Por

Anónimo

noviembre 23, 2023

1609 Vistas

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Clases prácticas de sexo, parte 1

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Daniel estaba en su cuarto viendo pornografía y masturbándose. Sólo llevaba puesta una playera. De pronto sintió unos pasos que se acercaban a su habitación. Sabía que era su papá y que iba a entrar en el cuarto sin llamar a la puerta, así que cerró la ventana donde estaba viendo el video. Sin embargo, estaba muy caliente. En lugar de tratar de ocultar su erección, simplemente actuó como si estuviera cambiándose de ropa. Cuando su papá abrió la puerta, fingió que se quitaba la playera. Sin embargo, su verga estaba completamente dura y a la vista de su papá.

-¿Qué haces aquí? -preguntó con cierta curiosidad pero también con un toque de vergüenza, porque la tenía muy dura.
-Disculpa, no quise interrumpirte.
-No, tranqui, me estaba preparando para salir.
-No hay problema, yo también estaba pensado en ir a comprar. ¿Tú necesitas algo?

Pudo ver que su papá estaba intentando, pero no pudo ignorar lo evidente. Su mirada se fijó en su polla.

-No, gracias, está bien.
Pero su papá era demasiado curioso para dejar la habitación, así que tuvo que preguntar una vez más:
-¿Hay algo más que quieras decirme?
-Sí, papá. ¿Puedo pedirte un favor?
-Claro. ¿Qué deseas?
-Me gustaría que le dieras un vistazo a mi pene.

El papá de Daniel ya estaba mirando la dura verga de Daniel. Parecía más grande de lo habitual, probablemente porque Daniel no llevaba ropa interior. Su papá también estaba nervioso, pero le daba la impresión de que su hijo le quería preguntar algo serio, así que decidió no adelantar juicios.

-Está bien. Si es lo que deseas, lo doy un vistazo. Hay algo que te preocupa? Últimamente tu mamá se ha quejado de que no te dejas ver mucho. Dice que te metes en tu cuarto apenas llegas del trabajo. Por eso…

Pero Daniel lo cortó:
-Hablemos en privado. Cierra la puerta.

El papá cerró la puerta tras de sí, quedando sólo ellos dos en la habitación.

-Ahora dime qué te preocupa.
-Quiero saber tu opinión sobre mi pene.
-¿Por qué?
-Porque me preocupa su tamaño. Creo que es demasiado pequeño.
-Es broma, ¿no?
-No. Creo que tengo un problema con su tamaño.
-Lo dudo.
-¿Qué tan grande crees que es?
-No lo sé. Quizás alrededor de 14 centímetros.
-¿De verdad crees eso? Yo lo he medido y son 12.
–Déjame mostrarte que estás equivocado. Acércate, por favor.
Daniel no dijo nada, hizo lo que le pidieron. Se dio vuelta y dejó que su papá le mirara la verga.
-No te preocupes, no voy a hacer nada. Sólo quiero verte la verga.

Miró el pene de Daniel durante unos segundos.

-Es normal, no creo que sea un problema para ti satisfacer a una mujer.
-Quizás… No lo sé, aún no tuve ninguna experiencia sexual. El tamaño me preocupa mucho.
-Es de lo más normal, confía en mí. ¿Tienes algo más que quieras preguntarme?
-¡Ajá! ¿Me puedes hacer un favor, papá?
-Lo que sea, muchacho. ¿Qué es lo que necesitas?
-¿Me dejas ver tu verga?
-Supongo que es justo, échale un ojo.

El papá de Daniel se soltó la correa y se bajó los pantalones y los calzones al mismo tiempo, dejando su verga a la vista. Estaba flácida, pero aún así tenía un gran tamaño.

-Wow, es bastante grande. ¿Cuánto mide?
-Alrededor de 21 centímetros.
-¡Vaya, papá! ¡Mamá debe estar satisfecha!
-Lo está.

Daniel miró su propia verga vió que era mucho más pequeña que la de su padre.

-Papá, ven aquí.

Su papá se acercó a él. Daniel acercó su verga a la de su papá. No se tocaban, pero estaba a cerca para compararlas.

