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Anónimo

julio 8, 2025

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VACACIONES

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En un principio se sintió algo intenso, y fue un poco incómodo, pero en la medida en que pasábamos más tiempo ahí, empezábamos a adaptarnos y tomar un poco la actitud del lugar. Tomamos algunos shots y nos pusimos en ambiente.

Estábamos pasando muy bien, mi primo es mucho más grande. En ese entonces él tenía poco de salir de la uni. Así que salía mucho de antro y conocía a mucha gente. Unos amigos de él se acercaron con nosotros. Nos ofrecieron “polvo para pasarla bien”. MDMA básicamente, estaba pintado o era de color rosa. De primera impresión nos negamos. Más tarde, Pau me dijo que si probábamos un poco a ver qué onda.

Le dije a mi primo que sí le podía decir a sus amigos. Se lo dije casi en secreto, me daba algo de miedo el hablar de eso. Él le pegó un grito a su amigo de la manera más normal. El vato nos regaló una bolsa llena. De lo más alivianado y sin hacer pedo, le pregunté por el pago o algo y nos dijo que sin pedo. Que era nuestra.

No pude hacer nada más que darle las gracias y preguntar a mi primo qué tanto ingerir. Me dijo que era superpoquito. Que era mucho, que usara lo poquito y lo demás lo tirara o guardara. Fui con Pau, abrimos la bolsa y mojamos los dedos. Tomando solo lo que se pegó a la punta del dedo. Así que, pues, la dosis fue proporcional a cada uno según su propio dedo.

No sentimos nada. Pero mi primo nos insistió que no nos confiáramos. Que solo eso y ya. Así que guardé la bolsa. Pensamos que no nos hizo efecto.

No mames, 1 hora más tarde estábamos más calientes que nunca. Besándonos y casi cogiendo ahí en medio del antro. No sé cuánto tiempo habremos estado ahí en el antro de calientes y exhibicionistas. Hasta que mi primo nos dijo que nos llevaría al hotel. Que ya había sido mucha fiesta para nosotros. La neta no era tan tarde. Bien temprano ya andábamos en otro planeta. Antes de irnos del antro. Fuimos juntos al baño e intentamos coger. No se pudo por qué estaba demasiado lleno el baño. Nos fuimos muy calientes. Mi primo y su novia nos llevaron al hotel donde estábamos, luego se regresarían ellos.

En el carro nos comportamos mucho, para que “no notaran” lo que ya habían notado desde antes y por lo que nos estaban dejando. El hotel en el que estábamos era muy grande. Del lobby te llevaban a tu cuarto en un carrito.

Mi primo nos dejó en el lobby donde teníamos que esperar el carrito. Mientras veníamos en el carro de mi primo, Pau venía tocándose muy discretamente, y tocándome. Al quedar solos en el lobby. Pedí el carrito, y Pau se fue al baño, me dijo que la alcanzara. Después de pedir el carro, fui atrás de ella al baño y estaba como loquita, manoseando todo su cuerpo ella sola por encima de la ropa. Le pregunté que si se sentía bien, me dijo que sí que solo tenía muchas ganas. Nos empezamos a besar, y yo ya la tenía bien parada. De solo tocármela, se dio cuenta y se puso inclinada en la barra de los lavamanos, parando el culo. Le hice a un lado el vestido y estaba supermojada. Escurriendo, se la metí y en ese momento sentí cómo el efecto del polvo en mí se elevó cabrón.

Empecé a cogerla con mucha fuerza, se escuchaba cabrón. Ella gritaba mucho, pero yo no lo sentía como algo rudo. Era extraño como suave. Como si mientras más rudo fuera se sintiera más suave o mejor. En una de las que la embestía, Pau, empezó a temblar y dio el chorro más grande y fuerte que recuerdo en mi vida. Yo no dejé de penetrarla, ni me pare ningún momento. No se quedó dormida ni mucho menos. Solo gemina y se detuvo de moverse. Habremos estado en el baño unos 20 min y escuchamos el sonido del carro que nos llevaría al cuarto y alguien en la entrada del baño nos llamó. —Torre fuego, llegó su carrito—, nos vimos a través del espejo. Nos besamos y acomodamos la ropa para salir. Pau estaba mojada hasta los tobillos. La sequé un poco con papel antes de salir. Pero ella parecía una fuente. Estaba superroja. Y seguí con ganas. Yo apenas estaba sintiendo el efecto más potente. El viaje en el carrito duraba unos 5-10 mins a lo mucho, se sintió como 1 h. Pau, solo me sujetaba del pantalón. En un principio discretamente. Pero cada vez menos. Nos empezamos a besar. Cerca de llegar a la torre, me la saqué, no podía más y me la empezó a jalar. Debió ser de lo más incómodo para el tipo que le tocó llevarnos, pero no dijo ni comentó nada. Tal vez no era algo tan inusual.

