Por

Anónimo

julio 13, 2025

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Un trio de regalo

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El día de ayer, cuando ya me disponía a dormir, me llegó un mensaje inesperado:
“¿Estás despierta? ¿Podemos pasar a verte?”
Era una pareja de amigos. Me cayeron de sorpresa con cervezas y sonrisas traviesas. No pasó mucho antes de que ella soltara la bomba:

—Quiero regalarle a mi novio un trío… y quiero que seas tú.

Me reí creyendo que era broma, pero lo decía en serio. Él no sabía nada y yo tenía que encargarme de seducirlo.
—Haz lo que tú sabes hacer —me dijo—, yo los dejo solos unos minutos… y luego “los descubro”.

Acepté. Entre nervios y calentura, terminamos yendo a su casa. Pusimos música, bebimos un poco más, y luego ella se fue “al baño”. Me quedé con él en el sillón.
Lo miré a los ojos, me acerqué y le dije bajito:
—¿Te puedo besar?

Ni respondió. Me agarró del cuello y me besó con hambre. Me apretó la cintura, me subió la blusa y comenzó a sobarme las tetas como si se le fuera la vida en eso. Yo ya estaba mojada (Desde que me hicieron la propuesta). Me senté en sus piernas y empecé a frotarme sobre su verga dura, que ya marcaba su pantalón.

Ahí fue cuando ella “entró”.

Nos miró, sonrió y dijo:
—Qué rápido te convenció… vámonos a mi cuarto.

Ahí empezó todo. Ella se desnudó frente a nosotros. Tenía el cuerpo encendido, los pezones duros y los ojos llenos de lujuria. Me quitó la ropa como si yo fuera suya, y luego me sentó en la orilla de la cama.
Él se arrodilló frente a mí, me abrió las piernas y empezó a comerme el culo. Me lamía lento, profundo, mientras ella me besaba en la boca y me apretaba las tetas.

Cuando me vino el primer orgasmo, él ya tenía la verga empapada…
Yo me arrodillé para mamársela. Le hice una buena mamada mientras ella me decía al oído lo que le gustaba ver.
—Eso, chúpala así… ya te quería ver mamando.

Me subí encima de él y me la metí entera, mojada y resbalosa. Me aferré a sus hombros y lo monté fuerte, sintiendo cómo chocaban nuestros cuerpos, cómo me llenaba cada centímetro.
Ella se puso detrás de mí y me nalgueaba mientras me decía que no me detuviera, que lo hiciera acabar dentro de mí si quería.

Él se vino después de unos minutos, temblando, y yo encima, con las piernas temblorosas y el cuerpo caliente.

Pero no terminamos ahí.

Cogimos toda la noche, en todas las posiciones. A ratos ella y yo nos besábamos, a ratos me la metía él mientras yo le lamía el clítoris a ella. Me corrieron en la boca, en las tetas, en el coño.
Dormimos desnudos, pegados, sudados… y en la mañana volvimos a coger…

Hoy volveremos a salir….

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