-Mira, casi ni puedo verme la verga cuando estoy a tu lado. Es muy pequeña.
-¡No es cierto!
-Papá, ¿crees que mamá podría estar satisfecha con una verga como la mía?
-Por supuesto. Hay muchas mujeres que prefieren penes pequeños.
-¿Pequeños? ¿Me estás vacilando? Mira el tuyo. ¡Es enorme!
-El tuyo no es pequeño, es normal. Mi pene es el que no es común.
-Pero es mucho más grande que el mío.
-¿Y qué? Una mujer no necesita una gran verga para estar satisfecha. Todo lo que necesita es que sepas cómo usarla correctamente.
-Bueno, eso es cierto…

De repente, Daniel escuchó que tocaban la puerta.

-¡Adelante!

La mamá de Daniel estaba parada frente a la puerta. Entró en el cuarto y dijo:

-¡Hola, mi amor! ¿Qué estáis haciendo?
-Estábamos hablando de la verga de Daniel.

Daniel se sonrojó, pero su mamá había entrado tan repentinamente en el cuarto que ya le había visto el pene, y ya no había razón para tapárselo.

-Eh… ¿Y cómo así?

La mamá de Daniel no lograba entender la escena.

–Daniel piensa que tiene un problema con su tamaño. Le he dicho que es una bobada, pero ha insistido en ver la mía.
-Descubrí que mi verga es mucho más pequeña que la de papá.
-¡Vaya! Pues si querías comparar tu tamaño con un pene normal, el de tu padre no es un buen ejemplo. ¿Ahora te sientes avergonzado?
-No estoy avergonzado, es sólo que no sé qué decir…
-No tienes que avergonzarte. Sólo acepta el hecho de que tu pene es más pequeño que el de tu padre. Y tu pene también es más grande que otros. Hay mucha diversidad.
–Daniel estaba preocupado por su tamaño. Piensa que no será capaz de satisfacer a una mujer con su polla. – dijo el padre de Daniel.
-Nunca pensé que te pudiera preocupar algo así.
-Sólo tiene 18 años. Todavía es joven e inexperto.
-Sí, tienes razón, pero eso no debería impedirle intentar satisfacer a una mujer, ¿verdad?
-Por supuesto que no.
-¿Pero cómo puedo hacerlo? Siento que mi pene es demasiado pequeño para dar placer. – se quejó Daniel.
-Tranquilízate, Dan. A tu pene no le pasa nada. Tu problema es que te preocupas demasiado y te pones demasiado tenso. Simplemente relájate e intenta disfrutar. – dijo su madre.
-Eso es fácil de decir. Papá tiene una pene tan grande que le resulta fácil tenerte satisfecha.
-No, cariño, eso no es cierto. Lleva tiempo aprender a satisfacer a una mujer.
-Pero papá parece un actor porno, mamá. No tiene que hacer mucho.
-Eso es porque disfruta más que nadie. Deberías disfrutar mientras complaces a una mujer.
-¿Pero cómo puedo hacerlo? ¿Puedes darme algún ejemplo?
-Claro, Daniel, empecemos con una demostración.

El padre de Daniel se quitó la camisa y los pantalones. Luego se tumbó en la cama.

-Ahora, fíjate bien. – dijo la madre de Daniel.
-¿Qué se supone que debo hacer?
-Quítate la ropa y túmbate en la cama.

Daniel dudó un momento, pero luego se desnudó. Se tumbó en la cama junto a su padre. Su madre empezó a acariciarse los pechos delante de él.
-Esta es una parte muy importante del proceso.

-¿Te refieres a las tetas?

-Sí, las tetas. Son muy sensibles. Cuando las tocas, la mujer se excita.

El padre de Daniel empezó a tocarle las tetas delante de Daniel. Daniel vio cómo se ponían duras.

-¿No te duele?
-Para nada. Los pezones están hechos para estimular. Para una mujer es una experiencia maravillosa que le toquen las tetas.

La madre de Daniel movió las manos entre sus piernas y jugó con su coño. Daniel no pudo resistir la tentación de masturbarse. Sus padres lo vieron jugando con su polla.

-¿Te gusta lo que ves? – preguntó el padre de Daniel.
-¡Me encanta!
-¡Bien! Ahora, míranos.

