
Por
Anónimo
Como te adoro mami ! parte final
Desde aquella mañana de sábado en que todo nuestro amor quedó al descubierto, pasaron demasiadas cosas hermosas que quiero compartir, precisamente, porque dado el desenfreno de toda nuestra pasión, mi madre y yo ultrapasamos todos los límites a que puede acceder una pareja. Recién nos despertamos al anochecer, ella me miró con sus ojos tiernos y tristes como queriendo que nada hubiera ocurrido. La abracé de nuevo, y acariciando sus cabellos comencé a decirle que la vida puede brindarnos mucha felicidad por los caminos que menos esperamos. Teníamos un par de meses por delante mientras mis hermanas volvían de viaje, y lo mas importante en ese momento era dejar en claro, cual sería la actitud que asumiríamos ante ellas a su regreso. Estuvimos de acuerdo en que era nuestro secreto y nada nos arrancaría una confesión acerca de todo lo que vivíamos ensimismados en la intimidad que nos proveía estar solos en casa. Finalmente se tranquilizó y decidimos darnos una buena ducha para salir a comer algo fuera. Verla a mi lado desnuda, con la mirada perdida en el recuerdo de nuestro desvarío, aumentó en mi un sentimiento de protección por todo lo que ella significaba en esos momentos. La abracé no sé cuantas veces mas, sintiendo su cuerpo pegado al mío, entrelazando sus piernas en las mías, y sin mayores deseos de abandonar el lecho, nos besamos tiernamente en tanto la lujuria que ya conocíamos no tardó en hacerse presente.
Habíamos hecho el amor no sé cuantas veces, y no me importaba si el mundo estallaba en mil pedazos, o un tsunami nos arrastraba hasta el infinito. Le dije que el baño podía esperar y me dediqué a explorar sin tapujos cada centímetro de su bella piel; su rostro hermoso y delicado, su cuello y sus hombros bronceados y con esas pecas que el sol iba dejando en cada exposición suya en la piscina. Me detuve en sus pechos pequeños pero firmes y pasé mi lengua por sus pezones hasta que estuvieron totalmente duros y dispuestos a nuevas locuras� besé su vientre y me encantó ver su ombligo profundo, donde se notaban las cicatrices de las laparoscopias a que fue sometida. Su monte de Venus tan próximo al cielo, con sus vellos negros formando un rombo que se diluía en un pequeño caminito de pelitos hasta su ombligo, y los cuales ella no depilaba por temor a que se engrosaran mas, eran la causa por la cual no hubiera querido que saliéramos de la cama jamás� seguí besando sus piernas largas, en cuanto ella se retorcía como gata en celo, acariciando sus pechos y su barriguita. Mordí suavemente sus rodillas arrancándole exclamaciones de deseo, hasta llegar a sus pies, quizás la parte de su cuerpo que mas alborotaba mis hormonas desde que comencé a verla como mujer. Chupar uno a sus deditos, pasando mi lengua por en medio de ellos, mordisqueando toda su extensión, era algo que mi diosa no soportaba, hasta que sin quererlo terminaba llegando al orgasmo. Por todo ello juro que no encontraré en mi vida unos pies mas coquetos, sensuales, insinuantes y hermosos que los de mi madre� la tersura de sus plantas, sus dedos largos y sus uñas perfectas� la curvatura de su empeine y la lisura de sus talones eran el mayor desafío que como fetichista pude afrontar� por eso desde ese momento me convertí en un adicto de ellos, y no había instante en que no deseara acariciarlos, inclusive cuando ya mis hermanas estaban en casa, pretextando que ella llegaba muy cansada de su trabajo y era preciso relajarla de tanto ajetreo. Creo que con el tiempo ellas llegaron a sospechar que yo estaba locamente enamorado de nuestra madre, y en alguna ocasión mi hermana menor así me lo dijo. Evadiendo la gravedad de sus preguntas le dije que por mi condición de hombre era natural que estuviera mas pendiente de ella, ya que las dos permanecían demasiado ocupadas en lo suyo; un argumento que no sació las inquietudes de mi hermanita.
