Por

Anónimo

marzo 10, 2025

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Mi amiga embarazada

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Al llegar a casa decidí escribirle para decirle que me había gustado mucho verla y que estaba guapísima. Nos cruzamos diferentes mensajes y la cosa acabó subiendo de tono. Tal fue la calentura que quedamos para vernos en su casa.

Después de varios intentos para vernos conseguimos concretar día. Antes de ir a su casa recibo un mensaje «Las zonas íntimas están vetadas» o sea que ni juegos en esa zona y mucho menos penetración. Era tanto el deseo que no me importaba, quería verla, besarla, sentirla entre mis brazos.

Subi y no tardamos en darnos el primer beso. Hacía mucho que no la besaba. Mi cuerpo no tardo en reaccionar, mi respiración se acceleraba por segundos. No me pude contener y una de mis manos acabó en sus pechos por encima de su camiseta pero no tardaría en meterla por dentro. Besaba su cuello mientras mi mano jugaba con uno de sus pezones, primeros gemidos, caricias más intensas.

Finalmente le quito la camiseta y el sostén. Sus nuevas curvas quedan expuestas y sigue preciosa. Me pongo por detrás de ella. Mis manos recorren su espalda, su torso, mi lengua parece que las persigue y me pongo delante para pararme en sus senos. Estoy un buen rato intercambiando pezones, con la mano, con la lengua. Busco su boca, su cuello, la temperatura sube cada vez más.

«Sígueme» y me dirige a su habitación. Me quita mi ropa mientras ya sigo explorando su cuerpo con mis dedos. «Sé que te lo he prohibido pero yo no lo tengo, así que me ayudarás a una cosa» y se quita la parte de abajo quedándose completamente desnuda. Se gira, saca un vibrador, se tumba a la vez que me indica que haga lo mismo. Uno al costado del otro nos empezamos a besar, ella con la mano que no sujeta el vibrador me busca su miembro para empezar a masajearlo mientras su introduce el vibrador. Vuelvo a lamer sus pechos, los mordisqueo… ella deja de masajearme para ayudarse mejor con las dos manos. Mis manos su cuelan entre nosotros para apretar, a separar sus nalgas. Mi lengua sigue recorriendo su cuerpo, pechos, cuello…

Notaba cada vez más sus gemidos más intensos, lo que decidí ponerme de rodillas delante de su cara. Al ver mi miembro empezó a chaparro mientras no paraba de masturbarse. Cuando estaba ya a punto se correrme ella se separó, quería acabar ella. Sus gemidos me calentaron aún más y a la vez que oí un gran suspiro me corrí igual que ella encima de sus pechos. Acabamos los dos a la vez. Estuvimos un rato recostados… «el próximo día quizás te dejo hacerlo»

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