Los padres de Daniel empezaron a besarse. Daniel observó cómo sus padres se besaban apasionadamente durante un rato. Luego cambiaron sus posiciones. La madre de Daniel estaba tumbada encima del padre de Daniel. Las tetas de ella rozaban el pecho de él. Bajó hasta la altura de la polla y la cogió entre sus manos dispuesta a chupársela. El papá de Daniel estaba tan excitado que su verga parecía aún más grande que antes.

-Mira, Daniel. Sólo estoy tumbado, sin presiones. Sólo yo disfrutando de una mamada.
-Eso es fácil de decir. Solo mira tu polla y mira la mía. Es fácil tener confianza con una polla así. – se quejó Daniel.
-¡No te preocupes, cariño! La tuya es monísima. – dijo la madre de Daniel.
-¿Me estás diciendo que mi polla es adorable?
-Bueno, no es mona exactamente. Pero es bonita.
-¿Bonita?
-Sí, es bonita. Todo es cuestión de técnica. Pero todo a su tiempo. – Dijo el papá de Daniel mientras la mamá de Daniel empezaba a chuparle la verga.

El papá de Daniel gemía de placer. La madre de Daniel movía la lengua alrededor del glande. Lo lamió de arriba a abajo. Estaba dura como una roca.

-Vamos con el siguiente nivel. Esta es otra etapa importante.

El padre de Daniel empezó a mover las caderas hacia adelante y hacia atrás, y apretó la polla contra la cara de su madre.

-Mira, Daniel. Debes mover las caderas hacia delante y hacia atrás mientras le follas la boca.
-Parece sencillo.
-Sí, pero debes hacerlo con ritmo. Mueve tus caderas más rápido o más lento dependiendo de cómo quieras que ella reaccione. No te olvides de jugar con sus tetas.
-Papá, no tengo experiencia. ¿Cómo puedo saber si estoy moviendo la polla lo suficientemente rápido?
-Si mueves las caderas demasiado rápido, se puede ahogar. Si lo haces despacio, puede aburrirse. Así que, encuentra el término medio y te irá bien.

La madre de Daniel continuó chupando su polla. Echó la cabeza hacia atrás y empezó a lamerle los huevos. El padre de Daniel gimió fuerte.

-Sigue, mamá. – dijo Daniel en un suspiro.
-Está bien, Daniel. – respondió ella.

El padre de Daniel la agarró del pelo y le metió la polla en la boca. Ella gimió y se tragó la polla. Tuvo una leve arcada cuando la polla entró profundamente en su garganta.

-¡Oh, joder! – gritó el padre de Daniel.

Le agarró la cabeza y le folló la cara. Empujaba la polla cada vez con más fuerza. De repente, la madre de Daniel soltó una sonora arcada. El padre de Daniel sintió que la garganta de su madre se apretaba contra su polla.

-¿Estás bien, cariño?

La madre de Daniel tosió e intentó hablar.

-Estoy… Bien… -consiguió decir.
-Bien, sigue.

La polla de Daniel ya estaba cubierta de precum. Sus padres se dieron cuenta.

-¿Ves, cariño? Es una clara señal de que estás cachondo. Eso ayuda a lubricar la vagina de la mujer. – dice la madre de Daniel.
-Bien. Ahora te enseñaremos el siguiente paso. – dijo el padre.

Intercambiaron posiciones. Ahora la mamá de Daniel estaba tumbada en la cama, junto a su hijo, y el papá de Daniel acercó su cara al coño.

-Ahora, Daniel, observa. – dijo el papá de Daniel.

Comenzó a tocar el coño. Daniel podía sentir como su papá tocaba sus labios húmedos. La piel de su coño parecía muy suave, como terciopelo.

-Aquí es donde la mayoría de los hombres cometen un error, cariño. Debes dejar de tocarla de inmediato.
-¿Por qué?
-Porque tienes que excitarla.
-¿Excitarla? ¿De que estás hablando?
-Has visto cómo reaccionó. Cuando le froté el coño, se excitó. ¿Verdad?
-Sí.
-Y cuando puse mis dedos en su coño, se estremeció.
-Sí.
-¿Verdad? Tienes que ir poco a poco y hacerte de rogar.

El padre de Daniel estaba metiendo los dedos en el coño de su madre. Su madre gemía suavemente.

-Está muy excitada. Necesita más.
-¿Qué necesita?
-Más juegos preliminares.