Se paró y dijo: —Listo jóvenes. Buenas noches—, le di un billete que traía y nos bajamos. Subí mi pantalón y me guarde el pene. Fue algo bien extraño.

Caminábamos 2 pasos y nos besábamos, volvíamos a caminar y nos volvíamos a tocar y besar. Si seguíamos a sí, no llegaríamos al elevador nunca. Le dije a Pau y corrimos. En el elevador, la levante y empecé a besar su cuello y sus pechos sin quitarle el vestido. Estábamos muy calientes. Llegamos al piso y fuimos corriendo al cuarto.

Hacíamos mucho ruido, los papás de Pau no sabíamos si estaban en el cuarto dormidos o habían salido, no lo tomamos en cuenta y a ese punto no nos importaba. La suite era de 2 habitaciones y la sala era un sofá cama. “Mi habitación”, fuimos al sofá cama y empezamos a besarnos como locos. En eso salió la mamá de Pau. Yo la tenía encima de mí

—¡Niños, qué onda! ¿Cómo les fue? Tranquilos—, nos decía entre risas y enojo, a voz baja. Yo ya no le hacía caso, Pau estaba un poco menos en trance. Me quitó y se quitó.

—mami, hay es que nos venimos antes porque estaba muy feo el ambiente del lugar —le dijo Paulina a su mamá: se acomodó el vestido y se paró. Yo seguía en el sofá semi acostado con la verga paradisima. Se me notaba cabrón debajo del pantalón. O yo en mi viaje me la veía como nunca, jajaja.

La mamá de Pau se me quedaba viendo muy sorprendida, algo sacada de onda. Y veía a Pau igual. Se acercó a ella y le dijo algo al oído. Después me contó que le preguntó sobre si habíamos tomado en el lugar o consumido alguna droga. Pau, obviamente, le dijo que no a las dos cosas. Pero que todo el mundo estaba así, que quizá y echaban cosas en las bebidas.

Yo, en mi viaje, me acorde de que tenía la bolsita en mi pantalón. Así que con cuidado moje mi dedo, metí mi mano al pantalón y saqué lo que quedó en mi dedo y lo comí, poniéndome otra dosis de esa chingadera. Ninguna de las dos me vio.

La mamá de Pau se acercó y me dijo que su esposo se sentía muy mal del estómago, que no hiciéramos tanto ruido. Que al día siguiente solo seríamos los tres. De tenerla cerca yo no hacía más que olerla como perro y verle las tetas fijamente. Jajaja ella se veía extrañada de verme así, pero no me dijo nada malo ni me regaño. Me tomó del rostro y me dijo que me tenía que bañar, solo contesté con la cabeza.

Me ayudó a pararme. El quedar parado frente a ella, verla así, pequeña e indefensa en su elegante y sexy pijama, me tenía con muchas ganas de tomarla por la fuerza, besarla y tocarla. La verga la tenía superdura. Pero no estaba tan inconsciente como para hacer eso con fuerza. De la 2.ª dosis, me sentía más caliente pero como sin fuerza en el cuerpo. Con su ayuda caminé hacia el baño en el cuarto de Pau, me empecé a quitar la ropa y quedé desnudo frente a ella y Pau, tenía la verga llena de venas y como gorda pero no parada. Mi cuerpo estaba hirviendo. Y yo estaba rojo. La mamá de Pau estaba preocupada por mí. Ya con el agua, como que me empecé a enfriar un poco y se me empezó a pasar y también a parar, Pau me veía con deseo. Se moría de ganas por mamármela, lo podía ver en su cara. Le veía las piernas y se podía ver el reflejo de lo que se estaba mojando y escurriendo por las piernas.

Ya tenía unos minutos en la regadera fría. Todo mi cuerpo estaba duro como piedra y mi pene también. La mamá de Pau me veía fijamente la verga. En eso cayó en cuenta y se tapó la cara volteándose.

—Ay, no, hija para mí, que si les dieron algo en el agua o la bebida—, apretaba su cara y le dijo a Pau tomándola del brazo—, me quedaré a cuidarlos y mañana nos quedamos en el cuarto todos. Ya es el último día—,le dice mi suegra a Pau, a lo que Pau le contesta —no ma tu ve a cuidar a papá. Yo estoy bien, yo cuido a mi enano. Bañándose se le quita: mañana, vamos a la playa. A eso venimos aquí por ti y no has ido—, mi suegra tenía cara de preocupación y estaba roja, me veía de arriba a abajo y se mordía los labios.

Estaba acalorada. El agua estaba fría y toda la suite estaba refrigerada. Estaba excitada, estaba caliente la suegra.

