PT2 - Vacaciones con mis amigas
Unos días después, no podía sacarme de la cabeza aquel momento en que me observaban mientras me cambiaba. La idea de que alguien me mirara en secreto me llenaba de una emoción difícil de ignorar. Así que, en una reunión con mis amigas, les conté lo que había pasado. Al principio se rieron, pero luego, entre bromas y risas, les confesé lo excitante que había sido.
Para mi sorpresa, no me juzgaron. Al contrario, la curiosidad las llevó a preguntar más detalles. Y entonces, casi sin pensarlo, les propuse algo atrevido: ¿por qué no darle un pequeño «show» a quienquiera que estuviera observando desde el otro edificio?
Después de unos minutos de dudar y reírnos nerviosas, accedieron. Nos asomamos por la ventana y, efectivamente, vimos que la luz de la habitación de enfrente estaba encendida. Con un nudo en el estómago pero llenas de adrenalina, nos pusimos de acuerdo para actuar como si no supiéramos que nos estaban mirando.
Una a una, nos fuimos desvistiendo con naturalidad, riéndonos entre nosotras pero siempre conscientes de esa mirada oculta. Fue una mezcla de complicidad, risas y una tensión que nos hizo sentir vivas. Al final, nos vestimos y cerramos la cortina, pero esa noche quedó marcada como un secreto que solo nosotras compartimos.
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