Hubiera deseado chupar todo su sexo en esos instantes, pero dejar al garete el espectáculo de su cuerpo tan mío, era algo que no me lo perdonaría, puesto que por primera vez, la tenía libremente para mí, sin miedo; contando con su aprobación y convencido que estaba disfrutando ese juego mórbido pero increíblemente gratificante. Le pedí que se volteara de espaldas y continué mi recorrido por sus piernas hasta llegar al sumun de la exaltación con su suculento culo� mordí despacito sus nalgas y las comencé a abrir con mis manos mientras introducía toda mi lengua en sus profundidades, explorando cada pliegue, paseando mi boca hasta su grandes labios empapados de dulzura; ávido por extraer de sus entrañas hasta la última gota de placer� ella continuaba dando muestras de estar al borde de la locura, mientras apretaba y mordía la almohada. �eres un degenerado mi cielo, donde aprendiste tantas cosas ah? � �� decía sin obtener respuesta, puesto que yo ajeno a todo solo deseaba quedarme en medio de sus piernas para siempre. Me deleité en su espalda y al llegar a su nuca, me pidió que no la atormentara mas pues no resistía las ganas de que la clavara de nuevo, y lo dijo de la forma mas vulgar, encendiendo de nuevo ese fuego que amenazaba con incendiar el universo.
Nos amamos otra vez, sin miedo, apareando nuestros sexos hasta sentir que mi verga encajaba perfectamente en su vagina, que nada sobraba ni faltaba, y que como ella casi lo gritaba, era la cosa mas rica que se había comido en su vida� y cada vulgaridad, cada frase soez acrecentaba nuestra mutua complacencia, aumentando el vaivén de nuestras desnudeces hasta que al unísono explotamos en un orgasmo indescriptible. �Te amo, te adoro, maldito pervertido, me vuelves loca� me dijo casi sollozando, mientras besaba su boca cálida, para que nuestras lenguas terminaran de amarse como dos apéndices mas de la lascivia que nos unía para siempre. Nos quedamos en silencio tomados de las manos, no queriendo quebrar el encantamiento de esa tarde inmensa e inolvidable� Solo el hambre nos hizo levantarnos a buscar que comer en un restaurante cercano a casa. Después de ducharnos juntos, jabonando cada rincón de nuestras intimidades por fin retomamos el sano juicio. �Mi hombre que desea que me coloque?, preguntó insinuante, y le dije que le vendría bien una minifalda. Ella, desnuda y sin la prevención de siempre entró al cuarto de mis hermanas y abrió el closet para sacar un pequeña falda de mi hermana mayor� me preguntó si me gustaba y le di mi aprobación inmediata. Vistió una tanga de color negro que se perdía entre sus nalgas, un top rojo sin brasier dejando descubierto parte de su vientre, y se calzó unas sandalias azules no muy altas que resaltaban la gracia de sus pies, mientras la minifalda acentuaba la redondez de su trasero. No podía creer que esa hembra divina, en el albor de sus 39 años, fuera mía por todas las razones del mundo, por haberme parido, por haberme amamantado, por haberme criado, y por haberse convertido en mi mujer; en la mas exultante de las pasiones y en el mas execrable de los pecados, pero mía hasta la eternidad; así al morir llegara directamente al peor de los infiernos.