Tomo del brazo a Pau y le dijo que tuviéramos cuidado y que cualquier cosa le dijera. Se fue, y yo me salí de la regadera poco después de que se fuera. Pau me ayudó a secarme. Y nos empezamos a besar, me la cogí ahí en el baño. Me senté en la tasa y ella se sentó sobre mí. Ella seguía mojándose, cabrón. Se vino y temblaba sobre mí. Me besaba mordiendo mis labios. Escuché un ruido pero no importó. En eso, ella que estaba la más consciente. Dijo que podía ser su mamá. Sin quitarse sobre mí. En eso me dijo que moría de sed. Le dije que iría por agua.

Había agua en los cuartos y en la cocina. Recolecté las que encontré y las traje al cuarto. Pau tomó mucha agua. Y yo también. Teníamos todas las luces del cuarto prendidas y afuera estaba todo apagado. Ya hidratados, llevé a Pau a la cama y le empecé a dar duro.

Lo que empezó aquí puede continuar en privado. Ver ahora

Teníamos puertas abiertas y luces prendidas. Pau no se quitó el vestido y yo estaba desnudo. Se montó en mí y la empecé a coger con fuerza. La cargaba y le metía todo. Ella gritaba como loca, su cuerpo daba la espalda a la puerta del cuarto que estaba abierta. Hasta ese momento me cayó el veinte de que nos podían ver si salían. Pero no me importo.

Seguí dándole fuerte a Pau. Movía su culo como negra. Se movía riquísimo como nunca. Mi verga también estaba más fuerte en su erección y menos sensible. Le podía dar con más fuerza. Nuestros cuerpos chocaban con violencia. Fue algo muy salvaje. Pau gritaba mucho y se apretaba las tetas.

Le dije que se quitara el vestido. Me dijo que le gustaba cómo se sentía tenerlo puesto. Sé, lo levanté todo del culo hasta la mitad del abdomen. Para ver su culo rebotar, me incliné un poco para verle las nalgas; en eso volteé a la puerta y mi suegra estaba ahí viéndonos sin decir nada. Me vine muy cabrón al solo verla, viendo el culo de Pau, y viendo a mi suegra en la puerta. Nuestras miradas se cruzaron un momento, me vio terminar y se fue rápido.

No cerró la puerta ni nada solo se fue. Yo seguí con Pau. Nos venimos los dos y seguimos. A mi ya me incomodaba un poco la fricción. Pau gritaba con fuerza pidiéndome parar. Yo ya no me movía nada, era ella la que se daba sentones en mi verga con fuerza.

Ella gritaba que ya no podía”, “que le gustaba mucho”, “que le encantaba mi verga que ya no podía más”. Yo no me movía para nada era ella sola cogiendose. En eso yo estaba completamente acostado viendo a Pau matarse sola, y veo a mi suegra en la puerta otra vez. Ella no me veía que la veía. Pau parecía una loca ninfomana sobre mi. Gritando y moviéndose fuerte. Apretando sus pechos.

—Niños ya a dormir, están haciendo mucho ruido y su papá se va a despertar—, dijo mi suegra con tono firme y cerrando la puerta. Pau se paralizó. Se paró y corrió al baño. Empezando a vomitar. Todo fue bien loco.

Nos volvimos a meter en la regadera. Al salir ya estábamos mejor. Pau me abrazó y dio un beso, se dormiría, y yo me fui al sofá a la sala.

Yo aún estaba un poco drogado. Las sábanas y el sillón se sentían muy bien. Me quité la pijama y me quedé desnudo, me empecé a masturbar hasta quedarme dormido. Mientras lo hice solo pensaba en mi suegra.

Por la mañana siguiente. Yo había quedado desnudo, destapado en la sala. Alguien llegó a taparme poniéndome una sabana y una cobija. Cuando me estaba poniendo la cobija, pude reaccionar y volteé a ver. Alcancé a ver las piernas de mi suegra alejarse. La tenía dormida y se me puso durísima rápidamente. Pero volví a quedarme dormido.

Al rato sentí que me abrazaron, pensé en mi suegra jajaja y se me paro al instante, pero era Pau.

—Ay, no, tú sigues. Jajaja ¿qué onda?—me dijo riendo mientras me abrazaba por la espalda—. Te tienes que calmar, amor, mi mamá se dio cuenta ayer. Estoy preocupada de que nos diga algo hoy o después, les diga a tus papás—, empecé a calmarme. Ya no era tanto el efecto de la droga, mi excitación, más bien era el pensar en mi suegra lo que me estaba poniendo así de caliente. Nos besamos y abrazamos un rato, prendimos la tele. Al poco tiempo salió mi suegro y suegra de su cuarto.