El padre de Daniel metió la mano entre las piernas de su madre y le palpó el coño. Daniel podía ver el dedo de su padre empujando contra su raja. También podía ver la humedad de su coño.

-¿Por qué crees que está mojada, Daniel?
-Tal vez porque está excitada.
-Exacto.

El padre de Daniel siguió jugando con el coño de su madre. La madre de Daniel seguía gimiendo en voz baja. Daniel se pajeaba mientras miraba como extasiado.

-¿Qué te pasa, Daniel?

Daniel miró a su madre.

-Se siente increíble.

El padre de Daniel se dio cuenta de que Daniel miraba el coño de su madre.

-¿Va todo bien, Daniel?
-No, no es nada. Sólo estoy asombrado de lo bonito que es tu coño.

El padre de Daniel sonrió y continuó metiendo los dedos en el coño de su madre.

-Ahora, Daniel, lo siguiente es preparar el coño para la polla. Para eso, nada mejor que un cunnilingus. Bien, allá vamos.

El padre de Daniel puso su lengua en el coño de la madre de Daniel. Movió su lengua arriba y abajo de su coño mientras mantenía sus dedos en su coño.

-Mmmmmm, eso se siente bien, cariño. ¿Te gusta?
-Sí.

Su padre apretó con fuerza la lengua contra su clítoris, haciendo gemir a su madre.

-Por eso tienes que seguir haciéndolo durante más tiempo. El truco es no retirarte demasiado pronto. Quieres provocarla.
-¿Provocarla?
-Sí. Crear expectativa. Provocarla.
-¿Por cuánto tiempo?
-Tanto como sea posible.

El padre de Daniel siguió metiendo los dedos en el coño de su madre. Mientras tanto, su lengua lamía su coño. Luego, lo chupó.

-¡Vaya! Es increíble.
-¿Sabe bien? – preguntó Daniel.
-Muy bueno.
-¿Cómo lo describirías?
-Es difícil de explicar si no lo experimentas por ti mismo. Es como… una mezcla de delicioso, bueno y rico.
-Ok, es hora de enseñarte a usar la lengua. Mira como lo hago yo. El truco es lamer desde la parte superior de su coño hasta el fondo. Empieza despacio, luego aumenta la velocidad y la intensidad a medida que te acercas a su clítoris. ¿Sabes lo que es el clítoris?
-Eso creo.
-Claro. Déjame que te lo enseñe.

Daniel observó los dedos de su padre frotando el coño de su madre y jugando con su clítoris. Muy pronto, la madre de Daniel estaba gimiendo en voz alta y temblando salvajemente. Su cuerpo estaba cubierto de sudor.

-Mira, Dan, vas a aprender a reconocer el clítoris.
El padre de Daniel dejó de meter los dedos en el coño de su madre. La madre de Daniel respiraba con dificultad. Seguía temblando.
-Tu sigue mis instrucciones. – ordenó el padre de Daniel. – No te preocupes.
-¿Estás seguro, papá?
-Sí, por supuesto. Deja que te coja la mano.
Tomó la mano de Daniel y la guió hacia el coño de su madre.
-¿Ves ese pequeño bulto de ahí?
-Sí.
-Es el clítoris. Es muy sensible. Si lo tocas, verás la reacción.
-De acuerdo.

Daniel tocó el clítoris de su madre con la punta del dedo. Sintió la piel, suave y tersa.

-Puedes hacerlo más fuerte, pero asegúrate de no hacerle daño.
-¿Hacerle daño?
-Bueno, si aprietas demasiado o te mueves demasiado rápido, podrías causarle algo de dolor.
-Oh… Vale.

Daniel apretó un poco más el dedo y su madre no pudo ocultar un leve gemido. Daniel pudo sentir cómo el clítoris se endurecía.

-Bien. Ahora, mira a tu padre.

Daniel se apartó de su mano y observó más de cerca la acción. La lengua de su padre entraba y salía del coño de su madre. Habían pasado unos minutos desde que empezaron.

-Presta atención a la técnica de tu padre. ¿Cómo me estimula? -preguntó su madre.
-Sigue lamiéndote el coño, pero cada vez mueve la lengua más rápido y más profundamente. Además, cuando se acerca a tu clítoris, lo chupa con fuerza.
-Sí, eso es. Y después de chupar el clítoris, sigue jugando con él, pero más rápido y suavemente. Deja que se relaje. – explica su madre.