Estuvimos en un centro comercial buscando algo que nos agradara, cuando la verdad lo que mas deseábamos era seguir amándonos. Y se lo dije en son de broma, y ella con una mirada de asombro, me respondió que era el colmo de mi parte, y que a ese paso terminaríamos en un sanatorio, pero que tampoco le desagradaba la idea� nos tomamos de la mano como dos adolescentes, como acostumbrábamos a hacerlo desde muy niño� por fin nos decidimos por una hamburguesa acompañada de papas fritas de esas que consume todo el mundo. Después de comer me pidió que la acompañara a ver vitrinas, uno de sus pasatiempos favoritos y sin objetar nada, accedí� hubiera aceptado lo que me pidiera con tal de no empañar ni por un segundo nuestra relación. Caminamos una hora por el centro comercial, pero me comenzó a molestar que muchos tipos descaradamente, fijaran sus miradas morbosas en ella, que indiferente a todo observaba zapatos y otras bobadas. Desde ese momento comencé a sentir unos putos celos de hombre que me estaban descomponiendo la paciencia. Mi madre notó mi ceño fruncido y me preguntó qué me pasaba, y le referí lo que ocurría. Se rió mucho y me dijo que no prestara atención a esas pendejadas, puesto que yo sabía muy bien que ella tenía dueño y estaba dichosa de ser mía. Eso me tranquilizó aunque no mucho. Bueno, es cierto que se veía provocativa, puesto que la maldita faldita resaltaba no solo su cola sino sus piernas, pero también es cierto que el de la estúpida idea fui yo. Regresamos caminando a casa como a las 11de la noche� Nos desnudamos, nos dimos un beso prologado, pero el cansancio terminó venciéndonos y nos quedamos profundos hasta las 10 de la mañana del domingo que me despertó el timbre del teléfono. Me levanté asustado y era mi hermana mayor preguntando que habíamos hecho la noche anterior y le conté lo de la salida pero sin entrar en detalles. Me dijo que una amiga suya de Bogotá, había visto unas fotos mías y que le había agradado� no respondí nada y ella con la confianza que nos tuvimos siempre me dijo algo medio ridículo: �Hermanito puedo hacerte una pregunta pero no te enojas? Dime la verdad�.eres gay?… porque nunca te hemos conocido una novia, y ya vas para 17 años �. �Hija de puta.. solo eso me faltaba� , pensé para mis adentros, y le mentí cuando comenté que no era marica, y que sí me había acostado con tres nenas del colegio, pero que no quería nada serio con nadie. No creo que se haya tragado el cuento. Total, me preguntó por mamá y le dije que estaba dormida todavía, y que yo estaba durmiendo en el cuarto de ellas, para mas señas en su cama, que de paso era una mierda. Nos reímos un poco, me pidió que la cuidara mucho y nos despedimos� si supiera que hubiera matado por protegerla. Mi preciosa mujercita se despertó con el cabello alborotado� �pareces la bruja mas encantadora del mundo� , le dije y le estampé un beso en sus labios que cerró porque me espetó, que yo era un cochino pues ella no se había lavado sus dientes� me reí demasiado de todas sus ocurrencias. Era domingo� desayunamos, y gracias a que el día presagiaba un sol de los mil demonios, para variar en esa ciudad, me pidió que la acompañara a la piscina. Aquí entre nos, odio las piscinas, pero asentí sin chistar una palabra.
Cuando le conté lo de la conversación con mi hermana, noté por su semblante que estaba molesta, puesto que dudaba de que yo no anduviera haciendo pendejadas con las puticas esas del colegio, según lo expresó. Estaba celosa, como yo, decidida a marcar su territorio y tal actitud me llenaba de un orgullo malsano. Le juré que de verdad era virgen hasta la noche del viernes� � si claro, cuando me comiste borracha, descarado�, y me miró riéndose. El asunto terminó allí. Sin embargo, otra vez la burra al trigo. Resulta que como cosa extraña, ese día le dio a todo el mundo por ir al maldito club� no podían faltar los hijos de mala madre que pretextando cualquier estupidez se acercaban a ella a ofrecerle una cerveza o un trago. Por supuesto yo no podía ser tan evidente en demostrar la putería que me recorría el espinazo, cada que uno de estos galanes le pedía su número de teléfono, pero decidí entrar en escena y darles yo mismo mi propio número. Así cuando llamaran tendría el placer de mandarlos a la mierda. Ella atenta a lo que hacía, se divertía de lo lindo� �está muy celoso mi bebé?… quiere que mamita le dé tética ahora que lleguemos a la casa? � , me decía de la forma mas desparpajada del mundo�. Yo la miraba con cara de pocos amigos, diciéndole muy serio, que era mejor que a partir de ese momento pensara en comprar otro vestido de baño, y que no me gustaba en lo mas mínimo que se riera tanto con esos hijos de puta. Soltó una risotada y me pidió que le colocara el bronceador pues se iba a dar vuelta. Esos pequeños incidentes nos demostraron que la relación entre los dos se apartaba totalmente del amor filial y se transformaba en la pasión incontenible de dos amantes. Nunca le di motivos para que dudara de mi comportamiento, pero ella en varias oportunidades no pudo contener su carácter, frente a hechos que juzgaba comprometedores, en particular cuando algunas amigas de mis hermanas llegaban a casa. Por supuesto que era amable con ellas, sin dar paso a nada mas, pero mi madre, incómoda y celosa como una tigresa me pellizcaba durísimo, haciéndose la que bromeaba conmigo, señal suficiente para que me apartara de lo que ella consideraba un peligro inminente. Tengo mis dudas al respecto, pero mis hermanas comenzaron a desconfiar de nuestro mutuo comportamiento, sin dimensionar exactamente que nosotros ya habíamos violado todos los preceptos y todas las normas posibles.