—A ver, vamos a pedir, room service. Me dio mal del viajero. Estoy vomitando y con diarrea explosiva insufrible— decía mi suegro, que se veía agotado y demacrado—. Desayunamos juntos y se van a pasar el día ustedes afuera. Yo creo que para la noche ya estaré bien y vamos juntos a cenar —sí, claro, está bien—, respondimos juntos. Yo estaba sentado en el sillón, tapándome con las cobijas; estaba desnudo. Pau se paró por el menú para ver y sus papás se sentaron a ver. Cómo pude me puse la pijama según yo no notaron que estaba desnudo, aunque mi suegra me vio temprano.

Desayunamos juntos y todo el día fue de lo más normal. Lo único importante que queda por contar.

Es que al ir a la playa, pues estuvimos platicando y tomando piñas coladas, nada fuerte, pero mi suegra se desinhibía, habló con nosotros de lo que pasó la noche antes, nos dio una plática de cuidados en el sexo y así.

Mi suegra se veía buenísima, y yo le prestaba mucha atención. Pau moría de la pena y se volteaba. No la quería ni ver, yo fui atento de mi suegra y cómo podía veía su cuerpo de vez en cuando. Terminó la plática y seguimos tomando y descansando ahí. Me quedé dormido.

Después de un rato, Pau me despierta. Quería subirse a una moto de agua. Que fuéramos a buscar un waverunner para pasear un poco. Le comentó a su mamá y ella también quería subirse. Así que nos paramos a caminar.

Rápido dimos con alguien. Rentamos media hora solamente. Pau no sabe manejar, así que yo llevé la moto. Fue muy divertido. En la orilla mi suegra nos hacía señas. Pensamos que el tiempo había acabado o algo y no era que ella también quería pasear. Pau se bajó y se subió su mamá. Dimos unas vueltas y me dijo que ella quería manejar. Así que cambiamos de lugares quedando ella frente a mí. Fue algo muy sexy tenerla en traje de baño frente a mí. Por el chaleco salvavidas, las nalgas se le veían mucho más blancas y gordas. Me quedé viéndola un momento antes de abrazarla para arrancar. —Niño, agárrame, abrázame fuerte para que no te caigas—, yo estaba mirándola. La abracé fuertemente, pero sin pegar mi cuerpo a ella. La posición como que hacía que mi peso la jalara y sentía que nos caeríamos. No avanzábamos mucho con ella cargándonos a los dos de la moto.

—estás muy pesado, no puedo, siento que no puedo y haré que nos caigamos, maneja tú—. Estábamos súper lejos de la orilla para cambiar de lugar. Así que solo me pegué a ella y tomé el manubrio. Sentir sus nalgas hizo que se me parara poco a poco. Cuando sentí que la tenía parada. Me paré y le dije que tenía un calambre. Me acomodé el pene hacia arriba. Pensando en que es como menos lo sentiría. Ella se rio porque sabe que me gusta desde chiquito y obviamente había sentido mi erección. Seguimos paseando. Ella estaba contenta. Exageraba su movimiento y se pegaba contra mí. Yo también me pegaba más hacia adelante. —Qué emocionante, dale más rápido—, acelere más mientras más rápido las olas te hacen brincar más. Sentía cómo daba sentones en mí, sobre el traje de baño. Sentía que estaba por venirme. Y empecé a sentir que perdía fuerza en los brazos de una baje la velocidad y la moto se hizo para delante bien feo.

Ella se asustó y me preguntó qué pasó. Le dije que me había mareado un poco. ¿Quién sabe cómo lo hizo? Se giró y me empezó a revisar los ojos, supongo que pensando en las drogas del día anterior. Me reviso los oídos y la garganta. Me tomó de la cara y me pregunto que sí que sentía o si ya me sentía bien. Estábamos lejísimos de la orilla donde estaba Pau. Yo solo asentí con la cabeza. —Estoy bien, ya me siento mejor. Solo fue el sol y que estoy cansado—, me tomo de la cara y me dio un beso de piquito. Yo tenía la verga paradisima y ella sentada sobre mí, abierta de piernas.

Ya relajados, duramos así un instante y luego batalló para darse la vuelta. Otra vez, jajaja me pasó el culo por la cara muy cerca. Nos regresamos a la orilla ya más despacio. Y serios, fue muy intenso todo ese pequeño paseo.

Con mi suegra eso fue lo más cabrón que viví. El resto del viaje no tiene caso contarlo.

A mis suegro y a mi suegra me los llego a encontrar en la ciudad y nos saludamos con mucho cariño siempre. Ella aún es preciosa, me parece imposible el hecho de que con el tiempo solo sea más sexy y hermosa.

Me ha pasado que después de verla quedó bien caliente de acordarme de ella y me cojo con fuerza a Liz, mi esposa, o, de plano, una puñeta. Me encantaría estar con mi ex suegra. Ella es mi fantasía más grande.

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