El padre de Daniel se detuvo un momento para añadir una explicación.

-Sí. Es verdad. Ya ves que nunca estoy mucho tiempo en la misma zona. Cambio a menudo. Así no pones demasiada presión en ninguno de sus puntos sensibles.
-¿Qué más?
-Digamos que le estás lamiendo el coño. Mientras le lames el coño, también le chupas el clítoris. Después, le das un beso en el clítoris mientras sigues jugando con los dedos. Luego, empiezas a lamer de nuevo. De esta forma, la provocas con la lengua.
-Genial.

El padre de Daniel hizo exactamente lo que le había explicado. La madre de Daniel gimió de placer.

-¿Ves? A tu madre le gusta.
-Oh, sí.

El papá de Daniel siguió lamiendo y jugando con el coño de su madre. Daniel disfrutaba mirándolos, mientras seguía masturbándose. La madre de Daniel miraba la cara de su marido entre sus piernas. Parecía disfrutar con los movimientos de su lengua.

-Puedes mirarnos todo lo que quieras, cariño. Estamos disfrutando de esto, y esperamos que tú estés haciendo lo mismo.
-Lo estoy haciendo.

El padre de Daniel siguió lamiendo y chupando el coño de su madre. Daniel estaba asombrado de lo bien que se veía, y lo caliente que olía.

-Ahora es el momento de la siguiente lección. – Explicó el padre de Daniel. – Así es como se puede saber cuándo el coño de una mujer está listo para recibir una polla.
-¿Cómo?
-Mira, acércate.
Daniel acercó la cara al coño de su madre.
-Parece mojado.
-Claro, mira.

El padre de Daniel introdujo dos dedos en el coño y, cuando los sacó, estaban empapados.

-Tienes razón, cariño. Se está preparando para algo grande. – dijo su madre.
-¿Qué? ¿Una polla?
-Sí, cariño, se está preparando para una polla bien dura.

Daniel miró la polla de su padre, que estaba medio erecta. Para terminar de endurecerla, su padre frotó la cabeza de su polla contra los labios del coño de su madre. Aunque no estaba completamente dura, era enorme.

-Así que tenemos que excitarla mucho antes de entrar ahí.

Su padre introdujo la cabeza de la polla en el coño de su mujer, abriendo la entrada. Su madre emitió un sonido de placer.
El padre de Daniel la sacó, y estaba empapada de sus jugos.

-Cuando le meta la polla en el coño, tendré que tener cuidado de no hacerle daño. Mira.

Daniel observó como la polla de su padre volvía a entrar. Cuando entró en su coño, empujó despacio, con cuidado de no hacerle daño a su mujer. Llegó tan profundo como pudo sin lastimarla.

-Wow.
-Sí.

El padre de Daniel sacó la polla del coño de su madre, y ella gimió.

-Le gusta. – dijo Daniel.
-Sí, le gusta.
El padre de Daniel volvió a meter la polla, más adentro que la primera vez, y la sacó lentamente.
-Mira cómo se moja.
-Sí.

El padre de Daniel metió la polla una vez más y luego la sacó. La dejó lubricada con los jugos del coño de su mujer, y volvió a introducirla.

-Tienes razón, cariño. Está muy mojada.

El padre de Daniel empujó su polla dentro y fuera del coño de su madre, disfrutando de las sensaciones de penetrar su apretado coño. Ella gemía con fuerza. Era increíble, porque su padre se la follaba lentamente.

-Tu madre está muy buena, cariño.
-Lo sé.

El padre de Daniel se folló a su madre hasta que ella gritó.

-Sí. Sí, cariño. Fóllame más fuerte.

El padre de Daniel aumentó la velocidad de sus embestidas, metiendo y sacando la polla, dentro y fuera. Daniel podía oír el ruido de la carne golpeando la una contra la otra. La habitación se llenó del sonido de sus cuerpos uniéndose y del olor a sexo. El cuerpo de su madre se movía al ritmo de la polla de su padre.

-¡Oh, sí! – gritaba ella.

Sin embargo, Daniel no parecía satisfecho, y su padre lo notó.

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  1. helenx

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