abril 20, 2025

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Ayudando a nuestros mayores

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Mañana empiezo mi jornada laboral, por fin!
Estoy hasta las narices de estar en casa, matándome a pajas.
A raiz del motivo de mi despido del anterior trabajo, no hago otra cosa.

Vereis, yo era instructor de aquagym y a parte, tambien me dedicaba a la rehabilitación para personas de edad avanzada.

Un día llegó a clase una señora nueva, Marcela, si no recuerdo mal su nombre.
Era una mujer de unos 70 años aproximadamente, pelo cortito y canoso, algo gordita y de metro 60.

No pude evitar fijarme en todas sus curvas, en su culo, en sus tetas caídas y rechonchas y cómo no, en cómo se le marcaba la raja del su gordito coño, realmente se le marcaba bastante.

No sé porqué ella, pero me ponía demasiado cachondo.
Durante la clase intentaba no mirarla mucho, pero era una tarea complicada, ya que se me estaba empezando a poner morcillona.

De hecho llegué a empalmarme delante de todas aquellas señoras mayores, aunque sentí algo de incomodidad y apuro, decidí continuar con la clase, no me quedaba de otra.

Al acabar, me quede recogiendo los churros y los flotadores mientras escuchaba los cuchicheos de las señoras irse por la puerta.

Ya casi terminando de recoger escucho una voz:
-Dani, siento no haberte avisado antes de empezar la clase, pero la chica nueva necesita una sesión de rehabilitación contigo.

No me lo podía creer, sabía a quien se refería mi jefa y solo de pensar en estar con ella a solas, con la piscina para nosotros solos, tocando su piel, agarrándola con cariño… no podía esperar más.

Cuando estabamos en medio de la sesión, Marcela aprovechaba para rozarse en mi regazo cuando podía, estaba claro que el churro que llevaba en la cintura y la boya roja que llevaba a sus espaldas no iban a ser un impedimento para ponerme la polla dura, otra vez.

Al ver que la señora quería roce, no me lo pensé dos veces y yo tambien empecé a rozar mi polla entre sus nalgas cuando podía.

Sin rodeos, Marcela se dio la media vuelta y mientras me cogía el paquete con una mano y con la otra sujetaba aquel churro molesto de gomaespuma, me dijo:

-«Hijo, hace mucho que no toco una polla y con lo dura que la tienes podríamos aliviarnos los dos, no opinas?
Además has tenido que pasarlo bastante mal hoy en clase, sin poder aliviarte en toda la hora mientras mirabas mis tetas.»

Madre mia, no podía hablar, ni pensar en nada más que no fuera follarla allí mismo.

No hablé, la besé. Empecé por los labios y seguí hasta llegar al cuello mientras le cogía del culo. Mis manos no podían parar de tocarla mientras la besaba.

Qué tetas tenía, dios! Empecé a chupárselas y ansiosa de polla, me bajó el bañador para pajearme.

– «Fóllame Daniel, que estoy cachonda perdida y no puedo más.»

Se dio otra media vuelta, ya dándome la espalda, se colocó el churro en la cintura, se apoyó en el poyete de la piscina y yo antes de que hiciera nada, agarrándola por la cintura y abriéndola de piernas, le dijé al oído:

– «Te voy a follar todo lo que tú quieras, tendrás polla para rato»

Le aparté el bañador y empecé a ir metiéndosela poco a poco, con suavidad y cariño.

Qué gemiditos soltaba la vieja, eso me ponía aún más cachondo.

Ibamos cogiendo un ritmo más rápido y empecé a embestirla.
Después de todos aquellos chapoteos y gemidos, la señora empezó a correrse entre gemidos ahogados, estaba exahusta.

Yo estaba a punto de correrme pero Marcela cogió la iniciativa y me dijo:

– «Daniel, siéntate en el poyete y ábrete de piernas, quiero que me des la leche en boca».

No me lo pensé dos veces, si quería leche le iba a dar dos tazas.

Me senté, me abrí de piernas y empezó a chupármela.
No era muy hábil que se diga, pero aquella boquita podía hacer conmigo lo que quisiera.

Estaba a punto de correrme y le dije:

– «Ábre bien la boca y sácame esa lengua tan viciosa que tienes».

No quería que la setentona se quedara con hambre.

Y justo en el momento que me estaba deslechando en su boca apareció mi jefa.

Imagináos, la vieja con la boca llena de lefa, yo abierto de piernas con la polla tiesa mientras miraba, con cara de gusto, a mi jefa indignada echándome la bulla.

Sabía que estaba despedido, pero me importó entre 0 y nada.

Sabía que había hecho lo correcto, hay que ayudar a nuestros mayores.

Qué habrá sido de Marcela? Seguirá asistiendo a las clases de Aquagym?
Y si va, se estaría follando al nuevo profesor?
Seguro que en ese caso, se estará hartando de polla.

En cualquier caso, no me arrepiento de nada. Si no fuera por este suceso, no estaría a punto de hacer mi primer debut.

Mierda, he de irme. Los tangas de leopardo no se van a comprar solos y mi show empieza en 1h.

Ya os iré contando cómo me está iendo en el trabajo nuevo.

Solo puedo decir que estoy ilusionado.

Adiós adiós!

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