Soy Sofía, tengo 22 y esta es una historia muy peculiar pero excitante. 

Mis amigos de la universidad, entre ellos mi novio, decidimos hacer un campamento en una montaña remota lejos de cualquier civilización, una montaña donde varias personas acampan a las afueras del amazonas. Era de noche, y habíamos establecido las 8 carpas (éramos casi 16 personas) y estábamos contando historias mientras tomábamos, hablábamos de sexo, experiencias y esas cosas de las que hablamos hoy en día los jóvenes. Yo estaba con mi novio, la converzacion me ponía caliente pero sabía que no podíamos coger porque nos verían. 

Todo iba normal hasta que soñaron unos disparos. Nuestro campamento tenía una buena posición, al lado de un gigantesco risco. Todos nos asomamos mientras Henry (uno de nosotros) sacaba una escopeta que había traído pues uno nunca sabe qué animales habría en el camino. 

En la punta del risco pudimos observar un campamento no muy lejano. Eran unos tipos con música súper alto volumen. Parecía una banda delincuente cosa que no es tan imposible encontrar. Algunos tenías pistolas y disparaban al aire. Nos asustamos mucho entonces decidimos hacer algo: cada uno tenía un turno en la noche para vigilar, cada uno una hora y cuarenta minutos y luego otro lo reemplazaba. Así que pusimos una blanquita y apagamos la fogata para dormir. Mi mejor amiga compartía carpa conmigo y mi novio una carpa muy pequeña al lado. 

Pasaron las horas y me desperté en mi turno, el de las 2:00 am. Me deje mis bragas y una camisa apretada para el frío. No me preocupe si mostraba mucho mi cuerpo porque nadie me vería, aunque si se me marcaban mucho los senos y pues las bragas mostraban pierna. Pasaron las horas mientras veía a esos delincuentes en la oscuridad. Miraba las estrellas y pensaba en sexo, cosa que no deje de hacer desde la converzacion. Estaba calientisima y me empecé a tocar los senos por encima de la ropa. 

De pronto, suena un sonido de cremallera. Pare y mire hacia atrás. Una de las carpas se estaba abriendo. Se me hizo raro, mire el celular y eran las 3:00 cuando se supone que mi turno acababa a las 3:40. Era Daniel.

Daniel siempre fue el más sexy del grupo. Estaba buenísimo. Tenía un cuerpo fornido, unos brasotes con tatuajes masculinos ufff que delicia. Una cara de galán y un culo impresionante. Una ves nos comimos en una fiesta pero no volvimos a hablar de eso, éramos amigos y nos jodiamos pero más de una vez fue mi fantasía sexual. 

Con su vos y carácter tierno de siempre llego:

– qué tal la noche? Te vas a dormir?

– chico, tu turno empieza en cuarenta minutos 

– mierda en serio? Carajo puse el despertador mal – nos reímos. Luego lo pude detallar bien con la luz de la luna. Tenía sólo sus bóxers, dejándome ver sus piernas, sus cuadritos del abdomen, y un bultote de macho que madruga. Me quede viendole

– que ves Sofí? – me dijo riendose

– vaya cuerpo de cargas papi- le dije jodiendo

– Tu igual mami- me dijo y me sonroje- has visto los binoculares?

– no, desde mi turno no los veo

– ajá, míralos allá arriba, con permiso 

Se estaba atravesando encima mío cuando su bulto chocó en mi cara.

– WOW- le dije riéndome 

– Ahh lo siento vaya…sabes cuando los hombres están recién despiertos…

– mmm no está mal eh?

– tú tampoco, lastima que tenga dueño eh?

En ese momento mi espíritu de puteria me invadio. Estaba muy bueno y mi cuerpo pedía sexo. 

– no tiene porque enterarse.

Me tire encima de el, acariciandolo en sus músculos y besándolo. Me puso las manos en la cintura pero se las baje a mi culo, quería sentirlo. Su paquete chocaba contra mi abdomen. Le di besos en el pecho bajando hasta su bóxer. 

-espera, aquí?? – me dijo

Lo levante y nos fuimos al centro de todas las carpas, aún estaba el sofá armable que usamos como mesa para hablar. Me acostó ahí y me abrió de piernas, luego me quito las bravas y me levanto la camisa chupando mis senos. Yo gemía susurrando. Le baje el bóxer y salió su pene disparado. No lo podía ver bien por la luz pero lo sentía gigante, más grande que el de mi novio o por lo menos más grueso. Gemí duro, sus ojos saltaron y me puso una mano en la boca.

Cada embestida la sentía. Luego, lo acosté y me senté yo en el. Me manejaba con la cintura. Logré ver a Sofía saliendo para orinar. Nos vio y se rio. Yo me puse un dedo en la boca diciéndole “shh”. Me estremecí y encorvé para darle besos en el cuello a Dani. Lo bese y gimió diciéndome que se corrio. Luego nos metimos a su carpa para terminar hablando. 

-de que es pésimo momento pero, no quedarás embarazada o si?

– me tome las pastillas antes de venir

– precavida eh…

Al día siguiente desperté en la carpa con Sofía. Recogimos todo y nos fuimos de caminata. Apartada con Sofía me dice

-no diré nada pero, qué tal? 

– ufff Daniel papacito es una máquina ese tipo

– mejor que tu novio??

– veremos en casa…