sumisa obediente de mi primo Javier.

Continuara…

 

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2 respuestas

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