Seguramente ustedes podrán pensar que tengo una imaginación muy fértil, y no es fácil aceptar que vidas como la nuestra hayan estado expuestas a tantas desviaciones, si es que ese término les parece apropiado. Mi hermana mayor, la inquisidora, tampoco que nosotros supiéramos tenía o había tenido novio, y la mas chica menos. En cambio era frecuente que estuvieran rodeadas de amigas. Yo, que a veces tardo en reaccionar, empecé a atar cabos y deduje que sus preguntas acerca de mi aparente homosexualidad tal vez tenían como objeto cubrirse para un futuro. La verdad es que eso me tenía sin cuidado� yo estaba dedicado a mi gran amor� a vivir locamente todo aquello que mi madre me daba cada noche, cada minuto que podíamos tener un poco de privacidad� y por lo tanto si mis hermanas eran lesbianas o les gustaban los perros, o los caballos era un tema que no me quitaba el sueño. En cambio a mi madre si; hasta que una noche cualquiera me preguntó yo que pensaba de eso� no la tomé en serio, pero dejé en claro que nosotros éramos los menos indicados en ese momento para dar lecciones de buen comportamiento, y que ella misma les recalcaba a toda hora que los hombres éramos lo peor de la especie, cosa en la que estamos de acuerdo. Así que minimizamos el asunto y no se habló mas de él. Los meses de julio y agosto fueron un período de ajuste para mamá y yo. Nos conocíamos de siempre, pero en otro plan� y ella convertida de nuevo en mujer, de un chico, para mas señas su hijo, debió pasar por momentos de angustia, dudas, remordimientos y no sé cuántas cosas mas. De ahí que muchas mañanas despertara incómoda o malhumorada. Sabiendo de donde provenían sus reacciones trataba de quedarme al margen, elucubrando mil ideas que la alejaran de ese foso en donde caía indefensa. Menos mal esto se superó y cuando mis hermanas retornaron a casa todo estaba bajo control.
No puedo terminar este relato sin dejar en claro que a pesar de los años que han pasado, y que ella ya es una mujer de 53 años, nuestra relación sigue incólume, y contrario a lo que puedan pensar, nuestra vida sexual se enriquece a cada momento. Sigue siendo hermosa, deliciosamente bella; un poco mas caderona y por supuesto con su trasero de ensueño también mas abultado. Va frecuentemente al gimnasio para tonificar sus piernas, y continuamos viviendo juntos. Mis dos hermanas viven en Bogotá, y nos visitan frecuentemente, con sus respectivas parejas; unas chicas muy bonitas por cierto. Ellas finalmente se enteraron de lo nuestro, y gracias al amor que nos tenemos, lo ven como algo muy normal, aunque al comienzo fue muy incómodo para todos. Vivir significa hacer cosas, buenas o malas, depende de quién las juzgue, pero de algo estoy seguro� si me fuera dado vivir de nuevo retrocediendo el tiempo, no cambiaría una coma a todo lo que he hecho hasta ahora.
2 respuestas
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