Ese día salí vestida con una blusa blanca de triángulos en los senos que se cruzaban en la base de ellos y el tirante lo amarraba por atrás de mi cuello, sin sostén, una minifalda de mezclilla a la cadera y de largo a medio muslo con una tanga blanca, me reuní con Jorge, un chico de los llamados �Nerd�, que me había invitado al cine, iba emocionada de salir con un chico así, jamás había salido con un genio, de esos �matados� para el estudio. Al entrar a la sala del cine me llevo a un apartado donde sólo hay dos butacas, apenas apagaron las luces, él me abrazó, yo solo me deje, estaba ansiosa de coger con un chico como él. Sus primeros besos fueron torpes, pero poco a poco le fui enseñando como hacerlo, sus manos comenzaron a tocar mis senos sobre la blusa, así estuvo por un rato, hasta que se atrevió a meter su mano debajo de la blusa, que me había puesto sin sostén precisamente para que tuviera fácil acceso a mis senos, los masajeo con mucha pasión, sus besos en mi cuello me tenían bien excitada, sus besos bajaron hasta llegar a mis senos y chuparlos, acarició los muslos de mis piernas que yo abrí ligeramente para que acariciara mi vagina� nunca lo hiso, se limito a chupar mie senos y acariciar mis muslos, al salir del cine pensé que me llevaría a un motel, pero me llevo a mi casa, entre furiosa, ansiosa, caliente, al pasar por la sala mi hermano Cesar estaba acostado en el suelo viendo la TV. Al pasar junto a él me sujeto del tobillo y subió su mano acariciando mi pantorrilla.

– ¡Lindas piernas!… ¡Ah!, linda tanguita blanca.

– ¡Suéltame idiota! � le dije enojada.

Entre a mi recamara furiosa, ansiosa, caliente, me senté en la cama, saque mi consolador de debajo del colchón y me quité la tanga, me recosté en la cama y abriendo mis piernas comencé a tallarme el juguetito, pero no era eso lo que quería, yo necesitaba uno de verdad, así que salí de mi recamara con intenciones de buscar a algún amigo de la colonia que me satisficiera� ¿Pero quién?, al ver a mi hermano en el suelo lo pensé, el me trae ganas desde siempre, en juegos me manosea, me espía cuando me cambio de ropa o me baño, entonces caminé hacia él decidida, me pare dejando su cabeza en medio de mis piernas y antes de que dijera algo, alcé mi falda y me puse encuclillada poniéndole mi vagina en su cara, que sin perder tiempo comenzó a chupármela, su lengua buscaba la profundidad de mi vagina, pero también buscó lamer mi culo, yo movía mi cadera para facilitar sus mamadas a mi vagina y mi culo, haciéndome tener un par de orgasmos, gemía como loca, en mi excitación me quite la blusa quedándome únicamente con mi minifalda de mezclilla enrollada en mi cintura, puse mis manos en su abdomen y las deslicé por debajo de su short que era lo único que traía puesto, saque su verga que ya la tenía durísima y se la empecé a chupar haciendo un 69 delicioso, sentí que él quería cambiar de pose, me quite de encima de él, cuando me miró de frente dijo:

– ¡Que hermosos senos tienes Tany! � yo sonreí, era la primera vez que estaba desnuda ante él � quítate la falda � me dijo mientras él se quitaba el short.

Me recostó en el sofá y siguió mamándome la vagina, con su lengua la recorría a todo lo largo, mientras sus manos acariciaban mis senos, su lengua hacia círculos con mi clítoris y con sus labios lo mordía y succionaba haciéndome gemir a gritos y haciéndome llegar a otro delicioso orgasmo, cuando alzó su cara, esta brillaba de la humedad de mis jugos, se acercó para chuparme mis senos, que lo hiso con gran pasión y deliciosamente, pero de pronto me dijo:

– Date la vuelta, quiero morderte las nalgas. � obedecí sin decir nada, hincándome en el sofá y parando mis nalgas frente a su cara.

Con sus manos apretó mis nalgas, las juntó y luego las separó acariciando con sus dedos mi ano, después me empezó a dar suaves mordiscos en mis nalgas, mordiscos que cada vez eran mas fuertes, hasta que una de esas mordidas fue en mi ano, metiendo su lengua hasta lo más hondo que pudo, haciendo gozar riquísimo, también me chupaba la vagina haciéndome llegar a otro orgasmo,

– ¡Ya, ya, por favor!, ya métemela, necesito sentir tu verga dentro de mí. � dije suplicante, como nunca lo había hecho con otros chicos en mis relaciones sexuales.

Se puso de pie, me agarró de las caderas, colocó su verga a la entrada de mi vagina y empujó hasta adentro, que entró sin ofrecer resistencia de tan lubricada que estaba, haciéndome soltar un gran gemido de placer, inició su movimiento de mete y saca, me puso de lado, con una de mis piernas entre las de él y la otra en su hombro, después me puso boca arriba con ambas piernas en sus hombros, sujete mis piernas de las corvas después de varias embestidas colocó su verga a la entrada de mi ano y empujó haciéndome sacar un gemido estrepitoso, el ritmo de mete y saca fue bastante vigoroso, hasta que sacó su verga y soltó su leche sobre mi vientre, nuestros cuerpos llenos de sudor por el esfuerzo físico, cuando vi su cara de satisfacción, me avente a él para besarlo apasionadamente en la boca, no veía a mi hermano menor que yo casi dos años, si no a un hombre que me hiso sentir mas que cualquiera de mis compañeros con los que me había acostado, él es mejor amante que todos ellos. Vi la hora y le dije:

– ¡Cesar! En unos 15 minutos llegan mis papas, limpia todo porfa, yo voy a báñame.

Tome mi ropa y salí corriendo al baño, pasaron dos días, yo trataba como siempre a mi hermano, pero él se veía un poco desconcertado, no sabía como tratarme. Esa noche, llegue caliente, tome mi consolador, pero recordé lo que me hiso Cesar, entonces esperé a que mis papas se encerraran en su cuarto en la planta baja y entre a la recamara de Cesar vestida solo con un sostén blanco de encaje y una diminuta tanga blanca y con el consolador en la mano le dije:

– ¿Cuál uso?…. ¿Este o el tuyo?.