Nunca pensé que llegaría a hacer algo así. La verdad es que siempre me consideré una persona discreta, alguien que pasa desapercibida. Pero la vida tiene una forma extraña de llevarte por caminos que nunca imaginaste. Y ahora, aquí estoy, confesando algo que nunca creí que haría: abrí una cuenta en OnlyFans.

Todo comenzó hace muy poco. Después de mi divorcio, me sentí perdida. De repente, ya no era «la esposa de alguien», y aunque soy madre, sentía que mi identidad se había diluido en medio de las responsabilidades diarias. Necesitaba algo que me hiciera sentir viva, algo que fuera solo mío. Y así, en un momento de curiosidad y tal vez de desesperación, me registré en esa plataforma.

Al principio, no sabía qué hacer. Subí unas cuantas fotos sencillas, nada demasiado atrevido. Pero la atención comenzó a llegar. Los mensajes, los cumplidos, las propinas… fue como si alguien hubiera encendido una luz dentro de mí. Me sentí deseada, admirada, vista. Y, aunque me da vergüenza admitirlo, me encantó.

Cada vez que subo algo nuevo, siento una mezcla de emoción y culpa. Sé que esto no es algo de lo que pueda presumir, y mucho menos contarle a mi familia o amigos. Pero no puedo negar que me hace sentir bien. Es como si hubiera descubierto un lado de mí que no sabía que existía: más segura, más atrevida, más… libre.

A veces me pregunto qué estoy haciendo. ¿Qué pasaría si alguien me reconoce? ¿Qué pensaría la gente? Pero luego recibo un mensaje halagador o una nueva suscripción, y esa voz de preocupación se desvanece por un momento. Sé que esto no puede durar para siempre, pero por ahora, me aferro a esta sensación.

Esta es mi confesión. Soy una mamá divorciada que, en un momento de vulnerabilidad, abrió una cuenta en OnlyFans. Y aunque me avergüenza admitirlo, me encanta toda la atención que recibo. No sé cómo terminará esto, pero necesitaba sacarlo de mi pecho.