
Por
Anónimo
Tuve una experiencia extraña con mi hijo (parte 2)
«Ma, estás despierta?»
Le respondí que sí, entonces mi hijo abrió la puerta y entró.
Mi habitación estaba iluminada solo con la luz de la lamparita de noche. Yo estaba recostada sobre la cama y llevaba puesta una blusa de dormir sin bra y mi licra pijama sin cachetero. Era obvio que mi figura se notaba mucho. Bueno, cabe decir que en casa siempre me vestía muy relajada y algo sexi sin temor a nada porque solo pasaba acompañada de mi hijo y mi hija.
A este punto tambié debo decir que desde que el papá de mis hijos nos dejó yo solo tuve tres novios y nunca tuve parejas esporádicas ni sexo casual. Me dediqué enteramente a cuidar de mis bebés y al trabajo. Aunque es verdad que jamás me consideré muy sexy siempre tuve muchos pretendientes pero a mí nunca me interesaron lo suficiente como para que pasara algo.
En fin, mi hijo entró a la habitación y se sentó en la cama. Se acercó a saludarme con un beso en la mejilla y enseguida noté que venía algo tomado y en su tono de voz me percaté que venía algo nervioso. Le pregunté que como le fue y a dónde había ido y me respondió que más o menos y que luego de dejar a sus amigos se fue a dónde su novia pero habían tenido una pelea. Agregó que fue su culpa, porque él estaba de mal humor y que incluso había hecho que su novia llore y que se sentía mal por todo eso.
La pregunta obvia era: ¿Porqué de mal humor? ¿Peleaste con alguno de tus amigos? Y pues, solo la lancé para darle paso a que me diga las cosas porque yo ya sabía porqué estaba así. Me respondió muy directo: «lo que pasa mamá es que noté cómo mi amigo estaba mirándote las piernas y ví que tú en lugar de taparte mejor mostraste un poco más».
Procuré hacerme la sorprendida y ofendida también. Le dije que cómo puede decir algo así, que yo no siquiera me había dado cuenta de las miradas de su amigo. Me increpó que no es así, que él no es un niño ingenuo para que yo piense que le puedo mentir. Respondí que yo estaba consiente de que no era un niño que ya es el hombre de la casa y que deje de pensar esas cosas. Bajando mi tono de voz y en son de ponerlo en paz le dije: «además, a estás alturas de la vida no te me vas a poner celoso, sabes que yo soy entera de ustedes (refiriéndome a él y a su hermana)».
Entonces noté que él dirigió ligeramente su mirada a mis piernas y mis pies. Y al volverme a mirar me dijo: «es que ese es el problema ma, tú aún eres joven, guapa, y tienes bonita figura. Debes tener muchos pretendientes. Imagínate hoy fue muy notorio que le gustaste a mi compañero. Y no me parece justo que solo estés para nosotros y no te dediques a ti y tu vida».
Y cuál es el problema entonces, repliqué. Y su respuesta me dejó fría: «que no soporto la idea de que alguien te vea con otros ojos, me aterra pensar que alguien más siquiera se acerque a ti, hoy discutí con mi amigo porque le dije lo que ví y luego fue por eso que peleé con mi novia porque estaba que me llevaba el demonio».
No quise pensar mal porque me parece normal que cualquier hijo va a tener celos de que su madre sea pretendida. Pero enseguida le dije «mi bebé no te pongas así, yo nunca haría nada que les lastime a ustedes, además si alguien entra en mi vida primero son ustedes y me tienen que ayudar a elegir»…. Hice el ademán de reírme.
«Perdóname ma por mi actitud» me dijo. Entonces yo me acerqué a él para abrazarlo, volví a sentir su aliento a alcohol. Me devolvió el abrazo muy fuerte. Y ahí nos quedamos por algo así como unos 30 segundos. Yo le decía «mi chiquito grandote te quiero mucho» y el respondía «y yo a ti ma»…. Luego hubo un silencio que me puso nerviosa, empecé a sentir su respiración ligeramente más agitada. Entonces nos separamos y él se acercó a besarme el cachete. Su beso cayó junto a la comisura de mis labios. Yo: cerré los ojos.
Mientras nos separamos él puso su mano sobre mi pierna para impulsarse hacia atràs y en ese instante sentí un toque eléctrico que me recorrió toda. Caí en cuenta que jamás había notado las manos de mi hijo, o a lo mejor mis ojos de madre no me había permitido verlas de esa manera. Pero noté que eran grandes y sus antebrazos se notaban gruesos y fuertes. Respiré profundo para mis adentros.
Y al ponerse él de pie noté de reojo algo que en realidad me puso mal. Se veía su paquete abultado. Mi hijo se había puesto duro mientras nos abrazabamos…
Me sentí mareada por todas las cosas que se vinieron en esa fracción de segundo a mi cabeza. No podía estar pasando lo que me estaba imaginando. No quería…. ¿O sí?
Un calorcito llegó a mi entrepierna justo después del impulso eléctrico que sentí cuando mi hijo me tocó la pierna…
Entonces él se dió la vuelta y salió. Mientras caminaba hacia la puerta me dijo. «¿Ma podemos ver una peli? .. voy a cambiarme y vuelo..»…
Y yo, no supe qué responder….
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